re: ¿Cómo nos ven desde las Américas?
Teneis razón hermanitos y hermanita, creo que me dejé llevar de cierta ira después de leer las "babosadas" de ese renegado, que ni siquiera está en este Foro pues de aquí saldría vapuleado. Si es que, además, tengo un "familión" allá por las Americas y trato con una buena parte de ellos. Y algunos ya se nota que se mezclaron mientras los de acá somos muy blanquitos, rubiales y con ojos azules la mayoría.
Lo que comentais de las actitudes de algunos catalanes supongo que se debe a un hecho: América es una obra de castellanos, vascos, extremeños y gallegos, principalmente. Mientras los catalanes se extendieron más por el Mediterráneo, aunque no llegaron a hacer una obra semejante. Como acá andamos a pedradas entre Cataluña y Castilla, Madrid para ser exactos, es lógico que aquello que es querido por unos sea detestado por otros. Dicho todo esto con la mayor de las reservas, pues no todos son así, también hay catalanes que adoran a America y castellanos que la detestan.
P.D. Uso deliberadamente el nombre de América, en vez del habitual "Hispanoamérica" porque ya está bien que el nombre del continente sea usurpado por los del "Norte".
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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