Asunto importantísimo este de la "traducción" del Padre Nuestro (traduttore... ¡traditore!) del que debería seguir hablándose, y mucho, entre los católicos despistados que tragan con todo. Soy de los que creo que hay motivos más que suficientes para impugnar legítimamente esta "traducción" (y otras más como el ya citado "Dios del Universo y el "pro multis" de la consagración) porque no se está traduciendo sino traicionando la Palabra de Dios, se está enmendando la plana al Evangelio que es la palabra viva de Nuestro Señor Jesucristo. Nunca he podido entender tanta pasivida de fieles y de jerarquía ante estos disparates claramente sectarios. En lo que a mi respecta siempre utilizo el latín aun en las celebraciones modernas en lengua vernácula, aunque mis hermanos de banco me miren con cara rara.