Revista FUERZA NUEVA, nº 471, 17-Ene-1976
EL DESMADRE SEPARATISTA ¿”ADVERSARIO” O “ENEMIGO” DE ESPAÑA?
El presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro, el 24 de junio de 1975, ante las Cortes, fijó tres grandes afirmaciones indiscutibles… de las Leyes Fundamentales y de los Principios del Movimiento Nacional. Entre la dogmática que recordaba Carlos Arias hacía hincapié “en la afirmación de la unidad nacional, entre los hombres y las tierras de España, en frase que ha hecho familiar el Caudillo… La unidad nacional es un legado sagrado, de obligada transmisión en los mismos términos de intangibilidad con que se recibe. Por todo ello, deben quedar inapelablemente proscritas las posiciones separatistas. Y no quiero dejar de manifestar que esta actitud no comporta falta de sensibilidad hacia el tema regional y las aspiraciones de los pueblos de España, legítimamente orgullosos de su propia identidad“.
A la evidencia de tal formulación sólo es de esperar la coherencia de una acción de gobierno. Y por ahí vienen nuestras dudas, sospechas e intranquilidad ante lo que procazmente se viene difundiendo. Un caso es el que denota la impudicia con que Jorge Pujol se viene desarrollando. Ya es sabido que Jorge Pujol estaba implicado en ciertos actos, hojas clandestinas y ataques gravísimos al Generalísimo Franco, en una hoja titulada “Us presentem al General Franco”, por todo lo cual fue procesado y condenado. Después Jorge Pujol se ha convertido en una “vedette” bancaria y en un invitado a comilonas con hombres destacados de la actual Administración.
Arropado por estas circunstancias en «La Vanguardia» del pasado 18 de noviembre se puede leer la reseña de una conferencia pronunciada en la que se dice, según lo titula el diario barcelonés, que “en Cataluña ni el fet nacional ni la democracia son negociables”. Para que se entendiera claramente lo que significa, «La Vanguardia», del señor conde de Godó, ha insertado unas declaraciones del mismo Jorge Pujol, en las que, sin tapujos, dice: “Soy catalanista o más exactamente nacionalista catalán; es decir, creo que España es un país plurinacional. Y ello debe comportar necesariamente un reconocimiento de nuestra personalidad catalana, y consecuentemente, la existencia de Cataluña –con la amplitud que se decida y se acuerde- de unos órganos de gobierno catalanes” (21-XII-75).
La simple lectura de estas declaraciones, para quien no es lerdo, ya es un desafío de guerra a la unidad nacional, una afirmación secesionista brutal e insoportable...
Es imposible encontrar quien pueda pegar la teoría del separatismo, que se basa en el sofisma de las nacionalidades, para pulverizar a España, con lo que, según «La Vanguardia», vocifera en conferencias y en declaraciones Jorge Pujol, el que insultó groseramente al Caudillo, con nuestras Leyes Fundamentales y la objetividad de la realidad total de España.
Ni cabe la coartada de que los separatistas que sostienen que Cataluña sea una nación admitan el “pacto” dentro de un Estado común.
Esto ya es lo mismo que Francisco Maciá proclamó el 14 de abril de 1931, y exactamente lo que Luis Companys proclamó la fatídica noche del 6 de octubre de 1934: “En esta hora solemne, en nombre del pueblo y del Parlamento, el Gobierno que presido asume todas las facultades del Poder en Cataluña proclama el Estado catalán de la República Federal Española”. En aquella noche Luis Companys reclamó ya la asistencia de los socialistas y los comunistas...
Pues bien, lo de Jorge Pujol parece estar en esta línea. Jorge Pujol dice que Cataluña es una nación y que debe aceptarse “el reconocimiento de la personalidad nacional de Cataluña”.
Pero la Ley de Principios del Movimiento Nacional nos dice, inconfundiblemente: “La unidad entre los hombres y las tierras de España es intangible”.
Manuel Fraga Iribarne, al dar posesión a altos cargos del Ministerio de la Gobernación ha dilucidado esta sutil matización: “Se distinguirá cuidadosamente entre el adversario que legítimamente defiende una causa y el enemigo que hace la guerra a la sociedad sin aceptar ninguna ley”.
Lo que pomposamente viene intoxicando por diferentes medios Jorge Pujol, y divulga tan celosamente «La Vanguardia», del señor conde de Godó, que tiende a la destrucción de España como nación y a descuartizarla, ¿a qué pertenece? Jorge Pujol y los que difunden sus opiniones, son adversarios o enemigos? ¿Hay peor guerra a España que negarle su unidad y su nacionalidad? Conviene que se aclare.
Si no quieres caldo, tres tazas. Y aquí las tazas contienen la cicuta contra España. En picado, sufrimos un bombardeo contra la unidad, la paz y la subsistencia de la Patria. Dudo que desde los años malhadados de la República y del Frente Popular pudiera encontrarse un parangón con lo que reflejan las noticias de la prensa barcelonesa, anunciando que los partidos marxistas y separatistas han constituido un faccioso Consejo de Fuerzas Políticas de Cataluña. No hay ningún reparo en que se nos diga que se han reunido “todos los partidos ilegales de significación catalana”.
Para dibujar de alguna manera la monstruosidad de este hecho, esquemáticamente recogeremos los postulados anunciados por algunos de estos partidos, que tomamos de sus propias propagandas:
- 1. Partit Socialista Unificat de Catalunya.- Se define a sí mismo de esta manera: “Partido marxista-leninista de la clase obrera y pueblo catalán que se propone la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista en una sociedad socialista primero y comunista después, mediante la unidad de la clase obrera, la alianza de las fuerzas del trabajo y la voluntad de la mayoría del pueblo…”.
El Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) es filial del Partido Comunista español, de Santiago Carrillo. Defiende el Estatuto de Cataluña, del año 1932, como medio para dominar soviéticamente a Cataluña.
- 2. Partit Socialista d’Alliberament Nacional dels Països Catalans (PSAN).- Según sus componentes es “una organización política que se propone el movimiento general de las clases populares catalanas por medio de una progresiva conciencia revolucionaria global de su condición de oprimidos como clase y como nación”. Pretenden establecer un Estado socialista que englobe a Cataluña, Valencia, Baleares y Rosellón. Su programa político se expresa así: “Expulsión de las fuerzas de ocupación de la oligarquía española y la independencia política. Unión de los Países Catalanes. Creación del Estado Socialista. Creación una sociedad socialista catalana como paso a la sociedad socialista internacional”.
- 3. Unió Democrática de Catalunya.- Es el partido que impulsó la campaña de “Volem bisbes catalans”. Su alternativa está en estos términos: “No a la maniobra continuista del Régimen. No a la monarquía borbónica. Los progresos a largo plazo deben hacerse dentro de la situación según análisis”. También se propone esto: “Los países catalanes serán una de las Federaciones de la Confederación Ibérica, si es así la voluntad de los diferentes pueblos”.
… De esta casi docena de pandillas antiespañolas, con tres basta para adivinar el resto de la cesta.
La misma «Vanguardia» del 18 del pasado diciembre, con un pudor informativo que quisiéramos para otras materias más importantes, comenta: “Al parecer los miembros del Consell de Catalunya, dos por cada grupo participante, han mantenido contactos con el presidente de la Generalitat en el exilio, Josep Tarradellas, de cara a una coordinación en las próximas iniciativas de la política catalana, tanto respecto a los partidos políticos del resto de España como respecto a la Comunidad Económica Europea”.
Y todo esto sucede tranquilamente, a lo menos con aparente impunidad, con periodistas y más de “ochenta horas de discusión”, con corresponsales para la prensa extranjera, y con la rapidísima información desde diarios tan sesudos como «la Vanguardia». ¿Entra esto dentro del programa del aperturismo?
¿SON BURLADAS LEYES VIGENTES?
Sobreabunda a cuanto llevamos dicho la contraposición que suponen estos hechos con las leyes vigentes. Y en primer lugar actúa así el art. 2º de la ley de Prensa e Imprenta, cuya derogación todavía no han conseguido los partidarios del borrón y cuenta nueva. También el art. 165 del Código Penal, que tanto repele a los de la misma cofradía.
Más reciente es el Decreto-ley de 26 de agosto pasado, sobre prevención del terrorismo. En su art. 4º se lee: “Declarados fuera de la ley los grupos y organizaciones comunistas, anarquistas, separatistas y aquellos otros que preconicen o empleen la violencia como instrumentos de acción política y social, los que organizaren estos grupos, los meros afiliados… incurrirán respectivamente en el grado máximo de las penas previstas en el Código Penal…”. Y se aclara el contenido de este artículo con el art. 10 del mismo: “Los que, públicamente, sea de modo claro o encubierto, defendieren o estimularen aquellas ideologías a que se refiere el artículo cuarto de esta disposición legal … serán castigados con la pena de prisión menor, multa de cincuenta mil a quinientas mil pesetas e inhabilitación especial para el ejercicio de funciones públicas y para las docentes, públicas o privadas”.
…
¿Qué relación tienen estas leyes, que nadie ha derogado, con lo que se tolera de reuniones, ruedas de prensa, declaraciones, divulgación de ideologías separatistas y marxistas, sin que legalmente se hayan anulado decisivas normas jurídicas? ¿Hay burla para el máximo cinismo, que en la prensa y en propagandas se mascan contra la paz española? Es tan grave todo esto que, o se paralizan inmediatamente o las amenazas que afligen a España superarán en mucho al desbarajuste de Portugal y a las calamidades de la Chile de Salvador Allende… Alguien debe estar llamado a aclarar todo esto.
Antonio Maura, José María Salaverría, Pío Baroja y tantos otros pensadores, desde Maeztu a Menéndez Pidal, de Unamuno a Mella, de Eduardo Marquina a Víctor Pradera, de José Antonio a Franco, para enracimar nombres de pensadores y personalidades españolas indiscutibles, han coincido en que España necesita un gran ideal integrador. En nuestra Cruzada, y bajo el caudillaje de Franco, el ideal era la tensión en las Leyes Fundamentales y Principios del Movimiento Nacional, mantenidos con el máximo tesón y sentidos por la mayoría. Han bastado los vientos de fronda de la literatura demagógica para que en letras de molde y con prensa y tribunas las fieras, los chaqueteros, los traidores tengan plaza pública.
Otra vez preguntamos: ¿Estos once grupos políticos que atentan a la unidad y a la seguridad de España son adversarios o enemigos?
Nosotros sabemos perfectamente lo que son. Pero los que acaban de jurar –o han renovado su juramento- a las Leyes Fundamentales y a los Principios del Movimiento Nacional, y en cargos de máxima responsabilidad nacional, deben pronunciarse contundentemente ante esta situación. Porque no se podrá tolerar que, en España, pueda indicarse que “la democracia significa gobernar un país con arreglo a la ignorancia de sus mayorías”, como decía Bernard Shaw. Y si Manuel Fraga ha declarado que “no tendremos más amigos ni enemigos que los del Estado, entendido como una institución permanente en la que cabremos todos”, la espina se clava ante la situación de las propagandas de Jorge Pujol y la constitución de fuerzas políticas subversivas que no se recatan de afirmar que quieren descomponer a España, para posteriormente entregarla al comunismo, con más de ochenta horas de discusión… ¿Cabría un suicidio mayor?
Jaime TARRAGÓ
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