El problema de la ortografía está en que la gente no lee, porque si no, aunque olvidara las reglas que estudió en el colegio estaría familiarizada con la grafía correcta. Así como la puntuación y la acentuación, que en muchísimas casos es caótica o inexistente, cuando de una coma o un acento depende el sentido de la frase. Por supuesto, los sistemas educativos actuales no ayudan nada, porque en cualquier asignatura se enseña poco y mal. Y no se enseña --o ha quedado relegado a una asignatura opcional que casi nadie escoge-- el latín, lengua que enseña a matizar y pensar. Y de la abominable corrección política mejor no hablar.