Sería bueno que este hilo se incorporara a Habemus Papam.
El Cardenal Burke declara que resistirá si el Papa persiste en esta dirección
Ofrecemos a continuación un extracto traducido de una nueva entrevista realizada por la televisión francesa France2 al cardenal Burke. Si bien es muy breve sus palabras son de suma importancia porque por primera vez un cardenal afirma publicamente que en caso de dar cuerpo legal a la nueva “tendencia” él va a resistirlo . El entrevistador, tras mencionar la comunión a los divorciados y la nueva línea hacia la homosexualidad, caracterizada por el “quién soy yo para juzgar”, pregunta:
- France2:”¿Si el Papa persiste en esta dirección que hará usted?
- Burke: “Resistiré, no puedo hacer otra cosa. Hay un malestar, es indudable”
- France2: “¿Es doloroso?”
- Burke: “sí”
- France2: “¿Es preocupante?”
- Burke: “sí”
- France2: “¿Según usted la Iglesia está amenazada en tanto que institución?”
- Burke: “El Señor nos ha asegurado, como dijo a San Pedro en el Evangelio, que las fuerzas del mal no vencerán”
http://www.adelantelafe.com/el-carde...sta-direccion/
(El video no se puede copiar pero se puede ve en la página de Adelante la Fe siguiendo el enlace, o aquí
http://www.francetvinfo.fr/monde/vat...is_818417.html
Última edición por Hyeronimus; 07/02/2015 a las 23:22
Sería bueno que este hilo se incorporara a Habemus Papam.
No sería mala idea. Y vuelvo a proponer que "Habemus Papam" se mueva al subforo "Crisis de la Iglesia".
NUESTRAS EXTRAVAGANTES (Y ESTÉRILES) CONCESIONES
Ya Veuillot advertía, ciento cincuenta años atrás, que las calenturientas mentes revolucionarias no se iban a satisfacer tan fácilmente con la política clerical de mano tendida. «Saben que nuestras más extravagantes concesiones jamás llegarán a mitad de camino de la meta a la que tienden sus doctrinas. Pero aún así, creen captar en nosotros un oculto desfallecimiento de esta fe que los asombra y los desespera. Si no tienen más que odio, su odio se aviva con nuestras incertidumbres; si tienen alguna quimera, algún absurdo sistema de renovación social, su confianza se acrecienta a medida que la nuestra parece disminuir». Esto no ha hecho más que comprobarse a lo largo de todo el siglo veinte: memorable por lo claudicante la monserga de Paulo VI en la última sesión del Vaticano II en que, refiriéndose a las bravatas del humanismo secular profano, advirtió aquello -horresco referens- de que
la religión del Dios que se hizo hombre se encontró con la religión del hombre que se hace Dios ¿Qué sucedió? ¿Una lucha, una batalla, una condena? Podría haber sido así, pero no sucedió. La antigua historia del samaritano fue el paradigma de la espiritualidad del Concilio. Un sentimiento de simpatía sin límites lo impregnó todo.A cincuenta años de aquel hito verbal, sucedido por las más olímpicas reculadas que podían ensayar los alzacuellos ante las corbatas, las iglesias vienen siendo regularmente profanadas por escuadrones del Mandinga que abogan por una mayor profundización del laicismo, y la "simpatía sin límites" de Montini es correspondida con escupitajos e insultos. No se puede negar que a estos malditos los asista alguna razón: les repugna una Iglesia que deja languidecer esa fe que «los asombra y desespera», porque en su aburrimiento secular preferirían batirse con cruzados que los muelan bien a palos, o al menos que les desbaraten con afiladas razones el aparato de pamplinas que las ideologías les dejaron por legado. Así como nosotros ansiamos esa gloria supereminente que tenemos prometida, ellos podrían desear esa fe incomprehensible si notaran al menos sus efectos entre nosotros. Pues tanto como a su propio y aherrojante hastío odian la tibieza en nuestras filas, y se entiende que así sea: ésta, siquier por reflejo, los condena a irremisible desesperanza.
Pero estas comprobaciones evidentes por sí mismas, capaces de afectar todos los cinco sentidos externos, no hacen mella alguna en la bien posicionada Jerarquía, que continúa extenuando su ralliement quién sabe con miras a ocupar qué lugar de privilegio en el inminente naufragio. Ahí les darán a probar su adobada democracia... Como al secretario general de la revesada orden de los Franciscanos de la Inmaculada, padre Alfonso Maria Bruno, quien, refiriéndose al encuentro entre Francisco y el recientemente electo presidente italiano Sergio Matarella y a la colaboración entre los dos Estados, augura «un Tíber más estrecho» pues «nos asiste una concepción del bien común que está por encima del ser laicos o católicos, hombres de Estado u hombres de Iglesia, para ser -integralmente y simplemente- hombres». Que no se sienta tan seguro: bien decía Kierkegaard -y sujetos como el padre Bruno lo comprueban hasta la fatiga- que todo el drama del hombre moderno consiste en haber olvidado lo que significa ser hombre.
Ya lo dijo no hace mucho un articulista que reparó en la manía oportunista de hombres como Bruno: el pragmatismo es un juego que favorece la propia visibilidad en el mundo de la apariencia; el pragmatismo se vuelve sinónimo de protagonismo. De ahí el desprecio usual por la doctrina y la insistente cantilena pastoral, mucho más apta para colocar a estos actores en el centro de la escena, excediendo siempre con mucho la incumbencia y el ámbito del pastor de almas. Cosa bien ensayada, como es noto, por el Bocón, a quien ahora se le ocurrió pedir por «una mayor presencia de la mujer en la vida de la Iglesia, en el mundo laboral y en la familia» (no hay necesidad de aclarar que la mayor presencia de la mujer en el ámbito laboral menoscabó su presencia en la familia, ni es menester reparar en lo que sugiere el pedido de una mayor presencia femenina en la Iglesia en época tan flaca de vocaciones). Filólogo al fin, muy en la salsa de sus cavilaciones terminológicas, graficó al fin para el aplauso: «la Iglesia es mujer, es la Iglesia, no el Iglesia. Esto es un reto que no se pospone más».
Lo que no debe seguir posponiéndose es la defenestraciónde elemento semejante, al precio de que se cumpla la amenaza de los terroristas islámicos de convertir la basílica de San Pedro en establo para sus animales. Porque éste es el término obligado de tantas concesiones a la jerga democrático-laicista, de tanta sonrisa cómplice al ministro masón de turno. Dicen que en el silencio recogido de la oración puede advertirse el paso modulatorio del «¿hasta cuándo?» que los mártires dirigen al Señor clamando por la consumación de su obra (Ap 6, 10) al «¿hasta cuándo?» mudado en catilinaria cada vez que éstos vuelven el rostro hacia Francisco.
