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Tema: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

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  1. #1
    Avatar de Irmão de Cá
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Ordóñez, cuanto a lo de Arias Navarro querer invadir a Portugal, creo que nadie se lo planteado fuera de la CIA, mucho menos el propio Arias Navarro. Podrá haber sido uno de los planes de ultimo recurso de los yanquis para impedir la sovietización de Portugal, insertar esa idea en el régimen franquista que agonizaba... pero Arias Navarro tenía muchas cosas con que se preocupar para pensar siquiera en semejantes planes... amen de que por ese tiempo y por motivo de la guerra colonial de 13 años, Portugal tenía más de un millón de hombres con experiencia militar activa, muchos en escenario de combate - producto de la rotación de varios contingentes para Africa - y sus fuerzas armadas estaban razonablemente bien equipadas (aunque para combate contra guerrilla). Malo momento para hacer una tal invasión.

    Cosa distinta son los planes de Franco, que realmente han existido. Más que los libros de texto, es de la investigación periodística que emerge ese tipo conocimiento, de tiempos a tiempos. Ahora es un libro de un autor español que causa mucha efervescencia por aquí:




    No lo he leído el libro, pero tengo por seguro lo siguiente:
    1 - la grande tentación dice respeto a de construir un imperio colonial en el Norte de África e no a invadir a Portugal;
    2 - jamás Franco mencionó en memorandos y planes de invasión a Portugal - que existieron de hecho - que deseaba la anexión del territorio portugués a España o que la guerra con Portugal sería un objetivo en si misma. Jamás menciona a Portugal o los Portugueses como enemigos;
    3 - la invasión a Portugal la vería como preventiva en caso de guerra con la Gran Bretaña, escenario que anteveía probable en caso de ocupación de territorios en Marruecos y Argelia; Portugal es aliada de Inglaterra desde el siglo XIV - es que se puede lamentar después que eses movimientos preventivos sean planteados? Claro que no.

    Tanto Albion como los Estados Unidos, como también Alemania tuvieron sus propios planes de invasión a Portugal durante la II Grande Guerra. Portugal tiene una localización geográfica de estratégica importancia y una linea de mil kilómetros de mar. En un conflicto de aquel tipo es natural que muchos beligerantes necesitasen de las referidas condiciones para sus planes bélicos. España ha tenido los suyos... Y?
    Última edición por Irmão de Cá; 12/10/2009 a las 17:32
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  2. #2
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    - E é curioso amigo como " nossas democracias " uma das primeiras coisas que fizeram é desmantelar o exército...

    Pouco mais que acrescentar amigo. Salvo que é curioso como certos " nacionalistas " omiten interesadamente as outras tentativas invasoras e toda a culpa lha quer jogar para Espanha.

  3. #3
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    Respuesta: LATINIDAD, HISPANIDAD E IBERISMO

    Cita Iniciado por benitogarcia Ver mensaje
    Somos latinos, porque hablamos una lengua romance, heredera directamente del latín, que lo conserva sintáctica y semánticamente.

    Somos hispanos, en cuanto que somos herederos políticos de Roma, y emprendedores de la unidad territorial de la Península.

    Y por último, pero no en menor importancia, somos íberos, porque "racialmente", popular y culturalmente, somos los herederos de los pueblos que han habitado esta Península y se han sumado al sustrato biológico de la Iberia prehistórica.
    Benito, pues yo diría que somos romanos (sí porque hablamos una lengua romance, pero antes porque somos católicos y después porque, amen de la lengua, compartimos una matriz cultural romana que se traduce, por ejemplo, en nuestra foralidad tradicional y nuestro derecho. Más que latinos, somos culturalmente romanos y quizás los hispanos sean los más romanos de los pueblos actuales. No acabo es de ver por qué somos herederos políticos de Roma... existen todavía herederos políticos de Roma? Y muy menos entiendo porque nuestra hispanidad depende aún de la demanda de la unidad territorial o política de la Península. Sí que empezó por ahí; pero lo que hoy hace la hispanidad es mucho más que lo que hemos heredado de los romanos - y en buena parte resulta de la dualidad política luso-española, que ha permitido que en los cuatros cantos del mundo hayan nacido nuevas realidades del hispanismo global.

    Cuanto a de los iberos, pues lo somos... y no. No es una herencia que se pueda comparar con la romana. Pues algunos de nosotros descendemos de íberos... pero otros de celtas y más de celtíberos y indígenas celtizados. Prácticamente no hablamos nada de ibero, no veneramos a los dioses iberos, no conservamos nada de la cultura ibera. Que comparte un vasconio y un gallego de herencia ibera? Pues nada... ya de romano, comparten tantas, tantas cosas. Y, en este caso, ni tampoco es la origen de su lengua. Por eso a mi me gusta más llamar a nuestra península de Hispana, que de Ibera: sin que con eso me sienta español o siquiera quiera ser español.


    Cita Iniciado por benitogarcia Ver mensaje
    Sobre la hispanidad, qué decir. Muchos fueron los reyes que se disputaron ese título en la Edad Media para ser finalmente heredado por los reyes de Castilla y Aragón.

    De la suma de esa Lengua, que es el español, que es nuestra forma de hablar y sentir, de esa Historia que es la hispanidad, y de esa Conciencia colectiva que es la iberidad, nace un pueblo que es España, consciente de si mismo y con capacidad para subsumir y revertir todos sus retos y amenazas.
    Insisto en la distinción conceptual cuya defensa compartieron Don Ramiro de Maetzú y Hipólito Raposo: la de hispanidad y españolidad. Las coronas de Castilla y de Aragón (y respectivos monarcas) fueron referencia de buena parte de la hispanidad pero no de toda. Lo mismo se puede decir del pueblo español y de la lengua castellana, la joya de las lenguas españolas, la más hablada de las hispanas.


    Cita Iniciado por benitogarcia Ver mensaje
    He dicho que nace un Pueblo, y en puridad podría haber dicho que nacen dos Pueblos, sino fuera porque los portugueses, a pesar de compartir con nosotros las mismas cosas, en realidad ya no son lo mismo, sino que son diferentes. Es Portugal y no es España, y podemos compartir cosas pero ya no seremos iguales.

    Para hablar de igualdad entre Portugal y España, en el futuro, habrá que referirse a instancias superiores.
    Sí, de acuerdo. El pueblo portugués, por haber nacido gallego y leonés no llegó por eso a ser español. No existiría ningún pueblo portugués si así fuera. Yo sería gallego y mi mujer leonesa, por ejemplo. Pero existe porque Afonso Henriques ha tenido la idea de hacerlo. Pero después de casi novecientos años, los inventos de Portugal y del pueblo portugués son tan sólidos y reales como el Reino de España y el pueblo español. Esa es la realidad, no existe otra. Pero no son las diferencias de los pueblos, las que justifican la dualidad política de Portugal y España; por eso mismo Portugal tuvo que ser creada como nación. Ordóñez suele decir que puestos juntos a él y a mi, un desconocido no diría correctamente quien es el andaluz y quien el portugués. Las tradiciones y la lengua portuguesas son muy más cercanas a las gallegas que las gallegas a las navarras, de eso no queden dudas. Son de risa los desesperados intentos independentistas y ultranacionalistas para hallar diferencias genéticas y culturales donde no existen; en Gallicia llegan a deformar los dialectos gallegos antiguos para alejarlos de todo el castellanismo y a intentar crear una especie de batúa gallego! Esto para justificar separaciones políticas que no lo necesitan.

    Portugal es un país separado de España por que lo conquistó y lo defendió. No por ser así tan diferente de origen. No por no ser tan hispano como es España. Pero por haberse creado toda una historia separada de ochocientos años. Tan sólo. Esto no cambiará jamás. Mismo que España y Portugal tuvieran el mismo Rey. Un Rey legitimo... de esa instancia superior carecemos bien los españoles y los portugueses...
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  4. #4
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Este texto me parece decepcionante:

    EM QUE CONSISTE EXACTAMENTE O PERIGO ESPANHOL

    Henrique Barrilaro Ruas

    Quando dois impérios se conjugam, e o menos forte se submete ao mais forte, os terceiros têm tudo a perder

