ELEGÍA CRIOLLA. UNA REINTERPRETACIÓN DE LAS GUERRAS HISPANOAMERICANAS
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¿Cual es la interpretación clásica de las guerras de independencia?
La interpretación clásica de las guerras de independencia ha tenido básicamente dos vertientes; una que habían unas pre-existentes naciones americanas que se liberan de una pre-existente nación española; la otra que es una guerra en la que las clases subalternas se sublevan contra la opresión de los grupos hegemónicos. Esas serían digamos las dos interpretaciones. Ya con el tema del libro, y creo que lo demuestro, es que las dos interpretaciones son profundamente falsas.
En el sentido, con respecto a la primera, esas naciones no existían, entre otras cosas porque la Monarquía Católica era una monarquía “a-nacional”. Quiero decir con esto que fundamentalmente lo que definía el contexto político de la Monarquía Católica era ser súbdito del monarca católico. Si nosotros a un novohispano del siglo XVIII le hubiésemos preguntado que era, desde luego que nunca nos hubiera dicho que era mexicano y que formaba parte de la nación mexicana; nos hubiese dicho cosas muy curiosas desde nuestra perspectiva y creencias, nos hubiese dicho que era católico y esa era la identidad fundamental, nos hubiese dicho que era súbdito del Rey, por eso el problema de la desaparición de Fernando VII, desde el hecho de que Fernando VII se haya ido preso a Francia que genera una espacio de colapso absoluto de la monarquía porque nadie sabe que hacer.
El elemento de cohesión política era la existencia del monarca, y cuando Rey no está no se sabe que hacer, o sí se sabe que hacer, y de hecho lo que es sorprendente es que se hace lo mismo en todo el territorio de la monarquía -desde Manila hasta Madrid y desde México hasta Buenos Aires- que es recurrir a una vieja tradición castellana que es cuando el monarca no estaba, la soberanía recaía en los pueblos y no “el Pueblo” que el liberalismo nos ha enseñado a identificar, sino a los pueblos como el entorno de la plaza de un pueblo; la plaza de armas. Eso es un pueblo; el casco urbano y el territorio que le pertenece, y claro, esos son los pueblos que reclaman la soberanía.
Pero no olvidemos una cosa, y ahí también hay una enorme falacia en esa celebración de 1810 como el momento de la independencia, lo que dicen todas las proclamas es que vuelva Fernando VII y que van a mantener el poder hasta que vuelva. Eso es así desde México hasta Buenos Aires y desde Dolores a Valencia (España). Yo cuento el ejemplo del caso del cura Hidalgo que grita “Viva Fernando VII, viva la Virgen de Guadalupe, que se mueran los gachupines”, ahí hay un elemento monárquico, un elemento religioso y un elemento xenófobo, pero eso se repite también en Valencia (España), porque en realidad los gachupines eran los afrancesados que apoyan la invasión. Si uno mira todos los panfletos que publican los insurgentes, lo que están diciendo es; estos pinches gachupines lo que quieren es darle el trono, darle el reino de la Nueva España a los franceses, no proteger a nuestro amado Fernando VIII… es decir, el problema es el Rey, el problema no es la nación.
El problema no es la nación porque la nación no existe, la nación se construye a lo largo del proceso de las independencias. Y yo digo una frase que creo que lo resume perfectamente en el libro y que mantengo; “las naciones no fueron la causa de las guerras de la independencia, fueron la consecuencia de las guerras de independencia.” Esa sería la primera cuestión.
La otra cuestión sería un enfrentamiento entre ricos y pobres, por decirlo de alguna forma, en todo caso de que fuera un enfrentamiento entre ricos y pobres uno en los documentos históricos no se lo encuentra en ningún lado, porque hubieron criollos ricos que formaron parte del lado de los insurgentes, y criollos ricos que formaron parte del lado de los realistas, y grupos indígenas que formaron parte del lado de los realistas, y grupos indígenas que participaron en la guerra del lado de los insurgentes.
Por lo tanto, yo la conclusión a la que llego en el libro es que si esa guerra fue algo, fundamentalmente fue una guerra civil en la que se vieron involucrados todos los grupos sociales aunque con una participación –que eso hay que dejarlo claro- de las partes mayoritarias criollas que estuvieron de un lado y de otro; estuvieron del lado de los insurgentes y del lado de los realistas.
Tomas Pérez Vejo. Autor de “Elegía criolla. Una reinterpretación de las Guerras de Independencia Hispanoamericanas”.
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