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Tema: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

  1. #21
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    La colonización lusitana en las Américas tiene puntos de contacto con las no-ibéricas en el continente, por razones que claramente abandonan el ámbito religioso (ver mi comentario):

    En efecto, creo que no deberíamos menospreciar lo que han logrado preservar algunas de [las culturas autóctonas] (y no solo a pesar de la colonización española, sino precisamente GRACIAS A ELLA). El guaraní, por ejemplo, es una lengua que no le causa ningún tipo de conflicto a su propia comunidad de hablantes. Está regulada, enseñada y es hablada por la población de todo un país. Es un elemento de identidad, que la colonización jesuita hizo florecer en aquel rincón de América. Ahora comparen eso con el destino que han corrido las reservaciones indias en EU. Incluso, sin ir muy lejos, podemos atribuir esta marginación a causas distintas de las meramente religiosas: a diferencia de España, Portugal (otra nación católica), no otorgó derechos civiles de ningún tipo a las comunidades indígenas asentadas en sus territorios (la transferencia de territorios españoles en la banda oriental del Rio de la Plata, a la corona portuguesa, trajo consigo el desmantelamiento de las misiones y la esclavización de sus pobladores). Portugal no tuvo su controversia de Valladolid ni sus "repúblicas de indios" con legislación propia.
    Sobre ingleses y franceses, comenté más adelante:

    Ahora quisiera tocar un punto que se mencionado poco: el factor religioso. En contraste con el caso arriba citado de Portugal en el que las diferencias de credo no desempeñaron papel alguno, cabe preguntarse esto: si los ingleses hubiesen prevalecido ¿habrían "blanqueado" a América como hicieron en EU? ¿se debe esto a una tendencia al racismo inherente a su confesión protestante? Aunque parece muy probable (debido a su teoría de la predestinación), tengo mis dudas: también hay que tomar en cuenta el factor coyuntural y el factor "confesional". Entre los protestantes, los puritanos eran el equivalente de los actuales talibanes, y acabaron en un rincón pobre y marginal del Nuevo Mundo ("sin futuro") porque ¡nadie los quería en Europa! A menos que fueran holandeses, los calvinistas no fueron muy bien recibidos en ningún país oficialmente luterano o anglicano. Y es el caso de estos fanáticos ultraradicales que fueron a parar a Massachussets. La razón por la cual era mal tolerada su presencia, la ilustra perfectamente el trato que dieron en América a otros "protestantes": los cuáqueros. Estos últimos, con su perfil de "paleohippies" predicando el respecto a las diferencias, la convivencia pacífica con los indios (nombraron Filadelfia al centro de su colonia) y "el libertinaje", eran discriminados (y hasta linchados) en las colonias aledañas pobladas por la escoria calvinista, "por pecaminosos". Si hay que imaginarnos un escenario en el que los ingleses se hubiesen apoderado de todo el pastel [de las Américas], hay que ver el perfil de los colonos y la manera en que este último se viese determinado por las persecuciones religiosas. Y esto también cuenta para Francia (¿colonización mayoritariamente "hugonota" de Quebec produciría una Nueva Francia Protestante, si las guerras de religión hubiesen tenido otro desenlace? ¿Qué hubiese pasado en Florida sin el asesinato del Almirante Coligny? ¿[igualmente] hubiesen llegado piratas y Caballeros de Malta al Caribe? ¿Quién hubiese ido a buscar a El Dorado? ¿Un Aguirre más parecido a Klaus Kinski?).
    Última edición por Clanvloar; 27/02/2014 a las 07:49

  2. #22
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    En respuesta al comentario de un amigo (publicado en otras redes sociales) que refleja la opinión del mexicano -y del hispanoamericano- promedio:

    “Honestamente, ver a los Españoles como conquistadores de gran parte de Mesoamérica, a la luz de los otros europeos, nos permite darnos cuenta de que no fueron tan manchados*... […] Los Ingleses que llegaron a las trece colonias, hicieron un completo genocidio a su alrededor. Los franceses que llegaron a los territorios de Luisiana también hicieron un horrible genocidio. En Canadá de la misma manera.

    *mexicanismo que alude a una actitud proclive al ensañamiento

    Mi respuesta (publicada en el mismo medio):

    "Coincido completamente que en conjunto, los españoles no eran tan manchados, pero me temo que lo ocurrido en Canadá no puede encasillarse en la clásica dicotomía mestizaje vs. genocidio, y en favor de esto último. O por lo menos no con los mismos actores desempeñando los mismos papeles.

    Lo que hoy vemos superficialmente como "una sola" sociedad blanca y de origen europeo, en realidad es el resultado de un mestizaje en ciernes brutalmente interrumpido. Allá terminó predominando el fenotipo europeo, porque la población algonquina fue súbitamente fulminada (hasta rozar la extinción), por las enfermedades europeas y por las armas de fuego europeas empleadas eficazmente por unos indios más aguerridos que los aztecas, o que cualquier conquistador salido del viejo mundo: los iroqueses (tan es así, que infundieron temor entre los ingleses y fue su alianza a favor de estos europeos enemigos de la Nueva Francia, lo que marcaría el destino de la parte norte del continente).

    Tanto la diversidad étnica como la continuidad del mundo indígena en los países hispanoamericanos, se explican en función del equilibrio geopolítico del mundo prehispánico y de su sucesor: la Pax Hispanica. Algo muy distinto a lo que ocurrió en Norteamérica. Alrededor de los Grandes Lagos se dieron con todo, incluso entre indígenas (ser descubiertos no les cambió esto; más bien parece que lo intensificó). Ya visto así, también podemos afirmar que los aztecas no fueron tan manchados (o bien, por fortuna nunca tuvieron los medios para serlo).

    En cuanto a Luisiana, como bien dices, se trata de un "típico" genocidio perpetrado por el hombre blanco. Allí los franceses no fueron tan débiles como en Canadá y, al igual que los iroqueses (es decir, para su propio perjuicio), aniquilaron a la civilización local: los natchez."

  3. #23
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    La conclusión de mis dos anteriores comentarios es que a la luz de la evidencia histórica, el común denominador del catolicismo, no produjo una única colonización "católica y latina", opuesta a una única colonización "protestante y anglosajona". Antes bien, la española y la británica acabaron imponiendose en sus respectivas esferas de influencia, bajo las formas clásicas que las caracterizaron (modeladas, sin lugar a dudas, por principios ético-religiosos antagónicos que abogaron por la integración o por la exclusión, del "otro" "no civilizado"). Ahora bien, asumir una postura de inclusión o exlusión no garantiza per se el éxito de la misma: las actividades misioneras de Portugal y de Francia se sitúan en el extremo opuesto del éxito de las empresas auspiciadas por España. Por otra parte, los diferendos religiosos entre los colonizadores ingleses tuvieron poca o nula repercusión en el ámbito misional, pero una muy fuerte en el plano de la política regional y en numerosos aspectos de la vida cotidiana (los principios ético-religiosos de los cuaqueros se trajeron en posturas humanistas que fracasaron en su afán de conciliación entre indígenas y colonos, pero dejaron su impronta en la opinión pública, en la historia de las revindicaciones sociales, y en la defensa de los derechos humanos en los Estados Unidos).
    Última edición por Clanvloar; 27/02/2014 a las 09:45

  4. #24
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    La comparación de dos países que se pueden considerar análogos: Indonesia y Filipinas

    Manuel Morillo

    - Ambos son archipielagos con miles de islas dispersas en centenares de miles de kilométros cuadrados de océanos.