    ...o “perigo espanhol” é hoje, numa Europa outra vez egoísta e carolíngia, que se confunda Portugal com o (aliás, nobilíssimo) Euzkadi.
    O “perigo espanhol” é doença quase endémica entre portugueses. A bem dizer, só recentemente, com o fenómeno um tanto snob do anti-nacionalismo, é que se tem perdido essa antiga sensação. Pessoalmente, com sangue materno de origem espanhola (mas andaluz – de ascendência genovesa – e basco), com uma educação de patriotismo quase romântico, com muita acentuada atenção aos factos históricos mais simbólicos, devo confessar que sempre senti esse perigo e a vontade de o enfrentar. Mas nunca deixei de ter simpatia e admiração pela Espanha, e sempre tenho procurado levar os meus amigos mais exaltadamente desconfiados e hostis a aceitarem que os Espanhóis não são um perigo por odiarem Portugal, mas por amarem Portugal inadequadamente, ou de modo insensato.
    Ao longo dos tempos, o “perigo espanhol” manifestou-se de várias maneiras: desde o altivo paternalismo de Afonso VII (apesar do encontro de 4 e 5 de Outubro de 1143), até à paixão incontrolada de João I ou de Filipe II; desde o absorvente imperialismo de Filipe IV até à idolatria napoleónica de Godoy; desde o insolente intervencionismo de Afonso XIII até ao de Franco (já perto de morrer).
    De todas essas modalidades, nem todas elas postas em prática ou sequer experimentadas, a mais grave terá sido a de Godoy. Porque foi então que o imperialismo castelhano (muitas vezes apenas sonhado) se conjugou com outro imperialismo mais poderoso, e um e outro decidiram acabar com Portugal. E também porque, de esse absurdo e vergonhoso conluio, fica no corpo de Portugal a “chaga do lado”: ainda hoje, Olivença está sob o domínio espanhol.
    Direi, pois, que acredito no “perigo espanhol”. Direi que, para mim, o perigo espanhol está mais forte, mais opulento, mais complexo e mais extenso; porque se confunde com o que chamo o perigo europeu, que para nós, portugueses, está propriamente representado por aquele primeiro perigo. Estou convencido de que os espanhóis aceitaram facilmente o projecto europeu (que não parecia poder ser simpático ao seu profundo e sensível nacionalismo), exactamente por assim se lhes oferecer a ocasião propícia para pôr em prática o antigo sonho da unidade peninsular. Foi uma coisa que logo entendi (ou intuí) quando, em 1948, ouvi Denis de Rougemont defender, na Cidade Universitária de Paris, a tese da Federação Europeia. Proposta pelo orador a sua visão da futura Europa, a imensa maioria da larga assistência (em que havia bastantes espanhóis) votou a favor, contra dois votos (o meu e o de uma belga) e com meia dúzia de abstenções, algumas das quais eram espanholas. Nunca mais deixei de compreender como coisa natural a posição espanhola favorável à europeização crescente.
    Quando dois impérios se conjugam, e o menos forte se submete ao mais forte, os terceiros têm tudo a perder. O absurdo tratado de Fontainebleau não foi avante. Mas o tratadozinho de Badajoz, que devia ser desfeito no Congresso de Viena, como primeiro ensaio da destruição de Portugal por Napoleão e Godoy, ultrapassou vitoriosamente a barreira da Política geral, e ainda hoje pesa nas relações luso-espanholas. Tal foi a força dessa coligação imperialista.
    Mas eu prefiro abordar o tema numa perspectiva diferente. Não a partir de experiências, de casos concretos, de anormalidades, mas antes a pensar em grandes linhas da História. No rosto positivo da História.
    O que mais importa, penso eu, é considerar o que é que está – ou pode estar – em perigo, quando se fala em “perigo espanhol”. Uma coisa é ver, conhecer o perigo em si mesmo, na matéria que o compõe, nas formas que tem assumido ou pode vir a assumir. Outra coisa, bem mais interessante, é saber em que consiste esse perigo quanto ao que é ameaçado. (Há fortíssimas tempestades que varrem os desertos e os mares e as montanhas – e que nada ou quase nada significam para a gente humana. Há tempestades – ou sismos – bem mais pequenos em si, e que provocam terríveis desastres para a humanidade.) Interessa, pois, para pesar o “perigo espanhol”, olhar claramente para aquilo que está ou pode estar em perigo.
    Neste sentido, ao menos para nós, portugueses, o “perigo espanhol” ganha significado bem concreto, e revela uma inesperada transcendência.
    1. “Perigo espanhol” é negar, ou contradizer, ou pôr em causa, ou desprezar a soberania do povo português. Pode ser que, para alguns grandes povos, a soberania não tenha importância essencial. Mas nós, portugueses, aqui, na Península, sempre precisámos dessa alta muralha, dessa defesa insubstituível, desse sinal esplêndido. Quisemos a independência – e não foi por capricho. Ganhámos a independência. Criámos o Pacto Sucessório, que iria permitir a D. Afonso Henriques a Conferência de Zamora e a espantosa salvação do reino quando do desastre de Badajoz.
    Criámos um vasto sistema de alianças de base matrimonial, dentro e fora da Península. Criámos a Aliança Inglesa (que já tem formas vivas no primeiro reinado), que nos vai ajudar a contra-balançar o poderio castelhano ainda em tempos de D. Fernando. Organizámos as Forças Armadas com estruturas defensivas que tinham atingido, no reinado de D. Sebastião, tal densidade e qualidade que nos viriam a dar a vitória da Guerra da Restauração e nas Invasões Francesas.
    2. “Perigo espanhol” é negar ou pôr em dúvida a realidade comunitária dotada de consciência “para-nacional” (Pierre David) e que constituía já uma “república” antes de assumir a forma de Estado nacional. (De certa maneira, essa comunidade tinha por fundamento os Lusitanos de Viriato e, como reino dos Suevos, chegara a aliar-se ao Império Romano do Oriente.)
    3. “Perigo espanhol” é, também, negar ou contradizer, ou sobretudo, menosprezar como ornato barroco o carácter institucional permanente do centro-cume do Estado nacional: uma realeza hereditária mas aberta ao critério absoluto do Interesse Nacional, como se viu em 1245, em 1383-85, em 1640-1641, em 1667-68, em 1698, e na controvérsia de 1826-34. Abater ou conservar abatida essa instituição cria uma forma notável de “perigo espanhol”, sempre que a Espanha é regida em monarquia. Porque logo Portugal tende a ser tomado como análogo à Galiza, ao País Basco, à Catalunha... O que já tem visto e sofrido, de vários modos; por exemplo, em Santiago de Compostela, num falhado “frente a frente” do Rei de Espanha com o Presidente Jorge Sampaio.
    4. “Perigo espanhol” é, também, negar, adormecer, pôr em banho-maria a indiscutível prioridade portuguesa das Descobertas marítimas, na colonização sistemática, na evangelização permanente fora da Europa. Esquecer que os arquipélagos da Madeira, dos Açores, de Cabo Verde, foram os pioneiros da Cultura Europeia (como tal nascente) na época em que o Renascimento dava aos europeus a auto-consciência.
    5. “Perigo espanhol” é negar ou esquecer que foi Portugal que renovou a Historiografia europeia, dando-lhe dimensões de universalidade, apenas comparável àquela que marca os primeiros séculos do Cristianismo.
    6. “Perigo espanhol” é ignorar ou desprezar a origem portuguesa de certas formas culturais que vão estar presentes do Extremo Oriente ao Extremo Ocidente e têm pontos altos o culto ao Espírito Santo, a solidariedade comunitária, o carácter festivo do bem-fazer, a igualdade social própria das Santas Casas da Misericórdia.
    7. “Perigo espanhol” é fazer-se alguém surdo à língua portuguesa, nossa “pátria”, supor indiferente à riqueza da humanidade que entre os Trovadores e Rosalía de Castro se estendesse um imenso deserto de silêncio – ou de canto e discursos castelhanos -, ou se pudesse ouvir o Cancioneiro Geral, e Fernão Lopes, e o Leal Conselheiro, e a Menina e Moça, e Gil Vicente, e Barros, e Camões, e Vieira, e Rodrigues Lobo e Bocage e Garrett e Camilo...
    8. “Perigo espanhol” é fazer de conta que a acção dos Portugueses foi equivalente à dos Espanhóis na América do Sul, e que só por acaso é que metade desse continente constitui o Brasil, ao passo que a outra metade se divide em nove Estados nacionais e alguns territórios mal saídos do colonialismo.
    Ou seja, a visão ou descoberta do “perigo espanhol” em termos funcionais, ou de apreciação relativa, ou de dinâmica histórica, ou de polémica civilizacional, constitui virtualmente uma tragédia para a humanidade.
    Se o “perigo espanhol” tivesse sido eficaz, plenamente ou quase vitorioso, não só o Povo português como, em diversos graus, muitos outros povos, vastíssimas regiões do mundo, teriam perdido ou nunca teriam alcançado certos bens políticos, económicos, culturais, espirituais, de altíssima importância. Tanto mais que não podemos esquecer o que significa prioridade portuguesa para uma Europa habituada a viver e a morrer sobre si mesma, inegavelmente engenhosa, artística, “sofisticada”, capaz de se inebriar com os perfumes do seu próprio corpo e do seu próprio espírito, provavelmente apegada para sempre à deslumbrante contemplação do umbigo...
    Sem Aljubarrota, sem Montes Claros, sem as Linhas de Torres (tornadas necessárias também pela convergência do “perigo espanhol” com o, então campeante, perigo francês) a já grande ameaça que acompanha quase sempre a nossa História teria instalado no mundo um “Portugal” bem diferente, um “Portugal” paralelo, ou sombra, de Espanha.
    *
    Em 1949, no mês de Julho, reuniu-se perto de Salzburgo o 1º Congresso das “Nouvelles Equipes Internationales”, de raiz democrata-cristã e federalista. A convite da delegação francesa, e apesar de ter declarado não ser democrata-cristão (mas cristão social) nem federalista-europeu, desloquei-me de Paris (onde terminava dois anos de estudos) e tomei parte nos trabalhos, na qualidade de observador português. (Era, de facto, exemplar único.) Tive a oportunidade de, durante alguns dias, conviver com dois delegados do País Basco, um dos quais era irmão do Presidente Aguirre (então residente, de preferência, em Biarritz) e o outro se chamava (o nome tornou-se, há poucos anos, muito conhecido) Iñaki de Rentería. Este último tinha estado, pouco antes, nos Pirenéus, como guerrilheiro anti-franquista. Ambos me diziam (além de outras coisas que para este caso interessam menos) que o problema histórico português – o problema da sua soberania plena – era completamente diferente do problema basco. Porque Portugal sempre tivera política diplomática própria, e tambem porque havia o Ultramar. Estou a vê-los, na Áustria, e, dias depois, em Paris, na própria casa do Presidente Aguirre, a explanar estas e outras ideias claras e distintas. As fotografias que deles conservo avivam a recordação pessoal. E acentuam, em diferente perspectiva, os traços essenciais da questão que nos ocupa. Porque o “perigo espanhol” é hoje, numa Europa outra vez egoísta e carolíngia, que se confunda Portugal com o (aliás, no bilíssimo) Euzkadi.
    Tal confusão (ou outras semelhantes a ela) não depende necessariamente de Espanha. Pode ser obra dos Portugueses. Como todas as versões do “perigo espanhol” que ao longo deste escrito fomos apresentando.

    (In História, Novembro 2002, pp. 34-37; com algumas correcções introduzidas pelo Autor)









    1 ) - Se sigue sin mencionar las razzias portuguesas sobre Huelva en el siglo XII, la intromisión descarada contra Isabel la Católica invadiendo suelo español para imponer a la usurpadora y la misma y repetida acción con el archiduque Carlos en el siglo XVIII, aquel que entró aliado de jansenistas y demás herejes varios. No dice tampoco lo que los ingleses buscaban aliándose con Portugal: Las coronas de Castilla y Aragón. Después de la herejía, ya ni hablemos.



    2 ) - No entiendo qué pintaba Barrilaro Ruas con el democratismo " cristiano " al que en efecto ayudó el racista PNV, partido que colaboró con la masónica y socialista II República antiespañola, a la que acabó traicionando, aun estando implicado en terribles fusilamientos de católicos. El mismo Aguirre, a quien dice conocer, abogaba por una confederación ibérica. Iñaki de Rentería fue un terrorista asqueroso, no un guerrillero antifranquista. Un terrorista asqueroso amparado en buena medida por el clero progresista que tantísimo daño ha hecho a España.No entiendo a qué viene el uso de la palabreja " Euskadi " que fue una patraña que se inventó el racista y enfermo mental Sabino Arana y que jamás fue usada por los euskaldunes para referirse a su terruño.



    3 ) - La aborregada sociedad española no fue más entusiasta para con el europeísmo que Portugal, que asistió al proceso igual de encantado.


    4 ) - No entiendo la supuesta necesidad de separar la obra portuguesa en América de la española. ¿ Quiere decir que fue mejor ? Tampoco se acuerda de los bandeirantes, de la colonia de Sacramento, de las invasiones guaraníes, etc.




    En fin, creo que incluso desde sectores " positivos " parece querer resucitar un fantasma que realmente no existe, y no se quiere reconocer la miseria propia, echando balones fuera y pintando a España como un peligro perenne....Cuando no es así y menos a día de hoy.


    Si el patriotismo portugués ha de basarse en falsos peligros enemistados, me temo que tiene aún menos futuro que el español. No veo que se base en la afirmación, sino en el " contra ". Los españoles podemos tener muchos defectos pero no veo que estemos todo el día con Toro en la boca. ¿ O deberíamos ? Es que no lo creo así.


    Discúlpenme mis amigos portugueses si parezco soez, pero me estoy decepcionando mucho con ciertos sectores que se presuponen sanos. No conozco aún bien la obra de Barrilaro Ruas, mas este texto en concreto harto me ha decepcionado.








  5. #5
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Lo que también me parece de traca, y más para decepción, es que Barrilaro Ruas acuda a Viriato y los lusitanos y a los suevos ( Tremendo anacronismo ) para justificar el hecho diferencial portugués. Yo creía que la nación portuguesa tenía los referentes muy claros, pero por lo visto siempre hubo quien se empeñó en diluirlos; olvidándose por ejemplo de que la capital romana de la Lusitania fue Mérida; aunque si se intenta borrar la romanidad de Portugal pues ya....De hecho creo que por ahí, si nos metemos en etnicismos, no se verá claridad alguna sino todo lo contrario.


    No sé tampoco qué pensarían algunos, como el duartista liberal aquel al que rebatimos, si los tradicionalistas españoles nos reuniéramos y apoyáramos el separatismo antiportugués. No es que Portugal sea visto aquí como Galicia o las Vascongadas o Cataluña, es que hay ciertos nacionalistas portugueses que se empeñan en ello, y lo hacen con un brutal desconocimiento sobre la historia española y sobre la realidad actual.


    Lo que tampoco dice es que si Brasil se conservó como nación-continente fue gracias a una monarquía legítima cuyo napoleón ultramarino derrocó a la monarquía legítima y popular portuguesa. Lo que tampoco dice es que el Brasil le ha ido quitando territorio a sus vecinos todos estos años, teniendo un terrible protagonismo en la desgraciada Guerra de la Triple Alianza.

    Por otra parte, ¿ cuántos estados suma el África Lusa ?




    supor indiferente à riqueza da humanidade que entre os Trovadores e Rosalía de Castro


    Por lo visto esto tiene más influjo de la cuenta; en nuestros días D. Duarte anda empeñado, junto con la extrema izquierda de aquí que nunca dejó de ser iberista, en la supuesta lusofonía gallega. En todo caso es al revés, ese romance nació en Galicia, así como el mirandés hunde sus raíces en lo astur-leonés. Rosalía de Castro nunca escribió en portugués, y escribía mejor en castellano que en gallego. Lo cual no quita que sea cierto lo que Sardinha recogió de Menéndez Pelayo: Que la flor lírica de la Península ( Como el Amadís de Gaula ) nació del tronco galaico-portugués; así era conocida esa lengua romance, como galaico-portuguesa, en la Corte de Alfonso X el Sabio, lengua que nació en la actual Galicia y es derivada del latín, no del lusitano o del suevo. Hay que contarlo todo. Por ello, no es obstáculo pues que Rosalía compartiera ese genial tronco lirista que Portugal ha desarrollado con tanto talento, pero si vamos a hablar de raíces, vamos a intentar ser exhaustivos.





    Europa outra vez egoísta e carolíngia



    ¿ La Europa de ahora carolingia ? No lo pillo.



