Iniciado por
Ordóñez
De Chesterton sólo me había leído El hombre que fue jueves. Ahora he pasado al plato fuerte.
Creo que fue un hombre que se adelantó a su tiempo. Aunque a veces por ejemplo tiene cosas que no entiendo, como cierto criterio sobre la Revolución Francesa o Napoleón; e igual por su erudición tan perspicaz que a mí se me escapa, creo que nadie como él y tan pronto supo definir qué era y que no era el capitalismo, el comunismo, el fascismo italiano o el nacionalsocialismo alemán. Descubrió y atacó a los protestantes con una fina ironía de espadachín y con una caridad frailuna. Así destapó los mimbres de su tiempo, que son los que ahora seguimos padeciendo, y sus previsiones parece que se están cumpliendo. Porque conocía el error por de dentro y amaba la verdad sin fisuras, con su talento innato supo debatir y construir. Muchos le tacharían de papista loco, hoy vemos que fue poco más o menos un visionario.
Chesterton tenía el ardor de la fe pero sin embargo no cayó en excesos pasionales. Caballero cristiano, fue nombrado por el Papado Defensor Fidei y con buen criterio. Su estilo "periodístico", su habilidad novelística, su rapidez narrativa, su poder de paradoja y metáfora, su viaje a las fuentes, su conocimiento sobre Santo Tomás de Aquino, Bellarmino o F. Suárez, su carga contra la hipocresía, y su denuncia sobre lo que parece "nuevo" y en verdad es el viejo error, le convierte en un escritor de primera referencia, en un máximo exponente de lo que Joseph Pearce defiende como el Renacimiento Cultural Católico. Un intelectual de mucha talla, uno de tantos que nos han querido escamotear, y que ni los colegios llamados católicos han tenido la decencia de promocionar. Tiene mucho de jesuítico (En el mejor sentido de la palabra), algo de eremita, y un inconfundible y sabroso toque inglés, tanto de filete y de cerveza como de cruzado indómito. Fue un todoterreno, un literato completo, al que podemos disfrutar en esta obra en su pensamiento más hondo y activo, en esa fructífera etapa casi final de su vida.
En su obra, como digo, no veremos sólo el magisterio de un converso (Que también), sino un análisis concienzudo sobre los problemas de la época, una ilusión para el futuro, una mente privilegiada, una esperanza, un camino, mucha verdad, mucha vida.
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