    - Los habitantes y las tierras de los futuros estados antes de su colonización europea no tienen nada en común, con diferentes razas,culturas, desconocimientos, geografía.
    - En algunas islas, tanto de Indonesia como de Filipinas, a la llegada de los europeos ya hay sultanatos musulmanes sometiéndolas.
    Hasta aquí situaciones paralelas.
    La diferencia:
    · Filipinas, sus miles de diferentes islas, sin relación entre sí, fueron conquistadas, evangelizadas, y como consecuencia de ello, civilizadas, por España. Resultado de ello hoy es una patria y una nación real con compatriotas
    · Los pueblos de la actual Indonesia fueron victima del colonialismo depredativo holandés, que creó yugos administrativos orientados principalmente a la explotación comercial. Y cuando los Estados Unidos, al servicio del capitalismo mundialista, decidió que debía terminar la era de las colonizaciones políticas directas, para pasar a la dependencia colonialista financiera y económica, Indonesia se convirtió en un Estado, una Administración, que dominaba unos territorios sometiendo una dispar multitud de realidades sociales y humanas diferentes.
    · Entre tanto, del descubrimiento y la conquista hasta la emancipación, Indonesia había pasado de tener algunas islas bajo dominio de sultanatos musulmanes, con la mayor parte de la población de religiones autóctonas, a convertirse en el Estado musulmán más grande de la Tierra.
    · Filipinas, que en su comienzo tenía mayor cantidad de musulmanes en algunas de las islas que después formaron la nación, al finalizar la colonización era una Nación católica en su integridad
    · Y a pesar de 100 años de tiranía estadounidense y sus intentos de protestantizar el archipiélago (Iglesia de Cristo), a dia de hoy es la tercera nación por número de católicos del mundo y la única nación mayoritariamente católica de Asía (Timor Oriental lucha por liberarse de la ocupación Indonesia)
    Son los frutos de una monarquía católica frente a la corona confesional calvinista de los Países Bajos que convirtió Indonesia en musulmana
    (Lo mismo ha pasado con varias decenas de países africanos colonizados por Francia y Gran Bretaña, que de pequeñas minorías musulmanas a finales del siglo XIX, cuando empezó su ocupación, se han transformado en naciones musulmanas, algunas ya sometidas a la Sharía. Es decir, el proceso de islamización se ha producido bajo el control de la potencias liberales).

    La comparación de dos países que se pueden considerar análogos: Indonesia y Filipinas | Tradición Digital
    ReynoDeGranada dio el Víctor.

  5. #25
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Cita Iniciado por Clanvloar Ver mensaje

    Tanto la diversidad étnica como la continuidad del mundo indígena en los países hispanoamericanos, se explican en función del equilibrio geopolítico del mundo prehispánico y de su sucesor: la Pax Hispanica. Algo muy distinto a lo que ocurrió en Norteamérica. Alrededor de los Grandes Lagos se dieron con todo, incluso entre indígenas (ser descubiertos no les cambió esto; más bien parece que lo intensificó). Ya visto así, también podemos afirmar que los aztecas no fueron tan manchados (o bien, por fortuna nunca tuvieron los medios para serlo).

    Muy cierto, contrario a lo que proclaman los leyendanegristas antes de la llegada de los europeos había varias etnias nativas en conflicto, en algunos casos esas divisiones fueron de provecho para los recien llegados (como la ya celebre caída de Tenochtitlán). En otros fue muy diferente, uno de los ejemplos que me viene a la mente es la destrucción de la misión texana de Santa Cruz de San Sabá, la cual estaba planeada para congregar a los apaches lipanes. Cuando las etnias enemigas de estos (sobre todo los comanches) se enteraron de ello, consideraron que los españoles habían pactado con sus rivales y decidieron ir a destruir la misión, la construcción fue arrasada y muchos de los que ahí estaban fueron asesinados.

  6. #26
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    La dominación española en América

    Autor: Philip W. Powell


    El hecho de que España gobernase seriamente y con hondo sentido de responsabilidad una gigantesca parte del Nuevo Mundo, durante unos tres siglos, de ordinario se pasa por alto en nuestros libros de texto y en ía literatura popular. Esta defectuosa perspectiva, nace generalmente de:


    • Crasa ignorancia;



    • Atención desmesurada a la Conquista que, con sus episodios novelescos, las crueldades sangrientas, la búsqueda del oro, capta más vivamente el interés;



    • La atención abrumadora dada al movimiento de independencia hispanoamericano —se parece más a nuestra experiencia histórica, está más cerca a nuestros días y envuelve las emociones de rebelión y guerra, aparte de proveer excelentes oportunidades para sermones sobre la libertad frente a la tiranía española;



    • El distrayente romanticismo de la piratería, las rivalidades internacionales y las luchas en el Caribe,—los Lobos de Mar Isabelinos, Morgan, los bucaneros, etc.;



    • El cegador efecto del poderío de los Estados Unidos en tiempos más recientes, que desenfoca nuestra visión histórica del hemisferio para hacer que nuestro propio pasado aparezca desproporcionadamente grande e importante, en comparación con cualesquier otro; y



    • El haber centrado nuestro interés principalmente en las áreas periféricas del Imperio Español que más tarde llegaron a formar parte de nuestro propia nación.



    Cuando saltamos, tal como hacen frecuentemente nuestros textos escolares, desde Cortés a Miguel Hidalgo, desde Francisco Pizarro a José de San Martín y Simón Bolívar, o desde Francisco Vázquez de Coronado a El Álamo (*), con sólo alguna que otra frase sobre la tiranía española, el buen padre Junípero Serra, el exclusivismo comercial, la esclavitud de indios o la censura de la Inquisición, perpetuamos una aberración histórica en gran escala. Es más, esto constituye una patente injusticia contra España y un perenne insulto a los hispanoamericanos. Por ello, los puntos de vista de nuestros estudiantes del Mundo Hispánico, están casi siempre caracterizados por un abismo de ignorancia y una corrosiva deformación.

    Este no es lugar apropiado para hacer un resumen de la historia imperial de la América española, ni es tampoco el fin que aquí se pretende. Pero serán de ayuda ciertas observaciones sobre los malentendidos más usuales tocantes a este período, para poner de relieve lo mucho que nos ha influenciado la Leyenda Negra. Hecho ésto, podremos comprender mejor el significado del «furor loquendi, furor scribendi» que engendró esta aberración.

