Es una traducción errónea, inventada por Víctor de la Serna, para arrimar el ascua a su sardina."En la era 853 (rezan los Anales Castellanos) salieron los foramontanos de Malacoria y vinieron a Castilla".
http://mauranus.blogspot.com.es/2012...ria-1-los.HTML
"In era DCCCLII exierunt foras montani de Malacoria et venerunt ad Castella"
"Lo que puede traducirse como "En el año 814 unos montañeses abandonaron Malacoria y vinieron a Castilla" o, de forma más literal, "En la era 852 salieron los montañeses fuera de Malacoria y vinieron a Castilla". Es una traducción muy sencilla y no hace falta ser un experto en latín para poder hacerla (exire foras es "salir fuera" y hay innumerables ejemplos en latín tardoantiguo y medieval). Sin embargo y de forma incomprensible, la versión generalizada (sobre todo en Cantabria) es una que convierte el "exierunt foras montani" de los ACP en un "exierunt fora(s)montani". O lo que es lo mismo, convierte un "salieron los montañeses fuera" en un "salieron los foramontanos", dando lugar a la creación de un palabro que no estaba en la fuente original."
Una vez torturada la fuente escrita para alumbrar a los inexistentes "foramontanos", el siguiente paso era hacerlos oriundos de Cantabria. Para ello la solución elegida consistió en identificar la Malacoria de los ACP con la localidad de Mazcuerras (la misma que fuera rebautizada como Luzmela por la madre literata del perpetrador del asunto), saltándose a la torera todas las reglas de la onomástica y de la evolución de los corónimos. Y mezclarlo todo hábilmente con las repoblaciones históricamente contrastadas y con documentos alusivos a ellas, como el fuero de Brañosera, con su mención a la via qua discurrunt asturianos et cornecanos. No hay que ser un genio del mal para darse cuenta de que Mazcuerras no puede derivar de Malacoria, se mire como se mire. Y que la evolución de ese corónimo daría algo parecido a Malacuera, que, curiosamente, es el nombre de una localidad alcarreña, en la provincia de Guadalajara. El último ingrediente del cóctel fue un toque de sano regionalismo españolista (véase más arriba el texto grabado en la placa del monumento de la foto), dando lugar a otro mito (¿imborrable?) de la historia de Cantabria.
[Del mismo modo que no tiene sentido alguno segregar de Castilla a Madrid para reinventar Carpetania, o a Ciudad Real para hacer la autonomía de Oretania, tampoco lo tiene ni es admisible considerar a Santander como algo externo a Castilla.
Absurdo. Ni Carpetania ni Oretania han sido regiones naturales vigentes, al contrario que Cantabria. Euskalerría no es un sujeto político, sin embargo, existe. Es una realidad social y cultural de la que se viene hablando al menos desde el siglo XVI. El resto de españoles no sabían hasta hace bien poco lo que era Euskalerría ni entendían que se escondía bajo ese noble nombre. Ha sido propagado por los medios informativos. Los vascongados, sin embargo, lo llevan utilizando desde hace siglos.
Es el mismo caso de Cantabria pues los habitantes de la provincia de Santander estaban familiarizados de siempre con el nombre de Cantabria aunque fuera de ella muy pocos eran los que sabían asociar Cantabria con el territorio de la provincia santanderina. Como ejemplo, cabe destacar la frase pronunciada por el erudito cántabro Marcelino Menéndez Pelayo durante la inauguración del monumento a José María de Pereda en Santander el 23 de enero de 1911, cúando además de ensalzar al escritor montañés, habló del desconocimiento que se tenía del concepto de Cantabria fuera de la propia provincia, afirmando que los parajes descritos en las novelas de José María de Pereda "sonaron en lenguas de gentes para quienes era peregrino hasta el nombre de Cantabria.".
Por otro lado, y cómo otra muestra de lo exótico del nombre de Cantabria entre los foráneos, es significativo lo que se decía a los veraneantes en la «Guía del Forastero en la Capital de la Montaña. Regalo del comercio de Santander a los forasteros. Verano de 1908.»:
"Nombre es el de Cantabria que no puede ser extraño a los oídos de ningún español que haya ojeado, siquiera de pasada, el libro de la patria Historia".
Siguiendo con el burdo argumento, muy fácil de desmontar por cierto, nadie se ha considerado jamás ni carpetano ni oretano, a no ser que nos remontemos a tiempos pretéritos. No puede lo mismo decirse del sentir y orgullo cántabro, vivo siempre en mi tierra. No nos hemos reinventado nada, simplemente hemos dado categoría legal a un hecho social vigente, esto es, la existencia de Cantabria por parte de los cántabros.
En fin, argumentos que se caen por su propio peso. Todo fábulas, la de los foramontanos y el símil de chiste Oretania-Cantabria. Los foramontanos es un invento del siglo XX tras prostituir una frase de los Anales Castellanos. Un mito falso, que se cae por su propio peso con sólo tener conocimientos de latín. Los "inventos" de De la Serna son varios, pero no es este el lugar para darlos a conocer. Basta decir que un hijo suyo, de casta le viene al galgo, se inventó que Menéndez Pelayo murió en Madrid cuándo todo el mundo sabe, menos él, que murió en Santander. Sus pajas mentales, no, gracias. Sus foramontanos sacados de su exclusiva chistera, tampoco, gracias.
Comprendo que cueste digerir lo que se ha discutido aquí, esto es, que los cántabros ni somos ni no sentimos castellanos. Y algo más importante, ni ninguna gana que tenemos de serlo. Nos basta con lo que somos, con lo que siempre se ha respirado en este tierra, es decir, España-Cantabria-La Montaña. Esas son la referencias identitarias, que no Castilla. No nos identificamos con Castilla, repito. Jamás nos dijimos castellanos. Castilla está en otro lugar. ¿Pero quién naciendo en Cantabria ha proclamado a los cuatro vientos "soy castellano", "soy de Castilla?. Ridículo.
Nunca en Cantabria se renegará de ser cántabro y jamás pasaremos por el aro castellano. Esto lo sabe cualquiera que viva o conozca mínimamente Cantabria.
Lo que sí podemos asegurar es que los santanderinos actuales mantienen tanto de los cántabros, y en la misma medida, que lo que puedan conservar los palentinos actuales de los vacceos, los sorianos de los arévacos o los madrileños de los carpetanos. Lo que romántica y poéticamente puede ser admisible no lo es, como en este caso, en el campo de las realidades.
Primero. Yo no soy santanderino. Segundo. Lo mismo podría decirse de los vascos. Tercero. Millones de catalanes tienen orígenes en otras partes de España. Son catalanes porque han nacido en un lugar llamado Cataluña. Cuarto. Los cántabros no tenemos la culpa de que los vacceos olvidarán lo que fueron. Quinto. Da risa los argumentos expuestos con tal de desprestigiar lo cántabro. Sexto. Lo que no es admisible es que tengan que venir desde Castilla a decirnos a los cántabros lo que somos.
En fin..Preocúpense de fomentar la identidad castellana en Castilla que buena falta hace. Aquí, bien lo sabeís, lo teneís más que crudo.
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