Desde luego que no hacen milagros. ¡Ahí está la cosa! Por eso no se puede negar de plano ninguna teoría medianamente seria con unas cuantas raíces depuradas e hipótesis acerca de la posible evolución de las estructuras sintácticas. Hablaba Michelena refiriéndose a la etimología de los apellidos de que se estaba persiguiendo "la sombra de un sombra" (sic), cuando existen muchos más materiales y más modernos para estudiar éstos, pero podemos sin embargo negar cualquier relación ibérica o caucásica de la lengua madre de la que derive el eusquera, por ejemplo allá por el 3000 a.C. (un tiempo del que no sabemos casi nada), gracias a ese puñado de raíces y a un grupo de hipótesis no comprobables acerca de la sintaxis. También podemos fiarnos de Menéndez Pidal en cuanto a la filiación vascónica de la toponimia pirenaica, pero no de que encontrara las mismas raíces en topónimos de toda la Península hasta Andalucía.