    Repito: Disculpad si esto es una falta de respeto hacia un autor que ya no puede defenderse y que hizo bien a Portugal. Pero es que creo que hay errores de bulto. Yo no soy nadie para dar lecciones, lo admito, pero es que hay evidencias dolientes.
    Última edición por Ordóñez; 21/10/2009 a las 00:15

  6. #6
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    Querido Ordóñez, ya ves por qué yo no contacto con los medios monárquicos portugueses. Hombre, que nadie escapa a este lavado cerebral hispanofobo. Y no cuides que los miguelistas o los integralistas son mejores que los demás. Siempre esta afirmación por la diferencia que, a no existir de derecho, se crea de hecho. Siempre las trampas suevas y no sé que más cuentos de herencias celtas... siempre las invasiones castellanas olvidando a Toro, a Badajoz, a las razias de Huelva, a la entrada del Marquês das Minas en Madrid dejando muertos y heridos españoles por el camino... siempre la usurpación violenta de Felipe II (que no fue usurpación ni violenta: a 4 meses de besamanos y ramos de olivo no se puede llamar violencia)... siempre Godoy (como si los españoles no fueran los primeros a odiarlo)... siempre el buenísimo amigo inglés que viene y lo salva todo: salva tu dinero, tus colonias, tus reliquias y obras de arte, tus ejércitos para guerras ajenas, tu independencia, tu fe... te lo salva todo!

    Siempre el peligro español: de un día, si España dejar de existir (que Dios no lo permita) Portugal no tener razón para existir. Por que no tiene a quien temer o quien odiar! Hombre Ordóñez, que me avergüenzo de ser portugués si esta gente lo es!
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  7. #7
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    Eh pá, tampouco desesperes, lembra que onde mais odio há a Espanha é em Espanha....Mas sim, compreendo-te muito bem.

  8. #8
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    BOINA VERDE MIGUELISTA



    Boina verde miguelista,
    Has cruzado el Guadiana,
    A combatir en la bandera,
    De Carlos Quinto de España,


    Desgarrada tu patria,
    Por la vil usurpación,
    Cruzas al país vecino,
    Alimentando una ilusión,


    La injusticia ha derrocado,
    Al más portugués de los portugueses,
    Al buen rey don Miguel,
    Al fidelísimo con creces,


    Mas en la lucha legitimista,
    Tienes pensado el continuar,
    Pues con tu heroico sacrificio,
    Quieres a la Revolución derrotar,


    Ante Dios no eres héroe anónimo,
    Lucha como los Silveiras,
    Que tuya es la sangre que corre,
    Por la ínclita princesa de Beira,


    Boina verde miguelista,
    Acude con el oficial Paz,
    Por una península apostólica,
    Por dos patrias en libertad,


    Imita el ejemplo del Remexido,
    Resiste hasta morir o vencer,
    Un tradicionalista luso,
    En España no se ha de perder,


    Y nunca olvides a tu gran nación,
    Boina verde de Portugal,
    La legitimidad algún día,
    Allá habrás de restaurar.

  9. #9
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    AH, POETA!!! Que delícia, pá! Uma maravilha!!!
    Tens muito a agradecer a Deus, que te fez tão versado na poesia como na prosa. És um verdadeiro Bardo da Hispanidade!!
    res eodem modo conservatur quo generantur
    SAGRADA HISPÂNIA
    HISPANIS OMNIS SVMVS

  10. #10
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Pá, exagerado....Outra vez tu o andaluz e eu o português.....

    Obrigado.

  11. #11
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    LA AMENAZA PORTUGUESA




    Hace poco, SAR D. Duarte de Braganza habló de la lusofonía en Galicia y en las Antillas, nada más y nada menos. Con el concurso de las furiosas hordas nacionalistas lusitanas. En principio no nos parecería nada serio sino existieran serios planes de Portugal para invadir España empezando por Galicia. A saber, la Historia nos ofrece abundantes ejemplos:


    - En el siglo XIII, reconquistada la franja sudoccidental de España, naciendo así Andalucía por los lindes del valle del Guadalquivir, los portugueses no se conformarán y llegarán hasta Aroche. Portugal no se conformó con el tratado militar que establecen las tropas del Rey San Fernando e insiste en expandir su Reino de los Algarves a costa del Reino de Sevilla. Las razzias serán terribles, los malvados soldados portugueses asolarán día sí y día también las distintas poblaciones de la actual provincia de Huelva, y no sólo las fronterizas: Ayamonte, Paymogo, Santa Bárbara de Casas, Rosal de la Frontera, Encinasola, Almonaster, Aracena, Cala....Todas ellas aún guardan en la memoria colectiva el terrible empuje militar luso. Se tuvieron que construir los llamados " castillos de la banda gallega " pero las invasiones portucalenses se repitieron una y otra vez. Incluso hasta el fado de Carlos Cano recuerda, aun con paños calientes, y en siglos bastante posteriores, cómo un ayamontino fue abatido por la policía portuguesa con extrema brutalidad.

    Son muchas las pruebas de que a Portugal nunca le preocupó la lucha contra el islam, una vez que se hubo asegurado su territorio, sólo buscó su imperialismo contra España, en concreto contra esta parte de Andalucía. Y tal atavismo no acabará nunca.


    - En el siglo XIV, Portugal no sólo lucha por su independencia, sino que invade España por amplios territorios, ya fueran gallegos, extremeños, manchegos o incluso andaluces. Andaluces, otra vez, la codicia del luso....Portugal se alía a una Inglaterra cuya nobleza venía ansiando las coronas de Castilla y Aragón, es decir, Portugal no sólo invade por su cuenta suelo español, sino que, con Inglaterra, está dispuesto a repartírselo. O mejor dicho: Está dispuesto a hacerle el trabajo sucio para que los británicos reinen aquí.Muchos portugueses clamaron " Castela ! " para luego traicionar esa lealtad incipiente y cometer razzias terribles al servicio de la alianza anglo-portuguesa. Para eso juraron lealtad casi la mitad de los castillos portugueses.....El enemigo siempre es igual.




    - En el siglo XV, Portugal invade suelo español para inmiscuirse en la Guerra de Sucesión, apoyando a la usurpadora Beltraneja. Obsérvese la radical importancia del asunto, interfiriendo directamente en la política española e invadiendo su suelo. Incluso el rey Alfonso V tendrá la osadía de decir que los Reyes Católicos no lo eran de toda España, y Camoês, de hablar de los lusos como " uma gente fortissima de Hespanha ", " Hespanha, con nações differentes se engrandeçe "....Desde la literatura a la política real, se llega a invadir a España hasta en el " sentimiento nacional ". Y en los principios del XVIII, Portugal de nuevo apoyará la usurpación del Archiduque. Archiduque austriaco invasor que entra con aliados jansenistas, calvinistas holandeses y herejes británicos. El Marqués das Minas llega a tomar Madrid y sus saqueos y matanzas son terribles. ¿ Qué hacía Portugal inmiscuyéndose de esta manera en la política española ? Invadir, amén de ayudar a que sus aliados ingleses invadieran Gibraltar.


    - En el siglo XVI, el pueblo portugués acogerá a Felipe de Habsburgo como su legítimo soberano al calor de las ramas de olivo. Ochenta años más tarde, contraviniendo el propio deseo inicial lusitano, Portugal se declara en rebeldía salvo Ceuta; desestabilizando la delicada política española y favoreciendo a nuestros enemigos. Numerosos portugueses, como el general Dias Pimenta, tendrán que pasar la raya de Extremadura y exiliarse aquí, siendo tratados como traidores en su propia nación y siendo objeto de agresiones furibundas. Portugal pone en peligro asimismo la vida de los muchos portugueses afincados tanto en la España peninsular como en la indiana. La nobleza portuguesa buscó una y otra vez matrimonios para la unidad política peninsular pero siendo Portugal el reino predominante. Encima que buscó todas estas alianzas para invadirnos, nos organiza guerras de separación. Ni vive ni deja vivir.Adelantándose a la memoria histórica de Zapatero, Portugal quiere borrar de un plumazo estos años de la suya propia, a caballo del XVI al XVII, tal y como la nueva corona de Braganza confiscará los títulos y tierras de Felipe de Mello; a quien la Corona española, con poquísima vista ( Por no tener presente al enemigo secular, digo ), dio mando en sus ejércitos en Rocroi. La presencia de los portugueses en los Tercios es una afrenta para el imperialismo de Lisboa, y por ello, cual gran hermano orwelliano, no se puede ni hablar del tema; y si se habla, que sea escupiendo odio cueste lo que cueste.


    - Por si fuera poco, en Sudamérica no pararán las invasiones. Los bandeirantes, no respetando el Derecho de Gentes, van a invadir suelo español americano con el único objetivo de capturar indios para someterlos como esclavos. En el siglo XVIII, al servicio de intereses británicos, Portugal invadirá una y otra vez el actual Uruguay. La misma política continúa luego el Imperio de Brasil, que no sólo invade a sangre y fuego el Uruguay, sino que comete un genocidio terrible en la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay del Mariscal López, robándole más de la mitad de su territorio. Asimismo, le rapiña tierras al Perú, Colombia, Bolivia....Mientras Bolivia es un país de mayoría india y el Perú tiene una importantísima población de idéntico origen, en el Brasil los indios cada vez son más minoría. Hasta el siglo XX los indios peruanos cantaban el catecismo quechua, y desde el Río Grande a la Tierra de Fuego, aún se habla el náhuatl, el maya, el guaraní, el quechua, el aymará....Los bandeirantes sanguinarios quisieron impedir eso en la América lusa. Una vez más, Portugal invadió suelo español, y luego, su hijo brasileño, no sólo repite eso con sus vecinos países ya independientes, sino que su monarquía ilegítima derroca a Miguel I, Majestad Fidelísima aclamada por el pueblo y en las Cortes; y lo hace con la ayuda de Francia, Gran Bretaña, mercenarios belgas, etc. Y recordemos que Saldanha, militar al servicio del usurpador D. Pedro, ya le prometía a éste la Corona de España. Al usurpador no le bastó con separar el Brasil aun continuando la política bandeirante, sino que con sus salvajes partidarios quiso para él también el trono español. Los que ondean su blanquiazul bandera insisten en tal propósito.

    Resulta que también los legitimistas Silveiras pasaban a suelo español como si nada, y los españoles realistas encima le proporcionaban de todo, y D. Miguel, apoyando y reconociendo a su tío D. Carlos....Y luego, las tropas liberales portuguesas invadirán suelo español apoyadas en las británicas. Interfiriendo una y otra vez. A los años, una princesa portuguesa lo haría con su " Carta a los españoles ".....


    - En la Guerra de Independencia contra los franceses, Portugal vuelve a entrar en suelo español al servicio de tropas británicas. Tropas británicas que saquearán poblaciones de Salamanca. Portugal no sólo ayuda a luchar contra Napoleón, sino a los mismos ingleses a su botín. Portugal es de facto, en estos años, un protectorado británico.


    - En la Guerra Civil española, los portugueses se van a inmiscuir de lo lindo. El Doctor Oliveira Salazar no tiene otra cosa mejor que hacer que, aun no siendo " oficial ", facilitar avituallamiento y voluntarios a las tropas nacionales contra las republicanas. Incluso se permite el lujo de acoger en suelo portugués a Manuel Fal Conde. Y hay quien dice hasta que, con Arístides de Sousa Mendes interviene para ayudar a republicanos.....Intromisión en la política española, se mire como se mire. Años después, un golpe militar de izquierdas patrocinado por las altas instancias mundialistas derroca al gobierno de Caetano dando un golpe de estado; la lucha ultramarina es traicionada y de 500.000 a 1.000.000 de portugueses se ven en la estacada. España atraviesa una difícil situación en el año de 1974, y el gobierno golpista rojo no tiene otra cosa mejor que hacer que instalar al Partido Comunista de España en Lisboa, abandonando éste su dorado exilio parisino. Una vez más, Portugal intenta desestabilizar a España, entrometiéndose en su política. Antes de eso, ya Rolão Preto había hablado de los gallegos como " portugueses alêm do Minho...."; Galicia, siempre Galicia, amenazada por el expansionismo portucalense.


    Decimos que aquella política la continuó el Brasil, que se consolida como nación-continente en base a una ilegítima monarquía. Dejando, en cambio, una suma de estados imposibles entre Angola, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, Guinea Bissau, Cabo Verde, Goa ( India ), Macao ( China ) o el Timor Oriental. Un Portugal que favorece a los judíos y se convierte así durante siglos en toda una potencia esclavista sin que nadie proteste, provocando grandes desastres demográficos en África casi exterminando a los indios en Sudamérica.


