Sería conveniente, Sr. Martín Ant, que no desvíe más el asunto de sus justos términos. Estamos en el cuadracéntesimo año de algo que nunca se tuvo que haber producido, en buena medida por intereses que nada tenian que ver con las Sagradas Escrituras, en parte por eso de lo que tanto se acusa al Protestantismo, un exceso de libre interpretación de las mismas, sólo que en este caso por parte de gente que se cree en condiciones de interpretar no sólo la palabra de Dios, sino hasta sus intenciones. Recuerde aquello de que el hábito no hace al monje y recuerde que con toda probabilidad los mismos implicados en el proceso, hoy no lo harían: CONSECUENCIAS DE LA ÉPOCA.