Con total sinceridad: Tienen ustedes una formación que me abruma. Para responderles, tendría que informarme largamente.

Les cuento lo que me pasa: Ha sido tan grande la ayuda que, en lo personal, matrimonial y familiar, he recibido de la Iglesia (la que ustedes llaman anti-tradicional), que siento una enorme gratitud hacia ella. Le tengo concedido un plus de credibilidad.

Todo lo que me han anunciado se ha cumplido. La iluminación que he recibido sobre mi historia y el autoconocimiento de mí mismo han sido sorprendentes. He aprendido a amar a la Iglesia, a obedecer al Papa, a disfrutar con los Santos Padres, a ayudarme con la Biblia.

Y he descubierto, al mismo tiempo, que aún teniendo una naturaleza herida por el pecado, he sido hecho bueno por Dios, por lo que conservo un principio de bien. Cada vez estoy más convencido del error protestante consistente en considerar corrupta a la naturaleza humana. Creo que, sin obras, no hay Fe.

He aprendido a valorar los sacramentos, que antes me parecían tonterías. Y, entre esos sacramentos, el matrimonio, que ya saben ustedes que para los protestantes no es sacramento.

Considero que la Tradición es fundamental. Sin una tradición previa, no habría sido posible, por ejemplo, determinar el canon bíblico. La Biblia no es un Corán que da inicio a una fe; la Biblia ha venido después de la fe, después de la vivencia, después de la Tradición.

Y eso lo he aprendido en la Iglesia que ustedes miran tan mal.

Por eso, cuando esta Iglesia recibe ataques, mantengo la confianza en sus pastores y pienso que todo tendrá su explicación.

Muchas gracias por todo.