    - Por si esto pareciere poco, políticos e intelectuales portugueses, desde Sócrates a Saramago, patrocinan un rabioso iberismo con el objeto de anular la patria española. Son constantes las referencias a una unidad lingüística con los gallegos; se saca hasta la leyenda de que Galicia era un reino independiente hasta 1833. Todo ello en connivencia con la extrema izquierda terrorista, a la que la derecha portuguesa apoya en su radical hispanofobia. Portugal, así, se vuelve a inmiscuir en la política española, amenazando su territorialidad, con un deseo nada oculto de invadir España empezando rabiosamente por Galicia. Portugal no sólo ha cometido terribles etnocidios en su suelo, prohibiendo la lengua mirandesa de origen astur-leonés, anulando la personalidad política del Reino de los Algarves, sino que, contra el origen de su propia lengua, pretende anular a Galicia e invadir España, con delirios etnicistas celto-suevistas; racismo que abomina, pues, de España como una raza inferior que está sometiendo a su racial hermana galaica. El centralismo lisboeta está tomando posiciones cada vez más descaradas y no le basta con oprimir a sus compatriotas, sino que no deja de pensar en España. Los partidarios de la Gran Lusitania abominan del legado romano y aún no han superado que estos malvados establecieran la capitalidad lusitana en Mérida. Y antes de ese resquemor, en el albor de nuestra península, ya los lusitanos saqueaban la Turdetania. Todo empezó pronto....Con tantos etnocidios, los portugueses que se apelliden Salazar, Carmona, Andrade o Moreno ya pueden ir temiendo por su vida, culpables de pertenecer a una raza impura de romanos, visigodos y moros; ¿ deberíamos hacer nosotros lo mismo con aquellos españoles que se apellidan Machado, Sousa, Figueredo ? Ahí lo dejo.



    Desde hace ya bastantes años, Portugal no para de fomentar la inmigración ilegal y masiva. Si uno va a Lisboa no sabe si está en Europa o en África. Lo primero que ve uno es una mezquita. El islam, así como las sectas protestantes, se extiende vertiginosamente. El voto comunista aumenta con espectacularidad, y los mismos rojos están totalmente infiltrados en una Iglesia que se pasa por el arco del triunfo el Motu Proprio del Papa Benedicto XVI. Portugal está utilizando todas estas herramientas revolucionarias para totalitarizar su propio régimen y así dar el gran golpe invasor contra España.


    Con todo, obsérvese que el odio abunda en Portugal cuando un español acude allí, que es maltratado sin compasión. Las miradas de odio, los insultos, la mala educación; afloran hasta a los turistas, en cambio, si es inglés o italiano, todo es amabilidad por parte del portugués. Portugués que no piensa en otra cosa que en invadir España, reiteramos. Porque aunque eche pestes de Alfonso " XIII ", no dudará en acoger a su nieto Juanca y agasajarlo hasta extremos empalagosos, como así se hizo con su padre Juanón. Juanca es propuesto como modelo por el heredero de la Corona Portuguesa, el mismo que se empeña no ya en la lusofonía gallega, sino también en la antillana, y ahora también en la guineana ecuatorial. No sólo es contra España, sino contra sus lenguas, y favoreciendo las peores políticas para debilitarnos.



    Por todo ello, hemos de ser conscientes y promover un patriotismo español escudado en la gloriosa Batalla de Toro, donde nuestras tropas nos liberaron del peor vecino que podemos tener, que nos odia y nos fustiga y jamás nos dará tregua. Que las piedras de los castillos de la banda gallega nos inspiren ese sanísimo recelo contra el invasor que no descansa y que no piensa en otra cosa. Celebremos con los guaraníes la gesta de Mbororé. Eso sí, como el imperialismo lisboeta sólo se basa en el odio a España, igual cuando desaparezcamos como nación ya se quedarán tranquilos, aun sin hallar ya razones para su existencia. No se entiende España sin Toro, sin la lucha contra el marqués das Minas, sin los castillos de la banda gallega, sin Mbororé. Son gestas nacionales cuyo olvido no puede calificarse sino de traicionero descuido frente al invasor omnipresente, un peligro que nunca debemos olvidar y por el que siempre hemos de estar nerviosos. El AVE no es más que una maniobra del imperialismo lisboeta para que la invasión sea más fácil, todo ello con el dinero de los portugueses, entusiastas con su oligarquía de la Unión Europea, que votaron sin rechistar y encima con entusiasmo. Portugal ha introducido el Grupo PRISA en su territorio como una herramienta revolucionaria que, empezando desde los medios de comunicación, dé coartada al iberismo que será usado como método expansionista de Portugal contra España. Todo es culpa de Portugal, a quien debemos odiar porque de lo contrario, no seríamos españoles. Desde que cometió la terrible villanía de separarse del Reino de León, no ha parado de traicionar, de inmiscuirse en nuestros intereses, de invadirnos sin piedad. No debemos olvidarlo, y por tanto, ir fortificando Galicia y remozando los castillos onubenses.






    - Y BUENO, LLEGAMOS AL FINAL DEL ASUNTO. POR SUPUESTO, QUEDE CLARO, ESTE ARTÍCULO NO VA EN SERIO. SIMPLEMENTE HE INTENTADO MIMETIZAR LO QUE AL PARECER, Y EN ALGUNAS LECTURAS, ALGUNOS PORTUGUESES OPINAN DE ESPAÑA Y ETC. ¿ PERO POR UN MOMENTO, SE IMAGINAN USTEDES QUE YO ESCRIBIERA TODA ESTA PAPARRUCHADA EN SERIO ? PUES AL REVÉS SÍ QUE PASA Y PARECE QUE NO POCO. EMPERO, NO NOS PODEMOS QUEJAR, YA QUE DONDE MÁS Y MEJOR SE PROMOCIONA EL ODIO A ESPAÑA ES EN ESPAÑA.


    REITERO MIS DISCULPAS SI ALGUIEN SE SIENTE OFENDIDO, PERO ACLARO QUE ESTE ARTÍCULO ESTÁ HECHO EN CLAVE IRÓNICA Y CON UN AMARGO SENTIDO DEL HUMOR, QUE EN MI CASO ES BASTANTE MALO, COMO SE PERCIBIRÁ. NO JUSTIFICO LOS ERRORES DE ESPAÑA, Y COMO INTENTO SER OBJETIVO Y DICEN QUE SOY LICENCIADO EN HISTORIA, TAMPOCO JUSTIFICO LOS DE PORTUGAL.

    REITERO ASIMISMO QUE SI TANTO INCIDO Y TANTO ME DUELEN ESTAS COSAS ES, PORQUE AMÉN DE QUE AMO A ESPAÑA, AMO A PORTUGAL, QUE SIN SER MI PATRIA, NUNCA ME HE PODIDO SENTIR EXTRAÑO ALLÍ. ME INCULCARON EL AMOR A PORTUGAL DESDE LA MÁS TIERNA INFANCIA EN MI CASA Y YO LO HE IDO ACRECENTANDO CON LOS AÑOS, Y CELEBRO MUCHO LAS BUENAS AMISTADES LUSITANAS QUE TENGO. DIOS QUIERA QUE ALGÚN DÍA PUEDA APRENDER BIEN LA LENGUA PORTUGUESA, QUE ESA ES OTRA....



    POR ESO, ANTE TANTAS HISTERIAS Y MEMECES QUE PROLIFERAN A ENTRAMBAS ORILLAS DEL GUADIANA, AQUELLOS QUE AMAMOS UNA PENÍNSULA ALIADA Y LA LIBERTAD E INDEPENDENCIA DE SUS DOS GRANDES PATRIAS, PORTUGAL Y ESPAÑA, NO TENEMOS OTRA QUE ACUDIR AL LEGADO QUE NOS DEJARON D. MIGUEL Y D. CARLOS, Y, CON VÁZQUEZ DE MELLA Y ANTÓNIO SARDINHA, SEGUIR TRABAJANDO POR UNA ALIANZA PENINSULAR QUE NOS DEVUELVA NUESTRO SER, APRENDIENDO DE LOS ERRORES DEL PASADO, DEJÁNDONOS DE ODIOS FALSARIOS Y ESTÉRILES, MÁXIME CUANDO NUESTRO ENEMIGO ES EL MISMO. POR LA MEMORIA DE PEQUITO REBELO Y FAL CONDE. POR LA DEFENSA DE LA HISPANIDAD. ¡ VIVA ESPAÑA ! ¡ VIVA PORTUGAL !
    Última edición por Ordóñez; 22/10/2009 a las 12:56

  12. #12
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    1972 - Mário Saraiva, A Aliança Peninsular - uma advertência





    Aliança Peninsular - uma advertência integralista

    Mário Saraiva

    “Verdadeiramente A Aliança Peninsular não se reduz a uma qualquer programação no plano banal e corrente de relações de vizinhança ou de negócios, como o poderão levianamente supor quem apenas olhe as letras do titulo, ou leia o livro sem nenhuma atenção. Supera e transcende em muito esse propósito. A Aliança Peninsular traça-se num sentido eminentemente espiritualista e a sua projecção aponta-se até às novas nacionalidades onde prevaleceu a cultura das duas nações mães.
    Elevando-se sobre as baixezas partidaristas em que ao tempo se enleava e absorvia por completo a política oficial, António Sardinha, grande pensador e grande português, preocupava-se doridamente com o destino ameaçado da pátria decaída e ousava chamá-la a voltar aos caminhos abandonados da sua vocação e da sua glória. Homem de fé e de génio - não fora ele também um poeta! - visionava que Portugal continuasse a sua missão histórica, tão precisa quando a própria civilização de que éramos porta-estandarte enfermava de crise gravíssima.
    No formoso poema inacabado, ansiadamente clamava António Sardinha:
    “Europa! Europa!.............
    ........................................
    Onde ficou o lábaro de Cristo?
    Onde deixaste, Europa, a tua flama?”
    Na centelha da inspiração, a alma do poeta ouvia soar uma daquelas horas dramáticas em que os filhos eleitos do destino são chamados a guardar o património e a honra dos pais:
    “Sozinha, nos penhascos do Ocidente,
    ouvindo ao mar o ímpeto brutal,
    pariste longa e dolorosamente
    um moço a quem chamaste Portugal!
    ...............................................
    não temas, ó Europa, ................
    já tens quem te dilate a Fé e o Império!”
    Império entende-se aqui como o da civilização Ocidental e Cristã, que o materialismo ateu prometia varrer da superfície da terra.
    Não se perdia, porém, António Sardinha nos entusiasmos de um sonho de grandeza. Português no mundo, via claramente as dificuldades e os perigos que se nos opunham, na pequenez relativa dos nossas forças, para tamanha empresa. Daqui a inspiração aberta à Aliança Peninsular. Também a Espanha, a nossa vizinha e irmã (filhas, como éramos da “Madre Hispânia”) se achava em similares circunstâncias e com responsabilidades análogas a Portugal: constituindo-se em parcelas ultramarinas ainda a civilizar, igual connosco na progenitura de nacionalidades no continente americano. Incompletadas as missões de Portugal e de Espanha, havia que prossegui-las numa segunda e nova fase, em moldes actualizados, começando por efectivar, lado a lado, as comunidades de línguas portuguesa e castelhana e fazendo em seguida a aliança necessária à defesa e universalidade da obra comum. Isto seria retomar na contemporaneidade “o antigo paralelismo de Quinhentos”. Assim pensava António Sardinha, por volta de 1920, antecipando-se às tendências, hoje em generalizada execução, dos grandes blocos.
    “Hispanismo” (de Hispânia e não de Espanha!), concebia-o, em seu rasgo visionário de “grande política”, como “a palavra que exprime e coordena todas as aspirações criadoras, não só das pátrias peninsulares, como das nacionalidades hispano-americanas, Brasil incluído.”
    A implícita “unidade hispânica” determinava-a “exactamente no dualismo político, inconversível mas concordante das duas soberanias em que Portugal e Espanha se expressam para melhor garantia do seu interesse comum.”
    Em espíritos temerosos, a ideia da Aliança Peninsular tem despertado, bem se sabe, algumas desconfianças e compreensíveis receios. Aliás António Sardinha foi o próprio a dizer que “O estado espanhol herdeiro do centralismo absorvente do Conde-Duque, quando olha Portugal, olha-o como uma parte sua, que interesses criminosos separaram do sua integral gravitação. Mas como não se muda a situação geográfica, nem é possível alterar ou ignorar a realidade que nos fez confinantes, e por conseguinte esquivarmo-nos é nossa circunstancialidade histórica, António Sardinha via na Aliança, o meio mais adequado para disciplinar as nossas relações de vizinhos. E, na verdade, é sempre mais fácil, por menos notório e menos escandaloso, faltar a um dever, se esse dever é simplesmente moral e não foi assumido voluntariamente na letra de um contrato. Uma aliança desempenha neste sentido as funções de um potente travão; pode tomar-se como um instrumento dissuasivo a conter instintos de atropelo e impulsos de ofensa. Todavia, a precaução de António Sardinha levou-o a considerar, na sua vária extensão, os perigos potenciais da Aliança. Uma boa parte do texto deste livro se lhes refere em concreto.
    Não ignorando, não escondendo, nem menosprezando as ambições unitaristas ou unionistas acalentadas no seio das “direitas” nacionalistas espanholas ou das “esquerdas” de lá ou de cá, António Sardinha foi peremptório: antes, e como condição sine qua non do estabelecimento da Aliança, punha, para segura garantia das respectivas independências, o fortalecimento moral e institucional das duas nações. E, repare-se, não só de uma, mas das duas. Efectivamente uma união centrada em Madrid ou em Lisboa iria a dar no mesmo, especialmente para nós. Esse astucioso engodo de fazer a união com um rei português e a capital em Lisboa fora-nos, aliás, já lançado por mais de uma vez.
    Na condição prévia de confiar a manutenção das independências nacionais – portuguesa e espanhola – à guarda das respectivas Dinastias reais, via António Sardinha o mais seguro, se não o único meio de evitar que uma aliança descambasse numa união ou numa absorção, de que, como é evidente, só nós poderíamos ser vítimas. E não é de estranhar ou de desvalorizar esta condição, pois que, em sentido inverso, também assim era visto o problema. Os unionistas ou federalistas (o que vem a dar no mesmo) confirmavam a sua validade ao acusarem a Dinastia portuguesa de impedir os seus desígnios. O grão-mestre Sebastião de Magalhães Lima o confessa em La Fédération Ibérique: - “La Fédération a eu jusq’ici un grand ennemi: c’est l’interet dinastique”. Do lado espanhol lê-se o mesmo, quase pelas mesmas palavras: “Sobre esa Dinastia (a de Bragança) pesa la responsabilidade de haber deshecho en tiempo de Filipe IV la obra de Filipe II, y si fuera restaurada renacerian con ella todos los obstáculos que desde 1640 vinieron impediendo la Union Ibérica”. (J. Segalerva)
    Sirvam estas insuspeitíssimas palavras de solene aviso ao patriotismo dos Portugueses!
    Enquanto estivermos em república e, pior ainda, se, quando restaurada a monarquia espanhola só nós estivermos em república, quaisquer ligações ou compromissos políticos, feitos embora dissimuladamente, esbatendo fronteiras sob o aspecto de fraternidades regionais ou a pretextos de intercâmbios festivos, de empresas de interesses comuns, etc., etc., temia-os também, com toda a clarividência, António Sardinha. São de ver os comentários veementes que lhe provocaram os planos de Afonso XIII apresentados na entrevista de Miramar. Apesar de tudo, ou fosse por insuficiente leitura dos seus escritos, ou incompreensão destes, ou fosse ainda por decisiva aleivosia, não faltou (ontem como hoje!) quem confundisse a doutrina hispanista de António Sardinha com a ideologia do federalismo iberista. Esta acusação denuncia uma lamentável leviandade, se não uma desonestidade intelectual.”
    Excerto da nota prévia à 3ª edição da obra Aliança Peninsular de António Sardinha, por Mário Saraiva (Julho de 1972):

