Queridos amigos,
Quiero que seáis partícipes de mi profundo malestar por la cobertura mediática que han hecho los medios de comunicación y agencias rusos. Se han situado del lado de los separatistas y de los que siempre han obrado por destruir la nación española tergiversando la realidad de los hechos, dando crédito y voz a los palmeros de una ideología criminal y a los buitres usureros del globalismo financiero.
Cierto es que a río revuelto ganancia de pescadores, y algunos políticos rusos también han aprovechado la ocasión para devolver el ascensor por los constantes ataques de que han sido objeto Rusia y su gobierno en los últimos tiempos, pero ante este tipo de situación no deberían haber actuado en la forma en que lo han hecho.
En nada se han diferenciado los medios de comunicación rusos de sus colegas extranjeros. Su credibilidad y su independencia han quedado en entredicho, y han perdido una excelente oportunidad de trasladar al mundo la imagen de profesionalidad, independencia y criterio de la que hacen gala.
Es vergonzoso que el Gobierno de una nación que defiende la soberanía, la integridad territorial y la legalidad permita que se traslade a la ciudadanía mensajes de esta índole, sin intervenir, y no haya manifestado rotundamente su rechazo a una farsa como la que se está viviendo en España.
Una cosa es la defensa de la soberanía de los estados y la no injerencia en sus asuntos internos, y otra muy distinta es no denunciar un atentado a la integridad territorial, el incumplimiento manifiesto de la ley, y la imposición de unas normas por una minoría en detrimento del resto de la población sin su consentimiento. Lo que ha sucedido en Cataluña es un golpe de estado en toda regla, por lo que no caben medias tintas y requiere un pronunciamiento sin ambigüedades en defensa de la legalidad ultrajada.
Los procedimientos empleados por los separatistas nos deben hacer recordar que los nazis actuaron de la misma forma y todos sabemos cómo acabaron.
Lo siento.
Un fuerte abrazo
Eugenio de Dobrynine
P.D.
Se me olvidó mencionar que ya en una ocasión, el Zar Nicolás I de Rusia rompió relaciones diplomáticas con el Reino de España por apoyar la legitimidad monárquica al reconocer como Rey legítimo a
Carlos María Isidro.
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