En todo este argumento sólo hay tres cuestiones realmente sustantivas sobre las cuales discutir: Dios como Creador; la "Nada" y el "Azar".

Si leemos o escuchamos, según los casos, los argumentos en favor o en contra de la existencia de Dios y de su creación o no de lo existente, podemos llegar a la conclusión de que sólo se habla de contingencias, pero no de lo sustantivo.

Es obvio que la Ciencia no puede ocuparse de Dios, es de cajón, pues la Ciencia se ocupa de lo que es mensurable, sea material o energético, se ajuste a las leyes de la Física de Newton, o las de la Física cuántica. Mientras que Dios es Espíritu absolutamente simple e inmutable, y sólo por ello ya trasciende directamente la Física.

Ahora bien, entonces si sólo es un Ente ("lo que es, existe, o puede existir") que carece de toda materialidad ¿cómo puede crear Dios?. Para empezar se nos dice en La Biblia que estamos ante un misterio. Por supuesto los católicos lo aceptamos con humildad, pues tal afirmación implica necesariamente que no tenemos capacidad suficiente para entenderlo. Además, Cristo nos asegura que todo nos será revelado, luego será entonces cuando sabremos quién, qué, cómo, cuándo, por qué, para qué de todas nuestras grandes cuestiones, será, pues, la respuesta al misterio.

Pero, también hay a quienes esta solución de la fe no les parece suficiente, incluso aunque sean creyentes (recordemos a Santo Tomás, el discípulo) y, entonces, hay que recurrir a la Teología. ¿Y qué dice ésta de todo ello? Desde luego sus respuestas nos rebasan, es una Ciencia que versa sobre Dios y se apoya en la Filosofía, siendo más que dudoso que un simple individuo, o incluso un grupo, tenga la posibilidad de aprehender toda la extensión y profundidad de este conocimiento.

Pero si se puede ofrecer una breve aproximación acerca de qué se puede entender como Creación desde el enfoque teológico. Dice SHEED (Teología y Sensatez, HERDER, págs., 109-114) que:

"La ciencia siempre empieza con algo que ya existe... pero nosotros nos estamos preguntando cómo es que algo existe, cómo es que las cosas existen. Cuando los filósofos y los teólogos se preguntan por qué algo existe, la alternativa que tienen en su mente es nada. Pudiera no haber existido nada, ¿por qué pues existe algo? Es esta una cuestión que propiamente no se plantea la ciencia. Si en su progresivo estudio de causa a causa anterior, y así sucesivamente, los científicos se hallaran de pronto enfrentados con la nada, quedarían absolutamente sorprendidos. Ni sus instrumentos ni sus métodos científicos están concebidos para competir con la nada. Si en la serie de sus investigaciones tropiezan con la nada tienen que recurrir forzosamente a la Filosofía y a la Teología."

Llegados aquí, podemos dejar aparcada de momento la idea de Dios y de su Creación para argumentar sobre la nada. Primero habría que establecer que lo que sigue son argumentos míos y que no se ajustan a ningún enfoque, salvo el que mi capacidad para filosofar me permite.

Directamente hemos de partir de un sólo pensamiento posible sobre la nada: "La Nada es el No Ser" Pero aquí nos surge el primer problema de pensamiento y expresión: la nada no la puedo pensar, además, si la nada es no ser, ya es algo, y eso resulta imposible. Esto parece un trabalenguas, pero será más sencillo de racionalizar si se añade que la nada no es un objeto, por tanto, no puede existir una "nada" material. De tal modo, la idea de nada sólo puede ser admitida desde la Filosofía, aunque sea un tanto parda como la mía, o desde la Teología.

La nada no es accesible al pensamiento humano, sólo lo es al de Dios que es quien la puede concebir, pero no modificar, pues dejaría de ser nada para pasar a ser algo. Por tanto, desde mi perspectiva en la parte material de mi persona, he de concluir que la nada no existe en sentido material. ¿Con esto estoy negando que Dios crease el Universo de la nada? No, al contrario, lo estoy afirmando, pensó la Creación y, en mi opinión, en ese pensamiento puso toda la energía necesaria para el proceso completo creador en un instante infinitamente pequeño e infinitamente denso, de tal modo que a continuación se produjese una singularidad (lo que se conoce como Big Bang) a partir de la cual se inicio todo. Y, resulta todavía más sorprendente cuando los cosmólogos han llegado a la conclusión de que dicha singularidad se produjo en todas partes y en ninguna concreta. En ella surgieron tiempo, espacio e información, primero todo fue cuántico, y de ello se derivó la Física clásica o newtoniana, que es la que vemos y percibimos.

Nos queda ahora hablar del azar, pero en atención a la necesidad de que el desarrollo del hilo lleve un orden y no se convierta en un totus revolutum, es preferible dejar para después el tratamiento de dicho concepto.