  13. #13
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    UMA SURPRESA: " EU, CORROBORADO POR ANTÓNIO SARDINHA "



    - Como já conhecerão meus sofridos leitores, tinha uma teoria mal esboçada e pior apresentada que o português é uma mistura exacerbada de galego e extremenho. O Irmão de Cá também percebe paralelismos entre o andaluz e o algarvio. Mas qual foi minha surpresa quando ao reler Madre Hispânia de António Sardinha, concretamente em " A Lareira de Castela ", o genial mestre português, com seu verbo tão delicado como culto e ardente, asevera tal " teoria minha ", recolhendo de Menéndez Pelayo a descrição sobre Gil Vicente e transladando-o assim à idiosincrasia lusa em linhas gerais. Reconheço que para mim só tinha pressentimento e amor e busca pelo português; porém, fico muito contente. Não deixeis de ler este grande texto da alma mais preclara do integralismo lusitano, cuja formosa contribuição ondeia em alto a bandeira de um sincero hispanismo, sempre benéfico para a dualidade pátria da península; dualidad pátria inquestionável que não por isso nega os nossos lógicos vínculos, como aqui se verá, com muita mais razão e sabedoria que a que posso oferecer eu.




    * Clique nas imágens para a leitura:



  14. #14
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Cita Iniciado por Lo ferrer Ver mensaje
    CONTRA EL IBERISMO: APUNTES PARA UNA EPIFANÍA IBÉRICA

    Contra la unión de Portugal y España:

    Hacia una metapolítica conjunta luso-española

    Introducción
    No deja de sorprenderme la animosidad que ciertos círculos y cenáculos tienen contra España en Portugal. Escribo este artículo inspirado en otro que el periodista vasco Iván Jesús T. Areitioaurtena publicara hace tiempo en Encuentros y en la enésima relectura de Antonio Sardinha, a quien se citará profusamente.
    Es lógico que entre España y Portugal haya diferencias porque es imposible no tenerlas cuando la Providencia nos hace compartir una misma península. Las fricciones suceden con los próximos, no con los lejanos.

    Sobre economía y otros asuntos mundanos
    Se añade a esto que muchos portugueses, que a día de hoy tienen una maltrecha economía y un bajo índice de productividad dentro de Europa Occidental, perciben la invasión del capital multinacional bajo nombre español como una neoinvasión de “Castilla”, curiosamente la más expoliada región española y la que más ha padecido en los últimos 300 años el centralismo madrileño (y los actuales reinos de taifas) pero que sirve de chivo expiatorio para todos los enemigos declarados de España. Comenta el insigne Antonio Sardinha que

    “el embate de los intereses nacionales es siempre corregido por la ley eterna de la Sangre y de la Historia, que nos hace encontrar a cada paso portugueses sirviendo bajo las banderas de Castilla y españoles haciéndolo bajo las de Portugal, y la regla que domina en las relaciones entre los dos pueblos es la de una cooperación que tiene tanto de amistosa como de espontánea”.

    Volviendo a los asuntos crematísticos, no se percatan quienes así piensan de que ese capital es, precisamente, multinacional y que sus sedes están en París –preferentemente-, Bruselas o Ámsterdam, ya que el capital transnacional radicado en Londres sigue campando por sus fueros en Portugal.
    Dado el deplorable estado de la economía portuguesa y lo mucho que queda por hacer en infraestructuras en el país hermano –amén de la carencia de una clase media portuguesa suficientemente potente y la existencia de unas clases populares con los más bajos niveles de renta, junto con Grecia, en Europa occidental- sería suicida para la endeble y tambaleante economía española el fusionarse con Portugal. Para aquellos que no tienen más dioses que su estómago esta razón pueda que sea la única que cuente y el resto de lo que escribo aquí les traiga completamente al pairo. Pero, en fin, este hecho cuenta y al menos sirve para evitar cualquier unión entre Portugal y España.
    En cuanto a las críticas modernas sobre la “penetración” económica de España en Portugal suelen obviar dos hechos fundamentales: lo primero que el gran capital hoy día es apátrida, y que sólo hay que ver la composición de los consejos de dirección y de la procedencia del capital de las empresas que con nombre español han entrado en Portugal últimamente para comprobar que de español tienen poco. Añádase a esto que las verdaderas sedes de las empresas españolas están hoy día en París y que con Zapatero España ha renunciado a cualquier intento de política exterior propia para someterse sin condiciones a los dictados del francés. Si en el peculiar juego de la política internacional Francia desea mover sus peones contra Inglaterra (o contra Estados Unidos, pues son la misma cosa), que tiemblen los portugueses porque es esta España dominada por Francia la que ha hecho realidad las peores pesadillas de los portugueses acerca de España.

    Aprecios, desprecios e inexistencia del deseo de unificación
    Un profundo conocedor, intelectual, institucional y personal, de la realidad de España como es el portugués Pedro Guedes ha señalado en varias ocasiones desde su blog que apenas conoce a dos o tres españoles que piensen que la unión con Portugal sería deseable. No es sólo factibilidad (pues dicha unión no sólo es contra natura sino que tampoco es factible) sino la deseabilidad, y la gran mayoría de los españoles no desea semejante cosa.
    La práctica totalidad de los españoles se alegran de los éxitos de Portugal en todos los terrenos (incluso el deportivo, como se demostró en el último campeonato europeo de fútbol cuando España fue eliminada la gran mayoría de los españoles querían que fuera Portugal la campeona) y pensar y sentir así es de ser un español bien nacido.
    Por el contrario, y con honrosísimas excepciones, se encuentran en bitácoras teóricamente próximas a A Casa de Sarto una mayoría de portugueses que parecen gozarse del mal ajeno, como la actual crisis española, hasta proclamar incluso la portuguesización de España. O sea, que lo que no quieren –con razón y justicia- para sí mismos (la españolización de Portugal) sí que desean para el prójimo (la portuguesización de España, una ruptura implosiva o explosiva del país que a menudo despectivamente llaman “vizinho” –cuando en España lo habitual es llamar a Portugal el país hermano y esto se hace con buenos sentimientos- o pura y llanamente la anexión de vastos territorios españoles como Galicia).
    Muy distinta es la actitud de estos modernos portugueses de la del padre de la dulce lengua lusa, Camoes, quien parece respirar otros aires:

    “Eis aquí se descobre a nobre Espanha como cabeça ali de Europa toda”
    “Com naçoens differentes se engrandeçe,cercadas com as ondas do Oceano,todas de tal nobleza, e tal valor,que qualquer dellas cuida, que ha melhor…O Tarragonez, que se fez claro…,Sujeitando Parthenope inquieta, O Navarro; as Asturias, que reparo,Já forâo contra a gente mahometa,O Gallego cauto, e o grande, e raro,Castellano, a quem fez o seu planeta,Restituidor de Espanha, e senhor della,Bethis, Leao, Granada com Castella”

    Me pregunto si se aplica a el dictum de Carlos Malheiro Dias en su Exortaçao a mocidade a estos portugueses que se regocijan en el mal que aqueja a los españoles:

    “Nuestra familiar convivencia con España sólo puede parecer peligrosa a aquellos en cuya alma tibia se debilitó el altivo e intransigente sentimiento de la Patria”.

    Hago mías las reflexiones de Moniz Barreto cuando dice:

    “Pero Portugal está interesada, no sólo en vivir en paz con España, sino en trabar con ella relaciones de amistad y alianza … la unión de pensamiento y de acción e independencia de gobierno, es a nuestro modo de ver, la fórmula actual, sensata y práctica del iberismo”.

    Afortunadamente en España, salvo quizás algún ignorante, discapacitado mental o algún consumidor habitual de cannabis o sustancias afines, nadie desea ni la federación con Portugal ni la unión con Portugal y menos aún la invasión de Portugal. Y tampoco en Portugal una opinión pareja tiene eco alguno.
    ¿Hasta cuándo y hasta dónde hay que seguir manteniendo esta animosidad entre los dos países ibéricos? Porque una pregunta capciosa y provocadora me viene siempre a la mente: ¿a quién beneficia que España y Portugal sigan de espaldas la una a la otra?