In exspectatione
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
La nada in actu exercitu
Hace pocos días el papa Francisco nos sorprendió con una noticia que dejaba atrás ya los matices teológicos para entrar de lleno en lo grotesco: recibió en la residencia pontificia a un transexual español con su “novia” –con la que se casará civilmente en pocas semanas- y les aseguró que habían también para ellos un lugar en la Iglesia. Lo más repugnante fue la vía por la cual se llegó a ese encuentro, relatadas por la misma señora/señor, quien previamente le había escrito al Santo Padre una carta: “Poco antes de las dos y media de la tarde, el día de la Inmaculada, mientras cuidaba a su padre enfermo entonces en su casa, recibe una llamada. «Era de un número oculto. La verdad es que no sé muy bien por qué descolgué el teléfono, porque esas llamadas nunca las contesto», recuerda. Esta vez el azar o lo que fuera hizo que Diego Neria respondiera. «Soy el Papa Francisco», escuchó. Y el cuerpo le dejó de responder. No sabía qué estaba pasando hasta que el Santo Padre le dijo que había leído su carta y le había llegado al alma. La emoción apenas le permitió abrir la boca, pero el Papa le pidió que se calmara y le dijo que quería verle, y que le llamaría más adelante para fijar la fecha del encuentro. Ocurrió pocos días después. El 20 de diciembre, mientras paseaba por Sevilla, ciudad en la que reside su prometida. El Santo Padre volvió a telefonear a Diego. Y le propuso, si les venía bien a él y a su mujer, la fecha del 24 de enero, a las cinco de la tarde, en El Vaticano para verse. El Papa agregó que no se preocuparan por el costo del viaje, porque los gastos corrían por cuenta de la Santa Sede”.
No se trata, por cierto, de negar los reales sufrimientos por los que debe atravesar una persona que padece la enfermedad de la señora Neria Lajarraga, y es nuestro deber como cristianos el acompañamiento y la compasión. Se trata de sufrimientos análogos a los que debe soportar un diabético o un celíaco. Pero la solución que nos señala la fe no consiste en comprarle caramelos o una hogaza de pan sino en acompañarlos con el afecto y la oración a fin de que pueda atravesar esta vida, que es un valle de lágrimas, del modo más cristiano posible para que alcance de ese modo la corona que el Señor nos ha prometido. Esto no es ninguna novedad. Es catecismo básico. Pero las novedades pontificias nos sorprenden, si no con chocolatines y pastelitos, con permisos implícitos para la fornicación contranatura.
Frente a esta situación de propio y verdadero escándalo, un católico diría: “El Papa Francisco es progresista y quiere transformar la teología católica, derribando algunos de sus dogmas y preceptos morales”. Pues no es así. Sería ese el caso si el pontífice fuera, por ejemplo, el cardenal von Schonborn, o el cardenal Ravasi o, incluso, el cardenal Scola. Tendrían mucho más estilo y compostura, pero su teología sería claramente progresista, porque esa es su formación. Serían asesinos con navaja, que sabrían muy bien donde asestar los cortes y tajos a fin de extraer limpiamente lo que ellos consideran tumores o excrecencias producidas por las rémoras de la teología medieval.
Pero volviendo a Roma, ayer el Papa Francisco tuvo otras palabras curiosas. Luego de visitar una villa miseria y rodearse de pobres inmigrantes latinoamericanos y europeos del Este –y una buena legión de fotógrafos-, arengó a los scouts de una parroquia vecina: “¿A quién prefieren? ¿A Jesús o al diablo?”. La respuesta, afortunadamente, fue la correcta. [Recordemos que, cuando el histriónico Juan Pablo II, en 1987, se arriesgó a una seguidilla de preguntas a los jóvenes chilenos que respondían con un ruidoso “¡Sí!” a preguntas: “¿Queréis buscar la vida eterna?” o “¿Queréis seguir a Cristo?”, respondieron en cambio con un rotundo “¡No!” cuando el papa polaco les preguntó: “¿Queréis vivir la castidad y absteneros del sexo hasta el matrimonio?”]
Más de un neocón habrá salido corriendo a festejar con sus amigos que el papa es católico porque habló del diablo a pesar de la contradicción flagrante con sus dichos y actos de la semana anterior. Y muchos creerán entonces, que Bergoglio tiene una teología ortodoxa.
El error está en considerar que Bergoglio tiene algo, sea teología progresista o teología conservadora. Bergoglio no tiene nada. Bergoglio es la nada in actu exercitu, como bien lo afirma un amigo wanderiano. O bien, como alguna vez lo dijimos en esta misma bitácora, Bergoglio es el jesuitismo llevado a su máxima expresión: puro intelecto práctico, con prescindencia absoluta del especulativo, ordenado exclusivamente a obtener el poder y la exaltación de la propia persona, de la Compañía y de la Iglesia, todo esto, por supuesto, ad maiorem Dei gloriam.
Si un cardenal progresista en el papado hubiese sido un asesino con navaja, Bergoglio en el mismo puesto, es un mono con navaja. Y si me dan a elegir entre los dos, prefiero al asesino, porque la capacidad de daño de un simio armado se acerca al infinito.
The Wanderer
Card. Burke ratifica: Resistiré
[Secretum Meum Mihi] Para los escépticos, como nosotros, llega esta ratificación del directo protagonista respecto de una expresión por él proferida (ver aquí).
Información de Catholic News Agency, Feb-09-2015. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Ciudad del Vaticano, Feb 9, 2015 / 05:27 pm (CNA/EWTN News).- El cardenal Raymond Burke dijo que estaba “respondiendo a una situación hipotética” cuando afirmó que resistiría a cualquier posible movimiento del Papa Francisco que se aparte de la doctrina Católica.
“Simplemente afirmé que es siempre mi sagrado deber defender la verdad de la enseñanza y la disciplina de la Iglesia respecto al matrimonio”, dijo a CNA en Febrero 9.
“Ninguna autoridad puede absolverme de tal responsabilidad, y entonces, si cualquier autoridad, incluso la más alta autoridad, fuera a negar esa verdad o ese acto contrario a ella, estaría obligado a resistir, en fidelidad a mi responsabilidad delante de Dios”.
El cardenal Burke dijo que su entrevista con el canal de la televisión francesa France 2, fue informada adecuadamente respecto a la pregunta y la respuesta acerca de resistir al Papa Francisco.
[…]
Card. Burke ratifica: Resistiré | Adelante la Fe
De tal maestro, tal discípulo.
El Papa Francisco ha iniciado una reforma en la Iglesia que «no tiene marcha atrás»
L. Daniele
El jesuita Juan Carlos Scanonne y profesor de griego de Bergoglio alerta de que «no a todos les gusta» la línea del Papa
ABC
El jesuita Juan Carlos Scanonne, uno de los referentes argentinos de la conocida «Teología del Pueblo», este martes en Madrid
El padre Juan Carlos Scanonne conoce bien al Papa Francisco. Fue su profesor de Griego, Latín y Literatura cuando el entonces aspirante a jesuita estudiaba en el seminario diocesano de Villa Devoto en Buenos Aires. Luego compartieron residencia durante diez años en la localidad bonaerense de San Miguel, donde la Compañía de Jesús cuenta con una prestigiosa facultad de Teología y Filosofía denominada el Colegio Máximo de San José.
