" EL SIGLO DE LAS LUCES "


Figuraba este libro en la biblioteca de mi padre, de aquella colección de Ediciones Seix Barral que más de un padre tiene, como así me lo comunicó mi compañero Leonardo Sánchez. Habíalo recomendado el Dr. Tornero, dice que complementa en buena medida nuestros estudios americanos. La verdad que tiene razón el hombre.

Alejo Carpentier, cubano de padre francés y madre rusa, mostró durante toda su vida un vivísimo interés por la complejidad de las Antillas, antaño hispánicas y perdidas en un maremagnum de bátavos, francos, anglosajones, etc. En especial, parecía mostrar más interés aún por los negros del Haití.


Esta novela, insertada dentro del estilo del realismo mágico hispanoamericano ( Ante el cual siempre me advierte cruz y fierro, a pesar de que a mí me sigue gustando mayormente ), rescata un personaje que al parecer la Historia ha olvidado, como es ese francés Víctor Hugues, hábil comerciante, hijo de panadero; que se ve como líder revolucionario de la Francia en América. Asimismo, el autor nos expone como anfitriones a una familia acomodada de La Habana, donde en un principio va a parar Víctor H. El personaje histórico, del cual no se sabe mucho, aunque Carpentier pudo contactar con un descendiente suyo, se inserta en el área de la ficción que copa todo el ámbito del Caribe. Las descripciones son ampulosas y muy sensuales, buscando siempre en los sentidos llamar la atención del lector. El ritmo es rápido. Produce una desmitificación total de la Revolución Francesa, tanto en Europa como en las Indias. Sobre todo presenta el “ problema haitiano “, donde muchos negros ( Como nos refiere también Luis Corsi Otálora ) eran reacios a los designios revolucionarios y se mostraban como firmes partidarios de la Monarquía; cuando se abole falsamente la esclavitud, pasando los negros a ser jornaleros muy mal pagados, y ellos mismos se rebelan contra ello, volviendo Bonaparte al sistema esclavista. Nos sitúa en el periodo desde la Revolución Francesa hasta la toma de poder por Napoleón. En ella, se inserta mucho también en Guadalupe y la Dominica. Nos sitúa la prosperidad de ciertos comerciantes, las distintas clases sociales, la llegada de soldados, unos reacios vascones de la Baja Navarra ante la Revolución, la figura del indio caribe, los problemas diplomático-bélicos con Inglaterra y los Estados Unidos, las intrigas y rituales de la masonería, las prostitutas, la figura de la mulata, tan codiciada por los franceses que luego maltrataban a los negros; el clero, la vuelta de muchos francófonos al catolicismo, la aún existente trata negrera, la crudeza de la guillotina, las diversas masacres que se producen en una Revolución que se crece cada vez más salvaje....La verdad es que la pintura del salvajismo revolucionario estremece. Ello no me lo esperaba; de este autor digo. Pinta tan bien esas masacres como el venezolano Arturo Uslar Pietri la de ambos bandos ( Separatistas y realistas ) en “ Las Lanzas Coloradas “, de similar estilo literario. Nos describe el cimarronaje siempre presente en las comunidades negroides de las Américas. El apego de los españoles por sus tradiciones, máxime ante el intento de exportar la Revolución, sobre todo en su nueva religión inventada....Se suceden historias siempre veloces y enlazadas. Con abundantes paréntesis en lengua francesa. Y con descripciones paisajísticas típica y hermosamente tropicales.


En suma, he disfrutado mucho de esta novela, que aunque quizá se hace un poco larga, nota ese influjo “ barroquista “ que tantos españoles del Sur llevamos a las Indias. Y que tan bien explica desde puntos de vista políticos, sociales, raciales, festivos, espirituales....Ese complejo ámbito caribeño que vivió su propias contradicciones ante tan duros tiempos; y a la vez, tan cercanos al Continente Hispanoamericano.