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Tema: Cuba y Puerto Rico

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Michael Cuba y Puerto Rico 04/04/2013, 11:30
Michael Re: Cuba y Puerto Rico 04/04/2013, 11:34
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Valmadian Re: Cuba y Puerto Rico 21/09/2017, 01:47
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Michael Re: Cuba y Puerto Rico 22/03/2018, 18:52
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Michael Re: Cuba y Puerto Rico 14/04/2018, 06:47
Michael Re: Cuba y Puerto Rico 05/04/2013, 11:10
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jicotea Re: Cuba y Puerto Rico 07/04/2013, 23:21
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    Re: Cuba y Puerto Rico

    »[Olvidar el pasado! El general Dulce, en su constante deseo de hacerse querer de los cubanos, debía pronunciar esas palabras, y las ha pronunciado; pero que él mismo, que ese cubano más, vuelva la vista á su corazón, después de colocarse entre nosotros, y verá brotar con letras de fuego el jamás que todos hemos repetido.

    »La revolución de Setiembre os lo demaestra: esa revolución á la que nada le debemos los republicanos de Cuba, sino el espectáculo siempre agradable de ver rodar una Corona.
    »En cuanto al presente, el deber del pueblo es el retraimiento, mientras no se decidan todas las cuestiones pendientes.

    »No debemos tributar un aplauso ni dedicar una sonrisa al Gobierno que nos permite el escribir hoy con la libertad que lo hacemos; era un derecho nuestro que se nos habia usurpado y que hoy se nos devuelve.

    Victorear esa acción valdría tanto como ensalzar al bandido que por re mordimientos ó por miedo, nos vuelve á poner en posesión de lo que á mano armada nos habia Robado.» [La Revolución, periódico republicano de la Habana; domingo 24 de Enero de 1869.)

    Aquí el bandido es nuestra Pátria.

    Pudiera daros y daros muchas pruebas como ésta, pero no quiero molestar la atención de la Cámara.

    Tengo aquí algunos ejemplares, y puedo ponerlos á disposición de todos los Sres. Diputados.

    Pero el mismo general Dalce sentía de tal manera el aguijón del desengaño, la amargura del desencanto y la falsía de aquellos sus amigos, que lo consignó en documentos públicos y en cartas privadas. En documentos públicos el general Dulce decia en una alocución: «Más culpables del crimen de traición son aquellos que con solapada humildad y rastrera hipocresía demandaron derechos políticos como único remedio á nuestras discordias, y respondieron, cuando les fueron concedidos, con providencial ingratitud.» [Votos de un español, por D. Hamon María Araiztegui.)

    No bastaba esto; cartas de ese general tengo en mi poder, una dirigida á mi respetabilísimo y querido amigo el Sr. D. Augusto Ulloa, en que decia: «No es verdad lo que por ahí pretenden hacer creer: aquí no hay gentes que de buena fé pidan reformas; las causas de incidencia dan por resultado que desde el año 1848 en Cuba solo existe una conspiración, que no cesa, contra la integridad de la Pátria, en pró de la independencia.»

    Y si esto no fuera bastante, ¿queréis, Sres. Diputados, que yo repita, que lea las palabras del ilustre gene ral Serrano, presidiendo el Gobierno provisional, cuando manifestaba su desencanto y su amargura, cuando no concebía que cupiera tanta vil hipocresía en pechos humanos?

    Los Morales Lemus, los B ra monis, los Aldamas, todos los que se habian vendido por españoles, los que habían venido aquí algunas veces á las juntas de información convocadas por el Sr. Cánovas del Castillo, después, cuando han tirado la careta con que se cubrían, han dicho que cuanto habían dicho y hecho, todo absolutamente era dirigido no más que al santo objeto de la independencia cubana.

    Todos los testimonios están acordes. Preguntad de buena fé á todos los hombres políticos, cualquiera que sea su opinión, al Sr. Ulloa, al Sr. Cánovas, al Sr. Arala, á todos los que han estado al frente del departamento de Ultramar. El Sr. Ruiz Gómez, que ha pasado algún tiempo en aquellas Antillas, no sé si me querrá contestar. El señor Maclas Acosta, demócrata radical, perteneciente á la fracción llamada cimbria, está conmigo con todo su corazón, y hasta con su palabra, si necesario fuera. Preguntad al Sr. Díaz Quintero, el cual hace algunos dias, hablando de estas cuestiones, me leía una carta de un republicano federal, de un correligionario suyo que está en Cuba: pedidle, Sres. Diputados, que la lea. Lsed la prensa, acudid á las cartas, ved las exposiciones; la que trajo mi amigo el Sr. Cánovas, la de Barcelona, la de Santander, la de Aviles, la de Bilbao; acudid á todos los medios de información, á todos los medios de adquirir la verdad; acudid á todo eso, con el deseo que debéis tener de salvar el país y de no comprometerlo, y todos unánimemente os manifestarán que la opinión, que las necesidades, que los intereses públicos piden en Cuba lo que yo pido.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Pero ¿quiénes son, señores, los que nos exigen el cumplimiento de nuestras promesas? ¿Son ios que están con las armas en la mano? ¿Son los acaudillados por Céspedes, por Jordán y por Arango? ¿Es á esos á los que tenemos que atender, ó á los que están defendiendo la Patria, vertiendo su sangre, exponiendo sus caudales, incapaces de contenerse ante ningún sacrificio, sintiendo sus corazones bien templados y dispuestos á toda clase de heroísmo? ¿A quién: á aquellos ó á éstos? Si á aquellos, ya lo sabéis, dadles un girón de nuestra bandera, un pedazo de nuestra Pátria; eso quieren. Cuando el señor general Dulce les llevaba las reformas, contestaban: «no queremos eso; ya es tarde.» Oídlos, Sres. Diputados, á nuestros hermanos, á los que por nosotros mueren; no hay ni uno solé que disienta, el clamor es unánime y perfecto, todas á una, de todos los colores, os piden lo mismo. Y yo vuelvo á preguntar: ¿quiénes deben ser oídos: los que defienla integridad de la Pátria, ó los que se resisten contra ella por un acto criminal? Si para con alguien tenemos deberes es para con el partido nacional, no reaccionario, no conservador, no borbónico; esas son calumnias que se arrojan sobre la frente de los beneméritos soldados de la nacionalidad, que no son más que españoles, que no quieren llamarse de otra manera, que se dejaron en la bahía de Cádiz al embarcarse sus opiniones políticas.

    Después de todo, ¿cuáles son esas promesas? ¿Dónde están esas promesas de una manera concreta que lleguen hasta el sufragio universal, hasta eso3 derechos individuales? ¿Están en las informaciones? No: los más radicales pedían ciertas cortapisas. Yo no creo en lo concreto de las promesas, ni en quien las pide, ni en el deber que tenemos con los que, en vez de tendernos la mano, nos han puesto al pecho sus bayonetas.

    Pero se me va á decir, y quizá esto explique la anterior sonrisa del Sr. Escoriaza: «¿y qué tiene que ver eso con Puerto-Rico?» Voy á contestar. En otra parte anterior de mi discurso he demostrado que los autores de la Constitución y las Córtes Constituyentes tuvieron presente, tuvieron en cuenta y votaron que uno mismo tenia que ser el gobierno de aquellas Antillas, porque una misma era su situación, una misma su organización. No tengo necesidad de insistir en demostrar la solidaridad que establecen entre ellas esos lazos que tienen de estado social, político y administrativo, de lenguaje, de clima, de creencias, de tradiciones, del mismo grado de cultura, y sobre todo, el destino fatal que las une, pues juntas las hemos de conservar para España, ó juntas las hemos de perder para nuestra vergüenza.

    Esto no tiene impugnación sería; esto es una verdal de buen sentido. Si no fuera así, ¿queréis ver cómo n comprueba? Pues preguntádselo á los republicanos, á la junta de insurrectos de Nueva-York, cómo se titula, qué timbre llevan los documentos públicos que expiden: «República de Puerto-Rico y de Cuba.» Individuos hay en la junta de Nueva-York que son puertoriqueños.

    Esto no se puede desmentir; son hechos. Eq Lares se dio el primer grito que vino á amargar nuestro triunfo en la revolución: el primer grito de ¡Muera España! ¿Por qué se anticipó? ¿Por qué fracasó? Por eso hoy Puerto-Rico goza de paz; pero |ay, que aquella rebelión reconocía las mismas causas y los mismos autoresl

    Cuando vinieron aquí los representantes de Cuba y de Puerto-Rico (el Sr. Escoriaza está en completa inexactitud), á«xcepcion de la cuestión de esclavitud, que para su terminación más ó menos pronta podía ofrecer menos dificultad en Puerto-Rico que en Cuba, en todas las cuestiones estuvieron divididos y se dividieron, no en nombre de intereses locales, sino en nombre de los intereses que dividen á los hombres en tolas las cuestiones políticas, en más radicales y más conservadores. Pero con la diferencia de que cuando se trata de nuestras Antillas, quien dice conservador, dice nacional, español; quien dice radical, dice en la mayor parte de los casos separatista, enemigo de nuestro nombre y de nuestra raza.

    Así no extraño ver, Sres. Diputados, que el que hacia de jefe de la parte radical, el que llevaba la voz, era . orales Lemus, el presidente actual de la junta de Nueva-York.

    No es, Sres. Diputados, y aquí quiero hacer 'le una vez para siempre una salvedad y una aclaración, porque no quiero andar á cada paso haciendo salvedades; no es que yo no admita que puede haber reformistas de buena fé. Pero es que si hay reformistas de buena fé, la mayor parte de los que se han encubierto con este título eraa hipócritas filibusteros antes de la revolución.
    Reformista de buena fé yo lo soy. Yo considero que es necesario cambiar el régimen político de aquellas provincias; que no es posible que subsista sin vergüenza nuestra la esclavitud; que es necesario que nos ocupemos de aboliría. Pero yo que soy reformista de buena fé, no por eso dejaré de dar la voz de alerta á la Pátria y á sus representantes en esta Cámara para decirles que la junta insurrecta de Nueva-York tiene entre nosotros representantes, corresponsales y agentes.

    ¿Quiénes son? No los conoueis; no los conozco yo. iAb, si los conociéramosl ¿Cómo habíamos de dejar que engañaran nuestra hidalguía y abusaran de nuestra confianza. Pero entre nosotros andan y bullen, nos rodean, rodean al poder, y á veces le sorprenden sus secretos, que comunican á los insurrectos antes de que lleguen á noticia de las autoridades. Es necesario estar prevenidos contra l»8 que quieren sacar provecho de los hechos más insignificantes, sembrando y atizando desconfianzas. No me cansaré de advertiros, para que os pongáis en guardia, contr* los que, á falta de otros medios, cuando ven que se va » pasar una revista miran el Almanaque para ver qué dia es, y si es el dia de San Ildefonso, acusan de sospechoso a la revolución al valiente, al noble Caballero de Rodas, á uno de los más distinguidos caudillos de nuestro ejercito, á uno de los héroes de Aleóle», á quien noiotro», M nombre de la Pátria, debemos gratitud y recsnocimiento.
    Si hay reformistas de buena fé,yo les tiendo mi mano; discutiremos las reformas, pero en su tiempo. Ahora, oid, atended los lamentos que de aquellas regiones nos llagan.

    Acercaros á esos que acaban de desembarcar, que de allí llegan, y decirles: ¿qué pasa allí, qué piden, qué desean, qué exigen? Decirlo pronto, que nosotros somos un pueblo libre, que gozamos de nuestros derechos, y estamos dispuestos á concederos lo que pidáis: ¿qué queréis, qué exigís? Y os contestarán: armas, armas para pelear. Os vamos á dar libertad y derechos. Dejadnos ahora de eso; lo primero es tener Pátria.

    Este es el acento unánime de todos los españoles de aquellas regiones. Allí no se encuentra sino entusiasmo por los triunfos de nuestro ejército. Allí no se encuentran en momentos en que ven á su Pátria maldecida é insultada sino pechos leales para defenderla, no; no hay quienes olvidando al agresor, se vuelva á echarnos en cara pasadas injusticias, añejos errores ú olvidados desaciertos, no; por fortuna la nobleza de la raza española no piensa sino en pelear y en morir cuando ven á los enemigos de su Pátria.

    Nosotros, representantes del país, ¿cómo no hemos de consultar, y de adquirir convencimiento sobre esta cuestión, antes de ir á poner la mano en esa reforma que puede despedazarnos el territorio, que puede menoscabar el depósito que la Nación nos ha confiado?

    No se ha ocupado del argumento que voy á refutar el Sr. Escoriaza; pero como yo me proponía tratar esta cuestión bajo el aspecto de la oportunidad, vengo á ocuparme de un argumento que se hace muchísimas veces. «Es que Puerto-Rico ha sido fiel. ¿Qué razón tenéis para privar á Puerto-Rico de esos derechos?» Señores, este es un argumento que puede seducir, que puede fascinar; pero esto no es sério. La fidelidad de Puerto-Rico significa que más venturosa que Cuba, la bandera de la insurrección no ha sido allí osada á levantarse, después de haber sido sofocada en Lares.

    ¿Pero, por ventura, cuando la insurrección carlista, cuando la insurrección federal, cuando desgraciadamente nos vimos en el caso de suspender las garantías constitucionales, lss suspendimos solo para aquellos puntos donde había habido partidas armadas, ó las suspendimos para todo el país? ¿Por qué entonces no se ocurrió aquí á nadie defender á las provincias fieles y que no se habían sublevado? Pues qué, ¿es lícito tener una política en la Península y otra allende los mares?

    Por lo demás, es una calificación injuriosa, que no podemos sostener, que no podemos admitir, el llamar á Puerto-Rico fiel ultrajando á Cuba; que si fieles han sido los puerto-riqueños, porque á causa del patriotismo 'que yo aplaudo, ó por la vigilancia de la autoridad, ó en fin, por lo que sea, no ha sido allí osada á levantar su bandera la rebelión, fidelísimos son los cubanos, que habiéndose levantado la rebelión en su territorio están en choque con la adversidad y la muerte, peleando, cayendo al plomo enemigo, defendiendo la Pátria, sufriendo el martirio, los hijos de Cuba, nacidos allí, antes que gritar |Viva Cuba! que es el grito que sus verdugos les exigen en ódio á España. Si respeto, sí gratitud merecen los p ierto-riqueños, ¿cuánta no merecen los cubanos, que de esa manera tan noble, antes que la revolución tuviera lugar de acudir en su auxilio, han estado manteniendo enhiesta la bandera española?

    Pero, por otro lado, Sres. Diputados, es respetable, es digno de atención, esto de decir que se ha de olvidar la tradición, la unidad de creeneias, el destino, cuantos ca
    I racteres, en fin, he dicho antes que constituyen la nacionalidad, estas que son causas permanentes para decidir de la legislación adecuada, cuyos resultados han de ser permanentes también; y ¿se va á olvidar todo eso? Y por el hecho fortuito, accidental y pasajero, de que en el año de gracia de 1868 en Puerto-Rico no hubo sublevación y en Cuba sí, ¿vamos á dar á Puerto-Rico una ley y á Cuba otra? ¿Y cuando la insurrección cese? ¿Qué razón se dará que satisfactoriamente explique la diversidad de instituciones en dos provincias, que por solo esta fortuito accidente se las separa? ¿Con cuánta más razón, puesto que en Andalucía se sublevaron los federales, en la Mancha los carlistas, no podrían decir las demás provincias que no se sublevaron que se les den instituciones distintas? Federales tenéis razón; es necesario despedazar la Pátria, es necesario, si esto se puede hacer para Puerto-Rico, que se haga también para la Península. El Gobierno tiene una política dobla, una política para la Península y otra política para las Antillas; el Gobierno tiene una política descreída, y se acomoda á las necesidades; el escepticismo acomodaticio no es digno de regir los destinos de una nación.

