Disiento de vuestras opiniones, pues veo “ofensas” más en consonancia con la realidad del que se acerca a Dios pidiendo perdón. La palabra “deudas” a mí desde muy niño me chocaba, pues la asociaba al debito de algo material y no al hecho de haber ofendido a Dios.
Pienso que es un problema de semántica al que no deberíamos dar importancia alguna.
Una vulgaridad viene muy al pelo: “No nos la cojamos con papel de fumar”
Y ante la duda esta la Iglesia que es Madre y Maestra, el fiel y leal católico debe aceptar lo que el Papa aprueba.
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