Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América
Creo que he colocado el dedo en la llaga. Llevo mucho tiempo siguiendo estos foros, y uno de los motivos por el que hasta ahora apenas he intervenido es precisamente por este tema. Sea como fuere, vaya por delante que respeto a TODOS los seres humanos sean de la raza o condición cualquiera que sean. Dicho lo cual, me permito el contestar a Hyeronimus.

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Hyeronimus
En el mundo hispánico no había segregación racial, porque los católicos no somos racistas. La división era más bien por clases, pero hubo muchísima mezcla, y ahí están los cuadros de castas, estudios etnográficos que no tienen par en otros imperios. Y ahí se ve toda la mezcla y la variedad que había. Las castas no eran compartimentos estancos como en la pagana India. Dios no es racista, y como todos descendemos de una misma pareja, como insistió Pío XII, la humanidad es una mezcla muy variopinta.
Había segregación racial, porque la sangre, la ascendencia, recibía entonces un valor mucho mayor del que hoy le damos. Ya a mediados del siglo XV queda clara la voluntad de segregación de los ''cristianos viejos'' -sin ascendencia judía, árabe o bereber, descendientes de los antiguos celtíberos, romanos y godos- de los ''cristianos nuevos'' -con ascendencia parcial o totalmente judaica o musulmana por muy cristianos que fueran- con la promulgación de la Sentencia-Estatuto de Pedro Sarmiento; prueba de que había voluntad de segregación, no ya religiosa, sino racial. El sistema de castas hispánico deriva de dicha Sentencia-Estatuto, dividiendo la sociedad en la llamada ''república de los españoles'', es decir la sociedad americana blanca -tanto peninsular como criolla-, y la ''república de los indios'', esto es, la sociedad amerindia, con sus propios sistemas económico-administrativos y sus propios líderes y caciques, que recibían la misma dignidad que la nobleza blanca. E inmediatamente aparte de estos dos estratos, se hallaban los mestizos de todo tipo y condición -mestizos de blanco e india, mulatos, zambos, etc.- y los negros. Las pinturas de castas tienen la funcion de identificar los distintos tipos de mestizaje con objeto de clasificarlos dentro del sistema de castas, y no indican en ningún caso que la mayoría de la población fuera mestiza. Precisamente en la actual Colombia, donde abunda el mestizaje de todos los tipos, a finales del siglo XVIII estaba habitada por blancos -''españoles'' en el decir de la época-, tanto criollos como peninsulares, en casi dos tercios de su población. Así mismo existen pruebas documentales de que durante el período hispánico la población practicaba una estricta endogamia étnica, siendo los matrimonios interraciales bastante minoritarios; donde más parece ser que abundaban era en algunas zonas rurales del norte de la Nueva España, y este tipo de matrimonios no pasaban del 26%. Si encuentro los datos los pongo por aquí.El problema es que hoy confundimos segregación racial con supremacismo, tal y como hemos aprendido de experiencias como la de los Estados Unidos de las leyes Jim Crow, o de la Sudáfrica del apartheid, y ambos conceptos son distintos y no tienen por qué ir juntos. En la América Hispánica de hecho no era así, y los indios en general eran felices segregados, por ejemplo. Por otra parte, si Dios hubiera querido el mestizaje no hubiera creado una humanidad tan diversa; hubiera creado sólo un tipo de ser humano, una humanidad completamente uniforme. Si somos diversos es porque Dios así lo quiere, y no preservar esa diversidad es ir contra la naturaleza, esto es, contra el designio divino. Ya nos lo dice Santo Tomás en su Summa Theologiae, ''Por lo tanto, la Divina Sabiduría ha sido la causa de la distinción de los seres, para que el Universo pueda ser perfecto, por la misma razón que Ella quería que hubiera diversidad entre las criaturas.'' De hecho el Padre Jesús Calvo, de los pocos eclesiásticos hoy en día que habla claro y de frente, se expresa en términos más rotundos al declarar que ''oponerse a las mezclas entre personas de razas distintas es una exigencia cristiana''. Por otra parte, la historia de Adán y Eva viene en el Antiguo Testamento, colección de cuentos y leyes religiosas judías cuya única misión en la Biblia es que podamos comparar sus diferencias con el Nuevo Testamento y así podamos ver cómo nuestro Señor Jesucristo vino a traernos la auténtica Palabra de Dios. Pero vamos incluso en el Antiguo Testamento hallarás claras referencias a la segregación racial.