De aquellos años, el padre Scanonne guarda muchos recuerdos personales, pero sobre todo conserva «el trasfondo teológico y espiritual» que explican muchos de los gestos y decisiones que toma a diario hoy el Papa Francisco.
Para este filósofo «las raíces teológicas» del Papa argentino se encuentran en la «Teología del Pueblo», una corriente dentro de la Teología de la Liberación con características muy propias, ya que pese a centrarse en la opción preferencial por los pobres no lo hace desde las categorías sociológicas marxistas de algunas de sus ramas más conocidas.
Entre los mensajes claves de la Teología del Pueblo están los conceptos de “cultura” y de “pueblo de Dios", la revalorización teológica y pastoral de la religión del pueblo y de la piedad popular y la relación de ésta con los pobres. "La Teología del Pueblo está en la base de lo que el Papa Francisco hace y dice. Es una de sus raíces teológicas básicas para comprender su pensamiento", señaló Scanonne, durante un encuentro con periodistas, con motivo de su paso estos días por Madrid para impartir la conferencia «El Papa Francisco: ¿Teólogo de la liberación?, que tendrá lugar este miércoles 11 de febrero, en el Aula Magna del campus de Cantoblanco de la Universidad Pontificia Comillas.
«La comunión en la diferencia»
Al respecto, Scanonne precisó que el Papa Francisco "es un pastor no un teólogo aunque teologiza", por ejemplo, cuando describe su concepto "tan peculiar" de pueblo. "Para él la figura de pueblo no es una esfera donde todos los puntos son uniformes con respecto al centro si no la de un poliedro donde se respetan las diferencias. Aún los que están en un error tienen algo que aportar. En esta idea de pueblo como poliedro, cada uno y cada ámbito tiene algo que aportar. Es la comunión en la diferencia", señala el jesuita, para quien este concepción también explica esta preocupación del Papa "por escuchar a todos".
Según este filósofo y uno de los referentes argentinos de la conocida «Teología del Pueblo», el Papa Francisco además "está convencido de que desde la periferia se puede ver toda la realidad. En cambio, desde el centro no se ve la periferia, que es donde están los pobres y las villas miserias". De allí, "su interés de que la Iglesia se encamine hacia todas las periferias, ya sean las existenciales o las geográficas".
Scanonne señala también que el Papa "quiere reformar la Iglesia en el sentido evangélico". "Muchos de sus gestos van en esa línea aunque a no todos les gusta", apunta el jesuita, quien aplaude la enorme libertad con la que pudieron intervenir los obispos en el pasado Sínodo sobre la familia. "El Papa ha impuesto una manera nueva de ver las cosas. Hay mucha gente que ha vuelto a ver a la Iglesia con simpatía gracias a él. Si hubiera una muerte, las cosas están de tal manera que no hay marcha atrás", apunta.
El Papa Francisco ha iniciado una reforma en la Iglesia que «no tiene marcha atrás» - ABC de Sevilla
¿LO DIJO IVÁN KARAMAZOV? ¿ACASO SARTRE? NO, FRANCISCO
De lo que abunda el corazón habla la boca. El sabio, del rebalse de su contemplación, vierte munífico las gemas; el necio, en cambio, agobia con su nulidad, con su operoso menoscabo de la verdad y el bien. Es creíble que Francisco -como muchos lo aseguran- planifique sus eloquios aun los más banales en busca de inducir ciertos efectos en la percepción de esa tele-feligresía de acatólicos y de bobo-católicos pendientes de sus belfos. Pero hay veces que habla de sopetón, urgido como por fuera del libreto por alguna ocasional pregunta, y entonces dice francamente lo que piensa, lo que abundan sus entrañas. Y se da a conocer con la mayor de las transparencias, y nos indica de paso el tenor de la gravedad de la crisis de la Iglesia, la espiral de dolores como de parto a los que ésta se halla abocada hasta que Dios disponga lo contrario.
Resulta que en su reciente viaje a Filipinas, una niña convocada para dirigirse al pontífice, integrante de un grupo de menores en situación de desamparo, lo interpeló acerca de «¿porqué los niños sufren?», rompiendo a llorar no más planteada la cuestión. Pese a su deber de representar a Cristo, en tanto Papa, a Francisco ni siquiera se le ocurrió mentar los dolores del Redentor: su respuesta fue un lacónico «no hay respuesta» (ver aquí).
Es noto que Iván Karamazov, el personaje de Dostoievski, funda su petulante ateísmo en la cuestión irresuelta -a su entender- del sufrimiento de los niños. Sartre, para quien el hombre es «una pasión inútil», sostiene una ética fundada en el rehuir el absurdo del sufrimiento. Las consecuencias del pecado original, el problema de la libertad y la responsabilidad, el valor expiatorio del dolor, son todos asuntos que tienen sin cuidado a estos exponentes extremos del delirio racionalista. De aquí que Camus pretendiera que la bondad de Dios sólo era admisible si se descartaba su omnipotencia.
La lección de Francisco (menos genial, bah) se emparenta y solidariza horriblemente con las precedentes. Hasta donde era posible pensar la mengua del testimonio cristiano, el eclipse de la conciencia de salvación, el olvido de la menor traza de soteriología en la parla del más indigno de los sucesores de Pedro, el actual pontífice llegó y fue más allá, allende las más tenebrosas expectativas.
In exspectatione
Papa Francisco: “El tema de los sacerdotes casados está en mi agenda”
Tomado deLa Reppubblica:
19 de febrero de 2015
CIUDAD DEL VATICANO — Sucedió el martes 10 de febrero, pero el Santo Padre no lo ha hecho saber hasta hoy durante su encuentro con el clero de Roma. Mientras celebraba la Misa habitual en la Casa Santa Marta, Bergoglio ha abordado el tema del matrimonio de los sacerdotes.
En la celebración se encontraban presentes siete sacerdotes que celebraban sus bodas de oro como presbíteros, pero también otros cinco que habían colgado los hábitos para casarse. Cuando uno de los clérigos presentes, el padre Giovanni Cereti, preguntó por la cuestión de los sacerdotes casados (recordando el caso de las iglesias orientales, en las que los casados pueden se ordenados mientras que millares de sacerdotes casados del Rito Latino no pueden celebrar), Bergoglio respondió: “El problema está en mi agenda”. [Actualización: En el texto de la nota publicada originalmente por La Reppubblica decía “la cuestión” (la questione), como sigue diciendo en otras fuentes. Más tarde se corrigió para que dijera: “Bergoglio respondió sorprendido: “El problema está en mi agenda”. La palabra en sí no altera el sentido de lo que se dijo].
Esta nota de ZENIT (en inglés) sobre el incidente en cuestión confirma que el Papa habló de los sacerdotes casados.
[Fuente, en italiano. Artículo original]
Papa Francisco: “El tema de los sacerdotes casados está en mi agenda” | Adelante la Fe
¡AY DE MÍ SI EVANGELIZARA!
