Artículos de la revista FUERZA NUEVA, denunciando la situación, agravada año a año, que se remató tras la muerte de Franco con el despegue total (¡¡ojo, excepto el financiero-monetario... !!) de la Iglesia española con el Estado (comenzado en el Vaticano II, 1962-1965) que se había plasmado oficialmente ya en vida de Franco con el documento episcopal: "La Iglesia y la comunidad política" en enero de 1973:
(Judas: ¿evolucionó, se destapó o traicionó? (El “desenganche” de la Iglesia española)
***
La nueva etapa, iniciada con la muerte de Franco (finales de 1975) acaba radicalmente con los tremendos conflictos clericales contra el Régimen, que existían de años anteriores, el mismísimo día del fallecimiento;
Listado (no exhaustivo) de actos subversivos del Clero contra Franco (1963-1975)
Automáticamente, tras la coronación de Juan Carlos, tanto obispos y clero como el Gobierno entran en calma. La subversión clerical desaparece "por arte de magia", cesan las protestas... incluso antes de conocerse el ya previsto designio real y gubernamental de descristianizar España y marcar distancias con la Iglesia. Todas las sanciones y condenas a clérigos rebeldes desaparecen de un plumazo, y nunca más se volverán a repetir. El Concordato de 1953 desaparece en la práctica.
En la nueva etapa, la Iglesia española hará un seguidismo cómodo y radical de los postulados más laicos y anticristianos de la evolución democrática de los sucesivos gobiernos, renegando, disimulando y exculpándose de la etapa anterior "nacional-católica" y ya enemigos beligerantes contra el "bunker, la "extrema derecha" y todo lo que sonara a franquismo, salvo excepciones contadas.
Contra esa dirección, hostil a vincularse al anterior Régimen y por tanto transgresora palmaria del Magisterio y doctrina católica en que aquél se fundaba (más aún que el propio Vaticano de entonces), a la vez que simpatizante de los enemigos jurados de la religión, irán en general los ataques de los articulistas de F N.
***
Artículo sobre la famosa homilía de Tarancón en la misa del "Espíritu Santo", en que adoctrinaba a Juan Carlos en la inauguración de su reinado:
1
Revista FUERZA NUEVA, nº 467, 20-Dic-1975
A monseñor Tarancón
O lo hemos soñado o no hace mucho dijo que era tiempo de callar. Desde entonces, no hemos parado de leer declaraciones suyas, hasta culminar en la fantástica “homilía” (¡qué inaudito asco nos ha llegado a producir esta palabra!, ¿por qué no volvemos al sermón?) de la misa del Espíritu Santo escogida por Juan Carlos I para impetrar el auxilio divino en su alto y difícil cometido.
Pero Tarancón (¿no quiere usted privilegios, verdad?, así pues Tarancón, a secas) prefirió que, en lugar del Espíritu Santo, don Juan Carlos I, Rey de España, sucesor de Francisco Franco (q. e. g. e.), fuera iluminado por Tarancón, jefe del Parlamento de obispos auxiliares y sin auxiliar.
Lo de callar iba para los otros. Tarancón, impasible, con envidiable serenidad (¡qué seguros actuamos, señores obispos, en la España del 18 de Julio!), impávido, dijo tales cosas, tantas cosas y de tal manera, que en ‘El Noticiero Universal’ se ha publicado un articulito titulado “Tarancón for President”. No hace falta más.
Por nuestra parte, al oír que no quería ninguna clase de privilegios, pensamos que, a partir del 28 de noviembre, las iglesias, seminarios, colegios religiosos y demás, empezarían a pagar sus contribuciones territoriales, su impuesto de radicación en Barcelona, y todo esto, y se negarían a recibir un solo céntimo del Estado sin privilegios.
Pero, como dice R. García Serrano, Tarancón, la Iglesia oficial de España, no quiere nada de la política estatal: solamente dominarla, como siempre.
Ramón CASTELLS SOLER
Marcadores