    La gran cantidad de literatura polémica sobre la Conquista, arroja poca luz sobre la totalidad de la acción española en América. Esta materia controversial se refiere principalmente a las primeras décadas de las relaciones hispano-indias y, desde luego, ésta fue la peor época en cuanto al severo tratamiento dado a los indios. Las Casas trató exclusivamente sobre ésto y, puesto que es el autor más conocido, su discutible versión de la lucha —despiadados buscadores de oro contra inocentes y pacíficos aborígenes— llegó a ser,ipso fació, la base más popular para caracterizar, o simplemente descartar por completo, los siglos subsiguientes de dominación hispana. Esto produjo la impresión de que el largo dominio de España fue, sencillamente, una continua lucha y una matanza sin fin, y esclavitud de indios, falsa perspectiva que ha sido fundamento para un masivo complejo de hispanofobia.

    (*) En el fuerte llamado El Álamo en San Antonio, Tejas, un contingente de 200 téjanos, de origen anglosajón en su mayoría, opuso tenaz resistencia a un ejército de 5.000 mejicanos al mando del General Santa Anna. El día 6 de marzo de 1836, los sitiados fueron vencidos y muertos hasta el último hombre. El grito de «Recuerden El Alamo» que siguió a esta derrota, estimuló en no poco la simpatía de los «gringos» por la rebelión tejana contra Méjico, al mismo tiempo que provocó profunda animosidad contra la gente mejicana, animosidad que alimentó el espíritu guerrero en la subsecuente guerra con aquél país vecino (1846-1848).

    El episodio de El Álamo vino a simbolizar la inquina, ya de larga vida, que ha existido entre mejicanos y angloamericanos, en la misma forma que, años más tarde, el grito de «Recuerden al Maine» contribuyó al ardor guerrero de los Estados Unidos contra España en 1898 (ver pp. 159-164). Este encono tenía raíces en la Leyenda Negra, que nos legó el tradicional antagonismo inglés hacia el tipo hispano-católico [P. W. P.].

    La versión vulgar y simplista del reinado de España en América, como época de tiranía y pillaje, esclavitud, tributación desangrante y obscurantismo, no está de acuerdo con los hechos. El gobierno español, a lo largo de este período, fue generalmente más benigno que lo han sido la mayoría de los gobiernos hispanoamericanos posteriores a la separación de España. De no haber sido así, la dominación española no hubiera tenido tan larga vida.

    Una de nuestras distinguidas autoridades en esta materia, el catedrático Lesley Byrd Simpson, escribe:

    «Considero que la capacidad media de los virreyes de Nueva España [Méjico] era tanta, que ningún país, a mi juicio, fue más afortunado con sus gobernantes. Nueva España tuvo muchas cosas en su contra... pero disfrutó una larga vida (¡300 años!) de relativa paz, estabilidad y prosperidad, en marcado contraste con las pendencieras naciones de Europa. Algunos de los hombres que hicieron ésto posible, merecen ser conocidos» [17].

    Un erudito inglés, Ronald Syme, dio a entender hace poco algo similar en un enfoque más amplio:

    «A pesar de las desventajas geográficas y de las distancias, España fue capaz de mantener sus extensos dominios durante tres siglos, y les dio el sello indeleble de su lenguaje, pensamiento e instituciones. Esa hazaña merece más honor del que comúnmente se le ha otorgado, y una más profunda investigación» [18].

    El concepto básico del Imperio Español, no fue lo que nosotros llamamos hoy día «colonial». Más bien puede calificársele como el de varios reinos de ultramar oficialmente equiparados, en su categoría y dependencia de la Corona, con los similares de la Madre Patria. En la práctica, los peninsulares consideraban a los nacidos en América, de sangre hispana, como inferiores, y ésta fue la causa de frecuentes antagonismos entre «coloniales» y «europeos», factor importante en las guerras de independencia.

    Al criterio de equiparación responde una transferencia, virtualmente libre, de la cultura europea a la América Española, y del generalmente afortunado esfuerzo para hacer llegar a las posesiones de ultramar la civilización metropolitana. Aún más: se da a veces la curiosa paradoja de que ciertos impuestos en el Nuevo Mundo fueron menos onerosos que en España misma [19]. También se observa el hecho de que la vida en América era con frecuencia más fácil, o más próspera, que en muchos lugares de la Península, donde la pobreza era pan de cada día. Por lo que se refiere a comida, por ejemplo, los hispanoamericanos, de cualquier nivel social, tenían posibilidades tan buenas o mejores que las de sus correspondientes españoles o europeos. Aún sus clases más bajas vivían mejor que muchos de los labriegos de Europa.

    Había, naturalmente, abusos por parte de los gobernadores, y gran cantidad y variedad de males característicos de una vasta burocracia, colesterol de todo imperio. Se cometieron crímenes de todas clases, como puede esperarse en un dominio de tal magnitud y tan larga vida, pero también existía una maquinaria judicial y legislativa para castigar tales abusos. Lo más importante, es el hecho de que las normas de legalidad y aplicación de las leyes estuvieran vigentes como en otras sociedades civilizadas. En general, la Corona no intentó imponer en América algo extraño o inferior a lo que regía en la Península. Los impuestos, ordenanzas municipales, estatutos universitarios, legislación criminal y civil, justicia, fomento de las artes, sociedades benéficas, prácticas comerciales, etc. eran, mutatis mutandis, muy semejantes al uso español y a las normas de los estados europeos. Por ejemplo, en prácticas gubernamentales y privadas concernientes al bienestar público, hay abundante prueba de que las acciones de los españoles demostraron una consideración muy avanzada para su época; y este tema merece mucha más atención y honor del que ha recibido. Según un catedrático de Farmacología de la Universidad de Méjico: «Lima, Perú, en los días coloniales, tenía más hospitales que iglesias y, por término medio, una cama por cada ciento un habitantes, índice considerablemente superior al que tiene hoy en día la ciudad de Los Angeles [California]» [20].

    La gran innovación fue, por necesidad, en lo relativo a asuntos indígenas. Tres siglos de tutela je español y de interés oficial por el bienestar del indio americano, es un record no igualado por otros pueblos europeos en el gobierno de gentes de cultura inferior (o considerados como tales) en sus tierras de ultramar. De todas las faltas, de todos los errores, de todos los crímenes cometidos y aún admitiendo los intereses prácticos y hasta egoístas de la Corona, España no necesita, en su comportamiento general con el indio americano, justificación ni excusa ante ningún otro pueblo o nación [21],

    A la Inquisición española y a su estructura Iglesia-Estado, se les acusa de obscurantismo opresivo, de haber emponzoñado los tres siglos de dominio español y de haber incubado tantos de los males que aquejan hoy a las naciones hispanoamericanas. El prejuicio anticatólico que existe en nuestro país, hace este mito particularmente atractivo, y muchos latinoamericanos de los siglos XIX y XX han hecho gala de ello. Pero ningún investigador, familiarizado con la educación española y otros logros intelectuales en América —por ejemplo, educación del indio, promoción de la literatura, historia, investigaciones científicas, instrucción universitaria— suscribiría tal enjuiciamiento. El record español de unos veintitrés colegios superiores y universidades en América, con sus 150.000 graduados (incluyendo al pobre, al mestizo y a algunos negros), hace que la conducta de los holandeses más tarde en las Indias Orientales, y por tanto, en tiempos considerados más avanzados y propicios, aparezca, sin duda, con signos de franco obscurantismo. Los portugueses no establecieron una sola universidad en el Brasil colonial, ni tampoco en ninguna otra posesión de ultramar. El total de las universidades establecidas por Bélgica, Inglaterra, Alemania, Francia e Italia durante períodos más recientes de colonialismo afro-asiático, desmerece, sin duda alguna, al confrontarlo imparcialmente con el record anterior de España [22].

