El Sínodo de la Amazonía demuestra que la Iglesia ha sido infiltrada desde dentro




El 4 de octubre de este año, Voice of the Family, asociación de organizaciones pro vida y profamilia, celebró una mesa redonda en Roma para abordar cuestiones críticas para la Iglesia y para la familia en vísperas del Sínodo de Obispos para la Amazonía. El informe de LifeSiteNews se puede leer aquí. Seguidamente reproducimos el texto completo de la ponencia que pronunció el Dr. Taylor Marshall.


4 de octubre de 2019 (LIfeSiteNews) .– ¿Por qué dimitió S.S. Benedicto XVI el 28 de febrero de 2013? ¿Por qué cayó un rayo sobre el Vaticano en sincronización con este suceso? ¿Se debió a un escándalo en el banco vaticano? ¿O a un escándalo sexual que salpicó a los más altos cardenales? ¿O a una crisis doctrinal?
Todas estas preguntas y dudas se vinculan si se reconoce un hecho demostrado y relacionado: que en algún momento de los últimos cincuenta años, o incluso antes, Satanás se ha introducido de un modo particular en la Iglesia Católica. Durante más de un siglo, los organizadores de la Masonería, el liberalismo y el modernismo se han introducido sigilosamente en la Iglesia Católica al objeto de transformar su doctrina, su liturgia y su misión sobrenaturales para volverlas seculares.

Los católicos son cada vez más conscientes del cambio climático que se está obrando en la Iglesia.
Algunos señalan al polémico pontificado de Francisco. Otros ponen de relieve la confusión en torno a la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI en 2013. Otros están convencidos de que Juan Pablo II no era quien pensábamos. Pero la mayoría están de acuerdo en que el Concilio Vaticano II, la Misa Novus Ordo y el pontificado de Pablo VI desencadenaron una confusión monumental en la Iglesia. Ahora bien, ¿puede decirse que el desencadenante fue la apertura del Concilio en 1962?

Sostengo que las raíces de la podredumbre se hunden hasta un plan que se puso en marcha unos cien años antes del Concilio. Se trataba de sustituir la religión sobrenatural del Cristo crucificado y resucitado por la religión natural del humanismo y el mundialismo. Refleja la decisión original de Adán y Eva de ser como dioses ingiriendo los frutos de la naturaleza en lugar de arrodillarse para recibir el fruto sobrenatural de la gracia de Dios. Lucifer también se rebeló contra Dios porque en su orgullo quiso ascender hasta el trono de Dios en vez de participar en la vida sobrenatural de Dios y ahondó en su propia naturaleza y se proyectó hacia las estrellas, por lo que se desplomó hasta los abismos infernales.

El sobrenaturalismo –la confianza en Dios, que está por encima de la naturaleza– es catolicismo.
El naturalismo –la confianza en nuestra naturaleza creada prescindiendo de Dios– es satanismo.
La Iglesia Católica está en crisis porque los enemigos de Cristo tramaron y conspiraron para instalar en la silla de San Pedro a un papa que sirviera a Satanás. Desde Nerón hasta Napoleón, los enemigos de Cristo terminaron por descubrir que si asesinaban al Papa no suscitarían sino simpatía y crearían mártires. Ha sido una estrategia fallida en todas las épocas. Por eso, han procurado actuar subrepticiamente para lograr que uno de los suyos calce las sandalias de San Pedro. Serían necesarias décadas, incluso un siglo, para crear los seminarios, los sacerdotes, los obispos, los cardenales electores e incluso el pontífice o pontífices que necesitarían, pero valdría la pena esperar. Se ha tratado de un plan lento y paciente para llevar a cabo una revolución satánica en la que el Papa sea su títere.

Dijo San Pablo: «Para nosotros la lucha no es contra sangre y carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los poderes mundanos de estas tinieblas, contra los espíritus de la maldad en lo celestial» (Efesios 6,12). La crisis de la Iglesia se debe a la intrusión de los mencionados «poderes mundanos de las tinieblas», y sólo se puede purificar con una guerra santa contra los demonios.

En la homilía de la Santa Misa con motivo de la festividad de San Pedro y San Pablo el 29 de junio de 1972, cuando se conmemoraba el noveno aniversario de su coronación como Obispo de Roma, Pablo VI se lamentó: «Se podría decir que por alguna misteriosa rendija… no, no es ningún misterio: por alguna rendija el humo de Satanás se ha infiltrado en la Iglesia de Dios. Reinan la duda, la incertidumbre, los problemas, el desasosiego, la insatisfacción y la discordia». (1) Este testimonio de Montini no se limita a reconocer que la Iglesia se ha secularizado; afirma que el humo del propio Satanás ha penetrado por una rendija en la Iglesia Católica.

La Iglesia ha sido infiltrada desde dentro, y esta infiltración se remonta como mínimo al reinado de Pío IX. Es un ataque contra la fe sobrenatural, los milagros, la revelación divina y el origen mismo de nuestra creación: la identidad como varón y hembra creada por Dios, la institución del matrimonio y el precepto de la Ley Natural de crecer y multiplicarse mediante el matrimonio. Y además, es una resurrección de la idea pagana de «seréis como dioses».


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