TIPOLOGIA DEL CASERÍO VASCO Para este articulo hemos tomado como referencia el libro "Euskal Herriko baserriaren arkitektura". ESTILOS GÓTICO-RENACENTISTAS


1. El tipo vizcaíno
El arquetipo del caserío vizcaíno que surgió hacia el año 1500 está representado por el caserío Landetxo Goikoa de Mungia: un edificio de tres crujías longitudinales, con estructura de postes enterizos exentos de la fábrica de cantería que soportan una armadura de correas. Es un rasgo identificador de este tipo de casa el hecho de que las correas de la cubierta aparecen unidas entre sí por una densa alineación de tirantes, encepados bajo las contracorreas. Este es un tipo de caserío en el que el granero, situado en la primera planta, en el centro de la fachada, adquiere un enorme protagonismo y que habitualmente dispone de soportal centrado en el frontis. El cuerpo central de la fachada es de madera y aparece retranqueado respecto a los laterales, que son de piedra. En los ejemplares más elaborados dispone de un muro cortafuegos transversal en el que se abren hasta cuatro arcos que acogen los pesebres del ganado. Este medianil, que separa a hombres de animales, constituirá una de las constantes más duraderas de las mejores casas vizcaínas a lo largo de la historia, garantizando además de la seguridad contra incendios una organización más higiénica y racional del espacio. Las plantas son casi siempre simétricas y la zona de vivienda permanente tiende a quedar reducida al tramo delantero del piso bajo, aun cuando ocasionalmente puedan utilizarse como dormitorios de verano los cuartos superiores que se asoman a los laterales de la fachada principal, que cuando la familia dispone de medios reciben un tratamiento visual de prestigio. El área de difusión geográfica de este modelo de caserío abarca todo el territorio de Bizkaia, así como la cuenca alta del río Deba en Guipuzkoa, y los valles atlánticos alaveses de Aramaiona y Ayala. En el frente occidental es probable que este modelo no llegara nunca a penetrar más allá del río Agüera, e incluso los poquísimos ejemplares conocidos en Arcentales o Trucíos pueden considerarse marginales frente a otras formas de vivienda agrícola local más compactas, de carácter casi cúbico, que se difundieron en la zona en el siglo XVI.

2. El tipo guipuzcoano
Hasta hace poco más de una década nadie había reparado en la existencia de los antiguos trujal es de manzana que emplearon los labradores vascos del pasado, pero en pocos años hemos tenido que rendirnos a la certeza de que, al menos en Guipuzkoa, el único modelo de caserío conocido a lo largo del siglo XVI fue la casa lagar, cuya estructura se articula en torno a la gran prensa de sidra con palanca y husillo de madera que ocupa todo el cuerpo central del edificio, habitualmente ordenado en cuatro crujías longitudinales. La primacía de la máquina en el proyecto de la casa de labranza constituye un hecho excepcional en la arquitectura rural europea, donde esta tecnología de prensado estuvo ampliamente difundida para exprimir uva o aceituna, pero siempre como un artilugio separado de la vivienda. En el origen de los caseríos guipuzcoanos, por el contrario, casa y máquina constituyeron una unidad indivisible, y la presencia de las bernias y el tornillo verticales, así como la de la gran viga longitudinal, condicionaron drásticamente los aprovechamientos del edificio, impidiendo el fraccionamiento del espacio en la planta alta y dificultando la creación del granero o el soportal, a menos que se antepusiera una crujía delantera a la máquina. Obviamente en estos caseríos resultan inviables los muros medianiles transversales y sin embargo son más frecuentes las plantas de vivienda en L, o los muros cortafuego laterales que segregan una sola crujía del resto del edificio. Además de en Guipuzkoa, donde esta tipología fue utilizada de manera unánime por todos los constructores de casas de labranza del siglo XVI, restos de estructuras de caseríos con lagar también pueden encontrarse esporádicamente en Lapurdi y el noroeste de Navarra, así como en el valle de Aramaiona alavés, y son frecuentes en el valle del Ibaizabal vizcaíno, donde se extienden hasta su cuenca media, en el entorno de Amorebieta. En Arratia y los valles colindantes de Zeberio y Orozko también se conocen algunas modalidades y variantes de la casa máquina dedicada al prensado de manzana, a pesar de que la ganadería debió de ser la ocupación prioritaria de los campesinos de la zona.


3. El tipo labortano
El modelo de caserío primitivo más frecuente en Lapurdi y la Baja Navarra tiene muchos más parentescos con el tipo tradicional vizcaíno que con el vecino guipuzcoano. La estructura más habitual es de tres largas crujías longitudinales, con la central más ancha que las laterales; pero la principal diferencia frente al modelo vizcaíno deriva de la fórmula de rigidización de los pórticos que forman el esqueleto de la casa. En vez de utilizarse tirantes encepados entre la correa y la contracorrea, son los propios postes los que aparecen enlazados dos a dos por una carrera superior que frecuentemente los atraviesa y se afianza mediante espiga pasante y chaveta. Para completar este sistema se añaden numerosos puentes y tornapuntas para reforzar la rigidez de la estructura en sentido longitudinal, con lo que la circulación entre crujías queda muy comprometida en la planta alta. En realidad, todos los movimientos se desarrollan en el sentido del eje de la cumbrera de la casa y las crujías tienden aun reparto de usos relativamente autónomo entre sí. La ausencia de un muro transversal cortafuegos facilita esta organización de la vivienda que da lugar a plantas de apariencia simétrica, en cuanto a su estructura de muros y postes, pero de distribución de funciones asimétrica. Este modelo de caserío estuvo bien implantado en todo Lapurdi y en la mayor parte de la Baja Navarra, aunque resulta menos habitual en el país de Amikuze, en los paisajes suavemente acolinados de la cuenca inferior del Biduze. La fórmula estructural se extendió también a la vertiente meridional del Pirineo, a los valles de las Cinco Villas y el Baztán, e incluso a los municipios guipuzcoanos más próximos ala cuenca baja del Bidasoa, y así mismo, su continuidad puede rastrearse en el origen de la vivienda popular landesa.


Para este articulo hemos tomado como referencia el libro “ Euskal Herriko baserriaren arkitektura”.

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