    Sobre este tema, examinemos algunos comentarios del catedrático John Tate Lanning, de Duke University, nuestra primera autoridad sobre la cultura colonial hispanoamericana:

    «Hasta hace una generación, la teoría de que todo producto intelectual europeo fue excluido de América por un celoso monarca y por la Inquisición, se aceptó sin discutirla. Pero ahora, ningún investigador de prestigio se pronunciaría sobre la abundancia de libros que existían en América, basados exclusivamente en la apreciable «Recopilación de Indias» o en el «Indice de Libros Prohibidos». La llegada de la Ilustración europea a Hispanoamérica, nunca fue tan obstaculizada como se deduce de los reglamentos y catálogos».

    Continuando:

    «Un intercambio literario, efectivo y relativamente sin trabas, con todo el mundo cultural, aparece ya en las tesis defendidas en las universidades [hispanoamericanas] hacia finales del siglo XVm. La censura de la Inquisición, bien arraigada y en vigor fue, todavía más que muchas otras aletargadas instituciones coloniales, esencialmente burocrática e ineficaz».

    Asimismo dijo:

    «Una grandiosa y tenaz injusticia, que brota de las tradiciones y emociones de los primeros historiadores nacionales [de Hispanoamérica], es la arrasadora condenación de la cultura colonial española calificada como tres siglos de teocracia, obscurantismo y barbarie» [23].

    Incidentalmente, observemos que fueron ejecutadas en Hispanoamérica poco más de un centenar de personas como resultado de los procesos de la Inquisición, durante unos 250 años de existencia formal. A mi juicio, ésto resulta bastante favorable (si me perdonan la palabra) en contraste con la tortura y ejecución de católicos en la Inglaterra de Isabel (1558-1603): 130 sacerdotes y 60 seglares, cifra que se eleva a 250 si incluimos los que murieron en prisiones del Estado. El cálculo de muertes de los acusados de brujería en los estados alemanes, durante los siglos XVI y XVII, alcanza sobradamente a varios millares [24].

    Este puede ser un momento tan adecuado como cualquier otro para añadir algo sobre la Inquisición española, en su faceta de actuación en América. No porque esta institución fuese acusadamente significativa en la historia total de estos territorios —en realidad no lo fue— sino por haber sido, durante tanto tiempo, punto de partida para prejuicios antiespañoles y porque ni fue, ni es hoy, cabalmente entendida.

    Como antes se ha dicho, el número total de los ejecutados en nombre del Santo Oficio, fue pequeño. El empleo de la tortura física era relativamente infrecuente si se compara con el cuantioso número de los procesos, y se aplicaba bajo estrictos reglamentos, con garantías y condiciones más humanitarias que la mayoría de semejantes procesos judiciales requería en la Europa de aquellos tiempos. Gran parte de la jurisdicción del Tribunal se refería a asuntos que ahora corresponden a los juzgados civiles, tales como: bigamia, blasfemia, falso testimonio y otras inmoralidades como la perversión sexual. Debe también recordarse que en los siglos XVI y XVII, el período de mayor actividad de la Inquisición, la práctica de religiones disidentes era virtualmente sinónimo de traición, y ésto era cierto no sólo en España y sus posesiones, sino también en gran parte del resto de Europa. Así, los cripto-judíos, crípto-musulmanes y protestantes, eran vistos por las autoridades como traidores o agentes subversivos. A este mismo tipo de delincuentes pertenecían muchos de los que fueron ejecutados en las Américas [25].

    El Santo Oficio, tanto en España como en América, estaba subordinado a la Corona. Salvo pequeñas excepciones, no tenía jurisdicción sobre los indios americanos. La censura de libros se ejercía principalmente en lo concerniente a literatura religiosa, sin que afectara de forma destacada a las principales corrientes por las que discurrían las bellas letras, obras científicas, etc. Como varios investigadores han demostrado, la censura, en general, no fue muy estricta ni exigente, y por ello su influjo sobre la totalidad de la cultura hispanoamericana fue relativamente ligero. Aun varios reconocidos enemigos de la Inquisición admiten que dicha institución trató el problema de la brujería con tino esclarecido, mientras en ciertas regiones de Europa se desencadenó una saña homicida en contra de la hechicería [26]. Una de las principales actividades de la Inquisición se desarrolló en la disciplina de eclesiásticos (por ejemplo, procesos sobre solicitación en el confesionario), actuando así como pantalla protectora del pueblo contra comportamiento tan dañino.

    El famoso auto de fe, ceremonia de alta popularidad, fue literalmente un acto de fe público, proyectado para exaltar el patriotismo, como diríamos hoy en día. Lealtad hacia la fe era sinónimo de lealtad hacia la Corona, al Estado, al Imperio y a la Cristiandad. El catolicismo romano era en la España Cristiana una universalidad más aceptada que el protestantismo en la Inglaterra Isabelina o en las rebeldes provincias holandesas en tiempo de Guillermo el Taciturno. De esta misma forma, aunque algo más moderada, la celebración de nuestro 4 de julio (*), especialmente cuando tenía el fervor patriótico de tiempos pasados, o las más recientes reuniones llamadas «I-am-an-Amerícan Day» (día de proclamarse americano), colmaban de modo similar nuestros deseos de reafirmación patriótica.

    (*) Fecha en que celebran los Estados Unidos su separación del Imperio Británico.

    La Inquisición española, como veremos más adelante, soporta en gran parte el peso de la Leyenda Negra, por las siguientes razones:


    • Sus pretensiones, métodos y poder, fueron fiera y escandalosamente exagerados, dentro de la general propaganda antiespañola de los siglos XVI, XVII y XVIII;



    • El interés de la institución en la censura y en el ataque a la herejía protestante, ha sido aireado en forma desmesurada, si se compara con el resto de sus actividades;



    • Los escritos sobre el Santo Oficio, casi siempre han sido de carácter sensacional, careciendo de objetividad y, sobre todo, son parcos en el uso de criterios comparativos tan necesarios para el justo entendimiento y comprensión del pasado;



    • La práctica en boga, en especial desde el siglo XVIII, de condena automática o dogmática de la Inquisición española, basada no en el conocimiento, sino en el tendencioso prejuicio, en la santificada propaganda y el injusto, aunque popular, hábito de utilizar cánones de la post-Ilustración en materias moralísticas, religiosas, racionalistas, políticas y humanitarias— para enjuiciar sucesos y hechos pre-Ilustración. De forma similar, la Ilustración condenó el «obscurantismo» de la Edad Media y calificó al «medievo» y «feudalismo» en términos de oprobio y pulverizó la religión revelada y la ley natural; así también los términos «Inquisición española» e «inquisidor», vinieron a ser sinónimos modernos para definir las más crueles opresiones. Quizás el más revelador de los estigmas, teniendo en cuenta el concepto iluminado de la Inquisición española en materias de brujería, sea nuestro hábito actual de emplear los términos «witch-hunting» (caza de brujas) e «inquisición» indistintamente.


