Cuando decía lo de escoria me refería a los cortesanos que rodeaban y rodean a los intrusos ilegítimos. Doy por sentado que hay mucha gente de a pie que ignoraba e ignora de buena fe la ilegitimidad de todos esos antirreyes. Yo, sin ir más lejos, hacía algunos años que pensaba que Isabel, los dos Alfonsos y el actual Juan Carlos no eran reyes ilegítimos, ni me planteaba estas cosas.Pues, créame Sr. Martin Ant que soy un completo iletrado en esta materia de la legitimidad política emanada de las leyes que regulan la cuestión sucesoria de nuestra Monarquía hereditaria. Y por lo tanto, le aseguro que voy a leerme ese libro de Fernando Polo que me recomienda. Se lo agradezco... porque yo también, me temo, soy uno de esos muchísimos españoles intoxicados por la propaganda emanada de la "escoria liberal isabelina, alfonsina y juancarlista intentado justificar su supuesta legitimidad...". Nada que argumentar ante esta cuestión, al menos hasta que haya terminado de leerme y haber reflexionado un poco sobre el libro del Sr. Polo que Vd. gentilmente me recomienda.
Las decisiones estratégicas-prudenciales no las toma el jefe delegado, sino que las toma el Rey (o en su defecto el Regente) legítimo, que es el que encabeza siempre, por definición, a la Comunión.Ahora bien, después de leerme la respuesta que Vd. le da al Sr. ALACRAN, he tenido la sensación de que, al menos (y eso sí tendrá que admitírmelo) existieron algunos errores estratégicos por parte de la jefatura delegada de Don Javier en España. Quizás, como Vd. dice, fuera debido a las circunstancias internacionales que "desaconsejaban" cualquier otra vía de oposición distinta a la meramente testimonial o política... aunque, como Vd. afirma, por no favorecer a la Revolución Internacional, quizás (si su hipótesis fuera cierta...) se correría el riesgo de haberla "consentido" en el interior. Pero, el hecho indiscutible es que nadie durante todo éste tiempo, aquí, nadie se alzó contra el supuesto gobernante "revolucionario" del Ferrol que se había instalado en el Pardo.
No tengo ningún problema en admitir, según mi opinión personal, la comisión de errores en la táctica política seguida por Don Javier en relación a Franco (principalmente en su segunda etapa política colaboracionista a partir de 1955). Fal Conde y Rafael Gambra, por poner dos ejemplos, fueron críticos con esta política colaboracionista, pero no cayeron en el doble error de admitir a Franco como legítima autoridad política (como hicieron Esteban Bilbao o Oriol) ni de declarar a Don Javier como caído en causa de exclusión (como hizo Mauricio de Sivatte).
Como ya dije, si la Comunión no se levantó contra Franco fue porque ésa era la política que quería seguir Don Javier, creyendo que Franco entregaría pacíficamente el poder político a la rama tradicionalista legitimista (que fue la que se sacrificó dando los Requetés su sangre en la Cruzada del ´36) y no, como hizo finalmente, a la rama revolucionaria liberal (causante de todos los desastres revolucionarios que llevamos sufriendo desde 1833 y que actualmente seguimos sufriendo gracias a la elección de Franco).
La desgraciada actitud de Carlos Hugo ya ha quedado explicada antes. Que Dios le haya perdonado.Y para colmo, cuando Franco nombró a Juancarlitos como sucesor, a Carlos Hugo no se le ocurrió otra cosa que mezclarse con comunistas y nacionalistas. Es decir, y siendo demasiado benévolos, constituiría al menos otro grave error estratégico mas que sumar a los anteriores.
La primera etapa de oposición a Franco de 1936 hasta 1955 vino caracterizada por una reclamación pacífica del poder político para la inmediata restauración de la Monarquía legítima en la persona de Don Javier. La respuesta de Franco fueron el destierro y posterior confinamiento de Fal Conde y la expulsión del territorio español de Don Javier (lo que le valdría ser apresado por los alemanes e internado en uno de sus Lagers, bajo la más absoluta indiferencia de Franco cuando los alemanes le comunicaron este aspecto). La política de terror de Franco durante esta primera etapa de oposición fue terrible contra los javieristas, los cuales, sin embargo, concurrían masivamente a vitorear a Don Javier cuando éste, liberado ya del campo de concentración, entraba clandestinamente en territorio español.Lo cierto es que durante el franquismo, y ese es un dato constatable que no admite discusión alguna, la mayoría de las gentes en España, y no solamente los integrantes de esa mayoría sociológica del carlismo de la que habla el Sr. ALACRAN, se encontraba bastante cómoda con el Caudillo... recordemos que la única verdadera oposición al Régimen que exitía venía de la mano de los pocos comunistas que habían, y de los nacionalismos periféricos (sobretodo los vascos de la recien nacida ETA). Ahh..!! bueno, y algunos niños bien que estudiaban en la universidad (no mas de cuatro o cinco docenas a lo sumo...) que les gustaba de vez en cuando montar algún que otro "sarao" de esos callejeros, a la salida de clase, para jugar un ratito al mayo del 68 (...que quedaba muy molonguis) para después ligarse, si había suerte, a alguna chavala guapa de la facul, mientras se le cantaba con la guitarra alguna que otra canción de moda de George Brassens o del Moustaki ese de las barbas (por cierto, que bonita la melodía de su canción "Le Métèque", y cuánto la ponían por la radio por aquellos días...).
