No es preciso ser legitimista, es decir, a quién corresponde el Trono de España por razón de legitimidad de origen y legitimidad de ejercicio, para ser un buen cristiano, hijo de Dios, obediente a sus Mandamientos y a la Palabra de Cristo recogida en los santos Evangelios -de nuevo Santa Tradición y no soy yo quien la califica así, sino la propia Iglesia y tampoco a partir del CVII precisamente-, para que dicha persona disociada de la cuestión dinástica sea tenida como tradicionalista.
Pero ésa sigue siendo la cuestión: ¿Resulta consecuente un católico español que, afirmándose doctrinalmente tradicional (tanto en los principios teóricos comunes socio-políticos emanados de la Iglesia, como en los principios teóricos propios socio-políticos inferidos del Corpus Iuris hispánico), sea indiferente a las leyes españolas en general, y a las de la Monarquía española en particular?
¿Acaso un católico español considera que se es mejor católico arrumbando la legalidad jurídica española, y resignándose a la aceptación de los hechos consumados, dejando a un lado el derecho?
.
Marcadores