    Historia común
    Hasta aquí un presente bien prosaico. Abordemos la historia para abocar a renglón seguido el futuro.
    España y Portugal siguen historias completamente paralelas en sus orígenes. El sustrato celtibérico, la romanización (hecho clave), la invasión suevo-visigótica y –preeminentemente- la Reconquista (el común hecho histórico que más forma nos da en la doble afirmación antitética frente al Islam y la reafirmación positiva y soberana de la Fe Católica), son hechos que configuran las dos naciones ibéricas de manera similar. Las diferencias desde este punto de vista entre ambas naciones no son mucho mayores que las que existen entre los antiguos Reinos de Aragón y Navarra, pongamos por caso.
    Se puede comprender cierto hincapié (a menudo exagerado) en los hechos diferenciales, como los suevos versus los visigodos, la división en provincias de los romanos, etc. También es cierto que había una Lusitania interior que tendría que ver con las provincias españolas de Zamora, Salamanca y Cáceres, y que el norte de Portugal estuvo bajo soberanía del Reino de León durante no poco tiempo. ¿Y qué? También los suevos estuvieron en Galicia, y por más que una serie de alucinados y alucinantes “lusistas” gallegos, que suelen militar en las filas de la izquierda marxista y/o marxistoide en el caso español y en algunos sectores “nacionalistas” portugueses, no hace falta preguntarle mucho a los gallegos para saber que ellos quieren seguir siendo españoles y no portugueses, como ha demostrado Jesús Laínz en su documentadísimo libro sobre los nacionalismos españoles publicado en Encuentro. ¿Y qué?
    Para profundizar en el desencuentro entre las historiografías oficiales portuguesa y española léase aquí.
    La conclusión es que ambas Patrias, netamente distintas como tales, están mucho más interdigitadas la una en la otra de lo que uno pudiera suponer. A diferencia de Francia, en la cual en virtud de los Pirineos y otras circunstancias históricas, hay poca transición, no son pocas las tierras fronterizas entre España y Portugal donde uno no sabe realmente cuándo empieza un país y termina el otro. Esa compenetración es no sólo geográfica, sino también histórica y –sobre todo- espiritual y hasta afectiva. Ahí están hechos como varios cantantes de fado que encuentran en España el público más receptivo para con ellos fuera de Portugal. O la enorme presencia de Pessoa o Saramago (la verdad que este último bien a pesar de A Casa de Sarto) en tierras españolas. O el siempre apabullante conocimiento y aprecio por la cultura española que exhiben las clases cultivadas del país lusitano.
    La historia nos aproxima más que nos separa. Aunque a menudo los libros de secundaria portugueses reflejen casi lo contrario, y los españoles no reflejen nada de nada, lo que se perpetúa en los tópicos y estereotipos al uso de presentar una historia de Portugal en contraposición a la española. Ante esto Antonio Sardinha no puede sino clamar en el desierto:

    “¡Cómo se mutila la historia de Portugal, si nos obstinamos en considerarla como aparte de la historia restante de la Península (Ibérica)”.

    Metapolítica de la independencia portuguesa
    Lo verdaderamente cierto es que por un misterio de la Providencia, ante el que hay que arrodillarse, como yo me arrodillo y venero y pido la intercesión de mi admirado Condestable Nuño, el gran gestador y héroe de la independencia portuguesa, es que la península ibérica, casi abocada por ley natural a ser un solo país, una sola nación, diese a luz dos naciones distintas y, a la vez, maravillosamente complementarias.
    Es a esta luz a la que hay que entender a Afonso Henriques (y el reconocimiento de Alfonso VII de León hacia la nueva nación que emerge del Condado Portucalense tras la recomendación del legado papal) y a la victoria de Aljubarrota. Y sin embargo es en este período tras Aljubarrota cuando las edades de oro de Portugal y España acontecen. Edad de oro definida por la expansión de la Fe católica y la conjuración del secular peligro sarraceno. Es nuevamente Sardinha quien se percata finamente de esto y afirma

    “Iniciada por la política matrimonial de los Reyes Católicos, esa cooperación amistosa entre España y Portugal se traduce bien pronto, y provechosamente, en la represión de la piratería berberisca, con nuestra marcha, a la conquista de Túnez. Cuéntase que Carlos V, viendo el valor de la escuadra mandada por el infante Don Luís, no pudo menos que exclamar que si fuese señor de Lisboa en poco tiempo lo sería del mundo entero. El reconocer la importancia de Portugal como factor imprescindible para que la Península (Ibérica) colocada entre dos mares, se defienda e imponga por los medios que sólo el poder naval le ofrece, está del todo definido en la frase del Emperador”

    No es de recibo que la leyenda negra sobre Felipe II calase en Portugal. Felipe II tenía una actitud muy distinta, como los hechos demuestran a la pintada por la propaganda. La excelente biografía sobre Felipe II –obra maestra del norteamericano William Thomas Walsh-, publicada por TAN, así lo sostiene: Felipe II fue exquisito en el respeto de Portugal e Inglaterra cuando estas naciones por matrimonios dinásticos convergieron con España.
    Antonio Sardinha, hombre providencial y clarividente que debiera ser el referente esencial a ambos lados de la frontera, y que ciertamente no era iberista ni hubiera aprobado la unificación de ambas naciones, escribió largo y tendido sobre este respeto y este talante dual de la Monarquía de los Haubsburgos cuando permanecieron fieles a sí mismos y al ideal cristiano de un Imperio con un absoluto respeto al principio de subsidiariedad no sólo de los distintos reinos y naciones, sino también de regiones y municipios. La obra teatral de Fuenteovejuna, al parecer basada en un incidente real, así lo pone de manifiesto.
    No es pues extraño que Sardinha manifestase una y otra vez su admiración por la Monarquía de los Austrias en su magistral obra La Alianza Peninsular. Lo importante es reconocer que Felipe II, como sus bisabuelos los Reyes Católicos, tenían un concepto del Estado, la nación y la Patria basado en el Imperio Romano y, sobre todo, en la Catolicidad. Este apogeo de España, de la mano de la realeza de los Austrias, no acontece sin la íntima colaboración portuguesa, porque nuestras Casas Reales están íntimamente entremezcladas. Apostilla Antonio Sardinha que

    “La Casa de Avís transmitió a los Austrias españoles su herencia, tanto física como moral. Sello admirable de nuestra raza, en todo se manifiesta demostrándonos cómo coincide con esa época de periodo de expansión plena del genio portugués … Realmente, la Historia de Portugal, en el siglo XVI, vibra llena de resonancias castellanas, a su vez la Historia de Castilla es un eco constante que repite con orgullo el nombre de Portugal”.

    Y es a esta luz del sentido cristiano de la historia que hay que interpretar la Restauración de 1640. Cualquier español católico y medianamente informado, debería estar de acuerdo y suscribir que los portugueses reclamasen su independencia cuando un Felipe IV y una España completamente entregada a los designios del Conde Duque de Olivares –que no eran otros que los de la alta finanza internacional controlada por los de siempre, como denunciara y sufriera Don Francisco de Quevedo y Villegas- intentara manipular y extorsionar también a los portugueses. Ojalá el resto de los españoles de entonces hubieran podido liberarse de semejante personaje que tanta desgracia atrajo a España.
    Del mismo modo que un católico inteligente debiera ser favorable a la independencia de los países hispanoamericanos en origen cuando estos lo único que querían era no desembarazarse de España, sino de Francia, que había invadido no sólo el territorio español sino su ser. Esto lo explican maravillosa y poéticamente los hispanoamericanos Ignacio Anzoátegui o Alfredo Sanz o el español Eulogio Palacios, gran defensor de la Hispanidad.

    Falsos amigos de Portugal y España
    Es hora de que los portugueses reconozcan el sometimiento infame a Inglaterra y que valoren que la “vieja alianza”, que podía ser posible y loable mientras Inglaterra permaneció católica, se trocó en un cuchillo de doble filo para Portugal. Sólo hay que ver la traición permanente de la política exterior británica, que en los tiempos de Pombal llegaba a sentar al Embajador de su “Graciosa Majestad” (es difícil averiguar qué tiene de graciosa y de majestuosa la dinastía espúrea que reina en el Reino Unido) presidiendo los consejos de ministros de los portugueses. Sólo hay que ver la traición a Salazar, que queriendo preservar la antigua alianza con Inglaterra fue luego traicionado y Portugal fue obligada a abandonar los restos de su Imperio de una manera infame gracias a la “buena”, y desde luego exitosa, concurrencia de la política exterior británica.
    Es hora de que los españoles reconozcan el sometimiento infame a Francia y que entiendan que Francia no es sino un “enemigo admirable”, como calificaba Ernesto Giménez Caballero en su obra Genio de España al país galo. Que Francia, que tanto y tan loablemente ayudó a España y la conformó durante la Reconquista mediante el Císter y el Cluny y a través del Camino de Santiago, no es un aliado como antaño, sino un enemigo de España a día de hoy. Que ellos fueron los que ayudaban al turco y a punto estuvieron de estropear la victoria de Lepanto. Que ellos fueron los que impusieron a España las ideas iluministas de la Ilustración con una dinastía como la de los Borbones que –salvo la honrosa rama carlista- nos afrancesaron, nos humillaron con Carlos IV y nos invadieron matando el 20 % de la población española durante la Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas (calamidad esta en la que también España y Portugal sufrieron juntas). Que por culpa de Francia España fue arrastrada y forzada a tropelías contra Portugal de las que como español me avergüenzo, que son los franceses los que siguen volcando los camiones españoles que cruzan Francia con productos agrícolas y que ellos siguen apoyando a ETA y a Marruecos (peligrosísimo enemigo común histórico de España y Portugal, como ha demostrado el Profesor Carlos Ruiz Miguel, Catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, en su introducción a su libro sobre el antiguo Sáhara español) y que hasta parece que el horrible atentado del 11M en Madrid sucedió a sabiendas de los servicios secretos franceses.
    Cuando los españoles hagan el supremo esfuerzo de interesarse por Portugal, porque sólo se puede amar lo que se conoce, y los portugueses sean capaces de deshacerse de sus vendas y ver a España como lo que realmente es y fue (no como lo que le cuentan determinadas élites interesadas); cuando los portugueses vean en Inglaterra al enemigo secular, de igual manera que los españoles deben ver a Francia; cuando ambas naciones nos demos cuenta de que tenemos una unidad de destino común en lo suprahistórico –que es la de ser misioneros y guerreros de la Iglesia Católica-, y que este ideal católico ha sido traicionado por Francia y por Inglaterra de manera distinta, pero traicionado y boicoteado siempre, entonces a lo mejor portugueses y españoles nos daremos cuenta de que estamos condenados a entendernos. Primeramente porque Francia e Inglaterra saben muy bien que una Península Ibérica agrupada en torno a un proyecto común, a una unidad no nacional (pues ambas naciones ibéricas deben y tienen que permanecer separadas), que sus hegemonías de medio pelo peligrarían; y en segundo lugar porque su proyecto de hacer de este mundo un lugar agnóstico, masón o luciférico (que a la postre es todo lo mismo) fracasaría antes de haberse intentado.
    La permanente injerencia de Francia, que apoyó al turco en el pasado y ahora apoya al marroquí, en el norte de África no es sino una fuente permanente de conflicto y peligro para España y Portugal. Sardinha, que leyó y frecuentó profusamente a esa otra luminaria española llamada Juan Vázquez de Mella, así lo atestiguaba:

    “Ocupada por Francia la más hermosa parte de Marruecos, si el imperialismo francés viene a radicar y desenvolverse en la cabecera de África, una grave amenaza se constituiría allí para el futuro de toda la Península Ibérica, que, colocada entre la Francia de Europa y África, quedaría convertida en una simple tierra de paso. Con inspirada razón declaraba Vázquez de Mella en una reciente conferencia, en Burgos, que la guerra de Marruecos era para los españoles una especie de guerra civil”.

    Lo obvio, aún a riesgo de repetirme, es lo siguiente: a España le ha ido mal (y a Portugal peor) cuando quiera que Francia ha dominado mucho a España. También añadiré que a Portugal le ha ido mal (y a España peor) cuando Inglaterra ha dominado mucho a Portugal. Lo que tenemos que preguntarnos todos es a quién beneficia esta política del divide y vencerás que se aplica sobre la península ibérica. Dejo a mis inteligentes lectores la elaboración de esta respuesta.

    Marruecos (y por extensión el Islam): enemigo común y declarado
    Bien sabía Antonio Sardinha, hombre sabio, que Marruecos era el enemigo común de España y Portugal cuando dedicaba nada menos que su obra La Alianza Peninsular

    “A la memoria de aquellos soldados españoles que, regando con su sangre anónima las peñas de Marruecos, supieron dar vida, en un siglo sin esperanza, a toda la grandeza histórica de Portugal”.

    Porque el Islam nos llegó a negar el ser a españoles y portugueses. Cuando vivíamos organizada y felizmente en nuestro solar el Islam vino a despojarnos de nuestra libertad, de nuestras instituciones y hasta de nuestra religión. Justo fue que arrojáramos fuera de la Península Ibérica a tamaño invasor.
    Pero ese mismo invasor persiste en el mismo empeño inicial, con especial inquina sobre nuestra común península, a la que burdamente denomina Al-Andalus y reclama de nuevo para sí, pues pocas veces el Islam ha sido obligado a retroceder y fueron nuestros antepasados los que le echaron de tierras portuguesas y españolas.
    Particular peligro reviste la inmigración descontrolada que sufrimos, pero si a la postre acabaremos absorbiendo a aquellos inmigrantes hispanoamericanos o procedentes de la lusofonía, no pasará lo mismo con la inmigración marroquí o islámica , auténtica quinta columna en nuestras dos naciones.
    Ya se sabe que los servicios secretos marroquíes estuvieron implicados en el ataque terrorista de la estación de Atocha en Madrid y es harto sabido que a los niños marroquíes se les inculca desde su más tierna infancia que la Península Ibérica en realidad pertenece a Marruecos.
    Que España y Portugal ignoren la distinción preeminente de enemigo, en el sentido schmittiano, que corresponde a Marruecos y que no hagamos una política conjunta de neutralización de tan taimado enemigo –apoyado por Francia y EE.UU.- sólo se puede calificar de suicida.

