Re: Desenterrando a Franco
La patulea que "okupa" las instituciones españolas pretende que se convierta en delito hablar bien de Franco. Bueno, pues que no se le mencione para nada, vale, entonces hablaremos mal, pero rematadamente mal, de estos que persiguen su memoria. Y es que atacar la memoria de una persona no es sino la más imbécil de las actividades ya que se está persiguiendo un fantasma. La memoria vive en las personas, en el recuerdo, y por más que hagan jamás lograrán su objetivo. Perseguirán que se hable públicamente, ¿y en privado? No hay estatuas, calles o plazas con el nombre de Franco, ¿y en muchas casas no habrá, seguramente sí, libros, fotos y recuerdos de él? Y puesto que nada es para siempre, que todo lo que sube, baja, que todo lo que tiene un comienzo, tiene necesariamente un final, y que para cada acción hay una reacción opuesta y equivalente, ¿cuánto cree esta chusma que van a durar sus arbitrariedades?
Hablemos mal de todos ellos, rematadamente mal, porque ellos ya se están encargando de convertir a Franco en una especie de mártir post-mortem.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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