Contra la babosada ideológica, la Historia:
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Qué no nos engañen, en los años anteriores a las emancipaciones americanas, el pueblo llano estaba muy orgulloso de su identidad española.
"En un pueblo a 50 leguas de México se suscitó una gran quimera entre el Cura y el Subdelegado: llegó a tales términos, que uno y otro hicieron reunión de gente armada de garrotes y se presentaron en la plaza cada uno con su numerosa partida para ver cuál de los dos se había de entregar preso. El Cura traía de su segundo a un tal Bracho, mulato temible en aquel pueblo por sus hazañas. En él libraba toda su confianza para salir con aire de la empresa. Acercáronse los dos exércitos y los vecinos de carácter veían inútiles sus esfuerzos para evitar la batalla... Al tiempo de ir a romper, grita el Subdelegado: Favor al Rei. Bracho se pasa de un brinco al lado del Subdelegado, diciendo: Ése es mi padre. Se sorprende el Cura y grita: Favor a la Iglesia. Ésa es mi madre, dixo Bracho, pasándose al lado del Cura.
Los dos competidores, al observar esto se avergüenzan mutuamente y abandonan el campo de batalla con universal contento de los espectadores: hacen las amistades y protegieron de acuerdo al Bracho en su oficio de curtidor. Yo mismo le pregunté, pasado mucho tiempo del lance, por qué había hecho aquello, y me respondió: Señor, contra nuestro Dios y contra nuestro Rei no se puede pelear... He aquí el estado de la Nueva España en 1807."
Juan López Cancelada, periodista de la época.
Se pone en cuestión otra leyenda negra. El famoso expolio del oro de América.
Se han escrito rios de tinta sobre el oro que se retiró de las minas indianas en dirección a la España peninsular, no obstante, estos autores que denunciaban ese expolio han tenido vía libre para declarar el monto total del oro extraído, y, sin objetividad alguna, cada uno ha descrito una cifra diferente.
Sin embargo, la Monarquía Hispánica fue un imperio organizado donde se declaraban en registros oficiales los metales que salían de las minas. De modo que, el naturalista alemán Alejandro de Humboldt, se atrevió a consultar estos registros para contrastarlos con las creencias populares de lo que se llevaron los españoles, tan promulgadas por escritores como Uztáriz, Solórzano, Moncada, Robertston, Nécker, Gérboux, y el autor de las "Rechercher sur le commerce".
El resultado de ésta investigación de Humboldt, queda recogido en la obra "El Cuento y la Cuenta del Oro de América" que el escritor mexicano Florisel escribió en 1927, donde además, se compara que, lo que se llevaron de todo el continente a Europa y al Asia española, en tres largos siglos, es equiparable a lo que se empezó a llevar Estados Unidos en tan sólo diez años cuando el Reino de Nueva España pasó a llamarse México, y sin dejar nada a cambio.
http://dgb.conaculta.gob.mx/cerebro/coleccion/coleccion_pdf/41000006931.PDF
Muy posiblemente la vieja España invirtiera más en América que lo que realmente se llevó de ella; "Sería curioso averiguar lo que, en retorno, España llevó a América y en América se quedaba, no sólo en dinero, sino en especies de todas clases para servicio y utilidad de indios y españoles en el fomento de la industria, el comercio y la agricultura." Extraído de "El Cuento y la Cuenta del Oro de América".
"....después de recapacitarlo todo, escribió el ecuatoriano Juan Montalvo: ¡España, España! Cuánto de puro hay en nuestra sangre noble, en nuestro corazón, de claro en nuestro entendimiento, de ti lo tenemos, a ti te lo debemos". Extracto del libro "Defensa de la Hispanidad" de Ramiro de Maeztu.
**Y estimada Rata: Empiece por no hablar español. Ya que habla de saqueos, vaya devolviendo las catedrales, hospitales, universidades, la rueda, el caballo, el trigo, y hasta el charro. Y deje de buscar victimismos y culpas cómodas. Si tras dos siglos de "flamante independencia" éste es el argumento que tienen, vds. mismos, los indigenistas, están reconociendo su fracaso e impotencia. ¿Tanto que presumen de los guerreros aztecas para ir de lloronas por la vida? ¿Vaya estafa entonces, no?
Ah, y váyase también de México, porque México sin Cortés no existe. Su pretendido racismo mexica no tiene lugar en lengua cervantina, y mucho menos para con tlaxcaltecas, zapotecas, tarascos, otomíes y etc. que se aliaron a la hueste cortesiana.
Gracias, y que Kukulkán y Huitzchilopotli le protejan.
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