Se llama al Corán, el libro de la espada: En todas sus partes se descubre la intención de Mahoma de inflamar el espíritu belicoso de los árabes, de halagar sus pasiones aventureras y sanguinarias, haciendo del pueblo una especie de milicia sagrada, dispuesta siempre a conquistar en nombre de la religión. Como predicación de guerra y de conquista, jamás trompeta tan belicosa ha llamado a los hombres al combate (Lafuente).

El Libro santo declara que la guerra a los infieles es el servicio mas adepto a Dios.

Las guerras religiosas no permiten transacciones, dice un moderno historiador; cuando dos pueblos luchan bajo este concepto no se comunican, no se perdonan, no se hablan, no se imitan sino involuntariamente y sin apercibirlo. Hete aquí por qué España pudo ser romana y pudo ser goda, mas no pudo ser musulmana. El cristianismo es el alma de Occidente y cuanto no se asimile con él ha de perecer; por esto cayó el imperio mahometano sin dejar en la península religión ni costumbres.