    Pero es que también se dice: «están aquí los Diputados de Puerto-Rico. ¿Se van á ir cómo vinieron?» Este argumento, Sres. Diputados, saldrá á plaza, y por eso, como yo deseo molestar las menos veces que me sea posible la atención de la Cámara, voy á ocuparme ahora de él. Aquí no haj Diputados de Puerto-Rico, ni de Málaga, ni de Cataluña, ni de ninguna provincia; aquí todos somos Diputados de la Nación; aquí todos somos igualmente competentes; aquí tenemos todos igual derecho, igual autoridad; aquí, en este momento, estamos discutiendo un interés general, un interés de la Nación, un interés que no es de Puerto-Rico.

    Esto no se puede desconocer: lo que le importa á España, lo que le importa á todas sus provincias, es que no se merme su territorio, es qué Cuba y Puerto-Rico no se pierdan.

    Pues si eso es lo que le importa á la Nación, ¿qué títulos especiales pueden tener los Diputados de Puerto-Rico en esa cuestión? Si eso es lo que importa á la Nación, y para conseguir ese interés general no puede hacerse esa Constitución, Puerto-Rico comprenderá que aquí no pueden exigirse satisfacciones en nombre de intereses particulares. Yo creo que los Sres. Diputados do Puerto-Rico tienen bastante patriotismo, tienen exacta idea de sus deberes, para comprender que esto es lo que interesa á la Nación en general. ¿Y cómo no? ¿Y qué autoridad puede sacarse de los Diputados de Puerto-Rico? Pues qué, á mi lado ¿no están los Diputados de Puerto-Rico, Sres. Plaja, Puig, Marqués de la Esperanza y el Marqués de Machi cote, que todos opinan como yo?

    Por consecuencia, aunque quisiéramos darles uua autoridad que no tienen á los Diputados de Puerto-Rico, como que enfrente de los que opinan en contra están á mi lado los que opinan en pró, en todo caso su autoridad estaría neutralizada.

    Y todavía habrá otra dificultad: que entre los Diputados que se hallan enfrente de mi voto particular no hay uniformidad de opiniones acerca de esta cuestión, y todo aconseja que una cuestión tan grande se aplace y no se resuelva, impulsado por un espíritu local, sin tener en cuenta el derecho de los que se han constituido en defensores de Cuba, provincia en favor de la cual no pueden levantarse aquí más voces que las nuestras.

    ff^Pero, Sres. Diputados, cuando yo me he encontrado para formar opinión sobre este asunto entre tantas dudas, entre las opiniones divididas de los mismos Diputados de Pijerto-Rico, tsnia el deber de adquirir el mayor grado de ilustración y tener en quá apoyar mi opinión; tenia el deber, digo, de buscar y conocer documentos incontrastables, y así lo intenté en el seno de la comisión, haciendo presente la necesidad de peáir datos y antecedentes para adquirir mayor ilustración: mis compañeros, sobremanera ilustrados, creyeron que no debían acceder á lo que yo deseaba para resolver mis dudas y acallar mis escrúpulos.

    Acudió, como es costumbre, ála comisión el Sr. Ministro de Ultramar; y habiéndole expuesto las vacilaciones de mi ánimo y las dudas en que me encontraba respecto de esta cuestión, tuvo por conveniente negaras á remitir los documentos ó noticias que yo deseaba.
    Y entonces, en uso de mi derecho, formulé aquí, en público, algunas preguntas para que el Sr. Ministro de Ultramar dejara consignado ante el país la negativa que me daba. Pedí que se trajera al Congreso las contestaciones que hubieran mediado con las autoridades superiores de Puerto-Rico y Cuba respecto á reformas políticas; y que en el caso de que no existiesen estas comunicaciones, que por telégrafo se preguntara á los capitanes generales de aquellas dos islas sobre el efecto que el proyecto de Constitución que presentaba el Gobierno pudiera causar en la opinión de aquellas provincias, y qué consecuencias podría tener en los que se hallaban defendiendo en Cuba la dignidad y la honra de la Patria.

    Por alta3 conveniencias de gobierno, que yo respeto, el Sr. Ministro de Ultramar manifestó que no podía traer esas contestaciones. Yo respeto los motivos en que S. S. fundara su negativa; pero ¿no es verdad que si altas consideraciones de política imponían al Sr. Ministro de Ultramar esa reserva, nosotros no podemos deliberar respecto á esta cuestión? ¿No es verdad que lo mismo que aconsejaba al Sr. Ministro de Ultramar su prudente reserva, nos aconseja á todos que debemos tener paciencia respecto á esta cuestión, hasta que podamos resolverla con todo el lleno de datos necesarios? Porque de lo contrario, aquí hay una de dos cosas que yo he de plantearlas: ó el Sr. Ministro de Ultramar contaba de antemano con el apoyo ciego, incondicional, y en tal caso ofensivo, de la mayoría de las Córtes Constituyentes, ó para que no pudiera decirse que se quería cometer ese desacato, era necesario que la luz y el viento pudiesen entrar por todas partes y que no hubiera sombras, oscuridad ni misterios respecto á estas cuestio nes, y que todos pudieran preguntar de todo, pudieran cerciorarse de cuanto esta cuestión entraña; porque es un deber y un derecho que nadie puede negarnos el de querer instruirnos lo bastante para formar nuestra convicción por nosotros mismos, porque no podemos delegar en nadie el derecho de formar la propia opinión. Pero jah! que la negativa del Sr. Ministro de Ultramar para nada sirve, porque el hecho mismo de la negativa me da toda la razón. En efecto, si el Sr. Ministro de Ultramar contaba con la opinión favorable, respecto á su proyecto, de las autoridades superiores de Puerto-Rico y Cuba, ¿por qué había de negarse á manifestarlo así?
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    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Esto no se concibe, porque no puede suponerse que un Ministro de Ultramar, siendo radical, se mostrase menos respetuoso á la iniciativa de un Diputado de la Nación que los Ministros más retrógrados y más reaccionarios del antiguo reinado. Temores debía tener el Sr. Ministro de Ultramar de que la opinión de los isleños fuera contraria á su proyecto, y así era: estos temores se han confirmado. Lo prueba la exposición contraria al proyecto, y firmada por 11.000 americanos, que mi amigo el Sr. Cánovas del Castillo dejó dias pasados sobre la mesa, á la cual se ha reunido hoy otra con 3.000 firmas. Este accidente, este hecho seria bastante para que la Cámara aceptara mi voto particular, desechando el dictámen de la mayoría.

    Pero sigo adelante. La presencia aquí de los Diputados de Puerto-Rico algo significa. En primer lugar, es la prueba irrecusable de la formalidad con que estamos (liepuestos á cumplir nuestras promesas. Y en segando lugar, que si la situación económica de Puerto-Rico es angustiosa y apurada, con esto nada tiene que ver Cuba; j estando aquí sus representantes, podemos conocer sus causas y proveer á su remedio, hallando en ello materia bastante para saciar la sed de reformas que siente el señor Ministro de Ultramar y todos los demás reformistas. Facilitar á Puerto-Rico la mejora de sus impuestos, el desarollodesu industriay el acrecentamiento de su comercío; y esta y otras medidas que serian dignas de ocupar la atención de la Asamblea, inspirará á Puerto-Rico confianza para esperar tranquilo y con fé el cumplimiento j la realización de las ideas y de los principios proclamados por la revolución de Setiembre.

    Pero cuando se trata de intereses comunes, es contra los principios de la ciencia del gobierno de los pueblos el hacer lo que se pretende; es debilitar, en vez de fortalecer, los lazos que deben unir las diversas partes del territorio nacional. Si la identidad de organización y de condiciones; si tantas y tantas razones como acreditan su identidad, y que para el efecto de legislar en ellas nos las presentan como si fueran una sola, no existiesen, la obra prudente, patriótica y digna de legisladores seria la de encaminarse á crear aquella identidad, á fundirla en el crisol de la Pátria y conseguir que uno fuera su interés, uno su sentimiento, uño su gobierno, los mismos sos temores y sus esperanzas. Es una ley universal que lia reconocido el mundo en todas las edades la tendencia á la unidad, la unidad cimentada sobre la comunidad de intereses políticos, morales y sociales de todo género: este es el norte y el bello ideal que persiguen todos los pueblos.

    En ninguna parte se ha visto un legislador tan insensato que, en vez de unir lo desunido, tienda á desunir lo unido, á crear desemejantes, á levantar barreras, á aflojar los lazos que deben unir las distintas partes del territorio; si esto alguna vez ha sucedido, no ha sido como premio á localidades determinadas, sino debido á la apremiante ley de las circunstancias y de los tiempos. Por esto, si tenemos nosotros en el Norte algunas provincias que conservan aún sus fueros, siempre se ha levantado enfrente una protesta para que desaparezcan; siempre se mantiene la esperanza de la verdadera fusión, de la unidad. Pero en estos ejemplos no encontraremos el caso de haberse concedido este privilegio como premio á la fidelidad, sino como concesión hecha para obtener su adhesión al régimen moderno, á su mayor tenacidad en la luchaSeria una gran desgracia llevar tal distinción á esas provincias hermanas, donde, no debe olvidarse, es preciso á todo trance sostener nuestro pabellón á despecho de nuestros enemigos, de la perfidia, de la ingratitud J de la mala voluntad de los Gobiernos de nuestras antiguas colonias. El patriotismo aconseja alentar el espíritu nacional y no dar vuelo al espíritu local, que engendra eternas rencillas y rivalidades, discordias y recelos. No puede tampoco perderse de vista cuán fácil y cuan grave es herir el sentimiento de igualdad, no menos poderoso que en los individuos, en el corazón de los pueblos. Bste sentimiento á poca costa degenera en pasión desenfrenada y ciega, que se subleva contra -los preceptos de justicia, y no reconoce los resultados de la libertad misma. Esta causa oxpliea el gran peligro de la democracia moderna, engendrando en su seno la aspiración á un comonisino grosero; ella pudiera ser semillero de perpetuos é irreparables disturbios entre aquellas provincias hermanas. Dadles instituciones aparte; la insurrección cesará, y entonces no podríais impedir que alguna aparezca privilegiada. Pronto se encenderá el encono entre ellas; pero unidas por su destino, todo lo que cause su malestar dará ocasión á protestos y motivos para convertirlo en odio hácia la madre Patria. ¿Es ese el medio como nos preparamos á sostener allá nuestra bandera? ¿Es para eso para lo que vamos á deshacer lo que el tiempo nos da consolidado? No olvidemos que nosotros, tan poderosos un dia en América, hoy solo en esas islas somos recibidos y saludados como hermanos, y nuestro interés y nuestro honor no nos consienten admitir la idea que de esos preciosos restos de nuestro antiguo poder colonial podamos ser arrojados.

    El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Marqués délos Castillejos): Pido la palabra.
    El Sr. PUIG: Pido la palabra para una alusión personal.
    El Sr. ROMERO ROBLEDO: Por otra parte, nos encontramos en una situación que, de resolver en un sentido, no podemos comprometer nada, y de resolver en otro, lo podemos comprometer absolutamente todo. ¿Qué haria en cualquier situación de la vida un hombre que se encontrase en esta alternativa ó en este caso, si por resolver de una manera definitiva podia comprometer gravísimos intereses, y aplazando la resolución no arriesga nada, sino ganar tiempo para reflexionar, pensar, estudiar, y más tarde resolver con acierto? ¿Es dudoso esto? Pues yo no pido más que sigáis como desde la revolución acá, pue3 subsiste la causa que hasta hoy os ha aconsejado esta conducta. Puesto que en Cuba la cuestión hoy está sometida al trance de las armas, esperemos el resultado de las armas, y no hagamos leyes que puedan parecer concesiones á los rebeldes y herir, mortificar y debilitar el espíritu y el entusiasmo de nuestros hermanos que allí defienden nuestra causa.
    Intereses de gobierno, intereses de partido, interesas de la revolución de Setiembre. No comprendo que puedan existir intereses de partido. ¿Por dónde? ¿Qué partido puede tener interés en contribuir al desmembramiento de la nacionalidad española? Quien tal hiciera, sean cualquiera los móviles, seria maldito por la conciencia pública y condenado á eterna vergüenza Esto no es posible. ¿Intereses de Gobierno? No; yo me lisonjeo de que el Gobierno no puede tratar de hacer de esta una cuestión de ■ Gabinete. Más; espero que el Gobierno manifestará á sus amigos que esta es una cuestión libre, libérrima; me lisonjeo que en cuestión de tamaña gravedad no escaseará sus manifestaciones y sus súplicas para que todos voten con la más absoluta independencia, porque temerá dejar gravada su conciencia de haber influido en la resolución de cuestión que puede tener tan trascendentales consecuencias é imponer responsabilidad tan tremenda. Además, es una cuestión constituyente, que no es, ni puede ser, una cuestión de Gabinete.
    Cuando aquí vino la exposición de Cuba, tuve el honor, como individuo de la comisión, de celebrar una conferencia con la comisión y con el Sr. Presidente del Consejo de Ministros, conferencia en la cual le oí expresar patrióticos y levantados deseos. ¿Y qué se habia de hacer con aquella exposición?
    Dada mi situación excepcional, indiqué mi deseo de que esta cuestión se sometiese al acuerdo libre de la mayoría radical, deseando que ésta optase por el aplazamiento, conforme al deseo de los cubanos, resuelto en caso
    contrario, á venir, cqmo he venido, á cumplir mi deber hasta el límite que me exija mi conciencia. «Parece que en efecto hubo una reunión de la mayoría radical: lo que en ella pasó, vosotros lo sabréis.» He oido decir que el Gobierno votó: ¡ quiera Dios que este voto del Gobierno no influyera absolutamente nada en el voto de los demás! ¡Intereses de la revolución da SetiembreI La revolución de Setiembre, que ha dado el grito de viva España con honra, ¿puede tener interés en hacer girones esa bandera? Porque ¿cómo quedaría su honra, cómo quedaría su prosperidad, cómo quedaría su bandera? ¿Quién concibe el abismo de abyepcion y de ruina on que nos sumiríamos sí la revolución de Setiembre perdiera nuestras Antillas? No, Sres. Diputados.

    Deseo terminar: á un lado intereses de Gobierno, á un lado intereses de todo género, plaza á España, plaza al sentimiento nacional. ¡Viva España! gritan carlistas, progresistas, republicanos, moderados, unionistas, todos los españoles cubanos; ¿y nosotros hemos de ser sordos á la unanimidad de este clamor? ¿Nosotros hemos de gritar otra cosa? ¡Ah, señoresl Enmedio de las amarguras del presente, enmedio de la incertidumbre del porvenir, cuando uno vuelve sus ojos á Cuba y ve aquellos valientes voluntarios y aquel ejércitot á quienes no doman ni las enfermedades, ni la muerte, ni una guerra de desolación y de ruina, ni las inclemencias del clima, ni género alguno de penalidades, todavía podemos con orgullo saludar á los descendientes de los defensores de Sagunto y de Numancia; todavía están allí los hijos de Daoiz y Velarde; todavía podemos gritar ante el mundo: esa, esa es nuestra sangre; esa, esa es nuestra raza.

