Revista FUERZA NUEVA, nº 532, 19-Mar-1977
A los sesenta magníficos
Dice Alfonso Paso que cuando se harta de leer diarios y revistas (¿a cuántas habremos llegado?) se le hace un vacío cuando piensa que no está leyendo las opiniones españolas, ni de unos millones, ni siquiera unos centenares de miles de españoles, sino de unos sesenta señores que escriben en todos los diarios y todas las revistas, repartiéndose sus firmas si a mano viene en docenas de publicaciones.
Dice un periódico barcelonés que “la más constante, más general y más clara petición que se ha hecho al Gobierno desde que murió el general Franco está próxima a lograrse: la amnistía.
Fíjense que ya se habla generalizadamente como empezó “Cambio 16”: “El general Franco”, expresión sacada, a su vez, por “Cambio 16” de las revistas de los países anglosajones, donde abunda que da gusto la masonería, que es aquello que Néstor Luján cree que ni existe ya.
O sea, que se considera que todo lo que se le pide al Gobierno es la amnistía. La amnistía total. Supongo que excluyendo las “bandas fascistas” como dijo Bandrés, sin manías. Pues bien, aquí, el pueblo ni siquiera sabía qué era esto de la amnistía y no quieran saber los tozudos qué es lo que dicen sobre los asesinos sin preguntar el color. Aquí, quien ha inventado este sonsonete es la prensa, los sesenta magníficos, más algunas extrañas jerarquías eclesiásticas, que permiten barbaridades inconcebibles como puños en alto “mientras el sacerdote come pan y bebe vino” y el himno separatista gallego, sin excomulgar ni suspender a estos guerrilleros de Carlos Marx metidos a curas falsos, apóstatas que se casan, que chicolean a las muchachas, que visten como les da la gana, perdido todo freno y todo autoridad, mientras todavía hay ilusos que van a sus “misas” sin ser comunistas.
El pueblo pide mucho o poco, según se mire; pero esto de la amnistía es cosa de los sesenta magníficos y de unos centenares (en Barcelona) de presuntos estudiantes envenenados perdidamente por el marxismo imperante en escuelas (incluidas religiosas), universidades y templos profanados.
El pueblo, la inmensa mayoría, no va a estos búnqueres.
Ramón CASTELLS SOLER
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