De Asturias, lo que más he disfrutado siempre han sido las fabes con almejas. Es un plato que saben preparar muy bien en muchos sitios del principado, aunque las mejores que he tomado, las comí en Luarca.
Otro elemento a destacar, para mí, en Asturias, fue el descubrimiento de una sidra especial. Y no me refiero a sidra natural sin más, que de eso hay mucho en Vizcaya y Guipúzcoa, si no a una sidra que podía pasar por un vino blanco afrutado. Lo tomé cenando con mi mujer en Villaviciosa, y jamás he vuelto a tomar algo similar, es más, nadie ha sabido nunca identificar esto que tomé y que se servía en una botella clásica de "vino blanco". Me impactó muy favorablemente.
Del Cabrales no voy a hacer comentario. Los buenos, como el Jabugo, están fuera de concurso por insuperables.
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