    Al llegar a este punto se me ocurre que, para rectificar algunos de los errores de la Leyenda Negra, uno de los mejores servicios que los investigadores podrían prestar, sería el hacer un estudio historiográficamente documentado y sin prejuicios, sobre la Inquisición española, estudio que fuera fácilmente accesible al mundo occidental. Como ejercicio de verdadera ilustración, no puedo imaginar una tarea más provechosa [27].

    Próximo ya el fin del llamado período colonial, las universidades e institutos hispanoamericanos, tanto en el campo científico como en el de humanidades, se vieron muy influenciados por las corrientes del cambio intelectual en Europa. Por ello, entre los educados en tal ambiente, se fraguaron ideas y conceptos que en muchos casos condujeron o coadyuvaron al subsiguiente predominio de los movimientos independistas. Este ambiente cultural nació y se desarrolló bajo la égida y con el apoyo del gobierno español.

    La extensa y culta literatura sobre el desarrollo americano bajo el dominio español, continúa incrementándose, hecho que de ordinario sorprende a los estudiantes universitarios y a los intelectuales de los Estados Unidos. Resulta increíble para algunos de ellos, que logros culturales, dignos de consideración intelectual en tiempos posteriores, hubieran podido ocurrir en un ambiente inquisitorial hispano-católico; sin embargo, si se observa la situación con un mínimo de lógica, no hay lugar para asombrarse. España, como debiera ser bien conocido, disfrutó de su Edad de Oro durante la mayor parte de los dos primeros siglos de su imperio en América, y no había razón para obstaculizar la transferencia de este incremento intelectual a los territorios coloniales. Y la verdad es que no lo hizo. Los españoles de América y sus descendientes, tuvieron acceso a los grandes avances intelectuales de España, y lo que es más, las universidades americanas fueron réplica de la de Salamanca, una de las más famosas de Europa. A través de la Madre Patria, les llegaron las corrientes intelectuales del resto de Europa, hecho que se produjo tanto en el siglo XVIII como en el XVI y XVII.

    Casi toda la historia de España y de Hispanoamérica es un testimonio viviente de que los pueblos de origen español, tradicionalmente, no consienten una tiranía, que la mayoría, o al menos una gran minoría, considera insoportable. España gobernó en América durante más de tres siglos sin soldados profesionales o fuerzas militares establecidas, excepto en algunas plazas donde eran necesarias principalmente para repeler ataques extranjeros o protegerlas contra ataques indios. Durante este tiempo, no hubo rebeliones que indicasen un sensible grado de descontento con el gobierno de la Corona. Había, como era de esperarse, disturbios locales, conspiraciones y levantamientos que dejaron su marca en esta historia; pero, a excepción de algunas rebeliones estrictamente indígenas, se podían encontrar Peninsulares y Americanos en ambos bandos, y se limitaban a ámbitos de carácter regional, casi sin rastro de espíritu separatista. Aún cuando Napoleón invadió la Madre Patria, usurpó el trono y «agitó el árbol de la independencia», impulsando a los de América a tomar excepcionales medidas de tipo autónomo, la mayoría de ellos no intentó, en un principio, separarse de la Metrópoli. La idea de independizarse de la Corona creció con lentitud, a pesar de la desintegración de los valores tradicionales que caracterizó a esa época. La independencia vino a ser casi un hecho accidental, y hubo en ello factores de mayor importancia que la idea de una rebelión popular contra la tiranía y el obscurantismo. La fuerte propaganda antiespañola, nacida en círculos relativamente limitados, no obtuvo amplia popularidad en el comienzo. Después de varios años de ella, sazonados con sangrientos combates, cristalizó el odio dogmático y estimuló el entusiasmo por la independencia. Durante el período de la guerra y subsiguientes décadas, se produjo una abundante literatura de justificación con intenso colorido hispanofóbico.

    En resumen, la evidencia presentada hasta ahora en eruditas monografías, artículos y publicaciones documentales, no permite que un observador imparcial califique aquellos tres siglos como de una tiranía singularmente opresiva o de un régimen de especial crueldad y obscurantismo. Hay todavía mucho que aprender y descubrir en la historia de aquellas centurias, pero ya está claro que eran demasiado complejas para encasillarlas en epítetos tan generalizados. Sobre todo, es absurdo el considerarlas como una simple continuación de la Conquista. Aun si aceptáramos como ciertas las atrocidades conocidas a través del Obispo Bartolomé de Las Casas y si se admitiesen como usuales en aquella época, seguiría siendo un error imperdonable el estimarlas como imputables a la totalidad de dichos tres siglos, como frecuentemente se hace. Y tal error se duplica al aceptar sin crítica la versión de Las Casas sobre la Conquista.

    Bartolomé de Las Casas, héroe de los hispanófobos desde mediados del siglo XVI hasta nuestros días, es la persona más responsable de nuestros deformados puntos de vista sobre los españoles y su papel en América. Este obispo español, tan a menudo santificado en la literatura durante cuatro siglos y colocado hoy en un nicho de «santo» de la propaganda antiespañola, hizo más que cualquiera otro individuo para manchar el nombre de un pueblo y de una nación, la suya propia. Seguramente no fueron éstas sus intenciones, ya que no podía adivinar cuánto su trabajo iba a favorecer los propósitos extranjeros; pero sus escritos permanecen cerca del corazón y centro de la denigración de España. El es, entre otras cosas, un magnífico caso de estudio para valorar el daño que a largo plazo puede hacer un exaltado irresponsable, cuando es explotado por los fabricantes de propaganda dirigida contra su propia casa.




    Notas

    [17] Simpson, Many Mexicos, al principio del capítulo 6, titulado «Don Antonio de Mendoza».

    [18] Colonial Elites: Rome , Spain and the Americas(The Whidden Lectures). London: Oxford University Press, 1958, p. 42.

    [19] Por ejemplo, cuando el rey español introdujo la alcabala en México en la década de 1570, fue a un porcentaje mucho más bajo que en la madre patria (véase mi «Portrait of an American Viceroy: Martín Enríquez, 1568-1583», The Americas, XIV, p. 11). Arnoldsson, en suLa Leyenda Negra (pp. 40-41), indica que en el Reino de Castilla la norma de los impuestos era mucho más pesada que la de sus dominios en Italia. «Menos de una cuarta parte de los ingresos anuales del estado [mitad de 1590] venían de remesas en plata americana; el resto, lo pedían prestado, o eran pagados por los impuestos levantados originalmente en Castilla» (Elliott, Imperial Spain, p. 279).

    [20] Véase arriba, p. 25 y también la nota 9.