    El Sr. ROMERO ROBLEDO: No me arrepiento, señor Presidente del Consejo de Ministros, de haber dicho esas palabras, porque le he proporcionado á S. S. la ocasión de que diga las que ha pronunciado. La opinión pública muchas veces se queja de eso; cree ver parsimonia en las recompensas dadas á los militares que allí combaten, y es seguro que la opinión pública habría podido atribuir í S. S. lo que es culpa de las autoridades que mandan en Cuba. Pero de todos modos, yo rogaría al señor Presidento del Consejo que, si fuera posible salirse del deber extricto para inquirir los hechos, los inquiriera, porque hay casos especiales: yo conozco uno de haber defendido un hombre de alma de acero cierta posición, completamente incomunicado, sin saber lo que pasaba en Cuba, ni que había llegado el general Dulce, ni que se había marchado el general Lersundi, teniendo solo á sus órdenes 500 valientes, y ese bravo militar, que nada sabia délo que ocurría, estaba manteniendo allí la bandera de su Pátria en una situación sumamente crítica y aflictiva, y sin haber obtenido recompensa.
    Por consiguiente, como la opinión rjcoje estos hechos, pudiera atribuir á parcialidad del general Prim el que esas recompensas no se hayan dado; pudiera creer que el general Prim Do se prestaba á recompensar las hazañas de aquellos bizarros militares; bueno es que sepa que el general Prim está dispuesto á recompensar toda clase de acciones dignas de serlo, cualesquiera que sean los que las hayan ejecutado.
    El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Marqués de los Castillejos): Pido la palabra.
    El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.
    El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Marqués de los Castillejos): To no sé lo que S. S. llama opinión pública, porque eso es muy elástico. Si S. S. considera como opinión pública la que resulta de seis, ocho ó diez cartas que hayan podido venir de allí, y de dos ó tres periódicos que hablen en el mismo sentido que las cartas, yo no reconozco eso como opinión pública.
    En cuanto al hecho á que S. S. haya podido referirse, tampoco le conozco, y me extraña mucho que tratándose de un hecho de mérito tan especial como el que S. 8. ha
    referido, no haya llegado á noticia del capitán general, ó que en el caso de haber llegado á su noticia, no hava enviado la correspondiente propuesta. Esta es una cosa qo; me extraña, y yo espero que S. S. tenga la bondad de decirme después, porque ahora no hay necesidad, el hecho concreto á que ha aludido, y yo procuraré saber lo que haya de verdad en el asunto.
    El Sr. ROMERO ROBLEDO: Pido la palabra.
    El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. 8.
    El Sr. ROMERO ROBLEDO: La persona á que sites me he referido es el digno brigadier Mena, y el hecho es la defensa de Puerto-Príncipe. De suerte, que S.S. conoce ya el hecho y la persona; á S. S. corresponde decidir si merece ó no recompensa.
    La opinión pública á que yo me he referido, naturalmente, es la prensa.
    El 8r. PRESIDENTE: El Sr. Presidente del Consejo de Ministros tiene la palabra.
    El Sr. Presidente del CONSEJO DK MINISTROS (Marqués de los Castillejos): No es extraño que yo no traga conocimiento del mérito especial contraído por el brigadier Mena, y tampoco podia yo creer que S. S. se refiriese á la defensa de Puerto-Príncipe, que no ha sido atacada, más que una vez, ó mejor dicho, que no ha sido eticada, pues los enemigos se acercaron á la población j huyeron al ver salir á nuestros soldados. Al oir á S. S. hablar de hechos de mérito especial, creí que se referiri» í una defensa como la de las Tunas, ó á alguno que había tenido que sostenerse con un puñado de soldados contri millares de enemigos; pero no á la defensa de PoertoPríncipe, en cuyo punto ha habido siempre una guarnición numerosa ó cuando menos superior á todas las fuerzas que pudieran atacarla.
    No trato yo con esto de disminuir en lo más mínimo el mérito que haya podido contraer el brigadier Men»; pero tenga entendido S. S. que cuando conocido un hecho de armas no ha sido recompensado, es porque el capitán general de la isla de Cuba no lo ha propuesto 6 porqm aquí no se ha creído que se trataba de un hecho de mérito especial.
    El Sr. PRESIDENTE: Se suspende esta discusión.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Abierta de nuevo la sesión á las diez de la noche, dijo El Sr. PRESIDENTE: Continúa el debate sobre el proyecto de ley reformando algunos artículos de la Constitución del Estado con aplicación á la isla de PuertoRico.
    El Sr. Escoriaza tiene la palabra para rectiñcar.
    El Sr. ESCORIAZA: Señores Diputados, aunque verdaderamente el Sr. Romero Robledo de todo se ha ocupado en su brillante y elocuente discurso, menos de la cuestión que se debate, debo decir algunas palabras rectificando los muchos errores de hecho y de concepto que comprende dicho discurso, y, sobre todo, reiterar mi súplica al Sr. Romero Robledo para que conteste á la observación terminante y casi personal que le tengo hecha.
    La cuestión está reducida a decir si Puerto-Rico es ó no igual á la isla de Cuba en lo que se refiere á las reformas políticas; si haciendo estas en Puerto-Rico, ha de ser una consecuencia que se hagan las mismas para Cuba, y si, por consiguiente, de esto habian de seguirse graves perjuicios á la misma. Pues bien: el Sr. Romero Robledo no nos ha dicho una sola palabra en contra de las diferencias que yo he establecido entre una y otra isla, diferencias que he demostrado por la historia, por los hechos modernos y por los hechos personales, digámoslo así, del Ministerio de que formaba una parte tan importante S. S. Pero, señores, debo insistir sobre todo en el argumento, para mí incontestable, de haber sido ese Ministerio el que habia hecho en todo reformas más fundamentales, entre las reformas políticas de más trascendencia la electoral, introduciendo una diferencia tan notable como la que establecía en el censo, ó sea fijando la cuota en 500 reales para Cuba y 2.000 rs. para Puerto-Rico. Este hecho es de caracteres milagrosos, puesto que un decreto firmado por el Sr. Ajala en Madrid aparece de una manera en Cuba y de otra en Puerto-Rico. ¿Es esto equivocación? ¿Faé error de copia este decreto? ¿Fué, por el contrario, que el capitán general lo varió en uso de esas facultades discrecionales que el Sr. Ayala les dio?¿Es, como se ha dicho, que iba el decreto en blanco, que se ha verificado el fenómeno singular que el Ministro de Ultramar diera un decreto dejando árbitro al capitán general para hacer lo que quisiera en ese particular? Algo de esto ha debido suceder; y como sé que el capitán general de Puerto—Rico no varió el decreto, puesto que apareció á los pocos dias otro en que se le autorizó para que redujese la cuota de 2.000 rs. á 500, debo creer que aquí hay un misterio, y un misterio grave, gravísimo, en tanto que las fechas vienen á presentarnos una coincidencia especial.
    El 14 de Diciembre se da el decreto, es decir, la víspera de la salida del correo; va á Cuba, é inmediatamente que llega, lo publica el capitán general fijando la cuota en 500 rs. Llega á Puerto-Rico, y el 27 de Enero tiene lugar su publicación fijándose la cuota de 2.000 reales. El 20 del mismo mes se publicó en Madrid con los mismos 500 rs. Todo lo cual da á entender que es verdad eso que ha solido decirse, que fué en blanco el decreto, que el espitan general de la Habana puso 500 rs., y no estando de acuerdo con el de Puerto-Rico, á este le pareció mejor 2.000: recibió el Gobierno el telegrama del capitán general de Cuba en que le participaba que habia fijado la cuota en 500 rs.; y si la hubiera fijado de 200, en el parte así lo hubiera dicho. De modo que aparece una de dos: ó el Ministro de Ultramar mandó eso desde aquí, ú obedeció á lo que desde allá se dispuso. Y con esto contesto al segof Romero Robledo acerca de la importancia que quiere
    /
    dar á las consultas que se hagan á los capitanes generales.
    Yo no quiero decir una palabra de esos gravísimos y tremendos cargos, al parecer, que dirigió S. S. al Sr. Ministro de Ultramar, as! como tampoco del que dirigía al Sr. Presidente del Consejo. El Sr. Presidente del Consejo contestó ya á S. S., y yo creo que otro tanto hará el dignísimo Sr. Ministro de Ultramar.
    Decia el Sr. Romero Robledo que la significación del proyecto de Constitución de Puerto-Rico no era otra más sino que habiendo censurado la prensa al Ministro de que S. S. era dignísimo Subsecretario, porque no hacia nada, el Ministro actual se creyó en el caso de hacer algo. Y no hizo poco, según entiende S. S. Yo creo que está aquivodo S. S. acerca de la opinión pública sobre el asunto. La opinión cree que hizo mucho, pero malo. Sino hubiera hecho nada, podía pasar; pero removió todo el personal, quitó hasta los escribientes que eran del país para mandar otros que no sabían escribir; se gastaron 10 millones de real es en el trasporte de empleados y mandó allí la gente que todos sabemos. Esto fué loque hizo. Hizo más, y fué...
    El Sr. PRESIDENTE: Señor Escoriaza, S. S. tiene la palabra para rectificar y está replicando.
    El Sr. ESCORIAZA: Decia que debía legislarse de una misma manera para Cuba que para Puerto-Rico. Sin embargo, el Sr. Romero Robledo no recordaba que al ir los capitanes generales con esas ámplias facultades, mientras que el de Cuba, hallándose esta isla en estado de insurrección, daba la libertad de imprenta, la de reunión y asociación, el que iba á Puerto-Rico, obedeciendo, sin duda, las órdenes del Ministerio de aqui, establecía la prévia censura y ponia tales cortapisas á la libertad de imprenta, que de todo tenia menos de libertad. Los derechos de reunión y asociación los negó rotundamente, limitando también el derecho electoral.
    Después de lo dicho, lo que me importa repetir es el deseo vehemente que tengo por S. S., por la Cámara misma y por el país, que se aclare el enigma de ese decreto.
    Última edición por Michael; 05/04/2013 a las 11:04
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    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    autoridades que allí iban , que podian apreciar la situación, los hechos, y atender á sus necesidades con más conocimiento de causa? ¿Es este el peligro, es esta la responsabilidad, es este el cargo que hace S. S. sobre el señor Ajala y sobre mí? Los que hemos intervenido en esto, aceptamos la responsabilidad , Sres. Diputados, de haber sido cautos, temerosos, de haber querido adquirir la ilustración suficiente para no hacer con ligereza una cosa que comprometiera nuestra bandera allí donde estaba en guerra abierta. Pues eso mismo que entonces hice, soy tan consecuente que es precisamente lo que he echado de menos en la conducta del actual Ministerio. Me parece que S. S. ya verá claro, que ya no hay misterio, que ya no tendrá dudas. No quiero jo usurpar el terreno al Sr. López de Ajala defendiéndole de las graves acusaciones que S. S. acaba de hacerle; cuando S. S. quiera ver lo que ha hecho aquel Ministro, bueno ó malo, él se basta á defenderse; y yo, por el cargo que á su lado desempeñaba, también estoy dispuesto á entrar en esa cuestión del personal (i ay qué cuestión, Sr. Escoriazal) y á examinarla empleado por empleado, así como á rebatir aquí todos los cargos que contra aquel Ministro se hayan hecho porque ja no tenia más empleos qué dar, pues á mí no me duelen prendas.
    El Sr. Escoriaza se lamenta (¿y qué quiere S. 8. que yo haga?) de los tremendos cargos que ha hecho esta tarde á mi voto particular. S. S. se apoderó de él y se encontró con un párrafo en que yo decia que el clima, las producciones, la tradición y otras causas ligaban solidariamente la suerte de Puerto-Rico y Cuba. Y decia S. S.: «¡Clima! ¿Sabe el Sr. Romero Robledo si es lo mismo el clima de Puerto-Rico que el de Cuba? Pues no lo es.»
    Es verdad; tampoco es lo mismo el de Málaga que el de Burgos: ya queda ese cargo contestado.
    «¡Producción! El Sr. Romero Robledo dice esto porque en Cuba se produce azúcar y café, y en Puerto-Rico café y azúcar; pero no son las mismas las producciones.» Pues entiéndase S. S. consigo mismo.
    «Tradición. ¡ Ah I ¡ tradición! A Cuba fueron los emigrados de Santo Domingo, y á Puerto-Rico los de Venezuela.» ¿Y qué? ¿No eran españoles unos y otros? ¿No es una misma la tradición? Pues esa misma diferencia existe entre cada una de las provincias de España.
    El Sr. PRESIDENTE: Señor Romero Robledo,-tengo que advertir á S. S. lo mismo que alSr. Escoriaza...
    El Sr. ROMERO ROBLEDO: Estoy dispuesto á obedecer la autoridad de S. S.; pero el Sr. Escoriaza se ha mostrado quejoso de que yo no me hubiese ocupado de sus argumentos. Ya le he ofrecido una muestra de cómo los puedo rebatir. Creo que he contestado los principales, y me siento satisfecho.
    El Sr. PTJIG: Pido la palabra para una alusión personal.
    El Sr. PRESIDENTE: La tiene Y. S.
    El Sr. PUIG: La he pedido para una alusión personal, y como esta se refiere precisamente á mi conformidad con el voto particular del Sr. Romero Robledo, me veo en la necesidad de exponer las razones y fundamentos en que apoyo mi opinión. Por tanto, espero merecer del Sr. Presidente me conceda alguna latitud para la alusión personal.
    Empiezo, Sres. Diputados, implorando vuestra indulgencia, puesto que tango el firme propósito de no molestar vuestra atención sino en el imprescindible caso de que aBÍ lo exija el cumplimiento de mi deber como Diputado, y esto en el menos tiempo posible. Por esto confio en vuestra benevolencia ahora y siempre que me encuentre en igual caso.
    Hecha esta súplica y manifestación, paso al asusta objeto de este debate.
    Señores Diputados, si hace algunos meses hubiese tenido que hablaros sobre este proyecto de ley. la Constitución política de Puerto-Rico, os habría dicho que había un gran peligro en su discusión, tanto para la integridad nacional, como para el pronto y completo triunfo de la causa española en las Antillas. Hoy las circunstancias han variado; la insurrección de Cuba está vencida; j si M gloriosamente terminada, como dice el dictamen de la mayoría de la comisión, al menos pronta á terminarse gloriosamente. El sentimiento nacional se ha arraigado j robustecido entre aquellos habitantes al tenor de sus esfuerzos y sacrificios; y si bien es verdad que la discusioa prudente ó inoportuna de un proyecto de lej que puede afectar directa ó indirectamente á las Antillas puede causar cierta inquietud á los leales, y dar nuevos brios á los enemigos de la Pátria, con todo, puede decirse que ha desaparecidoya el gran peligro de que tenga que retirarse avergonzada España de sus Antillas. Esto que para mí es mu razón poderosísima para que se tome en consideración i voto particular del Sr. Romero Robledo por la prontitud coa que pueden hacerse hoy las elecciones en la isla de Cuba, sin obstáculo de ninguna clase, parece que es precisamente lo que precipita esta discusión, como si se quisiera de intento excluir toda intervención de Iob Diputados &t Cuba en una cuestión tan grave y trascendental para Sj presente y para su porvenir.
    Parece que el Gobierno, y particularmente el Sr. Ministro de Ultramar, no sé si diga impulsado por una fatalidad irresistible, ó por una fuerza oculta que no acierto á comprender, quiere traer al debate una cuestión sobrado grave y difícil, para hacerse más grave y difícil e! día que tengamos que volver á ella en presencia de los Diputados de Cuba.
    Pero aparte de estas consideraciones, yo diré que ha pasado el gran peligro de que tengamos que abandona: el último baluarte que nos queda de nuestro inmenso poderío en las Antillas. ¿Pero podrá creerse libre de toda peligro el debatir una cuestión gravísima después de la sorda agitación que deja siempre en pos de sí una insurrección sofocada frente de otra de igual naturaleza, <ie unas mismas aspiraciones, y que, aunque derrotada y vencida, permanece siempre viva y siempre audaz, come una amenaza terrible para ambas Antillas?
    El Sr. PRESIDENTE: Señor Puig, yo tengo un gra sentimiento en interrumpir á S. S.; pero me es imposible dejar que consuma un turno acerca del voto partícula-' del Sr. Romero Robledo, porque entonces todos los Diputados dé Puerto-Rico se creerían con el mismo derecbi j harían interminable la discusión. Tiene además pedid» la palabra acerca de ese voto, y en pro de él, otro señor Diputado de Puerto-Rico. Por consiguiente, me es imposible consentir á S. S. otra cosa que ceñirse á la aluato personal.
    El Sr. PUIG: En la alusión personal precísame^ entra el presentar las razones por las cuales estoy conforme con el voto particular del Sr. Romero Robledo, y probar la exactitud y los fundamentos en que se apoya dic-' señor.
    El Sr. PRESIDENTE: Usía sabe perfectamenta b que entiende el Reglamento por alusión personal; y i *" guir el ejemplo de Si S., todos los Sres. Diputodoa podrían hablar en todos los debates, sin más que ser nombrados.
    El Sr. PUIG: Me parecía que había una razón par*']" yo hablara, y es el ser Diputado por Puerto-Rieo> J» gravedad de la cuestión, no habiendo podido alcanzar nn turno por estar ya todos pedidos; pensaba, pues, extenderme algo, y por esta razón empecé rogando á Y. S. que tuviera alguna indulgencia conmigo.
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    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    El Sr. PRESIDENTE: He advertido á S. S. que hay otro Sr. Diputado por Puerto-Rico que tiene pedida la palabra. Hay todavía otros tres turnos en contra y en pr<5 de la totalidad, además de los tres turnos que han de tener los Sres. Diputados en el voto particular del Sr. Romero Robledo: me es completamente imposible, y lo siento mucho, el permitir que se coasuman seis, ocho ó diez tumos en una cuestión que ha da durar y ha de ocupar á las Córtes durante muchos días.
    El Sr. PTJIG: Lo siento realmente, porque en este caso está reducida mi alusión personal á una afirmación, pues demasiado comprende el Sr. Presidente lo que es una alusión en este caso.
    El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Macías' Acosta tiene la palabra para una alusión personal.
    El Sr. MACÍAS ACOSTA: Esta tarde, al entrar en la Cámara, me pareció que mi distinguido amigo el Sr. Romero Robledo me aludía, aunque no lo he oído bien. A mí se me ha dicho, se me ha manifestado quo en el fondo de mi corazón no estaba conforme con la oportunidad de que se discutiera este proyecto de Constitución. Etf este particular, como todos vosotros sabéis, yo podré ser ó no ser presa del dualismo humano; muchas veces el hombre quiere ir "por una parte: su corazón quiere ir, y su pensamiento le dice que no vaya. En este particular nada tengo que manifestar. *
    Respecto á lo dicho por el Sr. Romero Robledo, sobre que no pienso que sea oportuna la discusión del proyecto, hay una prueba clara. Habiendo sido individuo de la comisión, si hubiere opinado como el Sr. Romero Robledo, hubiera suscrito su voto particular; no lo he suscrito porque no opino en la cuestión de oportunidad de la misma manera que opina S. S., así como no he firmado tampoco el dictamen de la comisión, porque yo para las cuestiones de Ultramar quisiera un criterio conservador y no el radbal que ha predominado allí; y no habiendo aceptado la comisión ninguna de las enmiendas en sentido conservador que presentó al proyecto, no he podido tener el honor de sentarme con sus dignos individuos en aquel banco. Es cuanto tenia que decir.
    El Sr. VALDÉS LINARES: Pido la palabra.
    El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S. como de la comisión.
    El Sr. VALDÉS LINARES: Señores Diputados, efectivamente, como ha dicho muy bien mi amigo y com pañero el Sr. Escoriaza, esta tarde habéis oído un discurso brillantísimo, un discurso muy elocuente, del Sr. Romero üobledo, apoyando su voto particular.
    Es indudable que el Sr. Romero Robledo habrá llevado el convencimiento á la Cámara de que existe en la isla de Cuba una insurrección injustificable; que allí hay un ejército valeroso, que allí existe un cuerpo de voluntarios que cada uno de ellos es una gloria española; que los insurrectos cubanos han cometido miles de perfidias; quo no es posible, en las actuales circunstancias, que se lleve á la isla de Cuba ninguna clase de libertad.
    Habéis quedado convencidos también de que es tal el patriotismo del Sr. Romero Robledo, que renuncia a sus opiniones políticas, á su partido, que vota con sus mayores enemigos, siempre que sea para salvar las islas 3e Cuba y Puerto-Rico, conservándolas siempre como provincias españolas. Por este rasgo de patriotismo, yo le doy .as gracias al Sr. Romero Robledo. Pero ¿habéis quedado
    convencidos de otra cosa? ¿Este es el voto particular del Sr. Romero Robledo? ¿Esta es la cuestión que se debate? La cuestión ha quedado intacta, porque la cuestión es si el proyecto de Constitución que se presenta para la isla de Puerto-Rico puede causar perturbaciones á la isla de Cuba. ¿Habéis oido algún argumento que venga á probar ese hecho?
    Yo no lo he oido, ni lo hay, señores. Que no se quiere que se legisle políticamente para Puerto-Rico sin que al mismo tiempo se haga para la isla de Cuba; que esto no e3 conveniente. ¿Quién es quien no lo quiere y para quién no es conveniente? ¿Es para Puerto-Rico ó para la isla de Cuba? Yo probaré que ni para una ni para otra isla.
    En Puerto-Rico nadie ha pensado jamás ni se piensa hoy que no pueda legislarse para esa provincia sin el concurso de la isla de Cuba. Desde el primer momento en que llegó á Puerto -Rico la noticia de que iba á ser representada aquella isla en las Córtes Constituyentes, tuve el honor de estar en reunión con los principales capitalistas, con las personas más importantes para tratar de las elecciones. Nos pusimos en comunicación con todos los pueblos de la isla para que no se 03traviase la opinión pública, para que no se contrajeran compromisos respecto á candidaturas, hasta esperar á que llegase el decreto de convocatoria fijando las bases, el modo y la forma de hacerse las elecciones.
    En nuestras reuniones siempre se habló de que Cuba no podría venir á ser representada en laa Córtes Constituyentes, y á nadie se le ocurrió la idea de decir: «Mientras Cuba no vaya, nosotros no podemos tratar de nuestra Constitución política.» Fué el decreto de convocatoria del Sr. López Ayala, y en el ayuntamiento de la capital se celebró una gran reunión, donde estaban representados todos los electores, el ejército, la marina, los empleados de Hacienda y demás civiles, el comercio en todas sus clases, las ciencias, las artes, el clero alto y el parroquial y una colisión de cada uno de los pueblos de la circunscripción. Tuve el doble honor dé presidir aquella reunión, y en las brevísimas frases que pronuncié al abrirse la sesión, no pude menos de decir, señores, el alborozo con que Puerto-Rico debia haber recibido aquella noticia cuando se elevaba á sus habitantes á la categoría de ciudadanos españoles, y que pronto debían esperar una nueva era de felicidad y de ventura por medio del arreglo político de la isla.
    Ni una voz se levantó á decir menester que esperemos i que vengan los Diputados cubanos.»
    Elegido luego Diputado, he escrito , he pedido á los pueblos instrucciones sobre una cuestión concreta, sobre la cuestión más grave, más delicada para aquellas islas, y al mismo tiempo que me dijeran las aspiraciones de cada uno de los pueblos. De todos he recibido instrucciones, pero ninguno me dijo «es menester aguardar á los Diputados cubanos.»
    He firmado con mis compañeros, al salir de la isla, una despedida, porque yo no di programa , y ofrecimos que aquí pediríamos la reforma política para la isla. (Un Sr. Diputado: ¿Todos?) No firmaron ni el Sr. Marqués de la Esperanca, ni el Sr. Marqués de Machicote, porque hacia dos dias que se habían embarcado para la Península. Los demás sí. Y recuerdo muy bien, ya que se trata de saber si fueron todos, que jl señor presbítero D. Juan Antonio Puig pidió á mi amigo el Sr. Fernandez Arbizu que se pusiera una nota expresiva de que si no firmaban los Sres. Marqués de la Esperanza y de Machicote, era porque ya se habían embarcado. Todos estábamos conformes en que se pidiera la reforma política para Puerto-Rico.

