Vamos a ver, Adriano, tienes buenas intenciones y buena fe, pero una parte de tus palabras no pasan de deseos personales. Por supuesto que me abochorna el des-gobierno que tenemos, por supuesto que quiero ver un cambio de 180º en la situación. Pero me temo que para que algo así suceda el cambio tendría que venir desde dentro, al menos la parte moral y actitudinal, porque según se encuentra el estado del mundo, poco más. Sin embargo, la actitud de nuestra gente no va por ahí precisamente.

Hay un aspecto esencial para entender lo que pasa. Es lo que se suelen llamar "etapas" o "periodos" que una vez pasados son históricos y nos sirven de referencia, los cuales son dificilísimos de planificar. Primero, porque suelen durar siglos; segundo, porque a cada generación de gobernantes les gusta hacer las cosas a su modo y, tercero, porque hoy en día y cara al futuro más inmediato (este siglo y el que viene, por ejemplo, o incluso más), nadie sabe realmente quien gobierna el mundo. Es decir, no se saben los nombres, dónde se reúnen, qué objetivos tienen (aunque se intuyan)... Y no se puede iniciar una lucha abierta contra una "sombra". Lo único que realmente se puede hacer es convertirse en un "reservorio", o sea, en una fuente de luz para la gente que quiera luchar y así esperar a que llegue ese nuevo momento histórico -el que sea, o cuando sea- y que, posiblemente, ninguno de nosotros lleguemos a conocer.

Hay generaciones a las que les toca morir en las guerras o a causa de una epidemia, otras con más suerte han vivido etapas más tranquilas, las hay que han tenido que salir arreando de sus lugares de siempre, otras han emigrado para encontrar la forma de poder comer..., y la nuestra está impregnada de materialismo que esclaviza y somete. Sé rebelde, pero no seas iluso. Todo lo que me has mencionado es pasado, y eso puede alimentar la ilusión y hasta dar fuerza, pero la realidad se te irá imponiendo. Y termino ya aunque sea con una pequeña referencia personal. Yo viví en Madrid capital y me fui porque no la podía soportar, en realidad, como no soporto ninguna ciudad que tenga más allá de cien mil habitantes. Y es que la "sensación" -sólo eso-, de libertad la encontré en el campo.

Saludos.