Los abyectos profanadores de tumbas, solo saben responder: Acaso soy yo el custodio de mi hermano?
Estos nuevos judas han vuelto a vender por treinta monedas a quien es el Camino, la Verdad y la Vida.
Como ya no lo pueden entregar a Jesús porque ha resucitado, van contra su Cruz Redentora.
Su pavoroso final esta escrito.
Y con sus treinta monedas solo se puede comprar un campo de sangre.