    Y de mí puedo decir que recibí muchos plácemes de aquellos buenos españoles por los términos de la despedida.
    He llegado á Madrid: nos hemos reunido todos los Diputados, menos el Sr. Escoriaza, que estaba en Barcelona. ¿Y por dónde hemos empezado nuestros trabajos en el mes de Setiembre? Por la Constitución de 1869, aplicándola á Puerto-Rico con las modificaciones que creímos oportunas: hubo diferencia entre el más ó el menos de los derechos, entre el más ó el menos de las libertades. Pero no hubo diferencia ninguna respecto á que se debiera aguardar á que vinieran los Diputados de Cuba para legislar políticamente sobre Puerto -Rico, ni mucho menos que no podia legislarse sin nquella concurrencia, ni mucho menos que fuera perjudicial á Cuba lo que se hiciera para Puerto-Rico en materia política.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    La ciudad de Santiago de Cuba y sus títulos

    image.jpg

    M.Sc. Pedro Manuel Castro Monterrey
    Oficina del Historiador de la Ciudad - UNHIC Santiago de Cuba


    La villa de Santiago de Cuba, fundada en el verano de 1515 por el adelantado Diego Velázquez, ha atesorado a lo largo de sus ya casi cinco siglos de existencia una rica historia, marcada por la participación de sus conciudadanos en hechos de trascendental importancia en el acontecer del resto del país, e incluso más allá de sus fronteras.




    Como parte indisoluble de esta historia, debemos considerar los títulos honoríficos otorgados a la ciudad a modo de recompensa, situándola entre las más distinguidas de la isla de Cuba y del área caribeña.


    El primero de estos títulos conferidos a esta urbe es el de “MUY NOBLE Y MUY LEAL”, por Real Cédula fechada el 14 de febrero de 1712; galardón conferido por la Corona a los vecinos santiagueros, quienes comandados por Juan Barón de Chávez, a la sazón gobernador del Departamento Oriental, organizaron una expedición de ciento cincuenta hombres en 1704 para invadir y saquear las islas de Providencia y Siguatey, pertenecientes al archipiélago de las Bahamas y dominadas por Inglaterra, de donde trajeron a su regreso un rico botín, varios prisioneros y armas.


    El segundo de los títulos otorgados a Santiago de Cuba fue “HOSPITALARIA DE LAS AMÉRICAS “, en mayo de 1822; en esta ocasión fue por iniciativa de los miles de emigrados que, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, arribaron a las costas de la ciudad, procedentes de Saint-Domingue, luego de la revolución haitiana, y un poco más tarde de la América continental. Estos emigrantes encontraron un espacio donde insertase y contaron con el apoyo incondicional de muchos de sus habitantes.

    Años más tarde, en marzo de 1874, justo en los momentos en que la Guerra de los Diez Años atravesaba por momentos cruciales, le fue conferido el tercer título a la ciudad por Real Orden, a partir de la cual el Ayuntamiento santiaguero debía mostrar con orgullo el galardón de “FIEL CIUDAD “, como evidencia de la fidelidad demostrada a la Corona en diferentes momentos históricos, lo que tuvo la intención de ganar la aceptación y simpatía hacia el gobierno español de sus habitantes.


    Por acuerdo de los delegados al Primer Congreso Iberoamericano-Filipino de Municipios, celebrado en Madrid en 1955, le fue otorgado a Santiago de Cuba el título de “MUNICIPIO BENEMÉRITO DE LAS AMÉRICAS”, el que figuró como membrete en la papelería utilizada por las oficinas municipales e incluso se llegó a instrumentar un presupuesto especial y se diseñó una placa contentiva de dicho título, para ser colocada en la entrada del Palacio Municipal.
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    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

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    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Tampa: aristócrata, cosmopolita y muy hispana
    POR: Wendy Thompson/Enviada especial
    08/27/2012


    Uno de cada cuatro apellidos es de origen hispano en esta ciudad que también se conoce como la ciudad de la Guayaba Grande


    TAMPA - Vibrante, cosmopolita, culta y con un aire de aristocracia vetusta que cada año se rinde con algarabía ante los cañones de un pirata hispano, la ciudad de Tampa sigue siendo un botín atractivo para miles de latinos con quienes además comparte una rica historia que va más allá de bucaneros, guerras y cigarros.


    Enclavada en la hermosa bahía que le da su nombre, en la costa oeste del centro de la Florida, Tampa es considerada como una de las áreas metropolitanas de mayor crecimiento urbano en los Estados Unidos, y donde de cada cuatro apellidos, uno es de origen hispano.


    De acuerdo con las cifras del Censo más recientes, 77,472 hispanos residen en Tampa, siendo los puertorriqueños el grupo más numeroso, con 24,057, seguidos por los cubanos, con 21,295; 9,583 mexicanos y 22,537 más entre colombianos, dominicanos, ecuatorianos venezolanos, entre otros inmigrantes de Centro y Sudamérica, constituyendo así más del 23% de la población total de esa urbe principal del condado Hillsborough.


    Juntos, los hispanos de Tampa forman una nueva diáspora de profesionales, artistas y familias jóvenes, en las que el fútbol, los sábados, la iglesia en domingo y el avance académico forman parte esenciales del diario vivir.


    "Llevo 14 años viviendo en Tampa, y he podido ver cómo los hispanos estamos creciendo, no sólo a nivel de comunidad, sino también a nivel profesional y académico", afirma la colombiana Bibiana Soto, comunicadora social, dedicada al negocio de bienes raíces.


    Con una historia que va más allá a la del legendario pirata español José Gaspar, mejor conocido como Gasparilla, Tampa recrea con orgullo cada año en un festival considerado como uno de los más vistosos de la nación, y en el que la ciudad de la Guayaba Grande, como también se le conoce, se rinde ante el pirata aristócrata en una ceremonia simbólica y alborotadora, es también un puerto cultural, donde cada día atraca la riqueza multicultural de los latinos.


    "Es muy importante poner énfasis en nuestra cultura porque muchas veces cuando emigramos los más jóvenes tienden a perder la cultura de donde provienen, así que aquí nos aseguramos de que al tiempo que se integran a su nueva sociedad, se sientan orgullosos de sus tradiciones hispanas", dijo a Impremedia la doctora Damaris Soto Frassica, presidenta de la Tampa Hispanic Heritage, una organización sin fines de lucro ocupada en realzar los valores y mantener la cultura hispana en esa región.


    "Tampa es un área muy especial para los hispanos ya que nuestras raíces aquí se pueden trazar a la época de los conquistadores, la llegada de los cubanos con las fábricas de cigarros, y ahora con el influjo de una diáspora que llega desde América Central y del Sur y que viene a enriquecer aún más nuestra cultura", abundó Frassica, de origen dominicano.


    Para unificar ese legado y darlo a conocer, esta entidad realiza unas 90 actividades al año, que van desde la celebración del Mes de la Herencia Hispana, la celebración de un concurso de ensayo estudiantil y otro de afiches en el que participan los artistas más selectos de la bahía.


    "El afiche es una interpretación del artista de lo que es la herencia hispana en la Bahía de Tampa, y el ganador recibe un premio en efectivo", señala la doctora Luz Lono, de origen peruano y directora de la Gala Hombre y Mujer Hispano del Año, que también auspicia esa organización cultural.


    Política, cultura y tabaco
    Recorrer algunas de las calles de Tampa es una evocación al bullicio propio del centro de una ciudad latina cualquiera.


    Un paseo por la Calle Armenia, por ejemplo, en el oeste de la ciudad, hace pensar que se está de compras por algún lugar de Bogotá o Barranquilla, con sus areperas, tiendas de cargo expresos y restaurantes de comidas típicas.


    Y si el paladar no desespera, es fácil seguir el paso para llegar a la Calle Columbus y su aire de mercados, panaderías cubanas, restaurantes, firmas de abogados e iglesias hispanas, pero que sin embargo, se queda corta para competir en belleza y atracción con el cercano distrito de Ybor City y su historia de antaño.


    Es allí donde por ejemplo, Casimiro Hernández, un inmigrante cubano fundó el primer restaurante hispano en Estados Unidos en 1905, el Columbia, cuya arquitectura española del siglo XVII, con sus patios interiores es casi una reminiscencia de un pasado colonial añejo, pero que en realidad es punto de encuentro de la comunidad, así como una fuente de trabajo y ocio para los hispanos.


