Naturalmente que la revolución industrial es insoslayable, y jamás, cuando he dicho que me sentía en cierto modo atraído por la idea del retorno a nuestras viejas tradiciones y a nuestra historia, jamás estaba pensando en tirar a la papelera los teléfonos móviles o las tarjetas de crédito (o el dinero, que existe por cierto desde tiempos mucho mas antiguos a los que nos estamos refiriendo, recuerde lo de dar la Cesar lo que es del Cesar, porque llevaba su efigie grabada en una de sus caras). Ahora bien, una cosa es el dinero utilizado como lo que es, un valiosísimo instrumento para las compra-ventas y otra muy distinta hacer una deformación malévola con él, tal y como hace hoy en día el moderno capitalismo financiero.
No tengo nada en contra de que, para casos excepcionales, se respeten las excepciones a la norma común que rige para todos (es decir, me estoy refiriendo a los fueros). Pero la tradición, como bien dice ALACRAN tampoco significa la desaparición de cualquier forma de Estado bajo la locura del "café para todos" que significaría anteponer siempre éstos al ordenamiento común central que habría de regir nuestra vida social. Los fueros son excepciones que han permanecido a lo largo de la historia, pero cuando me refería a retornar al reconocimiento del Poder y la Gloria de N.S.Jesucristo, gobernando y dejando una imborrable impronta en nuestras leyes y en nuestras formas de economía, sinceramente yo no me estaba refiriendo a lo que Vd. parece que está apuntando...
y como bien me parece que dice el Sr. ALACRAN, la Doctrina social católica reconocen expresamente la existencia del Estado como un instrumento de la Ciudad cristiana (de la que nos hablaba también San Agustín, quien tampoco se refirió a la necesidad de que ésta estuviera basada exclusivamente en las libertades forales, o exigiera la proliferación de asociaciones diversas para la autordenación y autodesenvolvimiento de las sociedades al margen de una Administración emanada del poder centralizado político). Es decir, y en eso yo no he estado demasiado fino... porque debido a mi falta de conocimientos yo también he identificado la existencia del Estado moderno con todo lo que he dicho en uno de mis anteriores mensajes. Pero, efectivamente, yo no recuerdo tampoco haber leído en ninguna encíclica papal sobre la DSI (y de éstas sí reconozco haber leído las mas importantes) que católicamente el estado deba de ser entendido necesariamente como un "Leviatán", salvo en los casos en que se hubiere comportado de esta manera, pero éste calificativo también podría ser aplicado a cualquier otra forma de gobierno, por muy monárquica que fuera (y me viene a la mente ahora el del gobierno del Reino de Marruecos, aunque se que no está dentro de nuestra esfera de conversación).
Es decir, reitero mis miedos a que, bajo la bandera del derecho foral y el respeto al derecho de autodesenvolvimiento y autodeterminacion de las sociedades al margen de la Administración, pudiera esconderse una forma encubierta de elogio a algún modelo de neo-liberalismo. Como también me producen esos mismos temores, las soluciones económicas basadas en los "impuestos de la renta positivos" y los planes (esos de los que ya nos ha hablado Vd. también en otros hilos) basados en la implantación del denominado "impuesto social". Realmente, no se qué verdaderos intereses se esconden detrás de ese odio feroz al Estado. Por eso le decía que un modelo de Estado católicamente bien entendido, como fué el modelo de Estado que todos los que tenemos ya unos años aquí, en España, hemos conocido... no es ningún modelo de "Leviatán" politico, ni muchísimo menos... sino un instrumento al servicio de la Ciudad de Dios. De todas formas, si en algunos de sus aspectos, por leves que fueran, así se comportara, sería precisamente porque se estaría alejando en la misma medida del modelo de estado católico, para pasar a parecerse un poco mas al Estado Liberal o al que construyeron las diversas tiranías socialistas. Pero, aún así, mientras en líneas generales conserve la impronta católica, siempre será deseable la existencia del Estado al del desconcierto que significaría la idea del derecho foral aplicado a discrección para todos o la existencia de demasiadas libertades para el autodesenvolvimiento de las sociedades al margen de la Administración. Porque eso, al margen de significar una puerta abierta al triunfo de la idea liberal, también significaría un "sin Dios" ingobernable... en el que el mundialismo, además, podría hacer su agosto.
Como le decía en mis anteriores mensajes, ¿es que acaso este modelo de Estado al que siempre me refiero, y extendido éste por otros lugares del globo... no podría también suponer un freno a la expansión de la amenaza mundialista que se nos avecina?. ¿Y acaso éste estaría tan alejado de nuestras mas antigüas tradicones como algunos predican?.
Sinceramente opino (y quisiera equivocarme) que su odio al Estado me parece que responde mas a algún tipo de reminiscencia de carácter ultraliberal mas que tradicionalista.
Un abrazo en Xto Nuestro Señor
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