    Metapolítica católica común
    Frente a todos aquellos que reclaman un mundo no católico o incluso abiertamente anticatólico España y Portugal deben alzar de nuevo la Cruz que asimismo se desplegaba en las naves que surcaron los mares de tres océanos y que llevaron la luz y la Fe de Cristo a todo el mundo. Esa es nuestra unión metapolítica, que debiera llevar a una unión en política exterior y en proyectos comunes y a respetar y consolidar la estructura binacional de la península ibérica. Nada más. Y nada menos.
    Es a la luz de una metapolítica que nos indica la misión que las naciones acometen acá en la tierra y en la sinfonía de la historia que Dios dirige.
    Hacen muy bien los portugueses de pro en ser verdaderos patriotas y defender la integridad de la Patria portuguesa, y yo les aplaudo por ello y me felicito de que Portugal sea fuerte porque sé como español que para que España sea fuerte Portugal lo ha de ser también. La interdependencia de las dos naciones ibéricas desde este punto de vista metapolítico es notoria y cualquiera que no haya reparado en ello todavía no tiene más que leer a Antonio Sardinha.
    Iluminados por esta misma luz católica el iberismo resulta, para empezar, ridículo. Pero además esta idea del iberismo ha tenido históricamente tintes masónicos cuando no de avaricia descarada. El iberismo nos haría más débiles a ambas naciones. No nos beneficiaría en nada. Si algo pasa en Portugal siempre los portugueses pueden refugiarse en España. Si algo pasa en España siempre habrá una posibilidad de encontrar refugio en Portugal.
    Hay que respetar la tradición binacional, máxime en un mundo cuyo empeño es en reventar las Patrias. Esto en Portugal no se hace vía España, que sería malo, y aún así sería menos malo que lo que actualmente pasa: la succión de las Patrias portuguesa y española en esa estructura intermedia, camino de la República Universal a presidir por el Anticristo, llamada Unión Europea. Ojalá que los pueblos español y portugués sean capaces de reconocer que el enemigo no está en la Península Ibérica, sino en Bruselas; que la moderna Europa es el verdadero enemigo a batir y que haremos bien en apartarnos todo cuanto podamos de Europa.
    Portugal y España separadas, pero unidas por una común metapolítica católica de vocación universal, recuperarían una fortaleza que ya se olvida en la bruma de los siglos.
    Uno no puede olvidar la intervención de la Divina Providencia.
    Como católico la Restauración de 1640, a la que me uno de todo corazón y celebro con mis hermanos portugueses, es también el haber conjurado que de haber seguido juntos y con un Conde Duque de Olivares al frente hubiéramos acabado en el jacobinismo francés o cosa parecida los dos países ibéricos. Se puede decir que la Restauración de 1640 es un poco también la salvación de España.
    Esta analogía sirve para entender el fundamento asimismo metapolítico de la devoción hacia Santa Juana de Arco. Si Santa Juana de Arco no hubiera vencido militarmente hoy toda Francia sería anglicana y, a pesar de todos los pesares, los franceses (que no Francia) siguen siendo católicos. Luego los portugueses sufrieron al Marqués de Pombal como los españoles a Floridablanca, personajes tóxicos como pocos, que a punto estuvieron de dar al traste con lo conseguido. Históricamente, sin embargo, también hemos tenido hombres providenciales como Salazar y Franco que nos salvaron durante 35 años de estar integrados en el diseño universal pergeñado en Yalta, pero sus obras se disolvieron como azucarillos en agua tras la llegada de la democracia.
    Hubo tiempos en que eran los internacionalistas, a veces de corte anarquista (precursores del corrosivo BE portugués) los que eran los adalides del iberismo. No es pues extraño que sean los micronacionalistas de antaño, como el catalán Sinibald de Mas en el siglo XIX u hoy día, como Josep Lluis Carod-Rovira (dirigente de un notorio partido secesionista catalán de inspiración masónica, como su emblema atestigua), los que vuelven a abogar por un iberismo bajo cuerda, como han denunciado en solitario desde las filas del integralismo luso, la más lúcida y sensata de las corrientes políticas portuguesas, en particular la encomiable pluma de Manuel Alves, quien afirma con una clarividencia apabullante:

    “A Federação Ibérica tanto interessa a Paris e Berlim, como aos nacionalismos de Espanha: a Paris e Berlim interessa porque, derrubando a Monarquia, diminui o papel da Espanha no seio da Hispanidad, confinando-a a um fragmentado espaço peninsular e europeu; aos Catalães e Bascos porque permite afirmarem-se mais perante a força centrípeta de Madrid;ao nacionalismo espanhol, porque agrega Portugal e espera controlar a partir de Madrid as forças centrífugas excessivas; e se um dia o Estado federal europeu acabar (o que não é impossível), fica pelo menos feita a união política da Península. Há ainda quem veja mais longe: o Estado federal ibérico integrar-se-á no Superestado europeu, e teremos um dia o Superestado mundial, o grande Leviatão.”

    Porque éste es el verdadero peligro: el eje franco-alemán hoy día puesto al servicio de la destrucción de las Patrias portuguesa y española para amalgamarnos en la Unión Europea (verdadera federación contra-natura) y luego neutralizarnos en nuestras esencias nacionales y patrias para abocarnos a eso que Manuel Alves, con la finura lusitana que le caracteriza, llama el “superestado mundial” pero que yo, áspero castellano, no puedo dejar de llamar por su verdadero nombre: la República mundial gobernada por el Anticristo. Curioso que los iberistas que en este mundo han sido y son tuvieran la inquina que tuvieron y tienen contra el Altar –contra la Sacrosanta Religión Católica- y contras la Monarquías portuguesa y española. Esto da una idea de la verdadera naturaleza de los propósitos ultimos del iberismo, absolutamente convergentes con aquellos otros que han hecho de la destrucción del Altar y el Trono su divisa.

    María y las dos naciones ibéricas
    Portugal y España son tierras eminentemente marianas. La primera aparición de la Virgen María, en realidad Venida, puesto que ella no había muerto todavía, aconteció hacia el año 50 de la era cristiana en Zaragoza, ciudad que pervivirá hasta el final de los tiempos, como dejó claro María en su promesa y Dios siempre cumple lo que promete (¡más todavía si lo dice su Madre!).
    Que fuera el Apóstol Santiago, uno de los tres íntimos de Nuestro Señor y que vio su gloria en el monte Tabor, el que trajera la semilla de la Fe a ambos países ibéricos es algo digno de mención y honra.
    Luego la Virgen en Fátima hizo una preciosa mención de Portugal, donde “el dogma de la Fe nunca desaparecerá”. De alguna manera esa mención a Portugal consagra la independencia saecula saeculorum de la nación portuguesa.
    De ahí que la salvación de España, tan arruinada espiritualmente hoy, vendrá de Portugal, donde las costumbres están todavía más preservadas y previsiblemente la Fe también. Es un proceso paralelo al que entrevió en sus visiones y profecías San Malaquías, allá por el siglo XI, donde profetizó que Irlanda sería hollada por la bota inglesa casi siete siglos para a renglón seguido decir que Inglaterra caería en la herejía y que sería Irlanda la que serviría de ayuda a Inglaterra para recuperarse de su castigo y, sobre todo, recuperar la Fe.

    Ideario metapolítico común
    Somos dos naciones. Nuestra vocación, empero, es la misma. En esta unión metapolítica que evita la unión política están cifradas las mejores esperanzas de ambas naciones ibéricas.
    Frente a la Europa protestante y jacobina, frente al cosmopolitismo financiero internacional, Portugal y España deben seguir levantando el estandarte de la Catolicidad, juntas, sin fisuras, pensando la política exterior de un modo conjunto, elevando los ojos al Cielo a diferencia de todas esas naciones que ya apostaron por el inmanentismo. Esta es la gloria de ambas naciones: haber derrotado al moro y haber llevado a Cristo allende el océano. Lo demás es casi irrelevante.
    España y Portugal tienen algo que decirle a esta Europa. Frente a su protestantismo nosotros afirmaremos nuestro catolicismo. Frente a su jacobinismo ilustrado y gnóstico nosotros alzaremos el estandarte del realismo moderado filosófico. Frente a su cosmopolitismo nosotros afirmaremos nuestra romanidad y nuestras peculeariedades y la defensa de las Patrias. Frente a la federación europea nosotros propondremos como mucho la confederación. Frente a la entropía del caos homogéneo que ellos pretenden nosotros nos enrocaremos en la heterogeneidad, la jerarquía y la organicidad. Frente a su empeño por lo comercial nosotros afirmaremos que las sociedades se sustentan en la producción agropecuaria primeramente e industrial. Frente a su capitalismo financiero sostendremos una sociedad donde el dinero no es ni lo primordial ni el fin último. Frente a su inmanentismo nosotros resistiremos tras el sólido baluarte de la trascendencia. Frente a su ecumenismo irenista nosotros gritaremos ¡Viva Cristo Rey, Señor del Universo y de la historia y sociedades humanas!. Frente a Mamonna y a Satanás a quienes sirven nosotros sólo serviremos a Dios y a su Santísima Madre.
    Estas ideas son válidas para Portugal y para España, porque nuestras esencias y nuestra historia son comunes, aunque nuestras políticas y administraciones no lo sean. Este plan de vida y de ser, que nos hizo grandes, no es distinto del hoy día asumido y encarnado por otras naciones como las anglosajonas.
    Es lo que desde el punto de vista literario Sardinha confirma al señalar la sincronicidad entre los dos grandes mitos literarios de las dos naciones ibéricas:

    “No se extrañará, pues, que el sebastianismo marque, en relación al alma lusitana, lo que el quijotismo en igual y dramático sentido, marca, en relación, al alma castellana “.

    Portugal, Rusia y Fátima
    Las dos naciones específicamente nombradas por la Virgen María en Fátima fueron Portugal y Rusia. De Portugal Nuestra Señora dijo que no perdería el dogma de la Fe, ergo Portugal es una especie de último bastión dentro de la apostasía universal en la que ya vivimos, un auténtico último reducto de la Catolicidad. Es pues lógico pensar que Portugal está llamada a una formidable misión de recatolización europea y universal cuando acontezca la restauración católica tras el Castigo de las Naciones que irremediablemente –dada nuestra falta de arrepentimiento, penitencia y oración- se viene. Nótese, insisto, en la mención específica a Portugal, no a España y Portugal o a una Península Ibérica unificada.
    Rusia, por el contrario, está específicamente nombrada en la profecía de Fátima como instrumento de castigo del mundo. Los errores de Rusia, primeramente el comunismo y luego todas sus variantes (feminismo, cosmopolitismo, pansexualismo, nihilismo, etc.) están siendo esparcidos por doquier. Tiempos vendrán en que Rusia castigará, previsiblemente manu militari, al mundo, ciertamente a esta Europa occidental tibia y apóstata. Sin embargo llegará el momento en que Rusia se convertirá a la Fe católica y a partir de ahí se iniciará la restauración católica, el período de paz que la Virgen prometió. En ese momento Rusia habrá pasado de ser la enemiga del Catolicismo que ahora es a convertirse en un adalid máximo de la Iglesia por Cristo fundada.
    No deja de ser curioso este designio de la Providencia que utiliza a las dos naciones de los dos extremos de Europa para tan magna obra. En esto a España no le quedará otro remedio que unirse a Portugal y acompañar a la nación lusa en tan señalada misión.
    Cabe preguntarse por qué estas dos naciones. Aquí, a sabiendas de que los caminos de Dios son siempre misteriosos e inescrutables, no cabe sino especular. Hay algo muy profundo y muy hondo en Portugal que va más allá de la arquetípica saudade, que es el amor, como sostiene Antonio Sardinha:

    “Constituiría un desfile curiosísimo la simple enumeración de las leyendas y personajes portugueses que ilustran el teatro español desde Lope de Vega. Calderón y Tirso de Molina a Vélez de Guevara, Agustín Moreto y Joao de Matos Fragoso, éste (último) portugués de nacimiento, a pesar de ser toda su obra en castellano. El trazo principal que en estos autores destaca el carácter portugués es el del enternecimiento, el del amor”.

    En el caso de Rusia la purificación sostenida del pueblo ruso en virtud de los sufrimientos que padecen de 1917 les hace candidatos idóneos (como la Reconquista nos hizo a nosotros en el siglo XVI) para acometer una gran obra, como esa Reconquista católica moderna a la que los rusos están llamados. Occidente, en su bienestar económico, se ha hecho avaricioso, sensual, lujurioso de poder, mundano … La salvación no vendrá de Occidente, sed et Slavia lux.