    Al igual que este restaurante, las tiendas, cafés y tabaquerías que conforman este histórico distrito están listas para servir a los miles de visitantes que esta semana colman la ciudad, por lo que es común ver a los empleados de estos negocios vistiendo en sus uniformes botones de bienvenida a los delegados a la Convención del Partido Republicano, el evento que ha puesto a su ciudad bajo la lupa del mundo y el tema obligado en la duermevela de las tardes de cigarros y cafés al fresco de la ciudad más latina de Tampa, Ybor City.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Florida Occidental



    Territorio de España



    1763-1783


    image.jpg


    Territorio de la Florida Occidental en 1767, nótese que el límite geodésico norte corre por el paralelo 32°22'N –en gris, territorios aún controlados por los indígenas americanos–.
    Capital Pensacola
    Período histórico Imperio español
    • Tratado de París 1763
    • Tratado de Versalles 3 de septiembre de 1783

    image.jpg
    Mapa de Las Floridas –Occidental y Oriental– españolas a inicios de los 1800. Nótese que el territorio del Misisipi era reivindicado por los españoles.




    La Florida Occidental era un territorio de la Capitanía General de Cuba, dentro del virreinato de la Nueva España, que comprendía parte de la actual costa sur de Estados Unidos, desde el río Misisipi hasta el río Apalachicola. Fue ocupado en parte por los Estados Unidos (1811) y cedido formalmente por España a aquéllos en 1819. Su territorio forma hoy parte de los Estados de Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida.


    Extensión
    Según el criterio español, los límites continentales de la Florida Occidental estaban dados: al Este, por el río Perdido que la separaba de la también española Florida Oriental (en gran medida el territorio de la Florida Oriental se corresponde con el del actual estado de Florida); al Oeste, por el río Misisipi o, según las contingencias, el río Perla (hoy Pearl River) que separaba a la Florida Occidental del también español territorio de La Luisiana; al Norte, por el paralelo que corría en el punto en el cual el río Yazú (Yazoo) confluye con el Misisipi, donde los españoles habían fundado el Fuerte de Nogales (hoy Vicksburg); luego para mayores precisiones y hasta 1795, España reclamó como límite Norte de la Florida Occidental el paralelo 32°22'N. Esto es, la Florida Occidental Española abarcaba gran parte de los estados de Misisipi y Alabama e incluso, entre 1800-19, el sector de La Luisiana donde se emplaza Bastón Rojo (Baton Rouge).


    Historia
    El territorio fue explorado inicialmente por los españoles en el siglo XVI siendo muy probablemente parte del recorrido de Álvar Núñez Cabeza de Vaca y Estebanico. A fines del siglo XVII e inicios del siglo XVIII, el territorio fue disputado entre España y Francia (más oportunistas incursiones de corsarios ingleses). En ese periodo surgen San Carlos de Panzacola, Mobila, Biloxi y San Carlos de Austria entre otras poblaciones de origen europeo.


    A mediados del siglo XVIII y como consecuencia del Tratado de París (1763), Gran Bretaña se apoderó de toda La Luisiana al este del Misisipi-Iberville y de La Florida española. Los británicos entonces organizaron estos territorios como Las Floridas (Florida Occidental y Florida Oriental), estableciendo Pensacola como capital de la Florida Occidental. A fines del mismo siglo XVIII, los españoles al mando de Bernardo de Gálvez y de Francisco de Ciscar y Ciscar lograron recuperar íntegramente para España la totalidad de La Florida dentro del marco de ayuda a los independentistas de Estados Unidos (1776–79), recuperación ratificada en el tratado de París de 1783.


    Aprovechando la debilidad del Estado español durante las Guerras Napoleónicas, España reconoció a los Estados Unidos los territorios al este del Misisipi entre los paralelos 31º y 32°22'N por el Tratado de San Lorenzo de 1795.


    Más tarde, en 1800, España devolvió a Francia la Luisiana en el secreto Tercer tratado de San Ildefonso y luego de la Compra de Luisiana (1803) los estadounidenses se establecieron en gran cantidad en la zona comprendida entre los ríos Misisipi y Perla creando la República de Florida Occidental, que casi inmediatamente pidió la anexión de toda La Florida a los Estados Unidos. Esto generó una tensión y mucha confusión, ya que Inglaterra (centro del Reino Unido) durante la Guerra de 1812 intentó reocupar Las Floridas, lo cual sirvió de argumento para que los Estados Unidos invadiera militarmente el norte de las dos Floridas, el territorio de los hispanizados seminolas. España no podía en ese momento de Guerras Napoleónicas afrontar ni a los ingleses ni a los estadounidenses, de modo que se vio compelida a firmar el Tratado Adams-Onís con los Estados Unidos. Luego de tal tratado, todo el territorio de Las Floridas al sur del paralelo 31°N y al oeste del río Perdido fue repartido entre los estados (states) y territorios estadounidenses creados antes de 1820, de modo que la parte más occidental de la Florida Occidental (incluyendo la república de Florida Occidental) fue totalmente repartida entre los estados de Misisipi, Alabama y Luisiana. La proestadounidense República de Florida Occidental no debe ser confundida con la hispana o latinoamericana República de Florida (que reclamaba tanto a los territorios de la Florida Oriental como a los de la Florida Occidental desde el Atlántico hasta el río Misisipi y por el norte el paralelo 32° 22' N), en todo caso ambas repúblicas florideñas fueron rivales y tras su efímera existencia fueron anexadas a los Estados Unidos.


    Florida Occidental - Wikipedia, la enciclopedia libre
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    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    East Florida
    Florida Oriental
    Territorio de Gran Bretaña




    1763-1783




    Capital San Agustín
    Religión Católica
    Período histórico Imperio británico
    • Tratado de París 1763
    • Tratado de Versalles 3 de septiembre de 1783

    La Florida Oriental surge tras la división de la Florida llevada a cabo por Inglaterra en 1763, tras su cesión por parte de España en el Tratado de París (1763) que comprendía parte de la actual costa sur de Estados Unidos desde la isla de Amelia hasta los cayos por la costa oriental y hasta el río Apalachicola por la occidental.


    Historia
    Periodo Británico
    Los británicos divieron los territorios recibidos en dos partes:


    Florida Oriental, con capital en San Agustín. Ocupada en gran medida por la península de ese nombre, que forma el actual estado estadounidense de Florida.
    Florida Occidental, con capital en Pensacola.



    Segundo Periodo Español




    El segundo período bajo soberanía española se produjo durante la Guerra de la Independencia Estadounidense, cuando los españoles recuperaron la Florida Oriental entre 1779 y 1780, y tras la célebre victoria en la batalla de Pensacola (marzo-mayo 1781) la Florida Occidental, en la que Bernardo de Gálvez, gobernador español de La Luisiana (española desde 1763) y para hacer frente a los ingleses, reunió tropas venidas desde distintos puntos del Imperio y abastecimientos adicionales de Cuba, la Luisiana... aumentando su ejército a unos 7.000 hombres, lo que, para la época, era considerable. Dicho ejército derrotó a las tropas inglesas de John Campbell, logrando una victoria decisiva.


    Poco tiempo después, Gálvez se apoderó de la isla Nueva Providencia en las Bahamas, abortando el último plan británico de resistencia, manteniendo el dominio español sobre el Caribe y acelerando el triunfo de las armas estadounidenses sobre los ingleses.


    Al final de la guerra, la colonia de Las Floridas (Florida oriental y occidental) es devuelta oficialmente a España por el Tratado de Versalles de 1783 y se reintegra en la Capitanía General de Cuba, dentro del virreinato de la Nueva España.


    Independencia de Florida e invasión estadounidense

    image.jpg
    Las Floridas Occidental y Oriental hacia 1810.

    Los estadounidenses establecidos en la Florida Occidental, en la zona comprendida entre los ríos Misisipi y Perla proclamaron la República de Florida Occidental en 1810, que casi inmediatamente pidió la anexión de toda La Florida a los Estados Unidos. Por otra parte Inglaterra durante la Guerra de 1812 intentó reocupar Las Floridas, lo cual sirvió de argumento para que los Estados Unidos anexaran militarmente la Florida Occidental hasta el territorio de los hispanizados Seminolas. Andrew Jackson recibió informes de que los ingleses estaban organizando barcos y ejércitos para una invasión a gran escala. Los británicos establecieron una destacamento en un fuerte de Pensacola en agosto de 1814, Jackson con 4000 soldados estadounidenses tomó la ciudad en noviembre.[1] volviendo después a manos españolas, hasta que fue nuevamente ocupada por los estadounidenses en 1817.


    Si bien la Florida Oriental permaneció oficialmente bajo la soberanía española hasta 1821, España no tenía en esos años de invasiones bonapartistas y luego de restauracionismo borbónico (en ambos casos apoyados por la monarquía inglesa por una parte y la monarquía napoleónica francesa por contraparte) un control total sobre tal estratégico el territorio, fue por las tendencias independentistas de parte de los habitantes florideños que durante el periodo de la intervención francesa en la península Ibérica entre 1808 y 1814 habían recibido influencia de las ideas revolucionarias francesas y por otro a los enormes recursos que los españoles requirieron para expulsar al mayor ejército de aquel entonces y las enormes perdidas tanto humanas (400 000 hombres) como de recursos (la mayor parte de la flota).


    Ante esta situación de relativa debilidad, el 29 de junio de 1817, el general grancolombiano Gregor MacGregor (en Hispanoamérica conocido también como Gregorio Mac Gregor) comisionado por Simón Bolívar, tomó militarmente la ciudad de Amelia, situada en la isla del mismo nombre ubicada en la costa nororiental de la Florida, a 35 millas (56 km) al norte de Vacapilatca (hoy Jacksonville) en la frontera con el estado de Georgia, llamando a la población para proclamar la independencia de España y declarar la «República de Florida», estableciendo su capital en la localidad fortificada de Fernandina.


    Bajo las órdenes del corsario francés Louis-Michel Aury, se organizó una flotilla que participó activamente en los sucesos que acontecieron en la creación de la nación de la Florida, militarizando la costa ante una inevitable invasión española desde La Habana.


    Aprovechando estos acontecimientos, el presidente estadounidense, James Monroe y su Secretario de Estado, John Quincy Adams, ordenaron una invasión terrestre y marítima para apropiarse de la Florida. En diciembre 1817, bajo el mando de Andrew Jackson un gran despliegue militar estadounidense apoyado con tropas españolas procedentes de La Habana desembarcó en Amelia y de allí se dirigieron a Fernandina para someter a los rebeldes a sangre y fuego, apresando a las autoridades que defendían la insurgencia en la Florida.


    En 1818, Andrew Jackson intervino en la Florida Oriental en lo que la historia estadounidense denomina Primera Guerra Seminola y este hecho le valió el apoyo popular en su país y el del Gobierno.


    La presencia española en las Floridas (Florida Occidental y Florida Oriental) tocaba a su fin tras el inicio de negociación del Tratado Adams-Onís, en 1819, por el que España se vio forzada a vender las Floridas al gobierno estadounidense (siendo presidente Monroe y secretario de Estado John Quincy Adams), a cambio de preservar sus fronteras en el Oeste de Norteamérica y cinco millones de dólares.[cita requerida]


    La anexión estadounidense del territorio respecto a España terminó finalmente en 1821 cuando el gobierno liberal español que había derrocado a Fernando VII ratificó el Tratado de la Florida, año que marcó el comienzo de las guerras contra la etnia mixogénica de los Seminola, pueblo hispánico constituido principalmente por muscoguis, timucuas, "cimarrones" afrodescendientes, españoles e incluso descendientes de escoceses como Osceola, que habitaban la península, anexión estadounidense entonces se transformó en dos crueles guerras prolongadas con emigraciones (a Cuba) y erradicaciones forzadas o "Camino de las Lágrimas" al Territorio Indio (parte muy sometida a los tornados de la Oklahoma en el el actual Medio Oeste) de los "Seminola", y así, practicamente exterminados en la segunda Guerra Seminola es que se dio por concluida en 1845 la guerra contra los Seminola y los primeros hispanos para luego conformar lo que es hoy el Estado más meridional de los Estados Unidos de América.

    http://es.m.wikipedia.org/wiki/Florida_Oriental
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    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Una Estrella Fugaz y Solitaria
    Publicado el 19 marzo 2013 por Bill Carson


    image.jpg


    En 1810, un colorido grupo de ambiciosos colonos anglo-norteamericanos declaró a la franja occidental de la Florida española como una nación independiente.


    Nacía la República de Florida Occidental, cuyo territorio se extendía desde el río Mississippi hasta el río Perdido, actual frontera entre los estados de Alabama y Florida.
    Esta es la historia del evento más pasado por alto en la historia de Norteamérica.

    LUISIANA Y LAS DOS FLORIDAS


    En 1803, James Madison, por entonces Secretario de Estado del gobierno de Thomas Jefferson, condujo la negociación de la transferencia del territorio tras la compra de Louisiana, la operación por la que los Estados Unidos compraron la colonia a Napoleón Bonaparte. Es oportuno aclarar que a su vez La Luisiana había sido cedida en secreto a Francia por Carlos IV de España tan solo un par de años antes, en 1800, intercambiada por un reino en Italia donde coronar a un príncipe de la familia y bajo el acuerdo de retrocesión o una opción preferencial para España, si Francia resolvía deshacerse de ella. De este modo, su compra por parte de Estados Unidos fue una operación de dudosa legalidad, aunque eso no evitó las graves consecuencias que el acuerdo originaría a nivel mundial, duplicando su tamaño de una tacada, fagocitando hacia los recursos del oeste su gran potencial industrial y demográfico, y definiendo de un plumazo su preponderancia en el continente. De todos los detalles del asunto dimos pormenorizada seña en nuestra serie de artículos sobre EL MAYOR NEGOCIO DE LA HISTORIA (parte 1 http://bit.ly/R3aSZt, parte 2 http://bit.ly/R3btuf, parte 3 http://bit.ly/MHlWYT).
    No obstante a la inmensidad del territorio adquirido (2.144.476 km2), la venta no incluyó la totalidad del territorio asimilado más tarde como el estado de Louisiana. De hecho, la Corona española continuó administrando una delgada franja de tierra costera que se extendía desde la orilla este del río Mississippi a la península de Florida, la llamada Florida occidental, una tierra que Estados Unidos optó por considerar interesadamente como parte de la compra hecha a Napoleón, y de la que reclamaron a España su cesión, sin éxito.


    España por su parte ya había cedido anteriormente a las pretensiones americanas, aceptando el paralelo 31 de latitud norte como frontera, contra su postura inicial del límite otorgado por Francia en 1764, al tomar posesión de la provincia francesa. Tras la compra de Louisiana en 1803, los Estados Unidos comenzaron a insistir en reclamar el territorio comprendido entre los ríos Perdido y Mississippi. Los españoles insistieron en que esa porción de tierra era la provincia de Florida occidental, recibida de Gran Bretaña a raíz del Tratado de París de 1783, y que nada tenía que ver con el territorio intercambiado con Francia. En fin, un complicado cruce de intereses y adquisiciones, a cuatro bandas.
    Precisamente, fue la administración británica quien dividió en dos la colonia: la Florida occidental (continental y ribereña del Mississippi, con capital en Baton Rouge) y la Florida oriental (el total del territorio penínsular y capital en San Agustín). Al regreso de los españoles la división administrativa fue respetada pero, para su desgracia, ambas provincias y en particular la Florida occidental, estaban habitadas por una mayoría de colonos anglos, escoceses e irlandeses, incluídos muchos de los refugiados leales a Gran Bretaña durante la Revolución Americana, que habían huido a la región o se habían establecido en ella durante la soberanía británica. Mientras España estuvo a orillas del Mississippi no existieron tensiones importantes, pero la situación cambió cuando las Floridas quedaron aisladas entre el mar y el abrazo por tierra de los Estados Unidos de América.


