Desde luego, yo en Asturias he podido comer fantásticamente bien. No voy a decir que sea la mejor cocina de España, -entiendo que algunos, no sólo Chanza, se dejan llevar del amor a lo propio, recuérdese la expresión de los sevillanos "Sevilla e lo má bonito d'er mundo"-, pero, sin duda, mis permanentes e imborrables recuerdos asturianos incluyen una gastronomía de ¡olé!, y, por cierto, a unos precios ya asombrosos en esta España consumista ahora en crisis y recesión económicas. A modo de ejemplo, y en referencia a unos alimentos que no forman parte específica de la gastronomía regional, recuerdo que una noche antes de ir a dormir, durante una estancia en un pueblo llamado Nueva de Llanes, decidí tomar una humilde y vulgar ración de croquetas de jamón. Me sirvieron seis unidades, pero cada una era como una morcilla de Burgos, aderezadas con una ensalada completa. Se me quedó una cara que no sé cómo describir. Entonces le dije al camarero que había pedido una ración de croquetas, y él me respondió que sí, que lo que tenía delante era la ración que había pedido. Por supuesto estaban riquísimas, se veía el jamón y la masa estaba en su punto, apenas pude acabar con aquel plato, me preguntó si quería otra cosa, y dije que no, claro. ¿Sabéis el precio de la ración? : ¡ 6 euros !
Pero, no sólo la gastronomía es extraordinaria. Es asombrosa la producción de chocolate. Nunca he visto una riqueza chocolatera como la de allí. En variedad, en originalidad (chocolate a la sidra, por ejemplo), en sabores combinados..., sólo puedo decir que ¡extraordinario! Y yo que no soy nada goloso, noooo, pues a ver cómo me las apañaba para traerme a Madrid varios kilos de aquellas tentaciones. Llanes presume de chocolatera, también Oviedo, supongo que otras localidades dirán lo mismo, pero dónde más variedad encontré fue en Rivadesella.
Pues bien, esta faceta es desconocida para el resto de España, de hecho hasta que no pisé por primera vez Asturias, yo sólo sabía algo acerca de la sidra y del queso de cabrales.
Marcadores