    La Hispanidad: Epifanía de Portugal y España y misión inconclusa
    Porque por encima de la españolidad y la lusidad está la Hispanidad, tan bien descrita por el insigne Cardenal catalán Isidre Gomá y por el Padre y filósofo Manuel García Morente que a ambas naciones unifica. Diría, como Urbano II, que porque “Deus vult”, porque Dios así lo quiere. Dos portugueses como Ricardo Jorge (“chamese Hispania a peninsula, a hispano ao seu habitante ondequer que demore, hispanico ao que lhez diez respeito”) o Maria Carolina Michaelis de Vasconcelos (“Hispanis omnes sumus”) atestiguan la común hispanidad.
    En un artículo del Padre Zacarías de Vizcarra encontramos la siguiente explicación de la naturaleza de la Hispanidad:

    “El pueblo del Cid –dijo–, como entidad ética, fue el creador de una actitud acerca de la fidelidad, acerca de la defensa del desvalido, la dignidad del caballero y el honor del hombre; no sólo el honor exterior, diré así, que nace obligadamente en las relaciones con los demás, sino el honor íntimo o profundo, que tiene por juez supremo a la conciencia individual. Del Cid en adelante, los héroes españoles e hispanoamericanos son de su noble linaje. Es que en América transvasó la desbordante vitalidad de la Edad Media española, corriéndose impetuosamente por el tronco y las ramas la savia de la raíz histórica ... La hispanidad no fue nunca la concepción de la raza única e invariable, ni en la Península ni en América, sino, por el contrario, la mezcla de razas de los pueblos diversos que golpeaban en oleadas sobre el depósito subhistórico. La hispanidad ha dejado de ser el mito del imperio geográfico ... La hispanidad no es forma que cambia, ni materia que muere, sino espíritu que renace, y es valor de eternidad: mundo moral que aumenta de volumen y se extiende con las edades, sector del universo en que sus hombres se sienten unidos por el lado del idioma y de la historia, que es el pasado. Y aspiran a ser solidarios en los ideales comunes a realizar, que es el porvenir.”
    Como dice el argentino Vicente Sierra:

    “En Trento, por boca española, se subrayó el dogma de la libertad, es decir, el de la posibilidad de colaborar en la obra divina, poniendo a salvo la Encarnación en cada hombre, la real existencia de un cuerpo místico. En Trento se afirmó la existencia de la libertad en la posibilidad de consentir o resistir. Mientras Lutero decía que la Gracia encuentra al hombre corrompido y corrompido lo deja, agregando que su acción se reduce a no otorgarle la no imputabilidad del pecado, los misioneros de España (y Portugal), que no creían que la Gracia fuera una ficción jurídica, sino una renovación vital, penetraron en las fragosidades de las selvas americanas para llevarla a los naturales, seguros de que ella, vivificando a la naturaleza como una perfección elevaría a un ser perfectible. Tal es la siembra estupenda del siglo XVI. Frente al mundo que se debate en la angustia y el asco, sólo los ideales de la Hispanidad ofrecen salvación. Tenían razón Carlos I y Felipe II. Mientras los ideales que terminan en los Pirineos continúan dividiendo, los que allí comienzan unen a muchos pueblos dentro de lo esencial: un mismo sentido de la vida. El destino de la Hispanidad tiene que ser, por todo eso, salvar, en el caos que se avecina, la persona humana y, con ella, vencer al Anticristo. Es el imperativo que dejaron en América, sellado con su sangre, como un deber de conciencia. Legado que los hombres de América deben recibir, salvo que renunciaran a su propio ser y a su propia personalidad para insistir, por las vías del plagio, en recorrer caminos de muerte, como fueron aquellos en que los falsos apóstoles de la política sumergieron a América durante el último siglo. Pero muchas voces anuncian que ese peligro ha pasado. La voz auténtica del estilo de la raza vuelve a ser escuchada. Los hispanoamericanos principiamos a comprender que Dios está en nosotros, porque Dios está en la Hispanidad; y está en ella porque la Hispanidad —como sentido de la vida— es la verdad. La siembra española del siglo XVI se abre en esperanzas, que dicen que América, en las luchas del futuro, estará donde le corresponde: ¡con Cristo Rey!”

    Conclusión
    Para España ser fuerte precisa de un Portugal fuerte y sin hipotecas externas. Y viceversa: no puede haber un Portugal fuerte si España es débil y dependiente de Francia. Ojalá las naves portuguesas reinaran sobre el Atlántico y el Índico, ojalá si los marinos portugueses fuesen los dueños de los mares junto con los españoles. Bendita fuera la hora en que la vocación marítima de las dos Patrias propició la hora más alta de la historia, aquella donde Cristo reinó más y mejor por todo el mundo. Aquella donde juntos derrotamos al sarraceno y aquella donde el hereje del norte sufrió en carne propia el acero de nuestra espada.
    Dos naciones distintas: un proyecto común. Nada de iberismos ni de políticas internas conjuntas. Antes bien separación nacional y en política interior. Y siempre. Pero, sí, una política exterior coordinada y un proyecto metapolítico común: el proyecto de la Hispanidad y el de llevar a Cristo a los confines del Universo. Lo mismo que nos dio gloria en el pasado cuando éramos hijos fieles de la Iglesia Católica nos la volverá a dar en el futuro.
    Porque, como dice Antonio Sardinha,

    “(La Península Ibérica) empezó a sumirse en un largo eclipse, que todavía no terminó, y que sólo encontrará fin cuando la alianza peninsular vuelva a restaurar el perdido sentido de la vieja unidad hispánica”.

    Vieja unidad hispánica que no tiene otro fundamento que el de Cristo y que es decididamente mariana en su vocación, añado yo. Lo demás, la unión de Portugal y España, no es ni deseable, ni factible y, además, resultaría moral y políticamente reprobable.

    Rafael Castela Santos

    11.3.2005



    Fuente: 2005 - Rafael Castela Santos, Contra el Iberismo: apuntes para una epifanía ibérica

  15. #15
    Avatar de Possessio Maris
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Las razzias serán terribles, los malvados soldados portugueses asolarán día sí y día también las distintas poblaciones de la actual provincia de Huelva, y no sólo las fronterizas: Ayamonte, Paymogo, Santa Bárbara de Casas, Rosal de la Frontera, Encinasola, Almonaster, Aracena, Cala
    Ora ainda bem que perdemos, se não onde é que eu ia abastecer o automóvel de gasolina???

    Caro Ordoñez, o texto está bom, embora admita que já tinha começado a escrever uma resposta antes de ler os comentários finais sobre o sentido do texto. Ainda bem que não me percepitei!

    Curiosamente ou não a página mais anti-espanhola que já li recentemente é uma página que simultâneamente tem como objectivo o incentivo á imigração dos países lusófono para Portugal e que muito se preocupa com o "racismo" em Portugal. Ou seja, usa o "perigo Espanhol" como forma de tentar criar uma divisão que fomente o sentido de "irmandade" entre um Português e o Angolano, quanto mais não seja unidos pela língua e pela suposta "resistência" aos perigosíssimos castelhanos. Uma tristeza, de facto.

    Quanto ao texto de Rafael Castela Santos, pouco a acrescentar, considero-o uma das visões mais lúcidas da questão a vários níveis.

    O texto de Barrilaro Ruas que mereceu as suas objecções é de facto eivado de uma certa infiltração da "Lenda Negra" (*1) aplicada aos Espanhóis, e também de um certo "luso-tropicalismo" que parece ter sido algo que infectou bastante os teóricos da altura. Isto é especialmente notório na parte de "não confundir a colonização das Américas", como se tivesse havido de facto uma grande diferença onde os Portugueses foram "bons" e os Espanhóis "maus" - na verdade em vários casos pode-se argumentar exactamente o contrário.

    É preciso fazer notar uma coisa importante, que creio que será algo já notado por vários comentadores: mesmo quando um Português tem aparentemente um discurso que faça lembrar o do "perigo Espanhol", isto não tem como consequência uma antipatia por Espanhóis. Muitas vezes este comportamento algo esquizofrénico é de facto bizarro: pode-se perfeitamente ouvir um português dizer "é preciso ter cuidado com isto dos espanhóis..." para no dia seguinte estar em Espanha com a família e amigos que lá tem. Quero com isto dizer que existe uma ideia de que é quase necessária vincar a questão da separação entre Portugal e Espanha (e sendo Espanha o único vizinho de Portugal isto não é de estranhar) por ser a forma que muitos encontram de expressar o seu "nacionalismo", ao mesmo tempo que de forma intuítiva e natural todos sabem perfeitamente que passar a fronteira não é bem chegar a um país "estrangeiro".

    Aliás, isto é parte do "problema": boa parte deste discurso não existe porque Portugal e Espanha sejam muito diferentes. Pelo contrário: é por serem bastante parecidos a muitos níveis que ele se torna necessário para muitos. Na página "anti-espanhola" que referi a cima (e que é abjecta, em todos os sentidos) isto é bastante notório. A maior parte do discurso visa precisamente tentar ultrapassar esta intuição básica de que estar em Salamanca é estar quase em casa, e estar em Cabo-Verde... nem por isso.

    É precisamente devido ás semelhanças brutais (culturais, históricas, étnicas, geográficas, etc.) que tal discurso é necessário. Ninguém se lembrou de fazer discurso semelhante em relação a Inglaterra, pois nem sequer é preciso, a nenhum português lhe passa pela cabeça que existe muito em comum entre Portugal e Inglaterra (não mais que entre vários países Europeus de latitudes diferentes, quero dizer).

    A minha posição já aqui foi dita várias vezes, e como disse é reflectida quase na sua totalidade pelos textos de Rafael Castela Santos e também de António Sardinha.

    *1 O que os Portugueses que gostam de utilizar a argumentação baseada na "Lenda Negra" se esquecem é que Portugal está incluído na esmagadora maioria dos argumentos que são utilizados, e é afectado exactamente da mesma forma. Só não o é mais porque muitos dos que gosta da "Lenda Negra" nem sequer sabem que Portugal existe.
    Última edición por Possessio Maris; 25/01/2010 a las 01:36

  16. #16
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Cita Iniciado por Possessio Maris Ver mensaje
    Ora ainda bem que perdemos, se não onde é que eu ia abastecer o automóvel de gasolina???
    AHAHAHAHAHA!!!! Que bem, Possessio Maris! Sim, que isto de ser português não é só fado e melancolia, também é rir e ter capacidade de rir da própria desgraça como sinal de optimismo.

    Eh pá, é bom ver que mais um português aqui no fórum ultrapassa a impressão inicial quase iberista que este dá a quem chega... quando não é nada disso. O facto deste excelente artigo de Rafael Castela Santos ter sido escolhido como tema de front é disso testemunho.

    Aguardamos mais artigos e comentários seus, há muito para explorar por aqui. Cumprimentos
    res eodem modo conservatur quo generantur
    SAGRADA HISPÂNIA
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  17. #17
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Ah caro Possesio, voce é do Algarve ?

    Porém, onde mais antiespanholismo fica é na Espanha....Assim que tampouco pode pedir-se muito....

    E o que não querem conhecer muitos que dizem ser " nacionalistas portugueses " é que os separatistas antiespanhois, que eles estão a estimar tanto, continuam a ser iberistas....

    Em fim, um desastre, uma desgraça peninsular, mais bem. Que estranha forma de vida....

    Cumprimentos em Cristo Rei e em Nossa Senhora, Rainha de Fátima.

  18. #18
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica


  19. #19
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Ojo al dato:

    Iberismo - Wikipedia, la enciclopedia libre



    Iberismo republicano [editar]

    Frente a la unión monárquico-dinástica, surgió una alternativa federalista y republicana. Influidos por la Revolución de 1848 en Francia, unos 400 españoles y portugueses emigrados en París crearon el Club Ibérico y organizaron una manifestación frente al ayuntamiento en la que, precedidos de una bandera con emblemas ibéricos, vitorearon a la federación.

  20. #20
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    Respuesta: Contra el Iberismo: Apuntes para una Epifanía Ibérica

    Y aquí también lo dejan claro:

    Movimiento Iberista


    Movimiento Iberista


    Luchamos por una Nueva Nación: IBERIA (dos hermanos que hasta hoy se dieron la espalda)







    Iberia





    Jose Saramago





    ¿Por cierto, no se parece José Saramago a Pepito Grillo?
    Última edición por Donoso; 20/05/2010 a las 19:32


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