Revista FUERZA NUEVA, nº 526, 5-Feb-1977
Amnistía para algunos
La matanza de abogados comunistas cometida en la calle de Atocha de Madrid ha abierto algunos ojos a los que no alertaron atentados anteriores, alguno de igual gravedad numérica, como el del presidente de la Diputación de Guipúzcoa (sr. Araluce) y su escolta, o de vileza y alcance potencialmente mayores, como el frustrado, por suerte providencial contra la Guardia Civil de Oñate, por medio de explosivos en la carretera. Así leemos que Fernando Onega en “Arriba” aclara: “Cuando hablamos de amnistía y la pedimos con la esperanza de que sea el gran símbolo de la reconciliación nacional, no ignoramos las excepciones. Los últimos hechos no deben, no pueden servir para frenarla… Hay que distinguir entre los que ingresaron en prisión por luchar precisamente por la democracia y quienes ahora la boicotean, con el agravante de los procedimientos criminales”.
¿Se da cuenta Onega de lo que ha escrito? Vamos a analizarlo brevemente. La ampliación de la amnistía que se pide y que él considera oportuna está destinada a favorecer a quienes no resultaron incluidos en la anterior. ¿Quiénes son estos? Exclusivamente los responsables de delitos de sangre. A ésos es a los que se quiere poner en libertad. Veamos algunos ejemplos: el asesino de un guardia civil de tráfico en San Sebastián, sin motivo alguno; el asesino del inspector Manzanas, en Irún, cuando entraba en su casa; los asesinos de policías y guardias civiles, en distintos lugares, pero con iguales caracteres de gratuidad y vileza; los asesinos del almirante Carrero Blanco; los autores de la matanza de la calle del Correo…
Citamos exclusivamente a asesinos de ETA y el FRAP que se encontraban ya en la cárcel; unos, juzgados, otros, por juzgar, cuando se promulgó la amnistía. A ellos habría que añadir otros asesinos que andan sueltos, como los que han seguido matando guardias, policías, alcaldes, ciudadanos pacíficos y al presidente de la Diputación de Guipúzcoa y su escolta. ¿Es a estos criminales, verdaderamente patibularios, a quienes, querido Onega, hay que poner en libertad como signo de reconciliación? ¿Cree el señor Onega que sus crímenes son una forma “de lucha por la democracia” que merece comprensión y tolerancia? Si lo cree, que lo diga. Que diga que los que asesinaron a un viejo policía armado en Barcelona cuando salía de una churrería un domingo por la mañana estaban luchando por la democracia. O el que mató a la espera al cabo de la Guardia Civil de Azpeitia. O el que destripó a unos ciudadanos, hombres y mujeres, que habían entrado en una cafetería de la calle del Correo en Madrid… Que lo diga Onega, si es que cree que esos asesinos eran campeones de la democracia y deben estar en la calle. Y si no lo dice porque no lo cree, ¿a quién se refiere cuando habla de distinguir a los que están en prisión por la democracia? Porque, repetimos, los únicos que están en prisión y no se han beneficiado de la amnistía son, salvo pequeño error, los asesinos a los que nos hemos referido.
Ahora, si lo que alguien pretende es que la amnistía comprenda a los comunistas que asesinan y no a los que asesinan a comunistas, mejor es que lo diga con esa claridad, pues sería única forma de no crear confusiones.
Juan Nuevo
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