Hispanoamérica sí que un crisol de razas, y no EE.UU. por mucho que presuma de ello, porque en la América anglosajona están juntos pero no revueltos. Lo malo no es que se mezclen razas o culturas. En Hispanoamérica y Filipinas hubo un intercambio no sólo racial sino cultural, y lo que es más importante, se evangelizaron esas tierras. En Hispanoamérica funcionó porque se transfundió la sangre, la religión y la cultura cristiana a los indios, y por eso no ha habido problemas raciales como en EE.UU., aunque haya problemas sociales por culpa del liberalismo que se implantó tras la emancipación y la derogación de las Leyes de Indias.
En Hispanoamérica ha habido dos picos históricos máximos en los que se ha dado el mestizaje. El primero, la etapa de la conquista y establecimiento de la administración española, etapa que aproximadamente abarca el siglo XVI. Es una época en la que la gran mayoría de los españoles que llegan a América son hombres jóvenes, solteros, en calidad de soldados y trabajos de tipo administrativo. Ante la falta de mujeres blancas recurren a las mujeres amerindias, casándose con ellas o en concubinato libre, y fruto de ello surgen los mestizos. En una América mayormente tropical, que no atrae demasiado el establecimiento de colonos europeos, estos mestizos son la clave del poblamiento e hispanización de esas tierras, y en ello reside su prodificidad posterior. El mestizaje con negros debió ser mucho menor, ya que en la mayoría de los casos el fruto de ese mestizaje quedaba incluido en la categoría de su progenitor negro, es decir esclavo; este tipo de mestizaje no se prolificó hasta la segunda etapa-pico máximo del mestizaje en América: la independencia. Con la ''emancipación'' de la América Hispánica, el sistema de castas es derogado y la población ya no queda clasificada en españoles, indios o mestizos: todos son ahora mexicanos, o peruanos, o lo que toque. Es precisamente el naciente nacionalismo hispanoamericano el que se encarga de englobar a todos los tipos raciales en la misma etiqueta y con ello se potencia el mestizaje. Entre medias de esas dos etapas, estricta endogamia étnica, no exenta de igualdad de derechos y oportunidades, salvo alguna excepción. Por eso ese intercambio cultural en la América Española funcionó, y en la América Anglosajona no; porque en esta última, a la segregación racial se sumaba una fortísima idea de supremacía racial que no había en el caso español.
En Europa está habiendo revoltijo y confusión porque viene gente de países islámicos y del África negra y se está revolviendo todo, porque la Cristiandad, la cultura europea, (es decir, la cultura) está en decadencia, venida a menos, Europa ha olvidado sus raíces y su ser cristiano, y por eso hay confusión, se disuelve todo en la nada. No hay un intercambio ni mucho menos evangelización. Nosotros llevamos la religión y la cultura a medio mundo, y funcionó, y mestizaje hubo desde el primer momento. No hubo que esperar a una supuesta huida masiva de blancos tras la emancipación. Algunos huyeron, sí, pero muchos se quedaron y muchos estaban mezclados (por cierto, suena mejor decir criollo que blanco, que tiene más connotaciones racistas). No eran muchas las mujeres que pasaban a Indias, y por eso muchos hombres se casaban con las nativas. De ahí que haya tantos mestizos, cosa que apenas si hay en la América anglosajona ni en las ex colonias inglesas y holandesas porque los protestantes consideraban inferiores a otras razas y les tenían asco.