Imitándose tresdobladamente a sí mismo, haciendo uso de una fraseología ramplona y previsible que no tiene nada que tributarle a ese «Dios de las sorpresas» revelado en la pensión de Santa Marta, Francisco instruyó a los obispos norteafricanos acerca de cómo arrostrar el avance de los terroristas islámicos: se trata de acoger a todos “amablemente y sin proselitismo”, demostrando que son “una iglesia con las puertas abiertas” capaces de alentar el diálogo ecuménico e interreligioso con el Islam para contribuir “a un mejor conocimiento mutuo”. Incurso en el llamado error socrático, consistente en explicar toda maldad como ignorancia (error ahora agravado por la materia de la culpa, cual es la persecución y muerte de quienes representan a Cristo a los ojos de los infieles), abundó que es “el desconocimiento [...] la fuente de tantas incomprensiones, e incluso de enfrentamientos”, perífrasis ésta que vale por degüellos y crucifixiones masivas.
Justamente por estos días se difundía el editorial de una valiosa revista digital, Radicati nella fede, que señalaba que «no será la religión de la masonería la que nos libre del Islam». No lo será sin dudas aquella pésima doctrina enseñada por buena parte de la hodierna Jerarquía eclesiástica consistente en «releer toda la Revelación, todas las verdades de fe, toda la acción pastoral y sacramental subordinándolas a la ideología de la modernidad, que en el fondo se resume en el colocar en el centro al hombre en lugar de Dios». Este «cristianismo agnóstico», viéndose forzosamente enfrentado a las hordas de Mahoma, les pide a éstas «que acepten la modernidad, que pongan en el centro a la persona en vez de Dios» a los fines de encontrar un ámbito común para el ejercicio del sobado diálogo. «El catolicismo reinterpretado a la moderna tiene el descaro de exponerse» con su verdadero rostro a los infieles, que por fuerza «comprenderán que no creemos más en Dios».
Se ha abandonado la certeza en la capacidad persuasiva de la Verdad, que conlleva su pathos y sus límpidas exigencias, a cambio del fetiche de la no-violencia, que no sirve ni siquiera para atenuar la violencia de un enemigo reo de falaces convicciones y de odio sanguinario. Y lo más paradójico es que la réplica musulmana a estas mojigaterías no se reduce sólo al uso del cuchillo, sino en ocasiones al de la mismísima razón. No sin ejercitar la fantasía, pongamos unos párrafos del ensayista persa y muslim Seyyed Hosein Nasr en boca de los yihadistas convidados por nuestros obispos al banquete del diálogo y los derechos humanos: los encapuchados, bien conocedores de lo que constituye nuestro oprobio y la causa de nuestra debilidad en enfrentarlos, podrían aducir sin disputa que
hoy en día, la discusión del concepto de libertad en Occidente está tan profundamente influida por la noción renacentista y posrenacentista del hombre como ser en rebeldía contra el cielo y dueño de la tierra, que es difícil considerar el significado de la libertad en el contexto de una civilización tradicional como la del Islam. Es necesario, por tanto, resucitar el concepto del hombre tal como lo entiende el Islam a fin de poder estudiar seriamente el significado de la libertad en el contexto islámico. Tratar de estudiar la noción de libertad en el Islam desde el punto de vista del significado que se ha atribuido a este término en Occidente a partir de la aparición del humanismo es algo que carece de sentido”. Se podría decir que la mayoría de las discusiones que se plantean en occidente sobre la libertad, versa sobre la libertad de hacer o actuar, mientras que desde el punto de vista del hombre tradicional, la forma más importante de libertad es la libertad de ser, de experimentar la pura existencia misma.La pura libertad pertenece sólo a Dios; por lo tanto, cuanto más somos, más libres somos. Y esta intensidad en el modo de existencia sólo se puede alcanzar mediante la sumisión y la conformidad con la Voluntad de Dios, el único que es en sentido absoluto. No hay libertad posible en la huida y la rebelión contra el Principio que es la fuente ontológica de la existencia humana y que nos determina desde arriba. Rebelarse contra nuestro propio Principio ontológico en nombre de la libertad es quedar cada vez más esclavizado en el mundo de la multiplicidad y la limitación.Los jurisconsultos consideran la libertad humana como un resultado del abandono personal a la Voluntad divina, más bien que como un derecho personal innato. Para ellos, puesto que estamos creados por Dios y no tenemos poder para crear nada por nosotros mismos (en el sentido de la creación ex nihilo), dependemos ontológicamente de Dios y por lo tanto sólo podemos recibir lo que nos es dado por el origen de nuestro propio ser.Los derechos humanos son, según la charia, una consecuencia de las obligaciones humanas, y no su antecedente. Poseemos ciertas obligaciones para con Dios, la naturaleza y los demás seres humanos, todas las cuales están definidas por la charia. Como resultado del cumplimiento de estas obligaciones obtenemos ciertos derechos y libertades que, a su vez, también están definidos por la Ley divina. Los que no cumplen estas obligaciones no poseen derechos legítimos, y cualquier pretensión de libertad que expresen con respecto al entorno o a la sociedad es ilegítimo y constituye una usurpación de aquello que no les pertenece.Exceptuando las repetidas alusiones a la charia y al Islam, son palabras que pudieran arrancarle al Señor, para nuestra renovada vergüenza, las entonces dirigidas a aquel intérprete de la Ley (Mc 12, 34): «tú no estás lejos del reino de Dios». Porque lo que es el Papa y sus colaboradores, amordazados por los respetos humanos y por lealtades contrarias al Evangelio, cabe aquello de que «ni vosotros entráis ni dejáis entrar...» (Mt 23, 13).
In exspectatione
Pepinos en vinagre
"...y al final nuestra cara no transmite esa alegría sino la nostalgia, una melancolía que no es sana. A veces estos cristianos melancólicos tienen más cara de pepinos en vinagre que de personas alegres que tienen una vida bella".
The Wanderer
Jubileando
Yo tenía 15 años cuando el Jubileo de 1975, el primero que recuerdo. El siguiente que se preveía sería el del 2000, pero en el intervalo Juan Pablo II celebró el Jubileo Extraordinario del MCML aniversario de la Redención, en 1983, como secuela del que proclamó, también extraordinariamente, Pio XI en 1933. Con este recién anunciado por PP Franciscus - Deo volente - vamos a tener el tercer año jubilar extraordinario en menos de un siglo; y contando los ordinarios de 1950, 1975, 2000 y el ya previsto del 2025, sumando el también extraordinario concedido por Pablo VI con motivo de la clausura del Concilio Vaticano IIº, del 1 de enero al 29 de mayo de 1966, en cien años se habrán celebrado nueve jubileos, cinco ordinarios y cuatro extraordinarios.
El registro de las jubilosas efemérides hace inflexión en el Año Jubilar de 1950, con Pio XII rigiendo una Iglesia Católica pujante; el de 1975 ya estaría marcado por la crisis del post-concilio, y los de Juan Pablo II llevaron impresa la huella voluntariosa de un siglo cerrado y otro abierto por el entusiasmo juanpablista característico de aquellos años de continuos fastos y decadencia católica continua.
