Re: El 25-M abstención y más abstención.

Iniciado por
Adriano
Lo cual demuestra que la URSS todavía conservaba ciertos restos de capitalismo. Si el 49% restante estaba en manos privadas, con eso no demuestras que lo que nosotros decimos sea capitalismo, sino que la URSS no lo cumplía.
Creo que esta cita va a ser de tu interés:
"La tradición revolucionaria teórica es suficientemente conocida y fácil de sintetizar:
El Estado soviético es el producto de una teoría revolucionaria leninista expuesta fundamentalmente en ¿"Qué hacer"? (acerca de las cuestiones organizativas del partido revolucionario de vanguardia), Un paso adelante, dos pasos atrás (sobre los aspectos tácticos y estratégicos de la revolución) y El Estado y la revolución (que contiene condensado el pensamiento leninista acerca de la organización estatal revolucionaria).
Esta teoría leninista arranca, a su vez, de una interpretación radical del pensamiento marxista en su vertiente más claramente blanquista (esto es, las elaboraciones teóricas de Marx y Engels de la época del Manifiesto del Partido Comunista (1848); de la Circular de Londres de 1850 y de la Guerra Civil en Francia (1871)
La componente blanquista induce a Marx a pensar la revolución en términos conspirativos y violentos, lo cual engarza a la perfección con la tradición revolucionaria rusa de los grupos populistas. Otra cosa será que la sociedad rusa esté o no madura para un proceso revolucionario proletario en el sentido marxista. Sobre esta cuestión giró ya en su día cierta discusión (no era propiamente una polémica y tampoco una mera consulta del discípulo al maestro) entre Vera ZASULICH y el propio MARX, acerca de la posibilidad de pasar directamente del mir ruso al socialismo, saltándose el capitalismo. Los marxistas rusos posteriores (el marxismo legal y los sectores más ortodoxos de la socialdemocracia rusa) afirmaban con ahínco que el desarrollo de las etapas históricas es insoslayable y que antes de aspirar a un socialismo ruso, era necesario pasar por el desarrollo del capitalismo, que aún estaba por hacer. La autocracia feudal rusa debía dejar paso a las relaciones de producción capitalista. Por su lado, Lenin dio respuesta a esta actitud en una de sus primeras obras, en la que muestra ya lo que ha de ser la obsesión a lo largo de su vida; en El desarrollo del capitalismo en Rusia (obra clave en el pensamiento leninista en la que se encuentra in nuce el hilo de El Imperialismo, fase superior del capitalismo, Lenin trata de probar que en Rusia ha habido una acumulación de capital y un desarrollo del modo de producción capitalista. Se trata, sin duda, de un capitalismo peculiar, muy concentrado en las ciudades y en grandes empresas y, sobre todo, muy dependiente del crédito extranjero, pero es capitalismo al fin y al cabo y, en consecuencia, ha generado ya un proletariado que, se comprende, es la materia prima con que se ha de hacer la revolución.
Esta discusión sobre el grado de desarrollo del capitalismo en Rusia afectaba a las mismas filas de la socialdemocracia revolucionaria. En efecto, en el momento de especificar de qué forma concreta de gobierno se estaba hablando en el proyecto revolucionario, nos encontramos con tres posiciones ya desde 1905:
a) Una posición conservadora, según la cual hay que esperarse una revolución burguesa en el seno de la cual el proletariado podrá articular en el futuro su propia perspectiva, pero no imponerla.
b) Una centrista, la de Lenin, cuya fórmula política era la dictadura democrática de obreros y campesinos, según la cual, la revolución burguesa que habría de producirse, sería orientada de inmediato por las clases trabajadoras, que impondrían sus objetivos en un segundo momento.
c) La izquierdista, personificada en TROTSKY y su concepción de la revolución permanente, según la cual había pendiente desde el principio una revolución socialista cuyo protagonista claro, también desde el principio, era el proletariado.
Los socialdemócratas bolcheviques (leninistas) insisten en las experiencias obtenidas en la fracasada revolución de 1905 y perfeccionan notablemente la teoría revolucionaria en los años posteriores, así como la práctica del mismo signo, mediante un hábil trabajo de ilustración a los obreros, agitación y propaganda, por medio de su organización clandestina de revolucionarios profesionales.
Así pues, en el momento en que el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (bolchevique) POSDR (b), toma el poder en octubre de 1917, la teoría revolucionaria del Estado que se va a poner a prueba está más o menos bien articulada y se compone de los elementos siguientes:
a) El partido revolucionario de vanguardia dirige a la clase obrera y a los campesinos a la conquista violenta del poder político burgués.
b) Se desmantela el aparato burgués del Estado.
c) En su lugar se erige un régimen transitorio de dictadura del proletariado que, según Lenin, es un gobierno no sometido a leyes.
d) Este Estado, de dictadura del proletariado, está encargado de abolir la explotación del hombre y, por lo tanto, las contradicciones y diferencias de clases.
e) Abolidas las clases, desaparece la necesidad del Estado (considerado como aparato de que se vale una clase para explotar y oprimir a las demás) y del derecho.
f) En el proceso de extinción del Estado se abre paso la sociedad comunista del futuro, caracterizada por la emancipación e igualdad absoluta de los seres humanos.
En realidad, el proceso de la revolución, desde 1917, se encargará de ir desmintiendo en la práctica estos supuestos teóricos y, en consecuencia, la teoría soviética del Estado tratará penosamente de adaptarse a los cambios (o ausencia de ellos), sin hacer una renuncia explícita a los principios tradicionales."
FUENTE: Ramón García Cotarelo "La Unión Soviética" en Sistemas políticos contemporáneos Pablo Lucas Murillo (comp) Col. Ciencias Sociales 5. Edit TEIDE, Barcelona 1984.
En mi opinión, la etapa capitalista acabó implantándose en la URSS y conformando ese capitalismo monopolístico. ¿Fue por necesidad? o quizás ¿por imposibilidad de seguir hacia adelante? ¿influyó la IIGM? ¿la posterior Guerra Fría?... ¿la ambición de ciertos sujetos y su inclinación hacia la acumulación de riqueza? Hay que suponer que de todo hubo, pero lo que se demuestra es que naciendo marxista acabó siendo imposible. Que una utopía no da lugar a la misma realidad, particularmente si la utopía pretende ser global. ¿Hubiera sido mejor empezar primero por la "conversión" del hombre? Pues en tal caso tampoco se ha conseguido a pesar de que Cristo, Nuestro Señor, ya vino para hacerlo. Así los teóricos marxistas podrán afirmar lo que quieran, pero la obra en Rusia empezó siendo marxista-leninista y esa etapa si duró los años de Lenin.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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