Re: ¿Y si América no hubiese sido descubierta por Colón?
Poniendo las cosas en sus justos términos, lo cierto es que el descubrimiento de América fue una completa sorpresa para los Estados europeos. Había una intención e interés en viajar con la mayor seguridad y rapidez hacia Oriente. Las relaciones con Cipango y Katai eran prioritarias para Portugal circunnavegando África (la navegación de entonces era fundamentalmente de cabotaje bordeando las costas y no profundizando demasiado en alta mar ya que los barcos no eran nada seguros y cada viaje era una aventura muy peligrosa), y para Italia, que se convertía en puerta de Europa a través de la ruta de las caravanas. Hay un periodo importante para el comercio que se abrió con Marco Polo, al traer éste sedas, especias y otros productos de gran interés desde Oriente. También el máximo deseo de evangelización desde la India hasta las naciones más orientales.
Y en eso, es cuando entra en juego la idea de acceder al extremo Oriente a través de una nueva ruta, la que Colón imagina como posible. Sabemos perfectamente las circunstancias y conocemos los hechos. Nadie esperaba que hubiese un continente como el americano en mitad del camino. El hecho, más o menos contrastado y posiblemente muy cierto, de que otras gentes ya hubiesen puesto pie allí, es intrascendente. El motivo no es otro que aun cuando llegasen y hasta realizasen algún tipo de intercambio menor con los nativos que se encontrasen, para aquellos esos puntos a los que accedían eran caladeros, o tierras para obtener algunas pieles, nada, en resumen, que pueda ser tenido en cuenta como decisivo. Parece bastante obvio que no debieron comentar con sus autoridades a donde iban y, si alguno lo hizo, fue incapaz de despertar el más mínimo interés, es decir, y esto es lo realmente fundamental: Colón iba en nombre de los Reyes de España, no sólo como un aventurero con gran imaginación.
Por otro lado, aquellos desconocidos que pudieron haber puesto sus pies en tierras americanas antes que Colón y sus hombres, lo hicieron en puntos aislados, diminutos territorialmente hablando, e irrisorios comparados con los cuarenta mil kilómetros que separan la punta más nórdica y más sureña de América. Además, también parece evidente que no penetraron en el interior y que no llevaban intención de establecer factorías o colonias en ninguna parte. No es el caso de Colón, que volvió de modo inmediato para dar noticia de los acontecimientos. La respuesta es obvia, son unos monarcas con una nación entera detrás, quienes inician ese proceso, por que eran quienes estaban capacitados para llevar a cabo esa empresa, no grupos aislados, sin apoyos, y claramente sin interés en tales aventuras.
Última edición por Valmadian; 02/02/2013 a las 15:55
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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