    [21] La monumental Recopilación de leyes de los reynos de las Indias, la gran colección de la legislación de España para América, se puede consultar en casi todas las bibliotecas universitarias y puede ser comprada sin grandes dificultades. Este solo trabajo, aun si es leído ligeramente, puede ilustrar tal punto. Además, hay muchas otras colecciones de correspondencia virreinal, edictos reales y ordenanzas (locales e imperiales) que apoyan esta afirmación; juntamente con varios buenos estudios monográficos, ahora disponibles en inglés. He incluido en mi Bibliografía, Sección III, algunas de las autoridades de habla inglesa en estas materias, que más fácilmente pueden ser consultadas.

    [22] Tomemos sólo el ejemplo de los holandeses: «Holanda ha decidido recientemente impartir educación superior. Tres siglos después de la fundación de Batavia (1619) no había aún nada de esta naturaleza en sus Indias» (Georges H. Bousquet, A French View of the Netherlands Indies, London: Oxford University Press, 1940, p. 95). Amry Vandenbosch, The Dutch East Indies: Its Government, Problems and Politics(Berkeley: University of California Press, 1944) y Bernard H. M. Vlekke, The Story of the Dutch East Indies(Cambridge: Harvard University Press, 1946) confirman la misma impresión de que no había prácticamente nada de tipo universitario aún en tiempos recientes y que el récord holandés era débil incluso a nivel secundario.

    [23] Lanníng «A Reconsideration...», The Americas, I, pp. 166-178.

    [24] Meyer, pp. 163-164 y Janssen, XVI, especialmente los capítulos 5, 7 y 8.

    [25] Para diversas lecturas que confirman y elaboran los puntos indicados, véase la Bibliografía, Secciones I y III. Véase también el capítulo III, pp. 75-77, concerniente en particular al establecimiento de la Inquisición, relacionado con el problema de los cripto-judíos. Véanse los Capítulos IV, pp. 89-92, y V, p. 122, referentes a la propaganda anti-inquisitorial.

    [26] Por ejemplo, Cecil Roth, Marranos, p. 84.

    [27] El esfuerzo de Henry C. Lea, en el único tratado de importancia en inglés, con alguna pretensión de responsabilidad escolar, está ahora fuera de época y malamente desfigurado por errores y prejuicios. Véase la Bibliografía, Sección I, y el trabajo de Richard Greenleaf citado en la Sección III.



    Fuente:

    conoZe.com | La dominación española en América

  7. #27
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América



    https://www.facebook.com/77125717629...type=1&theater




    Bonita forma de tratar a la "joya de la corona" inglesa.




    INDIA: El holocausto del Imperio Británico en Bengala

    Por

    IPS Correspondents© Reproducir este artículo|



    LONDRES, 14 ago 1997 (IPS) - Medio siglo después de que Londres censuró la noticia, la televisión de Gran Bretaña exhibió la verdad sobre la hambruna que sufrió la provincia de Bengala, India, en la que murieron entre tres y cinco millones de personas.

    Muchos la consideran la más infame de las atrocidades cometidas por el Imperio Británico en India, similar en magnitud al holocausto que sufrían al mismo tiempo los judíos europeos en los países ocupados por la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial.

    Las nuevas revelaciones sobre la hambruna en Bengala enmudecieron las celebraciones este jueves del cincuentenario de la independencia de India, declarada el 15 de agosto de 1947, pues se trató de una tragedia que se pudo haber evitado.

    Fue el resultado de la segunda guerra mundial, un conflicto que India no comenzó pero al cual fue arrastrado.

    Nacionalistas indios moderados se tragaron entonces su orgullo y respaldaron a las potencias aliadas contra el fascismo, aun cuando de ese modo cooperaban con los odiados británicos. India despachó a la guerra el mayor ejército voluntario de la historia, con unos 2,5 millones de soldados.

    La hambruna ocurrió cuando Japón amenazaba con invadir el sudeste de Asia. Las fuerzas de Tokio ya habían tomado Birmania y dominaban la frontera con India, lo que convirtió a Bengala en uno de los frentes de batalla.

    El ejército británico requería alimento para mantener su avance. Y ese alimento fue suministrado a un costo de millones de vidas civiles, una muestra de cínica estrechez mental sin paralelo en la historia.

    Miles de toneladas de arroz fueron desviadas de su original destino, la población bengalí, hacia los soldados británicos, lo que provocó una escasez artificial.

    Bengala era un estado de escasez crónica de alimentos, y la invasión japonesa le impidió importar arroz, su plato básico, de Birmania y Tailandia.

    Esta semana, millones de británicos conocieron este capítulo de la historia de su Imperio, ocurrido hace 54 años, a través de un documental difundido por la televisión y titulado "La hambruna secreta".

    Pero este episodio no fue nunca un secreto para los indios. Por el contrario, consolidó el sentimiento antiimperialista y contribuyó a establecer la autosuficiencia alimentaria como objetivo principal del país tras la independencia.

    Sin embargo, las autoridades coloniales prohibieron en 1943 que el público británico conociera la hambruna, a través de una censura draconiana, hasta que fue demasiado tarde.

    Las imágenes de muertos y agonizantes que ingresaron a los hogares británicos la noche del 12 de agosto de 1997 habían sido conocidas por los indios en 1943. Lo peor había pasado entonces. El resto del mundo sabía de la hambruna por las agencias internacionales de noticias.

    El documental explica como el diario The Stateman, de Calcuta, no publicó ninguna foto sobre la hambruna en junio y julio de 1943 por orden de las autoridades coloniales.

    Afiches de artistas de izquierdas fueron destruidos, entre ellos 5.000 ejemplares de la obra del pintor Chitto Proshad titulada "Bengala hambrienta".

    Las etapas iniciales de la hambruna en zonas rurales pasaron desapercibidas. The Stateman publicó fotos solo cuando 100.000 desfallecientes campesinos irrumpieron en Calcuta, la capital de la provincia, para mendigar aunque fuera tazas de fécula. Los bengalíes morían de a millares en las calles.

    Solo en Calcuta murieron 30.000 personas. Entre tres y cinco millones fallecieron en Bengala Oriental (donde hoy se encuentra Bangladesh) y Bengala Occidental, la provincia india.

    Los británicos saben desde el martes que en Calcuta llegaron a alimentarse del vómito de aquellos que estaban débiles para digerir, que las madres llegaron a arrebatar comida a sus hijos y que los chacales atacaban a jóvenes débiles, casi muertos.

    En las aldeas rurales, mujeres y niños eran abandonados por los hombres que emigraban a las ciudades en busca de trabajo. Muchos sobrevivieron ingiriendo plantas silvestres hervidas. Miles de cuerpos fueron arrojados a los ríos, lo que desató una epidemia de cólera y más muertes.

    Las autoridades coloniales intentaron destruir los "Documentos Nanavati", conclusiones de una comisión que investigó la tragedia. Pero fueron archivados en Nueva Delhi, contra el deseo de la antigua metrópolis.

    Los documentos, al parecer, demuestran que la hambruna fue deliberada. Los realizadores del documental afirmaron que Londres "eligió muerte en las aldeas para no sufrir caos en la ciudad".

    "No queremos oir nada sobre una escasez en Bengala. No queremos creerlo. Y ustedes tienen que sacárselo de la cabeza. Esta escasez está por completo en su imaginación", dijo un representante del gobierno británico en India a comienzos de 1943.