Cuando usted habla del "carlismo sociológico acomodado" en el franquismo, no niego que existiera una porción que así estuviera, pero no es menos cierto que también existía una gran masa sociológica que también estaba preparada para una mayor oposición política en cualquier momento, y que si no fue así , fue por la política de mano tendida seguida por Don Javier en su segunda etapa política de 1955-1969, pues, como ya digo, pensaba que con esta táctica conseguiría que Franco entrara en disposición de entregar a la rama legitimista el poder político y no, como finalmente hizo, a la rama liberal revolucionaria.
La oposiciòn al franquismo que usted llama "oposición verdadera" de los comunistas y sus amigos es un chiste que ya se encargó de desmentir documentadamente el historiador Pío Moa (el cual es un testimonio valioso, pues él formó parte de ella). La única oposición verdadera que hubo a Franco fue la de la Comunión, y no podía ser de otra forma pues el objetivo de la Comunión desde 1833 es la de restaurar en el poder político al Rey o Regente legítimo, por lo que Franco, en ese sentido, representaba un obvio obstáculo.
Le doy toda la razón respecto a todos los actuales antifranquistas que han ido saliendo desde la muerte de Franco como setas. El pequeño detalle que a usted se le escapa es que la mayorísima parte de esos neoantifranquistas eran antes... acérrimos franquistas. Y no sólo acérrimos franquistas, sino que también casi todos ellos fueron puestos a dedo por Franco en los diferentes puestos oficiales de todos los ramos (Gobernaciones, Universidades, Sindicatos, Medios de Comunicación, etc....), incluyendo, por supuesto, a Juan Carlos en la Jefatura del Estado.Admitámoslo, hoy en día todo el mundo parece haber tenido un "brillante" pasado antifranquista o reivindica motivos suficientes para haberlos tenido "si hubiera podido". Parece una moda, al igual que hace unos años también estaba de moda decir aquello de: "yo estuve en el mayo francés levantando adoquines para que saliera la hierba de las aceras..." y todas esas cosas. Pero la realidad es que muy pocos estuvieron en aquellos poquísimos "saraos" que de vez en cuando algunos organizaban por aquellos días. Porque, aquí, en España, a pesar de los pesares que cada cual tuviera (carlistas "descontentos", falangistas "antifranquistas", liberales instalados en el contubernio, pseudo-socialistas de salón, etc, etc...) en el fondo, todo el mundo vivía(mos) a las mil (y una...) maravillas.
Por el contrario, la oposición de la Comunión (con su Rey legítimo) a Franco se produjo durante todo el tiempo en que estuvo en el poder político sin solución de continuidad. La única pega es que en la última etapa política a partir de 1969, Carlos Hugo encabezó esa oposición a Franco juntándose con la chusma revolucionaria, pero, gracias a Dios, la inmensa mayoría no le siguió en esa última etapa de falsa oposición revolucionaria, conservando la mayoría siempre la verdadera oposición legitimista contra Franco (la que se siguió en la primera etapa política de 1936-1955 y que fue provisionalmente suspendida o, mejor dicho, relajada en la segunda etapa política de 1955-1969, pero sin perder en ningún momento la verdad de la ilegitimidad de Franco y la legitimidad política de Don Javier).
Bueno. Pues ya que estamos con la memoria histórica le recomiendo también los Apuntes de Manuel de Santa Cruz y Retorno a la lealtad de Martorell (este libro se centra en la primera etapa política de oposición a Franco), que explican detalladamente lo que le he estado indicando en este mensaje.Es curioso como la memoria colectiva de los españoles ha ido perdiendo los correctos elementos de referencia histórica que jamás debiéramos de haber olvidado. Creo que ni fué tanto el descontento que existía, ni fueron tantísimos los "indignados" (carlistas o no carlistas) de aquellos días, para haber conseguido el número suficiente de "adeptos", para haber podido "rodear", al menos con la imaginación... el Palacio del Pardo; como sí ocurre hoy en día con el Congreso a pesar de tantísima policía como tenemos hoy en día.
En la Comunión no ha habido ningún cambio de chaqueta ni ningún brote de repente de antifranquismo. El antifranquismo era políticamente esencial a la Comunión legitimista y siempre ha sostenido la misma posición antifranquista en todo momento (durante y después de la vida de Franco). Por lo tanto, no existe falta de coherencia en el hecho de que la Comunión siga considerando ilegítimo al franquismo a día de hoy (encabezada por el Regente Don Enrique de Borbón, hijo de Don Javier), porque lo único que hace es seguir las mismas ideas políticas que tenía desde el día en que Franco tomó el poder el 1 de Octubre de 1936.
Un saludo en Cristo.
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