En esa web llamada Actuall me encuentro con el siguiente análisis del que, una vez leído, cabe preguntarse acerca de qué cuentan que no se sepa ya. Es decir, dónde está la originalidad de esta aportación, una más, en la que no hay análisis en profundidad alternativo.



"Reino Unido ha votado por salir de la Unión Europea, una decisión cuya trascendencia no tiene parangón desde el final de la II Guerra Mundial, que obliga a redefinir el proyecto de integración europea, cambia la relación transatlántica y activa toda una gama de consecuencias económicas, políticas, defensivas y culturales en todo el mundo.

Con la mayoría de los colegios electorales auditados, gana el voto por la ruptura, con el 52% de los votos, frente al 48% del “sí” a la Unión Europea.

La libra se ha desplomado a su nivel más bajo en los últimos treinta años, a medida que el triunfo del Brexit se ha vuelto más y más claro, en una noche larga y dramática. El resultado pone en evidencia el fallo de pronóstico de los analistas. La mayoría de sondeos y la City, basándose en encuestas encargadas por las grandes gestoras de fondos, estaban apostando por el triunfo del “sí” a la UE, lo que llevó los índices de bolsa y la libra a marcar máximos históricos de cotización, durante la jornada del jueves.

Tras el resultado del referéndum, el barómetro de aversión al riesgo se ha disparado, el bono a diez años del Tesoro de los Estados Unidos ha caído un 1,5%, su nivel más bajo desde 2012. El índice de futuros de la Bolsa de Londres se ha desplomado un 8%, y el de Estados Unidos, un 3,5%.

El Brexit pone en el alero la continuidad de David Cameron como primer ministro y desencadena un seísmo en el Partido Conservador, que llegó muy dividido a la consulta. Y no solo en este partido. Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, ve cuestionado su ya de por sí frágil liderazgo, al haber apostado por el triunfo de la opción europeísta.

Laura Kuensberg, periodista de información política de la BBC especializada en la cobertura del 10 de Downing Street, apunta desde su perfil de Twitter –justo cuando te escribo estas notas– que Michael Gove y Boris Johnson, representantes de la campaña del Brexit en el Partido Conservador, están negociando en estos momentos los términos de la salida de David Cameron.

Los cambios que desencadena el referéndum son enormes y afectan a todos los ángulos de la configuración política, económica y cultural del mundo.

Para empezar, es el fin del mercado único y del libre establecimiento de europeos en el Reino Unido, y de británicos en Europa. Solo en España, hay más de 300.000 británicos viviendo, muchos de ellos pensionistas propietarios de primeras y segundas residencias, o empleados del sector turístico que acogen a los más de 12 millones de visitantes que el mercado británico envía a España cada año. El sector financiero español también queda en el alero tras el referéndum. Reino Unido es el segundo destino para las inversiones españolas en el exterior.

En un plano político, y sin salir de las consecuencias para España, la decisión altera en principio la relación con Gibraltar. El Peñón votó masivamente a favor del “sí” a la Unión Europea. Los llanitos necesitan, más que nadie, la libre circulación de personas para poder moverse de un lado a otro de la valla.

Está por ver si el resultado afecta, de algún modo, a las elecciones del próximo domingo en España. Puede hacerlo en los dos sentidos: reforzando el voto del miedo del PP, o bien, alentando el voto anti-sistema de Podemos e Izquierda Unida.

Para la Unión Europea, las consecuencias de la ruptura con el Reino Unido pueden ser radicales. El Brexit activará iniciativas políticas a favor de la consulta sobre la UE a distintos países, empezando por Francia. El proyecto europeísta basado en una burocracia fuerte en Bruselas y en la consigna de “más Europa”.. En muchos aspectos, resucita la Europa de los Estados-nación, y un ciclo en el que las identidades nacionales tendrán cada vez más peso en las decisiones políticas.

Es un cataclismo para los grandes partidos políticos instalados alrededor de los dos grandes bloques, el Popular y el Socialdemócrata. Todos son partidarios del status quo de Bruselas y todos tendrán que lidiar con oleadas de populismo euroescéptico más o menos intensas en sus respectivos países, de aquí a unos años.

Culturalmente, el resultado del referéndum es un revés para las élites, no solo políticas, sino también académicas, artísticas, mediáticas y corporativas, todas cosmopolitas, todas europeístas, y fuertemente implicadas a favor de la continuidad del Reino Unido en la UE. La fuerza de sus consensos queda muy mermada tras el vuelco en el referéndum británico. Lo que viene puede ser un nuevo ciclo de masificación de las política europea. Europa, a diferencia de los Estados Unidos, no guarda buenas experiencias de la política de masas que ha sacudido cíclicamente la historia del Viejo Continente desde la Revolución Francesa."


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