    Sin embargo, las presiones no fueron a mayores. Jefferson pensó que no valía la pena desafiar militarmente a España por La Florida, al anticipar estratégicamente que la afluencia de colonos de habla inglesa, mantenida en el tiempo, haría inevitable la absorción del territorio por los EE.UU.: una práctica que les reportaría magníficos resultados y ya no abandonarían hasta llegar al Pacífico.


    Lentamente, mientras España se veía obligada a detraer recursos para afrontar sus desafíos desintegradores, europeos y americanos, multitud de nuevos inmigrantes norteamericanos penetraron y se establecieron en la Florida occidental, con la aquiescencia de su gobierno. William Claiborne, entonces gobernador del denominado como territorio de Orleans, en la orilla oeste del Mississippi, y más tarde el primer gobernador del estado de Louisiana, había dicho respecto a la población de la Florida occidental: "Son una masa tan heterogénea de lo bueno y lo malo como nunca antes se ha visto en región alguna".


    THE LONE STAR OF WEST FLORIDA




    James Madison


    El antiguo presupuesto de Jefferson se hizo franca realidad con el soporte añadido de la revuelta hispanoamericana. Por 1810 corrían días de cambio y agitación en toda la América hispana. La inacción española precipitaba el asalto a sus posesiones desde todos los frentes. James Madison, ahora en la Presidencia, se impacientaba sin llegar el momento en que las codiciadas piezas de las Floridas callesen al seno de la Unión.


    Sin embargo, Madison no era el único en hacer planes sobre la debilidad española. En la orilla este del Mississippi, una camarilla entre la élite de los hacendados y propietarios de la Florida occidental se reunió en secreto en un hotel del centro de St. Francisville a mediados de febrero de 1810. El motivo del cónclave no era otro que trazar el plan para una sublevación que habría de llevarles a la independencia de España. Tras meses de conspiración taimada su determinación les llevó, un 23 de septiembre, ante la escasamente defendida fortaleza española en Baton Rouge. Una multitud de insurrectos enarbolaba amenazadora su enseña, una estrella blanca sobre un campo azul, la llamada "Bonnie Blue". Sin mayor contratiempo, la bandera de la naciente República de Florida Occidental ondeaba al caer la tarde sobre la sede del poder colonial.


    Saint Francisville, hoy en Louisiana, fue designada capital de la West Florida Republic, la primera república de la estrella solitaria en América del Norte, siendo nombrado como su primer presidente un ex diplomático estadounidense que había ayudado a negociar la compra de Louisiana, llamado Fulwar Skipwith. Skipwith, tal vez el único de los líderes de la rebelión que no parecía movido por el afán de robar nuevas tierras, la excitación de la aventura o simplemente una ocupación distraída, tenía un buen historial de servicios y mundo a sus espaldas, justo lo necesario para liderar la joven nación. De acuerdo con la Constitución promulgada, a imagen de la de EE.UU., el nombre oficial del país fue el de "Estado de la Florida", por cuya independencia Skipwith hacía encarecidos votos:




    Fulwar Skipwith


    "Tenemos derecho a la independencia, y donde la voz de la justicia y de la humanidad pueda ser escuchada, nuestra declaración y nuestros justos derechos serán respetados", exclamó.
    Aunque en sus pronósticos tampoco engañaba a nadie: "Pero la sangre que corre por nuestras venas, como los afluentes que forman y sostienen al padre de los ríos, que rodea nuestro país encantador, volverá si no es impedido, hasta el corazón de nuestra madre patria".

    LA FUERZA HACE LA UNION
    Seguramente los residentes de la Florida Occidental no emplearon mucho tiempo en saborear las glorias de su independencia nacional, albergando tácitamente la intención final de convertirse en americanos, aunque esperanzados en hacer valer sus propios términos y plazos, llegada la ocasión. Su decepción no se demoró demasiado.




    W. Claiborne


    El 27 de octubre de 1810, bajo las órdenes claramente inconstitucionales del presidente Madison y pese a las protestas del gobierno Skipwith, el gobernador W. Claiborne envió tropas al otro lado del río para dar cuenta de la capital de la nueva nación y ejecutar manu militari su anexión a los Estados Unidos. Skipwith había proclamado que estaba dispuesto a "morir en defensa de la bandera de la estrella solitaria". Llegado el trance, él y su gobierno no tuvieron otra opción que plegarse y aceptar la proclamación unilateral de Madison. No existieron negociación ni reconocimiento alguno, solo acatamiento. La República de Florida Occidental había durado tan sólo 74 días.
    La argumentación principal esgrimida fue que los Estados Unidos consideraban el territorio como parte de su adquisición de Louisiana, pero además invocaron salvaguardar su integridad y conjurar el peligro potencial de una invasión extranjera, poniéndolo bajo su soberanía. Los Estados Unidos tomaron posesión de St. Francisville el 6 de diciembre de 1810, y de Baton Rouge el 10 de diciembre de 1810. Sus distritos se incorporaron al recién formado territorio de Orleans.
    Dominar la totalidad de la franja llevó a los norteamericanos hasta la ciudad de Mobila (Mobile, Alabama), al este, donde la "Bonnie Blue" aún no había tenido ocasión de ser izada. La ocupación de sus defensas fue truncada por la negativa del comandante español a entregar el fuerte voluntariamente, constituyéndose hasta su caída, dos años después, en el último reducto español en la Florida occidental. Los EE.UU. anexionaron el distrito de Mobile al territorio de Mississippi en 1812.
    Los españoles elevaron protestas diplomáticas sobre la anexión de la parte occidental de la Florida occidental, pero su debilidad no les facultaba para más. España continuó administrando el resto de la colonia (entre los ríos Perdido y Apalachicola, con capital en Panzacola -Pensacola, Florida) hasta 1819, en que por el Tratado Adams-Onís tuvo que ceder ambas Floridas a los Estados Unidos a cambio de la renuncia a reclamaciones estadounidenses sobre Texas, donde igualmente los EE.UU. habían planteado controversias al querer adjuntarla a la magnífica compra de Louisiana. Su osadía se fraguaba a la medida de sus éxitos.

    La sorna de algunos historiadores cita en la anexión de la efímera república floridana el primer gesto del imperialismo yanqui, el primer fruto de la Doctrina del Destino Manifiesto, la ideología en la que el gobierno de los EE.UU. basó su expansión por el resto de América del Norte. Aunque excesiva, no es una opinión descabellada plantear que ni España, ni Canadá, ni México, fueron las primeras víctimas del imperialismo estadounidense, sino que, al menos por unos días, todo comenzó allí, con el ocaso de la fugaz estrella solitaria de la Florida Occidental. Ya hemos visto como le fue a España. Dos años más tarde, bajo el pretexto de difundir la democracia, Madison enviaba tropas a Canadá con la intención de anexar Ontario y apoderarse de sus minas. Daba inicio la Guerra de 1815 contra Gran Bretaña.

    Durante 74 días, la pequeña ciudad de Saint Francisville, Louisiana, fue la capital de la West Florida Republic, una pequeña nación en el subcontinente de América del Norte. Hoy allí, un monolito coronado con una estrella y un número creciente de "Bonnie's Blue" ondeando sobre porches y garajes, recuerdan aquella breve aventura. Con el descubrimiento de este detalle de su historia e identidad particulares, la gente del sureste de Louisiana, el sur de Mississippi y Alabama, disponen de un hito con el que significarse colectiva y culturalmente: la anécdota de 74 días de rebelión.

    Algunas fuentes:
    BBC News - West Florida Republic: The birth of US imperialism
    West Florida - Wikipedia, the free encyclopedia
    West Florida Revolt | Entries | KnowLA, Encyclopedia of Louisiana
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    Antonio Aparisi

  13. #13
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    Re: Cuba y Puerto Rico

    image.jpg

    La Florida ocupa la atención de esta sección de Barrios. Desde 1990 la población puertorriqueña en la Florida ha crecido vertiginosamente hasta convertirse hoy, con unos 750,000 habitantes, en la segunda gran concentración de puertorriqueños en la diáspora. Dentro de la Florida, es en la parte central donde el aumento ha sido más notable. Por ejemplo, el porcentaje de la población puertorriqueña en proporción al de la población total de Orlando-Kissimmee es mayor que el de la Ciudad de Nueva York.


    Barrios – La Florida extiende en la definición tradicional de lo que es un barrio. La Florida es un estado enorme, con muchas y diversas comunidades puertorriqueñas, que se extienden desde Tampa a Orlando, desde Space Coast y Miami hasta Jacksonville. Queremos utilizar este espacio para explorar esa gran diversidad. La edición de primavera del 2010 de CENTRO Journal es pionera en el estudio de los puertorriqueños en La Florida. Con la sección “La Florida”, la serie de Barrios complementa el trabajo inicial recogido en CENTRO Journal al ofrecerles tanto a académicos como artistas y a otros interesados un espacio para que relaten sus historias sobre “La Florida”.


    Esta sección es sobre la historia y la realidad de los puertorriqueños en la Florida. Les exhortamos a que someta historias orales, ensayos de fotos, entrevistas, breve análisis de investigaciones cuantitativas y cualitativas u otros reportes que en conjunto compondrán un mosaico de los barrios puertorriqueños de la Florida. Se pueden someter trabajos tanto en inglés como en español.


    En esta sección, hemos incluido un retrato estadístico de los puertorriqueños en la Florida (Demographic Overview), un extracto de una historia oral de una vivencia puertorriqueña en los años 1950 (Oral Histories), un ensayo de fotos de una comunidad en la Florida Central (Barrios of La Florida) y un documento de los años ‘30 que invita a indagar mas (En los Baúles). En el futuro, esperamos tener secciones con informaciones sobre las artes y cultura, educación, salud, vivienda, política, economía, u otros temas que ustedes propongan. Para más información, ó para someter materiales, contacte a Patricia Silver, editora de Voices: Barrios – La Florida patricia.silver@hunter.cuny.edu.
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  14. #14
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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Poinciana (Florida)

    Poinciana


    image.jpg



    Lugar designado por el censo de los Estados Unidos








    Coordenadas: 28°09′21″N 81°28′35″O / 28.155833333333, -81.476388888889
    Entidad Lugar designado por el censo
    • País Estados Unidos
    • Estado Florida
    • Condado Osceola
    Superficie
    • Total 188,88 km²
    • Tierra 186,16 km²
    • Agua (1,44%) 2,72 km²
    Altitud
    • Media 19 msnm
    Población (2010)
    • Total 53,193 hab.
    • Densidad 281,63 hab/km²
    Huso horario Este: UTC-5
    • en verano UTC-4
    GNIS 2403432[1]


    Poinciana es un lugar designado por el censo ubicado en el condado de Osceola en el estado estadounidense de Florida. En el Censo de 2010 tenía una población de 53.193 habitantes y una densidad poblacional de 281,63 personas por km².[2]


    Geografía
    Poinciana se encuentra ubicado en las coordenadas 28°7′7″N 81°28′45″O / 28.11861, -81.47917. Según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, Poinciana tiene una superficie total de 188.88 km², de la cual 186.16 km² corresponden a tierra firme y (1.44%) 2.72 km² es agua.[3]


    Demografía
    Según el censo de 2010,[4] había 53.193 personas residiendo en Poinciana. La densidad de población era de 281,63 hab./km². De los 53.193 habitantes, Poinciana estaba compuesto por el 56.44% blancos, el 24.47% eran afroamericanos, el 0.73% eran amerindios, el 1.8% eran asiáticos, el 0.2% eran isleños del Pacífico, el 11.38% eran de otras razas y el 4.98% pertenecían a dos o más razas. Del total de la población el 51.2% eran hispanos o latinos de cualquier raza.[5]

    En adición habían 29,914 residentes en los vecindarios que no son CDP. Hispanos or Latinos eran 43.7% de la población. Poinciana es el "Pequeño Puerto Rico" de la Florida.



    Poinciana (Florida) - Wikipedia, la enciclopedia libre
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    Antonio Aparisi

  15. #15
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    Re: Cuba y Puerto Rico

    image.jpg
    El abogado Luis Vega-Alicea se reúne con vecinos de Poinciana
    Foto: Cecilia Figueroa. Especial para La Prensa


    Por: Cecilia Figueroa / Especial para La Prensa
    NOV 1, 2012


    Poinciana
    Un grupo de al menos 300 vecinos de Poinciana están impulsando el proyecto nuevamente de formarse como una ciudad, en la busca de lograr mejores servicios y recursos que brinden más seguridad y progreso para esta comunidad de 83,000 residentes.
    Valentín Ramos, uno de los propulsores de esta iniciativa, explicó que muchos residentes han manifestado este interés, bajo el lema, "un gobierno del pueblo para el pueblo".
    "El posponer de tener nuestro propio gobierno es un error. De la forma que ha crecido Poinciana, la asociación ni el condado pueden suplir las necesidades de esta comunidad inmensa. Al elegir su propio gobierno se van a trabajar las necesidades del pueblo", expresó el ex durante una reciente reunión de vecinos. Ramos, laboró como asistente gerencial de la Asociación de Villas de Poinciana (APV) y líder del grupo de Amigos por el Hospital de Poinciana, que lucharon para traer el primer hospital a esta región, que en el 2013 abrirá sus puertas.
    Poinciana se divide casi en un 50% entre los condados Osceola y Polk, comprende 69,000 residentes en la APV. Con más del 50 % de hispanos, muchos de ellos, puertorriqueños.
    Es dirigida por la Asociación de Villas de Poinciana (APV), la más grande asociación de propietarios en los Estados Unidos. que maneja las villas de Poinciana, y hasta hace poco, Solitiva, -una gran comunidad de retirados-; que dejó de pertenecer a APV.
    "Creemos que esta vez sí lo vamos a conseguir. Imagínese, si nosotros pagamos $110,000 en contratar servicios de policía por las noches, cómo sería si tuvieramos $5 millones para contratar más policías?, agregó Ramos.
    Este sería el segundo intento con este objetivo,En el 2009 se realizaron audiencias públicas con expertos del Instituto de Gobierno de la Universidad de la Florida Central (UCF), quienes realizaron un estudio sobre la incorporación de Poinciana como ciudad, el cual no recibió el apoyo necesario para llevarlo a votaciones.
    Explicó que ya presentaron su deseo en una reunión vecinal con Brandon Arrington, comisionado por el Distrito 3 en Osceola.
    "Si es algo que están buscando los ciudadanos de Poinciana, ellos deben decidir. Si ellos quieren pagar impuestos por ciudad y condado para lograr mejores servicios, no puedo decirles que no pueden hacerlo", dijo Todos queremos mejores servicios, más policías, oficiales, pero cuando los tienes, hay que pagar por ello", afirmó, Arrington.
    Poinciana cuenta con un desarrollo económico en los últimos años que ha evidenciado su progreso. Cuenta con su propia oficina postal, clínica comunitaria, nuevos negocios, restaurantes, gasolineras, comercios. Incluso, una gran cantidad de niños asisten a seis primarias, dos intermedias y tres secundarias.
    Mientras, Javier Orlando Soto, militar jubiliado y vecino de Poinciana por muchos años, afirmó que lucharán por esta meta, para no depender más de la APV, ante una serie de irregularidades y tropiezos con esta entidad.
    "Tiene que haber un gran cambio y lo vamos a lograr para tener mejores servicios y una gran ciudad para todos", dijo Soto.
    Luis Vega –Alicea, abogado de la firma legal Vega Law Group, con oficina en Poinciana, indicó que se ha establecido una demanda legal contra la APV por fraude electoral en su reciente votación para su Junta Directiva.
    Soto y otros vecinos denunciaron las irregularidades cometidas en este proceso, al permitir que uno de los vecinos;- electo como nuevo miembro-que tenía dos cuotas vencidas, se le haya permitido ser candidato y votar en las elecciones, algo en contra de la ley.Soto, se ofreció como voluntario a un comité de investigación de la APV, "descubrí que papeletas fueron alteradas, pusieron papeletas sin nombre de candidatos y después de las elecciones las agregaron".Además, dijo que tiene una entrevista telefónica que realizó a dicho miembro electo y encontró que se autorizó un crédito de $1,822, con fecha de 14 de febrero, pero no se indica cuando fue pagado ese dinero.El abogado Vega-Alicea, explicó que el día de elecciones, hay un registrador que verifica el buen estado de pago de los votantes, "sin embargo, saliéndose del protocolo, alguien internamente permitió que este individuo saliera electo".Explicó que se encuentran en el proceso de mediación requerida por ley y si no se da un acuerdo procederán con el litigio legal."Se ha causado la pérdida de la confianza en el proceso electoral que lleva la asociación. En su última reunión, manifestaron que se iba a privatizar la asociación, esto le preocupa a la comunidad, esto significaría cuotas mayores, significaría que nombrarían una junta sujeta a contratos con una compañía. Sería pagar a una organización que no está constituida por miembros de la comunidad, su interés es el lucro y tendrían cierto poder para acosar a residentes, causaría cierto desbalance económico, en los derechos de los residentes", acotó, Vega.Por su parte, el comité de vecinos invita a la comunidad de Poinciana interesados en convertirse en ciudad a la próxima reunión, el 3 de diciembre a las 6 pm , con Todd Dantzler, comisionado de Polk, en 735 Colville Way, Kissimmee. Aqui empieza la nota
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    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Dile no al municipio 79




