Algunas consideraciones sobre el ataque a Rouco
Me informan el ataque de femen contra monseñor Rouco.
Hay varias cuestiones a considerar.
Hace no mucho en Buenos Aires hubo dos profanaciones: Una por parte de la comunidad judía “invitada por la jerarquía católica” para conmemorar la “Cristal Nacht” y otra junto a la Catedral contra unos fieles que ante la pasividad de las autoridades ecleiasticas protestaban armados con el Santo Rosario. Las “activistas de femen” desnudas y pintarrajeadas comenzaron a hacer tocamientos contra los fieles que rezaban el rosario, a pintarles los testiculos con sprays a blasfemar e incitarles a blasfemar y a escupirles a la cara mientras daban gritos en favor del aborto, de la sodomía y del sexo libre. Algunas hicieron escenas lesbicas en público y colmaron de insultos y ultrajes a Dios, a la Virgen María. a quienes rezaban, etc.. Y sin embargo, pese a la gran dignidad de los fieles las autoridades religiosas destacaron por su ausencia.
Algo así pasó hace no mucho en Valencia cuando se intentó profanar la capilla de la Universidad de medicina, y debo decir que entre los presentes no estuvo el sacerdote encargado de de dicha capilla. Creo que sobran comentarios. Los hechos me impelen a la acción pero por otro lado me recuerda a algo muy viejo: “vineron a por los carlistas y no moví porque no era carlista, vinieron por los falangistas y no me moví porque no eran falangista, al final vinieron por mí y no había nadie.”
La “Nueva Pastoral” que cree que la Iglesia “puede y debe” reconciliarse con el mundo y que “no hay que hacer caso de los profetas de calamidades” por que “nuestra misión es espiritual, demasiado elevada para bajar a la contingencias terrenas” más que la medida de la conciencia de quienes dicen semejantes sandeces lo que hacen es retratar espiritualmente a quienes las dicen. Dime de que presumes y te diré de que careces.
¿Si Cristo sufrió, porque pensaban que a ellos los iba a tratar el mundo de forma diferente? Entre la indignidad y la guerra nuestros pastores escogieron la indignidad y ahora van a tener la guerra. Durante años la jerarquía católica ha predicado el perdón a las víctimas del terrorismo que tenían que enterrar en secreto y muchas veces sim sacramentos y sin una sóla misa a sus familiares y la Conferencia Episcopal defendía celosamente la “libertad” de los obispos vascos.
Hoy por una agresión ciertemante censurable alzan la voz al cielo pero el cielo no les a escuchar porque Gen 23,7 dice “no matarás al inocente y al justo” Y Gen 9,6 dice Yavéh a Noé: “El que derramare sangre humana por mano de hombre será derramada la suya porque el hombre ha sido hecvho a imagen y semejanza de Dios.”
La Iglesia siempre ha distinguido y sigue distinguiendo en las oraciones en latín entre el inimicus y el hostes. Jesucristo predicó el perdón al inimicus, al enemigo personal, no al hostes, al enemigo público, al cual no sólo puede si no que se debe combatir. Es duro decirlo pero no siento absolutamente nada por ellos. Es más las tribulaciones y los castigos de los que se ha hecho acreedora España son tales que estos sólo tienen sentido desde el amor de Dios porque Dios, como Padre, castiga a aquellos a a los que ama, como dice San Pablo, para que se conviertan y se salven. Cuando la dignidad de Jesucristo sea la principal preocupación del señor obispo, a lo mejor empieza a preocuparme algo su suerte. La Iglesia de España con sus silencios y apoyo público al régimen de 1.978 se ha hecho acreedora de la cólera de Dios.
Cada vez que se aprobaba una ley contra el honor y la gloria de Dios, bien el PSOE o bien el PP les tocaba el tema de la asignación económica o de los conciertos educativos y tenían su silencio: en el tema de la homosexualidad porque debemos amar a nuestros hermanos y quienes somos nosotros para juzgarlos, en el tema de la educación para la ciudadanía que corrompe a los niños porque no vamos a oponernos a la “ley”, en el tema del divorcio porque la Iglesia respeta la autonomía del Estado, y en el aborto porque la responsabilidad es de los políticos católicos que gozan de autonomía dentro del respeto a la “incomparable dignidad del hombre” uno de cuyos principales elementos de identidad es la libertad y especialmente la libertad política contra la cual no es posible ir sin violar al hombre. No hago mas que exponer la cadena lógica de silogismos o mejor dicho de sofismas de la Gaudium et Spes. En el tema del aborto no es necesario hablar porque como la sociedad ya conoce la postura de la Iglesia ¿Para qué rerpetirla?
¿Y qué es lo único claro de este magisterio “pastoral”? Pues yo diría que dos cosas “la incomparable dignidad del ser humano” y “el derecho de las personas a la participación en la vida pública.” Afirmado esto como “derecho humano” sin referencia a Dios no diferencia a los católicos en nada de los francmasones, los jacobinos o los “iluminados de Baviera” y lo malo no es recibir órdenes lo malo es cuando se ve de forma evidente que estás órdenes están al servicio no de nuestra voación Cristiana si no al servicio del espíritu de este mundo. La Iglesia ha sufrido en sus carnes un proceso parecido al de Francia en la segunda guerra mundial. Los alemanes infiltaron agentes que hablaban francés entre las lineas enemigas que cursaban ordenes trampa para crear la confusión y el caos. Eso son las llamadas “razones pastorales” y en el momento de la verdad el único criterio para entender lo que estaba pasando era el espectáculo de un ejercito en retirado y unos parlamentarios que exigían heroismo a los franceses mientras negociaban con el enemigo.
¿No tengo caridad con monseñor Rouco? ¿Y monseñor Rouco? ¿Porqué no tuvo caridad con Cristo en vez de bendecir al rey que desde que rompió su juramento no ha parado de vertir infamia sobre infamia sobre nuestra nación?
Eiztarigorri
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