LAS GUERRAS CIVILES MAL LLAMADAS DE INDEPENDENCIA


Por Jorge Arias de Greiff



Tomado de:

Revista Credencial Historia.
(Bogotá - Colombia).
Edición 211
Julio de 2007


Al regarse la idea de que, en la falta del rey, la soberanía recae en 'los pueblos' se genera en la España peninsular y en la España americana una proliferación de juntas locales independientes unas de otras: se atomiza el poder. En los pueblos que antes eran centros de poder, capitales de reinos o provincias la junta aspira a conservar esa hegemonía; los restantes pueblos consideran que sus juntas son autónomas y se liberan de su capital. Mompox no quiere seguir dependiendo de Cartagena, ni Cali de Popayán; Santafé, Popayán y Cartagena insisten en conservar sus hegemonías. Se pelean unos pueblos con otros; se generan guerras civiles; se confederan grupos de juntas y entran en lucha con la que aspira a la hegemonía completa; se generaliza la guerra civil. Pero como unas siguen leales a la Corona y otrás no, la historia relatada por los desleales, alega que la lucha contra los vecinos leales es independencia de la patria. Muchas de las peleas entre separatistas son de centralistas contra federalistas; luchan por intereses contrarios; a eso lo llaman "Patria Boba" mejor lIamarlo 'historia boba de la Patria'. Cartagena pelea contra Santa Marta y Mompox, Cali contra Popayán. Las Provincias Unidas contra Santafé, Santafé contra Pasto; ¿no son dos centros españolísimos y a la vez criollísimos? ¿Españoles peninsulares y españoles americanos no son súbditos de una misma Monarquía y si luchan entre sí no es eso una guerra civil? ¿y en el ámbito peninsular, qué ocurre? Allí la guerra se inició como de independencia contra la Francia invasora y lograda esa meta degeneró en guerra civil entre absolutistas y constitucionalistas y ese conflicto se refleja en la lucha sostenida contra los disidentes americanos y en ocasiones es el factor determinante. El poder español en América se divide y si no pelea entre sí, sí unos y otros obran por separado. Cuando el Sámano absolutista captura a Caldas desobedece a su superior y jefe constitucionalista Montes que desde Quito le reclama el preso para perdonarlo; en vez de obedecer atiende el pedido que le hace el absolutista Morillo, en plan de represor. Es la muerte de Caldas. El gobernador constitucionalista de Cartagena de Indias, don Gabriel de Torres y sus oficiales, de igual tendencia, juran en esa plaza la Constitución de Cádiz, contra la oposición del virrey, el absolutista Sámano: de resultas Sámano abandona el virreinato expulsado por peninsulares, no por criollos. Y cuando los separatistas americanos se aprestan a dar la batalla final contra el poder peninsular en la América, el jefe absolutista del Alto Perú, Olañeta, no une sus fuerzas a las del virrey constitucionalista La Serna; espera a que constitucionalistas y separatistas se destrocen mutuamente para retomar luego el Perú para el absolutismo. Los separatistas americanos vencen a una fuerza dividida.

Las guerras civiles en ambas orillas del Atlántico son, con los tremendos costos del conflicto armado, una de las causas que determinaron el que las naciones que emergieron de estos procesos separatistas, incluida España, entraran a jugar un papel secundario en el concierto de las naciones.


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Fernando VII con manto real, ca. 1815, Francisco de Goya, Madrid, museo del Prado.






Fuente:


Las guerras civiles, mal llamadas de Independencia | banrepcultural.org