Por lo que se ve el texto del sitio al que me refería en el mensaje anterior, tiene su origen en este otro:

www.ec.aciprensa.com/wiki7San_Jerónimo


Y de aquí si se puede transcribir las parte relativa al tema de este hilo, aunque para no variar no se puede enlazar con nada que tenga que ver con la WIKi, ni siquiera en este caso con la ec.aciprensa


Características de la obra de San Jerónimo

San Jerónimo debe su lugar en la historia de los estudios exegéticos principalmente a sus revisiones y traducciones de la Biblia. Hasta alrededor de los años 391 y 392, él consideró la traducción de la Septuaginta como inspirada. Pero el progreso de sus estudios Hebraicos y sus relaciones con rabinos le hicieron abandonar esa idea, reconociendo como inspirado únicamente el texto original.

Fue alrededor de este periodo que emprendió la traducción del Antiguo Testamento del Hebreo. Pero su reacción contra las ideas de su tiempo fue demasiado lejos, y se hizo blanco de reproches por no tener en suficiente consideración la Septuaginta. Esta última versión fue elaborada desde un texto hebreo, mucho más antiguo y más puro, que el que estaba en uso a finales del siglo cuarto. Por lo tanto, era necesario tomar en cuenta la Septuaginta en cualquier intento de restauración del texto del Antiguo Testamento. Con esta excepción, debemos admitir la excelencia de la traducción llevada a cabo por San Jerónimo.

Sus comentarios representan una enorme cantidad de trabajo pero de un valor bastante desigual. Muy a menudo trabajó con excesiva rapidez; además, él consideraba un comentario como un trabajo de recopilación, y su mayor cuidado era acumular las interpretaciones de sus predecesores, en lugar de emitir un juicio sobre ellos. La obra "Quaestiones hebraicae in Genesim" constituye uno de sus mejores trabajos, ya que es una búsqueda filológica con respecto al texto original. Esto disculpa el que no haya podido continuar, como había sido su intención, con un estilo de trabajo completamente novedoso para la época. Aunque a menudo impuso su deseo de evitar el uso excesivo de las alegorías, sus esfuerzos en este sentido estuvieron lejos de tener éxito, y en sus últimos años se avergonzó de algunas de sus primeras explicaciones alegóricas. Él mismo decía que había que recurrir al significado alegórico solamente cuando se era incapaz de descubrir el sentido literal. Su tratado "De interpretatione nominum hebraicorum" no es más que una colección de significados místicos y simbólicos.

Exceptuando su "Commentarius in ep. ad Galatas", que es uno de los mejores, sus explicaciones del Nuevo Testamento no son de mucho valor. Entre sus comentarios sobre el Antiguo Testamento, destacan aquellos sobre Amós, Isaías y Jeremías; aunque hay algunos francamente malos, como por ejemplo los de Zacarías, Oseas y Joel.

En resumidas cuentas, el conocimiento Bíblico de San Jerónimo lo coloca en primer sitio entre los exégetas antiguos. En primer lugar, fue muy cuidadoso con sus fuentes de información; exigía del exégeta un conocimiento bastante amplio sobre la historia sagrada y profana, así como de la lingüística y la geografía de Palestina.

Nunca aceptó ni rechazó categóricamente los libros deuterocanónicos como parte del Canon de la Escritura, de los cuales hacía uso constante. Sobre la inspiración, la existencia de un sentido espiritual y la inerrancia (ausencia de error) en la Biblia, sostuvo la doctrina tradicional. Posiblemente él insistió más que otros sobre la parte que corresponde al escritor sagrado al colaborar en el trabajo inspirado. Su crítica no deja de ser original. La controversia con los Judíos y con los Paganos hacía mucho tiempo que había llamado la atención de los Cristianos sobre ciertas dificultades en la Biblia.

San Jerónimo respondió de varias maneras. Sin mencionar sus aclaraciones sobre este o aquel problema, apeló sobre todo al principio de que, el texto original de las Escrituras, es el único inspirado y libre de error. Por lo tanto, uno debe determinar si el texto, en el cual surgen los problemas, no ha sido alterado por el copista. Más aun, cuando los escritores del Nuevo Testamento citaban el Antiguo Testamento, no lo hacían de acuerdo a la letra sino de acuerdo al espíritu. Existen muchas sutilezas y hasta contradicciones en las explicaciones que San Jerónimo ofrece, pero debemos tener en mente su evidente sinceridad. No trata de encubrir su ignorancia, sino que admite la existencia de muchos problemas en la Biblia, por lo que a veces parecerá totalmente avergonzado.

Finalmente, él declara un principio, el cual, si es reconocido como legítimo, podría servir para revalorizar las carencias de su crítica. Él sostiene que, en la Biblia, no existe error material debido a la ignorancia o descuido del escritor sagrado, pero agrega: "Es común para el historiador sagrado adaptarse a la opinión generalmente aceptada por las masas en su tiempo"" (P.L., XXVI, 98; XXIV, 855).