Revista FUERZA NUEVA, nº 532, 19-Mar-1977
EDITORIAL
Tras la amnistía […PARCIAL]
El Gobierno de la Corona (Adolfo Suárez), haciendo caso omiso de esa voluntad mayoritaria de los españoles, de la cual tan demagógicamente habla como razón última de sus actuaciones partidistas, ha seguido “gobernando” a base del Real Decreto ley, con la cual da a su actuación administrativa y legal un claro sentido dictatorial y totalitario, aun cuando trate de disfrazar la realidad de los hechos con cantos a la “participación y al futuro democrático de nuestro pueblo”.
El más reciente ejemplo lo tenemos en la promulgación de las últimas disposiciones adoptadas en el Consejo de Ministros del pasado viernes día 8, por las que se amplía la amnistía en términos en los que, sin duda alguna, el Poder se somete vergonzosamente a los dictados y presiones de los enemigos de la unidad sagrada de España y de aquellos otros que, al servicio del marxismo internacional y de la subversión del propio Estado, han exigido esta medida de gracia a ese mismo Estado que en sus acciones e intenciones pretenden destruir, y cuyas consecuencias penales, al transgredir las leyes, han sido la directa motivación y causa de que la llamada “delincuencia política” sea un hecho concreto.
Porque no debemos llamar a las cosas de otro modo que no sea la verdad, nos vemos obligados a insistir en que esta nueva amnistía, en la que, al parecer, el Gobierno no ha tenido en cuenta las víctimas del terrorismo, ni a sus familiares, ni a cuantos eran compañeros de los asesinados, ni a España misma, ni tan siquiera al propio espíritu de la Justicia, no es más que el precio de una claudicación, el pago de sabe Dios qué pactos inconfesables y la razón de un empecinamiento en la ostentación del mando de quienes parece que sólo pretenden entregar la Patria a manos de sus seculares enemigos y someter a la nación al riesgo de una nueva lucha fratricida, con todas sus dramáticas consecuencias.
Nos duele España y su posible renovada tragedia a fecha más o menos previsible, y por ello tenemos que denunciar esta nueva medida sectaria de quien, sin más respaldo que la continuidad heredada, sin más razón legal que la servidumbre pactada, se permite deshacer lo construido en cuarenta años de paz, justicia y auténtica libertad, para llevarnos, desgraciadamente, al disparadero de los antagonismos; todo ello enmascarándolo hipócritamente con verdades a medias, desinformaciones culpables y exaltaciones de supuestos valores de la persona humana, cuando en realidad se lleva a la Patria hacia esos cauces de caos, destrucción y, en último término, sometimiento a doctrinas que en su dogmática y puesta en práctica, en caso de alcanzar el Poder, anularían al hombre español, transformándole en esclavo del más atroz materialismo ateo y comunista.
En unos días, sin más trámite, van a salir a la calle -estarán saliendo ya- auténticos asesinos, gentes que bajo el pretexto de una lucha ideológica han cometido vulgares delitos de sangre con todos los agravantes de premeditación y alevosía, con tintes de verdadera crueldad y sadismo en muchos de ellos y, en general, dentro de un sentido cobarde y traicionero en sus acciones.
Y esto es algo que no se puede perder al Gobierno de la Corona, porque es mentira que en esta medida se encuentra el “germen de la reconciliación”, sino que conlleva la debilidad del Ejecutivo y la semilla del odio y el revanchismo.
Ni ETA, ni FRAP, ni GRAPO, ni ningún otro grupo terrorista, sea cual sea, va a considerar la amnistía total como una concesión magnánima de un Gobierno fuerte y auténticamente reconciliado, sino la muestra clara del “poder popular”, de la “presión popular” y, sobre todo, de la realidad de un cierto contubernio en las alturas del Poder, por el que se alían en el camino de la destrucción del Estado nacido del 18 de julio de 1936 no sólo los que todo lo deben al mismo, sino quienes desde el primer día solo pensaron en la revancha y en imponer su “ley” de checas y terror.
Y la prueba la hemos tenido a las cuarenta y ocho horas de esta nueva amnistía, cuando unos criminales, cobardemente, como es su norma, han asesinado a traición a un guardia civil en Mondragón, hiriendo a dos más, en la demostración palmaria de lo lejos que esta ETA del sendero de reconciliación y de lo inútil que ha sido tal medida gubernamental, si en verdad se pensó en la misma, en la cumbre de las alturas del Poder, como medida humanitaria y auténtica “razón de Estado”.
Es un nuevo crimen, tras la amnistía, insistimos, que pone al Gobierno frente a la opinión pública honesta y mayoritaria de la nación. Un nuevo crimen que demuestra la insensatez de la medida de gracia y la muestra del camino equivocado que la Administración ha elegido para conducir a nuestro pueblo. |
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