#Brexit. Agradecidos, por una vez, a los británicos: librémonos de la Unión Europea


Uno de los dos rótulos que se conservan en la que fuera fachada de los Almacenes La Ciudad de Londres, más tarde Almacenes Soto, en la Plazuela de San Miguel esquina a las calles de Celestino Junquera y de Covadonga. (Foto wwwrecuerdogijon.blogspot.com).
El edificio sufrió la habitual suerte de su «rehabilitación», es decir, destrucción visada por un consistorio europeísta.



Saben nuestros habituales que Voluntad no se distingue por su anglofilia. A pesar de hacerse en una villa que llegó a ser conocida como «el pequeño Londres».

Lo cual, para quien conozca Londres bien, no resulta especialmente halagador. Pero si pensamos en la antigua imagen idealizada de la capital británica, y en la verdadera imagen de aquel Gijón de antes de la guerra, antes de la destrucción a manos del muy europeísta Frente Popular, del muy europeísta desarrollismo y de los entusiásticamente europeístas ayuntamientos «democráticos», entonces la comparación cobra sentido y sí resulta halagüeña.

En fin. El referéndum celebrado ayer, Vigilia de San Juan Bautista, en Gran Bretaña, nos ha deparado la primera gran grieta en el IV Reich (o, si se prefiere, la UERSS), la Unión Europea. Por parte de un estado fundador de la Comunidad Económica Europea, que la abandona. Esa CEE (no debe ser casual la coincidencia de siglas con la «Conferencia Episcopal Española», también europeísta) que destruyó la economía asturiana y suprimió la independencia de España.

Es inevitable recordar otra ocasión similar: 1808. Cuando la Junta General del Principado de Asturias (la de verdad, no el actual Parlamentín ovetense), en nombre de España y del Rey ausente, se alzó contra la primera Unión Europea, la de Napoleón. Inmediatamente se suspendieron las hostilidades con el llamado Reino Unido, hasta entonces vigentes, y se concertó una alianza con los británicos. La embajada se embarcó en Gijón.

Hoy, en cambio, Asturias está en manos de afrancesados, cipayos y mamelucos.

Y después del 26-J, seguirá igual. Porque todas las candidaturas que se presentan a las elecciones generales son de afrancesados, cipayos y mamelucos.

A ver si tomamos ejemplo de lo poco bueno que a veces se hace al norte del Mar Cantábrico. Como el Brexit.

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