    Razón de ser
    La Estación Naval Roosevelt Roads cerró oficialmente el 31 de marzo de 2004 tras más de seis décadas de operación. Las tierras que ocupó esa instalación militar.fueron usurpadas al pueblo durante la década de 1940, con el contubernio del gobierno central, so pretexto de prevenirnos del riesgo que implicaba la voracidad de Adolfo Hitler y el Nazismo.
    Ya el área este de la isla venía usándose por décadas para maniobras navales En el 1938 la Legislatura de Puerto Rico en la Resolución Concurrente del Senado #1 expresaba, tanto al Presidente como al Congreso de los Estados Unidos, su satisfacción por utilizar a Puerto Rico para fortalecer sus líneas de defensa. Esta resolucin fue promovida por el gobierno de la denominada Coalición.
    Al igual que la legislatura coalicionista, la legislatura del Partido Popular también ratificó proyectos de cesión de tierras para la marina y el ejército de Estados Unidos. “El Proyecto de la Cámara 500 fue uno de ellos. Este proyecto autorizaba traspasar al gobierno federal las tierras y cuerpos de aguas adyacentes a la costa este y sureste de Puerto Rico, colindando con el Mar Caribe, la Bahía de Ensenada Honda y el Océano Atlántico de los terrenos del gobierno insular hacia el este y el oeste del Río Daguao y hacia el norte y el oeste del Rio Fajardo”. Esta información la provee la investigadora Josefa Santiago en un artículo que escribiera para la Revista Exégesis de la Universidad de Puerto Rico en Humacao. Ese proyecto se convitió en la Ley 54. de 1941. El Artículo 1 de la referida ley dispone taxativamente lo siguiente:
    “Disponiéndose que cuando estos terrenos no sean necesarios para la defensa nacional, deberán automáticamente revertir al Pueblo de Puerto Rico”.
    Sin embargo, tras el cierre de operaciones esa esa reversión no ha sido automática. Entre las parcelas que fueron transferidas al Departamento de Defensa mediante la Ley 54 están los Islotes “Roloncito” , “La Garza” , “Cabra de Tierra”, manglares y humedales, algunas de cuyas áreas fueron rellenadas y convertidas en tierra firme. Varias porciones reclamadas al mar, convertidas en tierra firme y que hoy tienen un gran valor para Ceiba, el Departamento de Defensa las quiere vender en subasta pública.
    Entrelas tierras que el Departamento de Defensa quiere vender en subasta pública están porciones de una finca de alrededor de 1200 cuerdas de terreno que el gobierno de Puerto Rico le transfirió al precio nominal de nueve centavos la cuerda y porciones de otras tierras, con similar cabida, que el gobierno cedió gratuitamente. Todo este atropello va acompañado de la complicidad del propio gobierno de Puerto Rico.
    La presencia de la Marina acaparó durante más de 60 años recursos que en manos civiles habrían propiciado un desarrollo balanceado de nuestra región. El efecto desastroso que tuvo la usurpación por parte de la Marina de las tierras en Vieques en la economía de ese municipio, es similar al ocurrido en Ceiba.
    Resulta irónico que el destino de Ceiba durante los próximos 60 años quedara sellado a partir del 1 de marzo de 1939 a bordo de un navío militar, el USS Houston, que regresaba de la isla de Culebra tras la participacion de unas maniobras navales denominada “Fleet Problem XX”, y a bordo del cual viajaban el presidente de los Estados Unidos y el Almirante William D. Leahy. Ambos estaban acompañados del sanguinario dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo, un protegido del presidente Roosevelt. El presidente había preparado la ocasión para ofrecerle a Leahy la gobernación de Puerto Rico así como la supervisión de la construcción de la Estación Naval Roosevelt Roads.
    Todo un presidente de los Estados Unidos pudo entender el valor de nuestro territorio y hasta quiso divisarlo desde un navío militar con sus propios ojos. Hoy el gobierno de Puerto Rico, a través del Portal del Futuro – una agencia de gobierno que deriva su poder de la Ley 508 de 2004 -- se convierte nuevamente en cómplice del usurpador y se propone:
    <> permitir la venta en subasta pública de los terrenos que prácticamente donó en la década del 40
    al Departamento de Defensa;
    <> establecer en la región un territorio autónomo al margen de las necesidades de los municipios
    de Ceiba y Naguabo y
    <> operar como si tuviera las atribuciones para establecer planes de ordenamiento territorial para
    una región que es parte de los municipios de Ceiba y Naguabo.
    ¿Qué tiene de especial nuestro pueblo de Ceiba que lo hace objeto de la codicia de otros? La propia selección de nuestro territorio para establecer la base aeronaval norteamericana de mayor tamaño fuera del territorio continental de los Estados Unidos delata inmediatamente la respuesta.
    Pudimos operar como sociedad al margen del desarrollo por más de sesenta años en virtud de que otros pudieron dar valor a nuestro territorio como punta de lanza para defender al resto del mundo del peligro de Hitler en una época en que submarinos alemanes merodeaban las aguas del Mar Caribe y amenazaban la estabilidad de la región. El Departamento de Defensa se apoderó de alrededor de la quinta mejor parte del territorio del municipio de Ceiba. La presencia de la Estación Naval Roosevelt Roads representaba una inyección anual de 300 millones de dólares a la economía regional, pero representó a la larga un obstáculo para nuestro desarrollo y condujo al empobrecimiento de nuestro pueblo.
    Ahora, con la partida de la Marina de los Estados Unidos, no consentiremos que la región que antes ocupara la Estación Naval Roosevelt Roads se convierta en un distrito especial bajo la tutela del gobierno central. Permitirlo sería consentir la fundación de un nuevo municipio al margen de la ley, de la moral -- y del derecho de un pueblo gozar de sus riquezas -- para plegarse a los caprichos abusivos de un gobierno que no ha sabido defender los derechos humanos en su territorio.

    Dile no al Municipio 79
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    Antonio Aparisi

  17. #17
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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Osceola Mall será Plaza del Sol


    April 3, 2014|Por Sarah Clarke Orlando Sentinel


    Una compañía canadiense que es dueña del Osceola Square Mall está convirtiendo este centro comercial en una plaza latina que atraerá principalmente a compradores hispanos.
    El nuevo Plaza del Sol tendrá con conciertos de salsa y otros eventos enfocados a este público.
    Algunas tiendas venderán productos, tales como vestidos para quinceañeras. Gran Mart, una tienda de comestibles internacionales, planea abrir sus puertas este verano en el espacio que antes ocupó una tienda Beall's .






    Todo es en un intento para atraer a más compradores, como Lourdes Ochoa , una residente de Celebration que esta semana visitaba una nueva tienda de ropa Fallas, para ver si el lugar ofrece prendas "tan baratas como dice". La tienda cuenta con avisos letreros bilingües en cada departamento, dirigiendo a los compradores a las distintas secciones como los productos para niños o de zapatería.
    Es lógico tener un centro comercial enfocado a los consumidores hispanos en el condado de Osceola, teniendo en cuenta que cifras de la Oficina del Censo muestran que casi una de cada dos personas que viven en este condado de 299,000 residentes es hispana, como lo son seis de cada 10 residentes en Kissimmee.
    Arturo Adonay, un consultor de mercadeo que se especializa en el mercado hispano, dijo que "el tema es latino, pero no somos exclusivos, seremos inclusivos".
    Los propietarios del centro comercial también están aprovechando dos tendencias crecientes de negocio: de incubadoras y de venta al por menor.
    Planean ofrecer a tiendas pequeñas contratos de arrendamiento a precios favorables, donde quienes aspiran a ser empresarios pueden perseguir su propio sueño americano. Así mismo van a entrenar a losminoristas y los conectarán con proveedores, en un intento de crecer las tiendas que, algún día, pudieran ser los inquilinos más grandes para el centro comercial.
    "Hay un verdadero espíritu emprendedor entre la comunidad [hispana]", dijo Bill Best, director de Bayshores Companies, basada en Toronto, la empresa detrás de este proyecto. "Esa es una de las razones para que esto funcione y ha funcionado con éxito".
    El concepto de pequeño-arrendatario ha surgido en otros centros comerciales, entre ellos el Festival Bay Mall en International Drive, donde las pequeñas tiendas están siendo comercializadas a empresarios como parte de una plaza "artesanal".
    El alquiler mensual en una pequeña tienda de "mercado " en Plaza del Sol arrancará en $500, por un espacio de 10 pies por 10 pies. Los propietarios del centro comercial esperar eliminar muchas de las barreras que enfrentan los tradicionales minoristas, incluidos los contratos de alquiler por varios años. Si el concepto funciona, Bayshore Capital podría extenderlo a otros proyectos en todo el país.
    Guillermo Hansen, fundador del Hispanic Business Council de Kissimmee, lo ve como un concepto fuerte. Hay un predominante interés en la comunidad hispana hacia el comenzar un negocio, y pequeñas tiendas podrían proporcionar la oportunidad de lograrlo con menos riesgo.
    "Esta es la oportunidad para probar y ver si funciona, sin perder demasiado", dijo Hansen. "Se lo he mencionado a algunos amigos - y todo el mundo quiere uno".




    Mannira Basaria, quien ha vendido perfume en el centro comercial desde hace 23 años, dice que vale la pena intentarlo. Su empresa ha sufrido en los últimos años pero no quiere darse por vencida en el lugar que ella llama su segundo hogar.
    "Espero que venga un gran cambio", dijo. "Voy a esperar un año más y ver".
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    Antonio Aparisi

  18. #18
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    Re: Cuba y Puerto Rico

    El patrimonio cubano de Cayo Hueso: Los habanos Maduro, el acorazado Maine y el ritmo de salsa
    BY: RAFAEL LIMA

    image.jpg

    Key West – Amanece en la Calle Duval y pulula el tráfico de peatones.


    La "Cuban Leaf Cigar Factory" (Fábrica de Habanos de Hoja), como dice el aviso tallado a mano, consiste en un hombre en una pequeña tienda. Tiene unos 70 años y trabaja descamisado en el calor veraniego. Su pelo blanco, bien cortado, contrasta con su curtida piel cuando se inclina sobre una mesa de madera, manchada de sudor. Enrolla los cigarros más o menos al ritmo de la música de salsa —Azúcar, por Celia Cruz— que emerge de una pequeña radio portátil.


    "¿Cuánto tiempo ha torcido (enrollado) habanos usted?"


    Sus ojos se convierten en rendijas mientras hace cálculos mentales. "Cincuenta y cinco años". Sus dedos funcionan automáticamente, manipulando las hojas de tabaco.


    "¿Es usted cubano?"


    Sonríe y afirma con la cabeza. "Cubano, pero nacido aquí. Soy un 'concho'". Tiene un acento español muy leve. "Mi padre y mi abuelo eran 'conchos' y torcedores". Varias gallinas cacarean a sus pies y después corren hacia afuera, esquivando a los turistas.


    "Estoy escribiendo un relato sobre el patrimonio cubano de Key West".


    El torcedor se detiene. "Entonces, usted debe comenzar en el museo de San Carlos". Apunta con el dedo hacia un edificio colonial que está a media cuadra de distancia.


    "Si Cuba tuviera una embajada en Estados Unidos, sería el San Carlos. Es Cuba. Es La Habana". El sol matutino me revela el escudo nacional de Cuba en la fachada del museo.


    "Vaya hasta el final de la calle Duval, a la casa de huéspedes La Te Da y vea la veranda desde la cual José Martí se dirigió a los revolucionarios. Visite la fábrica de habanos Gato y el monumento a la Guerra de Diez Años y el memorial a los marineros del USS Maine. El buque estalló en La Habana y Estados Unidos entró en guerra".


    Gesticula en dirección a la calle Duval, sonríe y continúa torciendo cigarros.


    "¿Cómo se llama?" le pregunto.


    "Pablo", responde. "Solamente Pablo." Y desaparece en un cuarto trasero.


    'Habanos libres'


    "Pablo" es un descendiente de los miles de cubanos que escaparon de la revuelta contra España en 1868. Cientos de cubanos emigraron a Key West y trajeron sus negocios de habanos. Estos fabricantes inmigrantes importaron el tabaco desde Cuba y empezaron a torcer habanos aquí con tabaco cubano. Su producto fue designado "habanos libres", ya que España exigía pocos impuestos por exportar hojas de tabaco, en comparación con los habanos ya elaborados.


    Los habanos se convirtieron en buen negocio y el español pasó a ser el segundo (aunque no oficial) idioma de Key West. En 1870, el diario El Republicano fue impreso aquí en español. La influencia de Cuba en esta isla creció, a medida que llegaban más torcedores. En 1875, Carlos Céspedes, un ciudadano cubano que hablaba solamente español, fue elegido alcalde.


    El San Carlos


    El San Carlos fue inaugurado el 11 de noviembre de 1871 en un pequeño edificio de madera en la calle Ann, cerca de la antigua alcaldía de Cayo Hueso. El instituto fue nombrado en honor del Seminario de San Carlos en Cuba, una institución educativa bien conocida por su excelencia académica.


    El San Carlos es la cuna del movimiento de la independencia de Cuba. Aquí, José Martí consolidó a la comunidad de exiliados en 1892 para lanzar la fase final de su campaña. Martí quiso tanto al San Carlos que lo llamó "La Casa Cuba".


    Las salas del instituto contienen exhibiciones permanentes y transitorias que enfocan la historia de Cuba y de la comunidad cubanoamericana en Florida. Los visitantes pueden leer textos históricos y admirar arte cubano de fines del Siglo XIX.


    Indio de palo


    Es hora de almorzar. En una calle cercana a la muy transitada calle Duval, vemos hileras de casas estilo Concho, cubiertas de buganvilla. El Sybona está en el corazón del Viejo Pueblo, entre las calles Catherine y Margaret.


    Los clientes constantes aquí son residentes locales y clientes que saben dónde se come mejor. Un gran indio de madera (considerado a veces como un símbolo cubano de lo sobrenatural) me mira comer —arroz con pollo, un típico plato cubano servido con plátanos fritos y una cerveza.


    Mientras que el mozo, también cubano, vierte la cerveza en un vaso helado, le pregunto: "¿A qué distancia queda el cementerio de Cayo Hueso?"


    'Recuerden al Maine'


    ¿Por qué visitar un cementerio durante las vacaciones? Porque todo punto de destino tiene una historia invisible. Aquí en Cayo Hueso, las historias de Estados Unidos, Cuba y España confluyen. Los sucesos que radiaron de esta isla impulsaron a Estados Unidos a convertirse en un poderío mundial.


