En el mundo hispánico no había segregación racial, porque los católicos no somos racistas. La división era más bien por clases, pero hubo muchísima mezcla, y ahí están los cuadros de castas, estudios etnográficos que no tienen par en otros imperios. Y ahí se ve toda la mezcla y la variedad que había. Las castas no eran compartimentos estancos como en la pagana India. Dios no es racista, y como todos descendemos de una misma pareja, como insistió Pío XII, la humanidad es una mezcla muy variopinta. Hispanoamérica sí que un crisol de razas, y no EE.UU. por mucho que presuma de ello, porque en la América anglosajona están juntos pero no revueltos. Lo malo no es que se mezclen razas o culturas. En Hispanoamérica y Filipinas hubo un intercambio no sólo racial sino cultural, y lo que es más importante, se evangelizaron esas tierras. En Hispanoamérica funcionó porque se transfundió la sangre, la religión y la cultura cristiana a los indios, y por eso no ha habido problemas raciales como en EE.UU., aunque haya problemas sociales por culpa del liberalismo que se implantó tras la emancipación y la derogación de las Leyes de Indias. En Europa está habgiendo revoltijo y confusión porque viene gente de países islámicos y del África negra y se está revolviendo todo, porque la Cristiandad, la cultura europea, (es decir, la cultura) está en decadencia, venida a menos, Europa ha olvidado sus raíces y su ser cristiano, y por eso hay confusión, se disuelve todo en la nada. No hay un intercambio ni mucho menos evangelización. Nosotros llevamos la religión y la cultura a medio mundo, y funcionó, y mestizaje hubo desde el primer momento. No hubo que esperar a una supuesta huida masiva de blancos tras la emancipación. Algunos huyeron, sí, pero muchos se quedaron y muchos estaban mezclados (por cierto, suena mejor decir criollo que blanco, que tiene más connotaciones racistas). No eran muchas las mujeres que pasaban a Indias, y por eso muchos hombres se casaban con las nativas. De ahí que haya tantos mestizos, cosa que apenas si hay en la América anglosajona ni en las ex colonias inglesas y holandesas porque los protestantes consideraban inferiores a otras razas y les tenían asco. Si al otro lado del charco nos llaman la Madre Patria no es sólo porque hayan heredado nuestra lengua y nuestra cultura (aportando de paso lo mucho que tenían de bueno), sino porque de hecho muchos llevan genes nuestros en mayor o menor medida. El mestizaje no es lo único que define a la Hispanidad, pero es parte importante de ella. Eso es verdadera integración, una integración positiva. Ni antes ni después de la emancipación se fomentó el mestizaje; se dio de forma espontánea porque había más indias que españoles. Los españoles eran minoritarios frente a una elevada población indígena. No es de extrañar que muchos se casaran con las naturales de aquellos territorios, que por cierto, suelen tener una gran belleza de facciones y una melodiosa voz que enamora a un bloque de piedra. Por eso nos consideramos una misma familia hispánica. Otros imperios han dado lugar a mancomunidades económicas, como la Commonwealth, o a la Francofonía, que no pasa de ser algo cultural. Pero los en el mundo hispano hay además lazos de sangre, verdaderamente son naciones hermanas, como las llamamos nosotros, y somos la Madre Patria, como nos llaman muchos afectuosamente. Nunca he considerado extraños a los hispanoamericanos ni me sentì extraño en los muchos años que viví al otro lado del Atlántico. Siempre me sentí en casa, y a los que vienen por aquí los veo como a parientes que han venido de lejos.
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