¿Qué versión de la Biblia utiliza usted? ¿Sacrificios humanos a Yavé? ¡Qué abominación! Todo lo contrario, cuando alguien cometía una abominación los profetas invariablemente lo condenaban, y de hecho la Ley Mosaica castigaba con extrema severidad todo eso. Dios nunca pidió que se hicieran sacrificios humanos, y en el caso excepcional de Isaac, no llegó a permitir que Abrahán lo matara porque simplemente había querido probarlo, no que sacrificara a su hijo. Los únicos sacrificios que se podían y debían hacer era de animales. Y es verdad que en el Antiguo Testamento se ven cosas terribles. Porque lasa Escrituras no ocultan las maldades que hicieron los personajes bíblicos, incluso los que están considerados de los buenos, porque siendo humanos a veces eran capaces de auténticas barbaridades, como Salomón cayendo en la idolatría por casarse con una pagana, David poniendo a uno de sus generales de carne de cañón para que muriese y pode así quitarle a su mujer, o el mismísimo San Pedro, primer pontífice, negando a Jesucristo. Pero esas acciones nunca se consideraron buenas ni modélicas, y sólo se relatan con intención didáctica.
Es cierto que los cristianos nos guiamos por el Nuevo Testamento y no tanto por el Antiguo. Sin embargo, ni el Antiguo se entiende sin el Nuevo ni el Nuevo sin el Antiguo. No nos guiamos por la Ley de Moisés sino por la de Cristo, pero los Diez Mandamientos siguen válidos en la Nueva Alianza aunque no cumplamos ningunos de los 622 preceptos de la vieja ley (menos mal que no tenemos que circuncidarnos). Las rúbricas de la Misa (la Misa de siempre, no el Novus Ordo) están llenas de textos bíblicos del Antiguo Testamento que no han perdido vigencia, porque el Antiguo es una prefiguración del Nuevo, en el que encuentra su cumplimiento, y sin el que no tienen sentido. Como por ejemplo el sacrificio de Cristo en la Cruz, del cual fue una prefiguración de Isaac aunque se frustrara. Los famosos tipos y antitipos, precursores del Nuevo Testamento en el Antiguo. Y en todo caso, si como usted dice en al Antiguo Testamento había racismo (¡pruébelo!), los cristianos nos guiamos por el Nuevo: Ya no hay judío ni griego, varón ni mujer, etc.
Y desde luego nada de razas superiores o inferiores, ni de razas buenas o razas malas en la Biblia. No era cuestión racial, no era cosa de genes, sino de etnias, de pueblos. El concepto actual de raza era prácticamente desconocido hasta tiempos bien recientes. Incluso el famoso Día de la Raza, cuya denominación oficial pasó a ser hacia 1958 Día de la Hispanidad aunque en la práctica se alternaba, se refería a la Raza Cósmica de la que hablaba José de Vasconcelos, que no es ninguna raza de supuestos extraterrestres, sino a la raza resultante de la fusión que se produjo en la América Española. Y este autor mexicano, orgulloso de ello, lo proclamó creando el concepto de raza cósmica. Ésa era la raza que se celebraba desde hace un siglo (1917 si mal no recuerdo), y que aunque originalmente propuesto desde España empezó a conmemorarse en Argentina, sumándose enseguida los demás pueblos hispánicos. El Día de la Raza es la antítesis de las ideas racistas de los anglosajones y otros pueblos protestantes.
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