Revista FUERZA NUEVA, nº 499, 31-Jul-1976
EDITORIAL
La amnistía de la vergüenza
El Gobierno, a través de su prensa controlada, y, en este caso, con el acompañamiento de otros medios de comunicación social más o menos “demócratas” –léase, por ejemplo, editoriales de “Arriba”, “Ya” e “Informaciones” de los pasados días- se ha rasgado las vestiduras ante el “palmetazo” o “patada en la espinilla”, que al Poder le ha proporcionado Coordinación Democrática con su “manifiesto”, en réplica a la declaración programática del Gobierno Suárez.
Si “Roma no paga traidores”, no menos cierto es que una política de entrega, de venta, de debilidad total frente al enemigo, tampoco produce los dividendos que la cobardía espera, una vez que por aquél se han conseguido los objetivos propuestos. Y esto es lo que le acaba de ocurrir al segundo gobierno de la Monarquía instaurada por Franco […]
De ahí, ahora, no hay que dudarlo, llega la gran contradicción que supone la amnistía que, al parecer, el Gobierno, por imposición y doblegamiento ante la oposición, está dispuesto a conceder y habrá concedido tal vez cuando estas páginas vean la luz pública.
Lo de menos es el alcance de la misma, o los términos jurídicos y reales de este instrumento entreguista y claudicante. Lo de más, es que vamos a ver en la virginidad penal, a quienes durante años, en el interior y en el exterior, no han sido sólo adversarios de un Régimen, más o menos contrario a su dogmática política, sino que, en la mayoría de los casos, han resultado ser auténticos enemigos de la Patria y de la convivencia pacífica de los españoles.
Lo importante es que en esta voluntad amnistiadora, no de perdón, que es sentimiento loable y cristiano, sino de hacer tabla rasa al crimen, al odio y al sentido revanchista del enemigo declarado, que no otra cosa es esta medida del Gobierno Suárez, queda patente, una vez más, el desolado espectro de nuestras actuales estructuras institucionales, el quebranto absoluto de la autoridad, de la fortaleza que debe ser inherente al Estado y el traidor retorno a una situación vergonzante de humillación colectiva para cuantos en verdad se sienten solidarios con el destino imperecedero de la Nación, en cuyo empeño y propósito unos, gloriosamente, murieron, y otros dieron su sangre o su trabajo, a lo largo de cuarenta años, bajo el mandato de Franco.
La Coordinadora Democrática, con su insolencia, con su lenguaje chantajista, ha puesto las cartas una vez más sobre la mesa en reto abierto y descarado al “Gobierno de la transición”. Una postura definida, ésta de los marxistas y demás afines, totalmente concorde con su trayectoria de siempre […]
Una amnistía, en fin, como prenda de una entrega, que ya no le sirve tampoco al enemigo. Una amnistía de la vergüenza, que no ha servido, con otras “concesiones”, más que para mostrar, en la triste realidad de los hechos, quién gobierna desgraciadamente en España.
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