    Quizá el papel más dudoso le cupo a cuatro gobernantes que ignoraron todos los pedidos de ayuda. Se trata del primer ministro, Winston Churchill, el secretario de Estado, Lord Amery, el virrey de India, Lord Linlithgow, y el gobernador de Bengala, John Herbert.

    Churchill, en particular, era conocido por sus sentimientos contra India, e ignoró y hasta rechazó pedidos de importación de alimentos.

    "La hambruna en Bengala es uno de los grandes desastres que haya sufrido pueblo alguno bajo la ley británica. El daño sobre nuestra reputación en India es incalculable", escribió en una carta a Churchill el virrey Lord Wavell, quien sustituyó a Linlithgow en 1944.

    Lord Amery anunció entonces que permitiría la importación de 400.000 toneladas de trigo, pero a cambio de la exportación de 150.000 toneladas de arroz indio. Wavell rechazó la oferta.

    "El Imperio Británico mantuvo el genocidio y el asesinato masivo fuera de la percepción pública mundial", escribió el historiador Maxwell Polya, quien redactó el capítulo sobre la hambruna en Bengala para un volumen de la Red Internacional sobre Holocausto y Genocidio.

    Polya no encontró mención alguna a la hambruna en los manuales de historia editados en Gran Bretaña.

    "Incluso en mi bibliteca personal, muy bien provista, no había ningún apunte sobre la hambruna de 1943, excepto una breve referencia en una cronología de origen alemán", recordó.

    Escrito en 1995, 50 aniversario del fin de la segunda guerra mundial, Polya denominó el episodio histórico "el holocausto olvidado".

    "El holocausto que segó de forma deliberada la vida de seis millones de judíos y medio millón de gitanos ha llegado a la conciencia humana y nunca será olvidado. Pero una tragedia similar provocada por el hombre ocurrió en Bengala, y fue ignorada por perversidad cuando ocurrió", observó.


    (FIN/IPS/tra- en/dds/rj/mj/ip/97




    Fuente:

    INDIA: El holocausto del Imperio Británico en Bengala | IPS Agencia de Noticias
    Última edición por Mexispano; 20/03/2015 a las 01:37 Razón: Resaltar texto

  8. #28
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    "Felipe II mostró vivo interés por desarrollar el conocimiento científico de América. En 1570 envió al doctor Francisco Hernández a Nueva España como protomédico, con la misión especial de investigar las virtudes medicinales de las plantas americanas; y, pocos años después, al cosmógrafo y matemático valenciano Jaime Juan, para realizar observaciones astronómicas en Nueva España y las Filipinas. El rey, ansioso de contar con una descripción lo más extensa posible de sus posesiones de ultramar, enviaba de tiempo en tiempo cuestionarios a los virreyes y Audiencias, así como a otros funcionarios, pidiendo información completa sobre la historia, geografía, flora, fauna y población de todas las colonias de Indias. Una encuesta de este tipo se envió a los oficiales del tesoro en 1569, y en 1577 otra de mayor amplitud de miras, a todos los funcionarios políticos de importancia en América (...).

    Los relatos o relaciones resultantes, la mayoría redactados entre 1579 y 1582, y en muchos casos acompañados de mapas o planos, son aún una de las fuentes de información más rica con respecto a las comunidades española e indígena en el Nuevo Mundo, antes de 1600. Ancianos y caciques indígenas colaboraron en muchos casos, suministrando sobre el pasado de sus tribus datos que de otra manera no se hubieran conocido. Las relaciones estaban destinadas a ser utilizadas en la compilación de una Descripción general de Indias por el cronista mayor; pero este plan nunca se concretó en la escala prevista. Sin embargo fueron aprovechadas para la composición de trabajos análogos, especialmente en su Historia general por Antonio de Herrera."


    Fuente: El imperio hispánico en América del estadounidense Clarence Haring.













    https://www.facebook.com/pages/Asoci...315?fref=photo

  9. #29
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Y aquí un video sobre la hambruna en Bengala:



  10. #30
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Tomás Pérez Vejo pone dos ejemplos de la diferencia entre dos habitantes de los imperios inglés y español. Robert Clive se traslada durante un tiempo de su vida a la India, joya del imperio británico, hace fortuna y vuelve a Londres, a disfrutar de la fama y dinero logrados en la colonia, con una colección de objetos históricos exóticos. Fernando de la Campa Cos marcha por la misma época a México, también triunfa, se convertirá en uno de los hombres más ricos y poderosos del Imperio, pero nunca regresará a la metrópoli porque no tiene la sensación de vivir en tierra extraña: México es España para De la campa Cos; una forma muy distinta de ver las cosa a Clive, que nunca entenderá a la India como el Reino Unido.

    Son dos modelos de imperios distinto: El español es el imperio civil, el inglés el imperio heril.

    Imperio heril o depredador: Tipo de norma fundamental que preside las relaciones uni-plurívocas que las sociedades políticas pueden mantener entre sí [580]. La norma del imperialismo depredador propone a la sociedad de referencia X como modelo soberano al que habrán de plegarse las demás sociedades políticas y, en el límite, tenderá a anexionarlas bajo su tutela. Es la norma del colonialismo. Las demás sociedades políticas sólo existirán, para la de referencia, a título de colonias, susceptibles de ser explotadas. La norma es poner a las demás sociedades al servicio de la sociedad imperialista. Como ejemplo canónico en la Antigüedad cabría citar el Imperio Persa de Darío. Como ejemplo de la Edad Moderna al imperialismo inglés u holandés, en tanto que aquel se regía por la regla del exterminio, en sus principios americanos, o por la del gobierno indirecto en sus finales del imperio africano y asiático. Como ejemplo de la norma del imperialismo depredador en la Edad Contemporánea es obligado citar a la norma de la Alemania nazi del III Reich, basada en los principios de la superioridad de la raza aria.

