Revista FUERZA NUEVA, nº 474, 7-Feb-1976
Cartas al Director
ENCIERROS EN IGLESIAS
¿Hasta cuándo se van a seguir profanando nuestros templos? Me refiero naturalmente a las ocupaciones de los mismos por parte de los huelguistas con el fin de llamar la atención y de celebrar, en ellos, sus asambleas sindicales. Y esto, con honrosas excepciones, ante la pasividad, silencio, y, en algunos casos complicidad de quienes tienen el sagrado deber de hacerlos respetar para que sirvan para lo que son. Creo que tiene lugar aquí el refrán español de que “no habría ladrones si no hubiera alcahuetes”. Por algo se arriman a las iglesias… Que no por piedad…
Tantos casos se están dando, que la cosa se está convirtiendo en costumbre o ley. Como si la repetición de los hechos pudiera legitimar las cosas.
¿Es que para eso rescatamos la zona roja, allá por nuestros años mozos, e hicimos la reparación religiosa oficial de nuestros templos, violados por los rojos, para que ahora, dentro del mismo Régimen (si no es que nos lo están cambiando), se vuelvan a profanar a diario? Entrar allí a hablar, discutir problemas temporales, comer, beber, fumar, dormir… Y todavía que digan algunas de nuestras autoridades eclesiales que se han comportado con corrección… Pero, ¿en qué país vivimos? O ¿hasta qué punto se han oscurecido mentes y conciencias? Yo creía que nuestras iglesias eran, en exclusiva, para orar y dar culto a Dios…
¡Qué pena que nuestros pobres bautizados españoles, por lo menos muchos de ellos, no se acuerden de las iglesias más que para exigir sus presuntos derechos temporales y no las pisen para rezar y dar culto a Dios! ¡Esto sí que debiera impresionar a nuestros obispos y curas, y hacerles reflexionar! ¿Es que nuestra Conferencia Episcopal, con tantas reuniones como tiene, y en tantas cosas como se mete, a veces no directamente eclesiales, no podría dar normas para toda España con el fin de que no se profanaran de esta forma nuestros templos? ¿O es que no está la cosa tan clara en sus privilegiadas mentes? A este pobre cura de pueblo no le cabe la menor duda…
¡Por Dios que para esto no rescatamos la zona roja y restituimos al culto todos sus templos profanados, para que hoy se vuelvan a profanar! De una forma más civilizada, si se quiere, pero al fin profanación… El que no tengan otros lugares, eso no justifica la profanación. Hay caridades que el cura ni puede ni debe hacer cuando es a costa del culto y respeto debido a su Dios y Señor de todos.
R. A. MARTÍNEZ, PBRO.
Logroño
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