¿General Franco o Generalisimo Franco?
Sentemos, de entrada, que quienes hablan de Franco como general ("general Franco") lo sepan o no, están dando por buena la Segunda República y condenando el Alzamiento del 18 de Julio.
Tras 40 años de constante denominación como Generalísimo, tras su muerte, en 1975, se generalizó lo de “General” Franco. Tal venía siendo ya el calificativo de los antiguos disidentes e intelectuales, digamos “moderados”, en el exilio, en la universidad, en el periodismo... (Lo de llamarle “dictador” antes de 1975 y en la transición, era sólo cosa de separatistas, comunistas, terroristas y panfletos de brocha gorda).
¿Por qué se pasó a llamarle universalmente, y hasta por franquistas, “General” Franco (inexacto) y se renegó de lo de “Generalísimo”?
El motivo que todos instintivamente aceptaban era que usar el superlativo –“ísimo”, significaba un elogio postizo (e inmerecido) que no se quería recalcar, así como marcar distancias con el "General" y su Régimen, pasando por alto que, ese superlativo se basaba en la también superioridad jerárquica de Franco sobre los demás generales, y que le otorgaba también la Jefatura del Estado.
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Franco fue ascendido a general en 1926 con tan solo 33 años, en la época de Primo de Rivera y era general cuando se produjo al Alzamiento del 18 de julio de 1936.
Veamos los hechos que motivaron la denominación de Generalísimo, durante la Guerra, en la España del bando nacional:
(...) Por decreto del 24 de julio de 1936 se formó la Junta de Defensa Nacional, órgano colegiado de Gobierno que asumía todos los poderes del Estado, así como la representación del mismo ante las potencias extranjeras, en la Zona Nacional.
En un principio, dicha Junta estuvo compuesta por el general de División, Miguel Cabanellas Ferrer, que hacía las veces de presidente de la misma, y que fue elegido el 23 de julio de 1936, como general más antiguo; por el también general de División Andrés Saliquet Zumeta; los de Brigada, Miguel Ponte y Manso de Zúñiga, Emilio Mola Vidal y Fidel Dávila Arrondo; y por los coroneles del Cuerpo de Estado Mayor del Ejército, Federico Montaner Canet y Fernando Moreno Calderón. Con posterioridad se integraron en ella el capitán de navío Francisco Moreno Fernández, que el mismo día de su incorporación, el 30 de julio de 1936, fue nombrado jefe de la flota. El 3 de agosto lo hizo el general de División, Francisco Franco Bahamonde y el 18 del mismo mes, el también general de División Germán Gil Yuste. El 17 de septiembre, el general de División, Gonzalo Queipo de Llano y el general de Brigada, Luis Orgaz Yoldi. La Junta fijó su residencia en Burgos y ejerció su mandato hasta el 1º de octubre de 1936 en que, por decreto de la misma se nombró Jefe del Gobierno del Estado al general Franco –que asumió todos los poderes del nuevo Estado- y comenzó a funcionar la Junta Técnica del Estado.
El 21 de septiembre de 1936, la Junta de Defensa celebró su primera reunión en una finca del ganadero Antonio Pérez Tabernero, en Muñodono, a unos 30 kilómetros de Salamanca, junto a su aeródromo de guerra. Asistieron los generales Cabanellas, Dávila, Mola, Saliquet, Valdés y Cabanillas, Gil Yuste, Franco, Orgaz, Queipo de Llano y Kindelán y los coroneles Montaner y Moreno Calderón. Se produjo una votación y todos, menos Cabanellas, aceptan la necesidad del mando único. Entonces Kindelán, con el apoyo de Mola y de Orgaz, propone a Franco. (…)
El día 28 de septiembre, con la euforia por la liberación del Alcázar, se celebró la segunda reunión en el campo de Salamanca. Gracias a Mola, los otros dos posibles aspirantes, Cabanellas y Queipo de Llano, cedieron a favor de Franco, por el que se inclinaba claramente la mayoría. Se celebró entonces la segunda y definitiva reunión, en la que Franco impuso su criterio de no aceptar más que sin limitación de tiempo la Jefatura suprema. El 29 de septiembre, Cabanellas firma el decreto para designación del mando supremo que se publicará en el “Boletín” del día siguiente, 30 de septiembre. Es el siguiente:
“La Junta de Defensa Nacional, creada por decreto de veinticuatro de julio de mil novecientos treinta y seis, y el régimen provisional de mandos combinados respondían a las más apremiantes necesidades de la liberación de España." (…) “:
Artículo 1º. En cumplimiento de acuerdo adoptado por la Junta de Defensa Nacional, se nombre jefe del Gobierno del Estado español al excelentísimo señor general de división don Francisco Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado.
Artículo 2º. Se le nombra asimismo GENERALÍSIMO de las fuerzas nacionales de Tierra, Mar y Aire, y se le confiere el cargo de general jefe de los Ejércitos de operaciones (...)
Franco, jefe del Estado, por Pilar Pérez García | Fundación Nacional Francisco Franco (fnff.es)
Tras ello, en definitiva, el bando vencedor de la Guerra siguió llamando a Franco “Generalísimo”; aunque para el bando perdedor, para la España roja, seguía siendo (como máximo) “General” Franco, rechazando la legalidad del nombramiento de 1936; y, de tener que usar un superlativo, lo hacían con otro 100% oprobioso: un “Dictador”, en toda la regla.
Y así, con el paso del tiempo, llamarle Generalísimo Franco equivalía a simpatizar con él y su régimen; mientras que llamarle General Franco venía a significar crítica y rechazo. Y ya conocemos el proceso degenerativo posterior en la denominación.
Franco, pues, fue General entre 1926 y 1936; pero fue Generalísimo la mayor y mejor parte de su vida, entre 1936 a 1975; es decir, llamarle general a secas, por tanto, es dar como legal únicamente su etapa republicana y cuestionar o renegar de él su máximo generalato y como Jefe de Estado. Tontería y prejuicio similar como p.e. referirse siempre al papa Pío XII por "cardenal Pacelli, al papa Juan XXIII como "Cardenal Roncalli", al papa Pablo Vi como "Cardenal Montini", etc ).
Disparate y tontería mayúscula, pero aquí todo vale.
Sin embargo, la palabra Generalísimo era y es la correcta para definir la categoría militar de Franco, que fue general en grado superlativo (¡no como elogio!), en tanto que era el superior de otros generales, y la palabra da a entender. Pues ya en otros países y épocas hubo cargos militares denominados “generalísimos” , como en la página siguiente demuestra. (Obsérvese que tal denominación le convendría a Franco incluso en sentido peyorativo, como acceso al poder por medios no legalmente establecidos) ...
(continúa)
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