Este nuevo extraordinario de PP Franciscus, desde la Inmaculada del 2015 a Cristo Rey del 2016, no se explica salvo por la voluntad de èl mismo. Tiene de bueno que así, por encima de sinodalidades y colegialismos, usa una prerrogativa exclusiva del Papa que es, realizando algo que sólo el Papa puede hacer.
Lo discutible es el recurso, acumulando jubileos en un plazo tan corto entre uno y otro, desvirtuando por la repetición inmoderada el valor del jubileo en sí, cuyo significado depende, en cierto sentido, de su periodicidad según la tradición.
Y lo preocupante, dadas las circunstancias que coinciden con las sesiones del Sínodo de la Familia: ¿No se pretenderá misericordiear algunos temas polémicos como la admisión a los sacramentos de los divorciados re-casados y/o el reconocimiento de las parejas gays?
Con redundante expresión PP Franciscus ha dicho que el Jubileo tendrá como centro la misericordia. ¿Se habrá querido referir a alguna nueva misericordia hasta ahora inédita en un jubileo?
Oremus, ergo, fratres, pro fructibus Iubilei Misericodiae et pro conversione iubilanturorum ómnium.
+T.
EX ORBE
Dos pícaros sinvergüenzas
Elizabetta Piqué, la sinvergüenza corresponsal del diario La Nación publica hoy en el matutino una nota sobre el inicio del tercer año del pontificado de Francisco. Allí nos dice que el pontífice sigue fascinando y sorprendiendo a cientos de millones de personas de todas las confesiones e, incluso, a agnósticos y ateos.
A los católicos, claro que nos sorprende día a día. Nos sorprendió ayer cuando, al presentarle el bastón con el que la gran Santa Teresa se ayudaba a caminar en sus últimos años de vida, dijo “espontáneamente”: “¿Así que con esto caminaba la vieja?”. El pobre fraile que lo acompañaba salió a decir que esa expresión es signo de afecto en Argentina. Pues en Argentina, como en cualquier país de lengua castellana, esa expresión es una grosería. Es verdad que por estos lares, en lenguaje muy coloquial, un hijo puede referirse a su madre como “mi vieja”, y que también es propio de las clases menos educadas que los esposos se traten entre sí de “viejo” y “vieja”. Pero a ningún director de escuela se le ocurriría decir frente a sus alumnos la “vieja” para referirse a la Macacha Güemes o a Mariquita Sánchez de Thompson. Sería una muestra de grosería y ordinariez imperdonable.
Hoy mismo nos acaba de sorprender el papa Francisco cuando, a un periodista mexicano, le dijo que “a veces se ha sentido usado por los políticos argentinos”. ¿Alguien puede creerle este amague de candidez? ¿Alguien puede creer que fue sorprendido en su buena fe cuando se fotografió rodeado obscenamente por militantes de La Cámpora o por cuanto politicucho de quinta categoría que iba a Roma? ¿Es que pensó que el catatósfrico gobierno kirchenerista, que se mantiene en pie gracias a su apoyo, continuando de ese modo con la ruina del país, no lo iba a usar políticamente luego de las visitas presidenciales a Santa Marta?
Bergoglio es tan pícaro y sinvergüenza como lo es su agente de prensa, la impresentable Piqué. Su nota de hoy sobrepasa ya cualquier límite y es sorprendente que un diario pretendidamente serio como La Nación la haya publicado. La muy caradura basa buena parte de su escrito en las opiniones del vaticanista irlandés Gerard O’Connell que, por ejemplo, dice: “En un sector de la Iglesia Católica algunos piensan que entendieron todas las cuestiones y que tienen todas las respuestas y están cerrados a ver más allá. Para Francisco, esto es una falta de apertura al Espíritu Santo. Es un gran problema cambiar el corazón y la mentalidad de esta minoría, un gran desafío, porque hay no sólo obispos, sino muchos sacerdotes jóvenes que se formaron bajo estas estructuras de pensamiento, cerrados”.
La cuestión que el tal O´Connoll es un excura que se amancebó con la Piqué, y ahora la parejita vive en Roma medrando con su oficio de vaticanistas y operando para Francisco. Claro que no dicen que, por ejemplo, que la plaza de San Pedro, los días miércoles, día de audiencia pública del pontífice, se encuentra semi vacía como pudo verse recientemente en una foto publicada que tuvo escasísima difusión, cosa que jamás había sucedido.
En cualquier medio de prensa serio, si una periodista cita a su marido como una autoridad sin hacer el disclosure de su relación, la echan de una patada. Lo único que falta es que, en los próximos días, La Nación publique una nota que diga: "El entusiasmo con Francisco contagia a las generaciones. Dos niños que la semana pasada agitaban banderas durante el Angelus, Mikki O'Connell y Yamila O'Connell, dijeron a esta corresponsal que el Papa era lo mejor que les podría haber pasado, dado que sus padres tenían ahora trabajo e ingresos como nunca y les compraban todos los juguetes; en tanto, una anciana cercana a ellos, Eva Piqué, aseguraba que gracias a Francisco los mayores ahora podían visitar en Roma a sus familiares".
En definitiva, dos pícaros y sinvergüenzas.
The Wanderer
Carta de Fray Tomás de Aquino al Papa Francisco
Santísimo y Reverendísimo Padre Francisco, por la Divina Providencia Papa, fray Tomás de Aquino, de la Orden de Frailes Predicadores, con devota reverencia.
He leído la Carta que Vuestra Santidad dirigiera, con fecha 3 de marzo A D 2015, al Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Poli, Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica Santa María de los Buenos Aires, en ocasión del primer centenario de la Facultad de Teología de esa celebérrima Universidad. No ha dejado de llamar mi atención las palabras de Vuestra Santidad a los teólogos bonaerenses toda vez que allí recomendáis, Beatísimo Padre, que aquellos realicen su labor “desde las fronteras” y en las calles de las ciudades de América Latina. Son vuestras mismas palabras: “La teología que desarrollan ha de estar basada en la Revelación, en la Tradición, pero también debe acompañar los procesos culturales y sociales, especialmente las transiciones difíciles. En este tiempo, la teología también debe hacerse cargo de los conflictos: no sólo de los que experimentamos dentro de la Iglesia, sino también de los que afectan a todo el mundo y que se viven por las calles de Latinoamérica. No se conformen con una teología de despacho. Que el lugar de sus reflexiones sean las fronteras”.
En mis tiempos, Santidad, os aseguro, las calles y las plazas de París eran escenario de vivos conflictos. No menos sucedía en el interior de los claustros. Me tocó vivir, como no ignoráis, un tiempo de transiciones difíciles. Si habéis tenido la benevolencia de leer algunos de mis escritos recordaréis cómo tuve que enfrentarme a Guillermo de San Amour y a quienes con él negaban a los religiosos mendicantes el derecho a enseñar en la Universidad, cómo hube de vérmelas con los averroístas latinos, cuánto hube de oponerme a tantos en defensa de la verdad, los innúmeros conflictos en los que me vi envuelto por mi “aristotelismo” (incluso alguna condena episcopal) y de los que salí airoso gracias a la Divina Bondad y al apoyo de vuestros Predecesores. Por todo esto, Santidad, nada me resulta menos ajeno y lejano que los conflictos.