    Imperio civil o generador: Imperialismo generador es un tipo de norma fundamental que preside las relaciones uni-plurívocas que las sociedades políticas pueden mantener entre sí [580]. La norma del imperialismo generador es la de la intervención de una sociedad en otras sociedades políticas (en el límite: en todas, en cuanto imperio universal) con objeto de «ponerse a su servicio» en el terreno político, es decir, orientándose a «elevar» a las sociedades consideradas más primarias políticamente (incluso subdesarrolladas o en fase preestatal) a la condición de Estados adultos, soberanos. La norma del Estado, por tanto, es generar Estados nuevos, y la dialéctica de esta norma es que ella, o bien habrá de cesar al cumplirse su objetivo (transformándose en una norma de tipo II) o bien habrá de cesar si se llega a la constitución de un estado universal único, a la creación de la clase de un solo elemento, que podría simbolizarse en la Ciudad o Estado universal (la Cosmópolis de los estoicos). Los ejemplos más notorios en la Antigüedad que cabría citar son: el Imperio de Alejandro Magno y el Imperio Romano (al menos en la medida en que su norma fundamental se considere expresada en los célebres versos de Virgilio: Tu regere Imperio populos, romane, memento). No es nada fácil mantener esta norma emic como criterio de interpretación de la historia del Imperio romano, que habitualmente suele ser interpretada, incluso desde el materialismo histórico, como ejemplo eminente de imperialismo depredador. Ni se trata de negar la justeza de la interpretación, según el tipo III, de la historia de Roma en la mayor parte de su trayectoria; se trataría de evaluar de qué modo influyó, sin embargo, la norma estoica (por ejemplo, considerando la concesión del título de ciudad --con Senado, &c.-- a diversos municipios del Imperio en la época de Caracalla). El ejemplo más notorio de imperialismo generador en la época moderna es el del Imperio español, y en ello cabría establecer la diferencia entre su imperialismo y el imperialismo inglés coetáneo. Tampoco se trata aquí de ignorar las prácticas depredadoras del imperialismo español, pero sería absurdo considerarlas como derivadas de su norma fundamental, teniendo en cuenta que estas prácticas fueron continuamente vistas como transgresiones de la norma fundamental, ya desde la época de la Conquista (Las Casas, Montesinos, Vitoria, Suárez). Como ejemplos de sociedades políticas regidas en nuestro siglo por la norma IV hay que citar, desde luego, a la Unión Soviética, por un lado (en cuanto impulsora de los movimientos de liberación nacional, y esto sin perjuicio de sus prácticas depredadoras) y a los Estados Unidos de América por otro (en tanto se presentan como garantes de la defensa de los derechos humanos y de las democracias, y esto dicho con las mismas reservas que hemos aplicado a la Unión Soviética)




    Erasmus dio el Víctor.

  11. #31
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Leyendo los comentarios en la página de donde se extrajo el meme que se burla del bienestar de las colonias inglesas, obviamente no podían faltar los habituales quejosos:















    Si la India es una potencia, es una potencia bastante peculiar.





    Abr 22, 2013 Posted by editor 9 Noticias, Opinión

    La India una nación insalubre

    Por: L.C.C. Jorge Arena Elizondo



    Este país tiene 1,100 millones de habitantes (el más populoso del planeta sólo después de China) y el 92% de la población es considerada por la ONU, pobre o indigente. Las calles están repletas de basura, y no existe higiene en la preparación de los alimentos en la vía pública. Los animales deambulan y defecan por todos los lugares, siendo recibidos hasta dentro de las casas; muchos son considerados “dioses,” como las vacas.

    Por detrás de los suntuosos monumentos está la miseria causada por el dominio de las castas, apoyadas en una religiosidad traicionera, mórbida, hegemónica.

    Los “dioses” hindúes, llevaron al país a ser uno de los más miserables, sucios y politeístas del mundo. Al rio Ganges le atribuyen el origen y el fin de la vida. Por eso acostumbran arrojar sus muertos al rio. Es por el designio de los “dioses” que gobiernan. El rio Ganges es extremamente hediondo, lleno de basura, los cadáveres pasan flotando en todo momento. Y las personas se bañan, beben agua y hacen sus rituales en las orillas de ese “dios” putrefacto.

    La ONU envió enormes cantidades de dinero para que fuesen construidos sistemas de saneamiento en las ciudades que están en las márgenes del Ganges, pero los líderes religiosos vetaron la obra, diciendo que el rio Ganges no precisa de eso, ya que él es un dios y siendo que el Ganges es un dios, todo puede ser lanzado en él.

    Su religiosidad y sus innumerables dioses, de nada servirán para mínimamente conducir ese pueblo por el camino del buen sentido, la equidad y la higiene.

    Reflexiones: En un sentido o en otro, la gran mayoría de los países subdesarrollados, persisten e imperan poderosos modelos de control masivo, ya sean del ámbito político, mediático o religioso. Son además ampliamente proclives a las “poderosísimas deidades,” y a verdaderos “líderes iluminados” quienes se autoproclaman “genuinos embajadores inmaculada perpetuidad.”

    Y todo esto es alimentado por una enorme pobreza, a una muy escaza educación académica y una cultura tradicional milenaria, la cual prohíbe las prácticas individuales o grupales de análisis, cuestionamiento, comparación, razonamiento, disertación. ¡No pienses, sólo obedece!

    ¿Con una educación tan precaria y escaza, cómo podríamos en México, evitar caer en un régimen manipulador y totalitario como La India…?




    Fuente:

    La India una nación insalubre, Por: L.C.C. Jorge Arena Elizondo | Grupo Informativo Así Sucede

  12. #32
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    ¿Con una educación tan precaria y escaza, cómo podríamos en México, evitar caer en un régimen manipulador y totalitario como La India…?

    Precisamente mientras leía el artículo pensaba que los gobiernos "boluvarianos" nos pueden llevar a ésto.

    Recomiendo la película "¿Quién quiere ser millonario?", sobre los chicos de la calle en Bombay.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  13. #33
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Precisamente mientras leía el artículo pensaba que los gobiernos "boluvarianos" nos pueden llevar a ésto.

    Recomiendo la película "¿Quién quiere ser millonario?", sobre los chicos de la calle en Bombay.



    Pues habría personas (nuestros intrépidos animalistas) que darían brincos de felicidad si en nuestros países se hicieran está clase de rituales:


    Última edición por Mexispano; 16/04/2015 a las 17:28

  14. #34
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Uf, el famoso templo de la diosa Karni Mata, en Deshnoke (Rajastán), donde la gente come de las paelleras donde se sirve a las ratas (la comida sobrante se sirve a los peregrinos), deja que se le suban encima y no le importa andar descalza allí mismo donde esos "marditos roedores" hacen sus necesidades. Y todavía hay quienes siguen diciendo que todas las religiones son buenas y valen lo mismo. Son esas religiones las que han mantenido a ese país en la miseria. Y claro, los colonizadores ingleses se desentendieron y no los evangelizaron sino que se limitaron a comerciar y sacar provecho porque eran colonizadores, no civilizadores.

  15. #35
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    Wink Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    y no le importa andar descalza allí mismo donde esos "marditos roedores" hacen sus necesidades
    No conforme con discriminar a otras religiones también desprecias a estos pobres animalitos, eres un tipo muy malo ciertamente.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  16. #36
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Este es otro tesoro:



    Conozco a muchos que no les vendría mal adoptar esta bella tradición, sólo que en vez de vacas deberían usar elefantes.





    Son esas religiones las que han mantenido a ese país en la miseria. Y claro, los colonizadores ingleses se desentendieron y no los evangelizaron sino que se limitaron a comerciar y sacar provecho porque eran colonizadores, no civilizadores.

    De acuerdo al historiador Lawrence James en su libro Churchill and Empire el señor Winston una vez se expresó en términos no muy positivos de aquella gente:





    Odio a los indios. Son una gente bestial con una religión bestial



    Pueden leer una entrevista (en inglés) a este historiador donde habla sobre esa obra y puede aportar datos interesantes sobre Churchill.


    Winston Churchill was a very human leader, says Churchill and Empire author Lawrence James - Spectator Blogs

  17. #37
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Tomado de la desaparecida página Bardos de México.










    Para profundizar en el tema leer aquí:

    "Un buen indio es un indio muerto"
    Última edición por Mexispano; 23/04/2015 a las 20:10

  18. #38
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