    Más allá de un portón de hierro forjado ya enmohecido, las erosionadas lápidas yacen en la sombra de árboles de palma. Una estatua de bronce muestra a un marinero, remo en mano, que mira hacia el horizonte. Me imagino que está mirando con esfuerzo hacia Cuba.


    En 1898, el acorazado Maine y los marineros que hoy yacen bajo esas lápidas se radicaron en Cayo Hueso. Un año más tarde, el Presidente William McKinley ordenó al Maine a viajar a Cuba para demostrar el poderío naval de EE.UU. en apoyo a los intereses comerciales norteamericanos en ese país. El 15 de febrero de 1898, en circunstancias que el buque estaba anclado en el puerto de La Habana, una explosión lo hizo pedazos y mató a 266 tripulantes.


    Muchos de los sobrevivientes sufrieron dolorosas quemaduras y fueron trasladados a Cayo Hueso para ser atendidos en el convento de la Inmaculada María. Los muertos también fueron devueltos a Cayo Hueso y enterrados allí.


    La resultante guerra entre Estados Unidos y España dio la independencia a muchas de las posesiones insulares de España, entre ellas Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas.


    Mallory Square


    Cae la tarde cuando me aproximo a un edificio de ladrillos rojos de tres pisos cerca del Golfo de México.


    La antigua aduana, construida en 1891, es una de las principales atracciones históricas en Cayo Hueso. En diversas ocasiones fue asiento de cortes federales, la Aduana de EE.UU., el Servicio de Faros, y la Oficina de Correos. Durante la Primera Guerra Mundial, Thomas Edison trabajó ahí durante su estadía en Cayo Hueso, que era entonces el más populoso e importante puerto marítimo.


    Adyacente a una base naval construida en la década de 1820, la Aduana fue el lugar donde se condujo la investigación sobre el hundimiento del Maine. Dicen que, desde una sala en el segundo piso con vista al Golfo de México, Estados Unidos decidió declarar guerra, usando el lema "¡Recuerden al Maine!"


    Hoy día, tres pisos del edificio contienen objetos que describen la historia de Cayo Hueso, entre ellos fragmentos del acorazado Maine, documentos de Edison y recuerdos de los vuelos de Pan American entre Cayo Hueso y La Habana durante el apogeo de esa aerolínea.


    Mesón De Pepe


    A pocos pasos de la Aduana se levanta otro edificio de ladrillo, un almacén construido en la década del 1800. Hoy, el edificio, ya restaurado, contiene un restaurante cubano llamado el Mesón de Pepe.


    La fragancia de cebollas al horno, pimientos verdes y azafrán da la bienvenida al visitante. Más allá del comedor, una puerta trasera nos lleva a un patio con una muralla rompeolas que lo separa del Golfo de México.


    Al borde del agua, La Habana está más cerca que Miami. Esa proximidad nos recuerda la historia de Cayo Hueso — del café con leche, del arroz con pollo y los habanos Maduro, de la revolución, el éxodo y el conflicto internacional.


    Cigarrerías De Cayo Hueso


    Cigar Alley
    Esta nueva tienda de habanos y vino es el lugar favorito en Cayo Hueso para disfrutar un fragante habano, beber un excelente vino y conversar sobre la historia tabacalera de Cayo Hueso. El histórico Cigar Alley (Callejón de Habanos) está situado en lo que fue un callejón que conectaba dos históricas escuelas administradas por las Hermanas de la Concepción de Santa María. Ahora se le conoce como Plaza Duval (Duval Square), 1075 Duval St., #4.


    Cigar City USA
    Situada en 410 Wall St., Mallory Square, esta tienda vende artículos de arte y colección, así como excelentes habanos.


    Duval Street Cigars
    Al lado norte de la calle Duval, usted encontrará este pequeño puesto.


    Conch Republic Cigars
    Está ubicada en el callejón al lado de Ricks Complex en la calle Duval.


    Conch Republic Cigar Factory
    En 512 Greene St., a una cuadra de Sloppy Joe's. Esta tienda fue establecida en 1990 por un torcedor inmigrante. Los habanos son torcidos con hojas de tabaco de primera calidad.


    Cuban Leaf Cigar Factory
    Ubicada en 310 Duval St. al otro lado de la calle de Hard Rock. Aun si usted no quiere comprar habanos, éste es un buen lugar para detenerse y observar el método tradicional cubano de torcer habanos.


    Dominican Republic Cigar Shop
    925 Duval St.


    Garcia Cigar
    606 Duval St.


    Historic Cigar Alley
    1075 Duval St.
    Tiene el humidor más grande de Cayo Hueso, del tamaño de un cuarto (un "walk-in").


    Island Cigar Factory
    1100 y 221 Duval St. Esta fábrica produce más de 70 tipos de habano, así como cajas de madera de cedro, hechas a la orden.


    Key West Havana Cigar Company
    Ubicada en Speakeasy Inn, 1117 Duval St., esta tienda posee un humidor de cedro, del tamaño de un cuarto. Disfrute su habano sentado en un cómodo sofá y rodeado por antiguas obras de arte.


    King's Treasure's Cigars
    Situada en los 200s de la calle Duval, esta es una tienda de alta calidad que también vende pipas y tabaco para pipas.


    Land's End Cigars
    Cerca de Turtle Kraals y casi escondida entre varias tiendas pequeñas.


    Old Key West Cigar Factory
    Situada en "Cigar Alley", también conocida como "Pirate's Alley" (el Callejón de los Piratas), esta es una cigarrería llena de todos tipos de productos tradicionales de tabaco que lo transportan a los días de antaño.


    The Original Key West Cigar Factory
    La fábrica está ubicada en 1200 Fourth St., Suite 134, pero los habanos están a la venta en Cork and Stogie, 1218 Duval St.


    Rodriguez Cigar Factory
    113 Fitzpatrick St.
    Propiedad de torcedores cubanos.


    Southernmost Cigar Club
    306 Front St.
    Salas de fumar, televisión de pantalla ancha, sillones de barbería, juegos de shuffleboard y mesas de billar.
    Última edición por Michael; 28/05/2014 a las 07:35
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Jose Martí a Cayo Hueso:



    "Y he aquí la medicina, cubanos (...) he aquí el confortativo del alma, que también se enferma como el cuerpo, y dominada por la pasión, se postra o se entibia a veces, he aquí el cariño de este santo hogar, que aunque no es el legítimo, que sueño en mi fiebre o delirio, de una justicia definitiva para mi pueblo, tiene aquí su mejor levadura para levantarlo y sus raíces abonadas, con lágrimas tan puras y tan sinceras, como las de este joven y las vuestras. Y este cariño obliga al viajero tanto a merecerlo, que es ya medicina en su naturaleza; y ya se alivia la dolencia física y rejuvenecen sus bríos, y se siente doble en su júbilo, y el viajero no puede, en lengua de lisonja, hablar, a quienes ha tiempo, les guardaba el deseo de hacerles compañía: agradecido por cuanto ve, y sin estériles reservas, debe deciros: que os abraza, con esperanza real y con el alma entera. Pero el alma de nuestro pueblo, disgregada en jirones, paseando su nostalgia por tierras frías, que carecen del fuego de nuestro sol y la dignidad de nuestra palma, puedo decir, sin temor a equivocarme, que su mayor suma congregada, siempre la vi, y la palpo más de cerca ahora; unas veces con intensísimo dolor, otras con admiración, pero siempre con respetuoso recogimiento, por haber creado y mantenido un número de patriarcas leales a una idea, en los estrechos limites de este nido cubano: el noble Cayo.
    Y esta conjunción de dolor y este perseverar en el sacrificio, por vivir en casa propia, levantada con manos amigas, débiles acaso, por la constante vigilia, pero heroicas por la tenacidad en las arremetidas, cuyos impulsos serán santificados con la sangre de nuestros soldados temerarios, serán también compensados, cuando en el banquete cordial y sincero de la patria redimida, pechándonos todos, hombreándonos, tocándonos el corazón con manos leales, alborozados por haber pagado y merecido nuestro cubierto, arraiguemos en tierra grata, la semilla fructífera de nuestra vida republicana, ya constitutiva de medio ambiente en nuestra residencia temporal del extranjero.

    'Entonces, unidos en amor y aspiraciones, los cubanos, levantaremos hogar a los proscriptos, con el mismo generoso ejemplo que levantáis la vivienda temporal y el sublime altar en vuestras conciencias, al sacrificio por la Patria, que llevaremos en triunfo al Capitolio.

    Adviértense pues, sin escudriñamientos ni sagacidad maliciosa, en las miradas que me rodean toda esa voluntad y deseo que habremos de realizar sin duda... Y este apretar de almas y enlazamiento de corazones, llenos de amor y verdad, desdeñando la pasión que pudo entibiarnos alguna vez; por avanzar muy de prisa o no precaver la oportunidad, es augurio de oportunidad que se allega, donde con provecho y eficacia para todos, podamos hablarnos, corazón a corazón, y sacarnos a un golpe previsor, para que vuele al cielo de nuestro destino, lo que tiene de enérgico y humilde nuestro pueblo, de grande y de sublime: filas águilas y las palomas!"
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Cuba y Puerto Rico

    Cayo Hueso



    image.jpg



    Cayo Hueso (en inglés, Key West) es una isla en el extremo suroeste de los Cayos de la Florida. Su población es de 31.335 habitantes. Fue poblado durante los años de la colonia española en Cuba por emigrantes de esta isla que buscaban mejoras económicas los cuales colaboraron con el escritor y revolucionario cubano José Martí en las labores de esta por una Cuba libre del dominio español.




    Historia


    En el pasado, estas islas tropicales eran el refugio de piratas, pescadores, comerciantes, buscadores de tesoros y personas rechazadas socialmente.


    Según España cedía la Florida a Estados Unidos, Cayo Hueso se le era otorgado a Juan Pablo Salas. Este señor Salas vendió Cayo Hueso a un americano llamado John W. Simonton, realmente había vendido el Cayo a otro americano anteriormente, pero bueno. El 25 de marzo de 1822 el teniente Matthew C. Perry de la mariana americana llegó a Cayo Hueso y plantó la bandera de Estados Unidos, quedando de esta forma definido que Cayo Hueso es tierra de Estados Unidos y poco después en las cortes que John W. Simonton era su propietario.


    Vialidad


    Hoy en día es posible desplazarse en coche desde el continente hasta Cayo Hueso, la ciudad más meridional de Estados Unidos, a través de una carretera formada por decenas de puentes que atraviesan todos los cayos. Al pasar por los puentes es posible detenerse y observar las aguas cristalinas y el fondo marino a unos 6 metros de profundidad, pudiendo observar los cardúmenes de peces.


    Ocio y Turismo


    El gran escritor americano, Ernest Hemingway, fue residente de Cayo Hueso. Hoy en día este acogedor lugar, con su característico sabor tropical, es una próspera comunidad de artistas y un destino popular entre los turistas. La atracción más famosa es la reunión en el Muelle Mallory Square una hora antes de la puesta del sol y disfrutar de las actuaciones de artistas de la calle mientras contempla el sol tropical meterse debajo del horizonte.


    Cayo Hueso es un soleado y divertido destino con un montón de lugares de interés para visitar cuando no esté buceando, practicando parasailing o tomando el sol. La casa de Hemingway es un lugar de visita obligada, y los interesados en la historia militar pueden también visitar las ruinas de Fort Zachary Taylor. Si prefiere las actividades acuáticas, varias empresas de la ciudad ofrecen excursiones de pesca en alta mar o submarinismo. En Cayo Hueso existen 38 hoteles y más de 90 hostales, así como 190 atracciones turísticas.


    Cayo Hueso y Cuba


    Sus inicios


    Alrededor de 1760 Cayo Hueso comenzó a poblarse por personas procedentes de Cuba. Este asiento duró poco ya que al ser cedida la Florida a los ingleses en 1763, todas aquellas personas regresaron a Cuba. Veinte años más tarde, cuando España recuperó la Florida, algunas personas de Cuba, tal vez los mismos del asiento anterior, volvieron a establecerse en Cayo Hueso. Fue durante estos veinte años que algunas familias procedentes de las Bahamas, leales a la Corona Inglesa que habían abandonado las trece colonias durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos, se trasladaron a Cayo Hueso y tan pronto los Estados Unidos lograron la independencia, algunos americanos también se instalaron en el Cayo.


    Guerra de los Diez Años


    Cuando estalló la Guerra de los Diez Años, la colonia de exiliados cubanos en Cayo Hueso aumentó, llegando a contar los cubanos en el Cayo en miles de personas. El impacto de tan numeroso éxodo pronto alteró el transcurso de la vida en la pequeña ciudad, llevándola a la vanguardia del Estado de Florida. En las décadas inmediatas anteriores Cayo Hueso había sufrido una serie de incendios que destruyeron gran parte de la zona urbana. Con la llegada de los cubanos y la necesidad de la reconstrucción, el Cayo pronto empezó a adquirir una nueva imagen de modernización y prosperidad. En muchas de las edificaciones se sustituyó la madera con el ladrillo rojo, permaneciendo algunas de tales edificaciones hasta nuestros días como testimonio de tal era.


    La influencia cubana también fue notada en otros aspectos, como el cultural, el social y el económico. Ya desde 1831 en el Cayo se había establecido una fábrica de tabacos, indiscutiblemente habiendo existido cierta comunicación, o tal vez hasta negocio, con Cuba desde entonces. El exilio cubano elevó tal industria a los cientos de fábricas de tabaco, enviando al resto del continente millones de tabacos envueltos en Cayo Hueso. De 1875 a 1876 fue electo alcalde de Cayo Hueso nada menos que el hijo del Padre de la Patria Cubana, Carlos Manuel de Céspedes (hijo), siendo el primer alcalde cubano en los Estados Unidos de América. El español era la segunda lengua del Cayo, pero la primera en el uso diario; se dice que aun muchos de descendencia inglesa aprendieron algunas palabras en español, lo cierto fue que con sólo el español se podía resolver todas las necesidades del día.


    Se crearon varias escuelas bilingües y también se imprimió un periódico en español que además de todas las noticias mundiales mantenía al exilio al tanto de lo que ocurría en Cuba. Por supuesto, hubo muchos otros adelantos en Cayo Hueso donde los cubanos se destacaron y se crearon instituciones propias del exilio, como la fundación del Instituto San Carlos en 1871, y tantas otras más.


    Terminada la Guerra de los Diez Años en el Pacto del Zanjón, la comunidad cubana en Cayo Hueso, como los cubanos en la propia Cuba, pasa a un estado de incertidumbre. Algunas de las fábricas de tabaco más grandes se trasladan para Tampa a consecuencias de las huelgas de los obreros y los beneficios económicos que ofrece esta otra ciudad al norte en la Florida. La vida continúa y el Cayo espera.


    Actualidad


    En Cayo Hueso viven muchos cubanos que han llegado a los Estados Unidos y han decidido establecerse lo más cerca posible de su añorada Cuba; y es buen lugar donde vivir porque la ciudad es muy bonita y prospera, y el clima es muy similar al de Cuba. También hay muchos descendientes de las colonias cubanas ya mencionadas que optaron por quedarse en el Cayo donde echaron sus raíces.


    El puerto de Cayo Hueso continúa viendo a cubanos pisar por primera vez territorio estadounidense en busca del llamado sueño americano bajo la Ley de Ajuste Cubano. Claro, nada se compara, y ahora estamos hablando a nivel de la historia mundial, al éxodo que ocurrió en 1980 cuando más de 125,000 cubanos procedentes del Puerto del Mariel llegaron a los Estados Unidos por el puerto de Cayo Hueso.


    http://www.ecured.cu/index.php/Cayo_Hueso
    Última edición por Michael; 28/05/2014 a las 07:52
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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