Pero, si Vuestra Santidad me lo permite, quisiera deciros al respecto dos cosas. La primera, que aquellos conflictos de mi tiempo tenían que ver, por encima de todo, con la verdad de la Fe. Por eso, tomando como guías a San Agustín y a San Anselmo tuve en cuenta aquello que se lee en Isaías 7, 9: si no creéis, no entenderéis; y busqué el intellectus fidei procurando entender lo que Dios ha revelado para nuestra salvación eterna.
Me apliqué, pues, a estudiar a los maestros de la sabiduría humana y divina extrayendo de cada uno cuanto pudiera ser útil a esta inteligencia de la fe, inteligencia que no es “teología de despacho”, ni mirar al mundo “desde un castillo de cristal” sino buscar a Dios con las alas de la razón y de la fe. No se trataba, por tanto, de conflictos sociales (que los había ciertamente) ni de las peleas del Emperador con mi familia (que las hubo y no me dejaron indiferente), ni de los menesterosos de París (cuyo socorro estaba a cargo de gente piadosa urgida por la caridad). De eso se ocupaban los buenos y santos reyes que, por entonces, solían temer a Dios, y de los Papas que procuraban que los Reyes impregnaran con el Evangelio la vida social. Los teólogos, como tales, teníamos otra misión: el intellectus fidei, no por vanidad ni por vanagloria (aunque algunos sucumbieron a ambas) sino por la gloria de Dios y la salvación de los hombres. Ese era nuestro servicio, el propio de nuestro estado de vida y de nuestro oficio.
Lo segundo que deseo deciros, Santidad, es que en mi tiempo no hacíamos teología desde las fronteras ni desde las calles sino desde el Sagrario. Era allí, en la oración y en la contemplación donde se alimentaba nuestra teología. El olor de las calles no era un clima propicio para contemplar. Pero, ay de nosotros si, además de contemplar, no éramos capaces de inclinarnos, movidos por la misericordia, ante las llagas de los hombres. La misericordia es dolerse de la miseria ajena; y la mayor miseria, la mayor indigencia, en mi tiempo y en el vuestro, Santidad, es la ausencia de Dios. De ella derivan las demás indigencias. La tarea de los teólogos es procurar que los hombres conozcan a Dios y lo busquen. Lo otro, viene por añadidura.
Lo conmovedor de vuestra carta es cuando afirmáis que teología y santidad van juntas. Quiera Dios que la entiendan los destinatarios de vuestra misiva porque en mi tiempo, en el vuestro y en todo tiempo lo más escaso es la santidad.
Recibid Padre Santo con estas líneas el obsequio de mi filial afecto y servicio.
Fray Tomás de Aquino
Carta de Fray Tomás de Aquino al Papa Francisco | Adelante la Fe
Para De Renzis y Jack Tollers:
FUENTE"Al Papa no le gusta que lo etiqueten de peronista, es una falta de respeto"
PAPA ARGENTINO
Monseñor Karcher dijo que con motivo de las elecciones, Francisco “ya no recibe más políticos”.
Funcionario papal. Guillermo Karcher dijo ayer que al Papa le preocupa la “sana democracia” argentina. /NOTIMEX
Monseñor Guillermo Karcher habló hoy y volvió a poner el ojo en las fotos de los políticos argentinos con el Papa.
Según el oficial de protocolo del Vaticano, “El Papa ya no recibe más políticos, no quiere el uso político de la foto".
Karcherhabló hoy por Radio La Red y manifestó que "al Papa no le gusta que lo etiqueten de peronista. Es una falta de respeto".
Y sumó que Francisco “tiene la sensación de ser usado políticamente pero no por la foto sino por los mensajes que usaron".
"El Papa no se puede poner ninguna camiseta, es un Jefe de Estado; la única camiseta que se pone el Papa es la de San Lorenzo", dijo en diálogo con Jorge Rial.
Días atrás, en una nota con un medio mexicano, Francisco dijo que se sintió “usado” por los políticos argentinos.
Un poco más de respeto, señores, estamos hablando del Santo Padre, no de un político cualquiera.
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
1ª Parte de la entrevista de Valentina Alazraki, corresponsal de Televisa en Roma, al Santo Padre.
Destaco la parte en que el Papa le explica a la periodista porque Satanás se ha ensañado con México.
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
El jubileo de Bergoglio
El Año Santo que acaba de ser proclamado ¿estará centrado sobre Jesucristo, como los precedentes, o sobre el Papa Bergoglio? Deberán decidirse, el Papa y la Iglesia, a esclarecer el equívoco porque todos los titulares de los diarios más importantes -todos ellos ateos pero entusiastamente bergoglianos- han sido unánimes. El Corriere della Sera: “El jubileo del Papa Francisco”. Repubblica: “El Año Santo de Francisco”. La Stampa: “Es el jubileo de Francisco”. Es un concepto absurdo, porque no se celebra con un jubileo a un Papa sino al Señor. El Papa debe ser “el Siervo de los siervos de Dios” y no se puede poner en lugar de Dios. Podrán decir que son los medios los que entiende mal. En parte es verdad, pero ninguno desmiente a estos diarios que, por otra parte –caso curioso-, son cabezas de potentes bancos, grandes financieras y multinacionales, y a todos les importa un bledo el así llamado “Papa de los pobres” que lanza truenos y relámpagos contra el capitalismo.
Además, a parte de los diarios ateos, también la corte pontificia, en sentido lato, contribuye en el mundo católico a la transformación del Papa en una deidad. Incluso el mismo Bergoglio, en una entrevista de los primeros meses, despreció la “franciscomanía” diciendo: “No me gustan las interpretaciones ideológicas, una cierta mitología del Papa Francisco… Sigmund Freud decía, si no me equivoco, que en toda idealización hay una agresión. Pintar al Papa como una especie de superman, una especie de estrella, me parece ofensivo”, Por tanto, Bergoglio, comprendió desde el comienzo que esta “divinización” fanática de su persona es para él un peligro. Pero, en vez de “descentrar” a la Iglesia con respecto a sí mismo y centrarla en Cristo, rápidamente ha mostrado una cierta condescendencia y mucha complacencia.
De hecho, su corte es un fábrica de triunfalismo adulatorio y los medios católicos, como los ateos, esparcen a mares una fanática “franciscomanía”. Y no sólo eso. En la Iglesia, tal “franciscomanía” es propuesta –incluso a obispos y cardenales- como el pensamiento único al cual hay que uniformarse si no se quiere correr el riesgo de ser maginado y ser puesto en el Índice.
Aquí nace el problema del Año Santo. Se espera que sea Bergoglio quien quiera hacer “el jubileo del Papa Francisco”. Él mismo, en los comienzos de su pontíficado, invitó a gritar “Viva Jesús” en vez de “Viva Francisco”. Pero lo hizo sólo una vez. Luego permitió que la “franciscomanía” continuase. Hoy no soporta diversidad de puntos de vista o de opiniones. Es pródigo en mitras y reconocimientos a quienes lo aplauden, castiga a los disidentes y permite que la corte imponga en la Iglesia una plumbea papolatría.
