Creo que hay que dar el valor exacto, honorable y en justicia a la participación del Carlismo y la Falange en el Alzamiento del 18 de Julio.
Cierto que, comparativamente hablando, eran organizaciones minoritarias, pero resultó que ambas estaban compuestas por verdaderas "élites" (perdón por el galicismo) no solo intelectuales, sino sobretodo de alta moral combativa. Sin estas columnas de valerosos hombres, camisas azules y boinas rojas, cada cual con sus propias milicias, el positivo resultado del Alzamiento hubiera resultado muy dudoso. Fueron la punta de lanza civil que ayudó decisivamene al éxito del operativo militar. La CEDA, mucho más numerosa y sin quitarle mérito, no contaba con una milicia tan agresiva y agerrida como Carlismo y Falange. Y ya sabemos que en los momentos álgidos de la historia son precisamente esas minorías las que dictan el estilo y la pauta y las que, a la postre, aportan la solución definitiva, porque no se trata de cantidad sino de calidad. Y calidad varonil (y también femenina) era precisamente lo que ambos tenían con creces. Puede comprobarse por el número de muertos y heridos de ambas organizaciones y por hechos de armas muy sobresalientes.
Las diferencias ideológicas, que ambos movimientos supieron poner a un lado en momentos tan decisivos para la Patria, eran muchas y, a veces insalvables, pero esto no quita que tuvieran en común su amor a la España Católica y su decidido empeño de acabar con la revolución marxista-anarquista.
Lo que en su momento hizo Franco (la Unificación) y lo que haría después (ninguneo, ingratitud y tejemaneje político) es asunto para discutir largamente pero que ya se sale del tema del Alzamiento en sí. Lo que no hay que poner en duda, reitero sobretodo para nuestros foristas hispanos de América, es que el éxito del Alzamiento y el resultado de la victoria sobre el enemigo común, le debió mucho a ambas organizaciones, tanto en el plano militar como en el ideológico y simbólico en los años de guerra. Lo que vino tras la Victoria es, como ya dije, otra cosa. A título personal, mi admiración y respeto para con los falangistas y carlistas de aquellos años decisivos es parigual. ¡Honor por siempre a ellos !