El problema en Europa no es sólo religioso sino también étnico, no queramos negarlo. En Escandinavia los inmigrantes etíopes por ejemplo, cristianos en su gran mayoría, están tan implicados en fechorías como los magrebíes o los somalíes. Aquí en España está extendida la visión del latinoamericano mestizo o mulato asociado a las pandillas, al trapicheo de drogas y a la prostitución. Y por supuesto esto no significa, ni mucho menos, que todos ellos sean iguales, pero es para que nos hagamos una idea de por dónde van los tiros de esta historia. Cuando nosotros llevamos la cultura y la Fe a medio mundo, no fue por el mestizaje, sino por tratar a los nativos de manera humana, salvo excepciones sueltas. Y efectivamente hubo blancos que tras la independencia se quedaron; en su mayoría, los Bolívares, los Sucres, los San Martines y toda esa chusma que renegaba de sus raíces y vendía América a los intereses masónicos y liberales de la City de Londres; los blancos realistas que permanecieron allí -poquísimos- evitaron el mestizaje a toda costa. De hecho es llamativo que, en aquellas zonas de Sudamérica donde los blancos son pocos, caso de Bolivia o Paraguay, los matrimonios consanguíneos entre primos eran cosa frecuente hasta hace muy poco, todavía se puede ver. Por lo demás, das la clave: la mujer blanca en América, especialmente en los primeros años de la administración española, era escasa; pero cuando se podían hallar mujeres blancas en América los blancos preferían siempre casar con ellas antes que con mujeres de otras razas.Y por cierto, digo ''blanco'' porque ''criollo'' se refiere exclusivamente al blanco nacido en América, cuando una parte importante de esos blancos procedían de la Península. Si ''blanco'' suena a racista, mal vamos; eso es que nos estamos tragando con patatas las bobadas de los progres. Yo soy blanco, y estoy orgulloso. Igual que alguien que sea negro estará orgulloso de ello. Y eso no nos hace racistas.
Si al otro lado del charco nos llaman la Madre Patria no es sólo porque hayan heredado nuestra lengua y nuestra cultura (aportando de paso lo mucho que tenían de bueno), sino porque de hecho muchos llevan genes nuestros en mayor o menor medida. El mestizaje no es lo único que define a la Hispanidad, pero es parte importante de ella. Eso es verdadera integración, una integración positiva. Ni antes ni después de la emancipación se fomentó el mestizaje; se dio de forma espontánea porque había más indias que españoles. Los españoles eran minoritarios frente a una elevada población indígena. No es de extrañar que muchos se casaran con las naturales de aquellos territorios, que por cierto, suelen tener una gran belleza de facciones y una melodiosa voz que enamora a un bloque de piedra. Por eso nos consideramos una misma familia hispánica. Otros imperios han dado lugar a mancomunidades económicas, como la Commonwealth, o a la Francofonía, que no pasa de ser algo cultural. Pero los en el mundo hispano hay además lazos de sangre, verdaderamente son naciones hermanas, como las llamamos nosotros, y somos la Madre Patria, como nos llaman muchos afectuosamente. Nunca he considerado extraños a los hispanoamericanos ni me sentì extraño en los muchos años que viví al otro lado del Atlántico. Siempre me sentí en casa, y a los que vienen por aquí los veo como a parientes que han venido de lejos.
El mestizaje es tan parte de la Hispanidad como durante la administración española lo fue el sistema de castas. Y efectivamente los mestizos en su mayoría tienen sangre española; ellos son los auténticos descendientes de los conquistadores, siendo que los blancos llegaron poco después. ¿Cómo no nos van a llamar Madre Patria, si son hijos de una casta de guerreros que dio su sangre por las Españas? Todo esto no implica tirarlo todo por la ventana y acabar mezclándonos todos con todos; una sana segregación, tal y como había en aquellos años, no está reñida con la colaboración conjunta y con la hermandad en Cristo y en España.Un saludo.
La tolerancia es la virtud del hombre sin convicciones. (G K.Chesterton).
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