Los diarios se han equivocado también porque Bergoglio eligió anunciar el jubileo justamente en el día del segundo aniversario de su elección, cuando todos los diarios contenían páginas elogiosas para él. Además, salió a la misma hora una entrevista suya en que dice que su papado será breve (no hay muchas opciones: tiene 78 años), poniéndose de ese modo en el centro de atención de los medios. Ha sido, por tanto, natural para los diarios redactar esos títulos sobre el jubileo centrándolo en él.
Se dirá que esta no era la voluntad de Bergoglio. Eso espero. Pero preguntémonos: ¿por qué un Año Santo extraordinario en 2016? El jubileo –desde el primero de ellos en el 1300- siempre fue proclamado en las fechas que se relacionaban con los años del nacimiento o de la muerte de Jesucristo. Incluso los jubileos extraordinarios, que han sido poquísimo. El de 2016 es el primer jubileo en la historia de la Iglesia que no tendrá como centro el advenimiento histórico de Jesucristo en su vida terrena. Y, como era necesario encontrar alguna razón para convocarlo en 2016, Bergoglio ha decidido que sean los 50 años de la clausura del Vaticano II. ¿Pero qué aniversario? Nunca se hizo un jubileo por un Concilio. Y, por otra parte, el Vaticano II terminó en 1965, por lo que en 2016 no se celebra el 50º aniversario sino el 51º aniversario del 21º Concilio de la Iglesia. Es, por tanto, un pretexto, sobre todo ideológico y de pura autoreferencialidad, dado que se centra en un hecho eclesiástico más que en Cristo (se se debiesen considerar tales tipos de aniversario de la historia de la Iglesia, todos los años se podría proclamar un Año Santo).
El primer jubileo de la historia que no tiene como centro a Cristo tendrá, como protagonista mediático indiscutible, al Papa Bergoglio, el Papa que, además, no saluda a los fieles con el tradicional “Alabado sea Jesucristo”, sino con un “Buenos días” o “Buenas noches”, siendo elogiado por esto por los medios al considerarlo un “Papa amable”. Será, por tanto, un año de triunfalismo bergogliano. También el llamado a la “misericordia” querido por el Papa, va en esta dirección. Escribe el Corriere en la primera página: “Será dedicado a la misericordia”. Pero es totalmente pleonástico porque todos los jubileos, por su misma naturaleza, están dedicados a la misericordia. La catedral de Siena posee en su portal una lápida esculpida que reproduce las palabras con las que Bonifacio VIII proclamó el primer jubileo de la historia en 1300, y la palabra clave es, justamente, “Misericordia”.
Entonces, ¿por qué se ha querido afirmar que el jubileo de 2016 estará de modo particular centrado en la misericordia y se caracterizará por eso? ¿Se busca anunciar y dar –como en todos los otros jubileos- la Misericordia de Dios o, más bien se quiere celebrar la misericordia del Papa Bergoglio, que es considerada por los medios como más grande que la de Dios? La pregunta es de mucha actualidad ya que durante todo el 2014 Francisco ha intentado hacer, a través del cardenal Kasper, una revolución por el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar justamente en nombre de la “misericordia”.
El Papa argentino fue puesto sustancialmente en minoría tanto en el Consistorio de 2014 como en el Sínodo sucesivo, porque la Iglesia le ha recordado que la Misericordia no puede implicar la cancelación de la ley de Dios y de las palabras de Cristo sobre el sacramento del matrimonio. Sin embargo, en el nuevo sínodo de octubre próximo tendrá la revancha. Hay quienes piensan que la proclamación del jubileo “de la misericordia” puede ser una forma de presión para que el Sínodo apruebe las reformas bergoglianas. Y quienes sostienen que, en cambio, sirva a Bergoglio para ubicar al Sínodo en una segundo plano ya que no podrá conseguir la revolución que se esperaba. Es decir, una maniobra distractiva para eludir la desilusión de los fanáticos y de los medios ateos.
Las hipótesis son de lo más diversas. Pero hoy el problema que se impone, y que el jubileo amplifica, es sobre todo este: ¿La Iglesia debe estar centrada en Jesucristo o sobre el actual pontífice? Juan Pablo II, en sus 33 años de pontificado, fue circundado de un gran afecto por parte de los fieles. Pero fue un fenómeno que ni siquiera lejanamente puede ser comparable a la actual “franciscomanía” planetaria, y sobre todo por parte de los ateos. Incluso ese calor del pueblo cristiano bastó al Papa Luciani para poner en guardia del riesgo de la papolatría: “Tengo la impresión-dijo- que la figura del Papa sea demasiado alabada. Hay algún riesgo en caer en el culto de la personalidad que yo no quiero en absoluto. El centro de todo es Cristo, es la Iglesia. La Iglesia no es del Papa, es de Cristo… El Papa es un humilde servidor de Cristo”.
Jesús mismo, en los Evangelios, pone en guardia a los apóstoles con respecto a los aplausos del mundo y elogió a quien desconfía de los halagos del mundo y busca sobre todo el consenso de Dios.
También a los papas de hoy, a los papas de la era mediática, se la impone la elección más dramática: entre el testimonio (heroico) de la Verdad o la búsqueda del consenso mundano. O Dios o Mamón. El cardenal Ratzinger, cuando murió el Papa Montini en 1978, dijo: “Pablo VI resistió la telecracia y la demoscopía, las dos potencias dictatoriales del presente. Pudo hacerlo porque no tomaba como parámetro el éxito y la aprobación, sino más bien la consciencia, que es la medida de la verdad, sobre la fe”. De este modo han actuado, aún contra la presión de los medios, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Hasta ahora, Francisco ha hecho lo opuesto.
The Wanderer
Francisco lava los pies a un transexual al que luego dan la Comunión
¿Se acuerdan de aquel texto borrador del Sínodo de los obispos sobre la familia del 2014 párrafo temático N° 50 que decía: “Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?”
Bueno, acá ese texto llevado a la praxis por la máxima autoridad:
Adelante la Fe, 06-Abr-2015.
Nos limitamos a reproducir el vídeo donde el propio transexual cuenta la experiencia. Ignoramos qué conocimiento tenía el Papa de esta circunstancia, pero sí es cierto que no fueron personas espontáneas, sino elegidas previamente no sabemos por quién ni con conocimiento de quién. Igualmente parece que esta “peculiaridad” era ya vox populi con carácter previo a la ceremonia. Nosotros simplemente constatamos el hecho. Alguien debería aclararlo pues puede llevar a escándalo. A tenor de lo que se ve el transexual no parece un caso de arrepentimiento, puesto que se sigue presentando y vistiendo en tanto que tal, y como tal actúa y comulga.
Nota de Stat Veritas:
Este acto de Fracisco es completamente escandaloso porque, mediante él, se confirma a un “hermano” en el pecado y no en la Fe, como es deber de todo aquél que se sienta en el trono de Pedro. En vez de corregir su pecado, lo confirma con un acto de “bendición” que, más bien, se troca en maldición. Vayan estas palabras de advertencia de San Pablo para aquél que comulga en pecado mortal de sodomía, pecado que -sin arrepentimiento de por medio- clama al Cielo:
“De modo que quien comiere o bebiere el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Pero pruébese cada uno a sí mismo, y así coma y beba del cáliz; porque el que come y bebe, no haciendo distinción del Cuerpo (del Señor), come y bebe su propia condenación.” (I Cor; 9, 27-29).
También, como hemos visto en el video, la comunión del “transexual” es filmada y publicada por la misma TV oficial del Vaticano. El escándalo es oficializado. Esperamos escuchar las voces de los obispos y sacerdotes de la Tradición, condenar este escandaloso acto público perpetrado por la máxima autoridad de la Iglesia.
Algunas imágenes del escandaloso acto papal:
Los rostros con la cuota de emotivo sentimentalismo, típico de los modernistas.
STAT VERITAS
El travesti pontificio
En los últimos días, la blogósfera tradi reprodujo escandalizada la última boutade del Papa Francisco: lavarle los pies el Jueves Santo, durante la misa in coena Domini, a un transexual preso en una cárcel romana.
¿Vale la pena dedicar un post a comentar esta nueva payasada del pontífice jocosamente reinante, al decir de Tollers? El primer año, apenas días después de su elección, Bergoglio lavó los pies de una mujer musulmana. Me consta de una fuente inobjetable que, poco después, un altísimo prelado de la Curia Romana le advirtió al Santo Padre que eso no se podía hacer porque las rúbricas de la liturgia latina indicaban que los pies debían ser lavados solamente a varones y era eso lo que siempre había hecho la Iglesia. El Papa, sorprendido, respondió que agradecía el dato, que el desconocía esa norma y que, en adelante, haría solamente lo que estaba prescrito. Y así salió muy contento el purpurado y admirado, además, de la humildad papal. Y yo me reí a carcajadas.
¿Por qué asombrarnos entonces del nuevo lavado de pies pontificio? El primer año fue una musalmana, el tercer un travesti y el quinto, si continúa en la misma progresión, será un marciano, si es que Mons. Karcher logra cazarle alguno. Recordemos que el año pasado el Papa nos adelantó que estos seres extraterrestres podían ser bautizados; con cuanta más razón entonces, podrán ser higenizados por el vicario de Cristo.
Desde el punto de vista litúrgico, lo ocurrido es un disparate. No solamente porque se viola la rúbrica que habla de los viri selecti sino, y sobre todo, porque viola el rito y lo convierte en una mera vidriera sociológica con fines de marketing que los medios del mundo reparten gustosamente y la gente del mundo compra indiscriminadamente.
En la mente bergogliana, desprovista de cualquier matiz especulativo y volcada totalmente a lo práctico, las rúbricas y los ritos importan nada: él es el Papa y el Papa puede hacer lo que quiera. ¿Aun con la liturgia? Sí, lamentablemente, aun con la liturgia. Y al respecto no podemos decir nada. Veamos: la realidad es que el Papa, por más Papa que sea, no puede hacer lo que se ocurra con la liturgia. Concretamente, no puede reformar la liturgia pero, un siglo atrás, esa regla se rompió: San Pío X reformó el Breviario Romano –algo que jamás había ocurrido previamente en la historia de la Iglesia-, Pío XII reformó los ritos de la Semana Santa, Juan XXIII reformó el Misal Romano y Pablo VI lo destruyó pocos años después con el así llamado Novus Ordo. Lamentablemente, Francisco tiene varios antecedentes recientes de papas que mentieron mano allí dónde ninguno de sus predecesores se había atrevido a hacerlo.
Pero si abstraemos la cuestión litúrgica -que es la única que importa desde el punto de vista católico-, y vemos lo sociológico: ¿qué podemos decir de lavar los pies a un transexual?
Yo me pregunté qué era un transexual. Descubrí que no es más que un travesti, el cual no es más que un hombre o una mujer que se viste con indumentarias propias del sexo opuesto y actúa en consecuncia. Es decir, es una persona que sufre una enfermedad psíquica que le provoca una distorsión en la percepción de su realidad, con la particularidad de que, si esa enfermedad no es controlada a través del ejercicio de la voluntad y, quizás, de terapias psicológicas, conduce necesariamente a conductas gravemente pecaminosas que no solamente ofenden a Dios y a la naturaleza, sino al mismo sujeto, toda vez que se produce una disociación o alteración de la propia identidad, identidad que le fue dada por el Creador.
Planteados estos principios universales, es necesario, y es cristiano, atender al caso particular. Es difícil imaginar el sufrimiento que esta enfermedad causa en quien la sufre: sufrimiento psicológico provocado por su problema de identidad, sufrimiento social que lo condena a vivir en una continua discriminación y burla por parte de los otros. En el caso concreto del travesti papal, sufrimiento por el desarraigo –es inmigrante- y por las vejaciones a las que se habrá visto sujeto en el ejercicio de la prostutución y, finalmente, sufrimiento al estar encarcelado. En resumen, una vida espantosa, mucho peor de la que cualquiera de nosotros lleva. Es parte de la caridad cristiana, porque así nos lo enseñó Nuestro Señor con su palabra y su ejemplo, acercarnos a estos hermanos que sufren. Nos guste o no, Él comió con publicanos, pecadores y prostitutas y, además, no temió acercarse a los leprosos y demás parias sociales.
Pareciera, entonces, que el Santo Padre no está haciendo más que un acto de finísima caridad en imitación de los gestos de Cristo.
Pero claro, hay un detalle que a ninguno de los lectores de este blog se le habrá pasado por alto pero que, pareciera, el Romano Pontífice no ha tenido en cuenta: Jesús exigió en todos los casos el arrepentimiento del pecador y le otorgó su perdón. Luego, comió con ellos o los curó. No pareciera que ha sido el caso del travisti que nos ocupa. No aparecen atisbos de arrepentimiento en el breve discurso del video que circula en varios blogs: allí solamente plantea un relato emotivo de encuentro, miradas y lugares comunes con el Pontífice. No hay testimonio de adhesión al mensaje cristiano ni a la liberación que trae consigue el perdón y la paz del arrepentimiento. Más aún, se acerca a comulgar y aparece en fotografía vestido como una señorita y maquillado como una casquivana, señal inequívoca de que su voluntad no se ha modificado y que no se ha enmendado de su pecado.
Por eso mismo, no es imprudente afirmar que el gesto sociológico del Papa Francisco es escandaloso en el sentido evangélico del término. ¿Cuántos serán, por ejemplo, los travestis que, con conciencia tranquila, continuaran su vida de pecado y de enfermedad?
En fin, no sé si sirven para algo estas reflexiones. El pontificado de Francisco es una payasada. Y veces me pregunto si la reacción más adecuada no sería la de una continua y chestertoniana carcajada.
The Wanderer
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