Revista FUERZA NUEVA, nº 480, 20-Mar-1976
PERFECCIONAMIENTO INSTITUCIONAL (IV)
por Jaime Montero
IV. PRINCIPIOS BÁSICOS DEL RÉGIMEN ESPAÑOL
…EL Régimen español no es el franquismo
Contra lo que dicen los enemigos de la civilización cristiana y del Régimen español, éste no es ni ha sido jamás el “franquismo”. Los comunistas, para los que no hay Dios, sí se llaman marxistas, leninistas, estalinistas, maoístas, castristas y demás “istas” que siga produciendo la dialéctica materialista. Nosotros somos españoles, como lo era Franco y como lo es nuestro Régimen. Sería estúpido caer en otra trampa de las que arman nuestros enemigos. ¡Como si no fuera bastante lo de la guerra “civil y fratricida”!, que llaman así por ver si lograrán borrar de la Historia la Guerra de Liberación o Cruzada española. ¿Vamos a dejar correr tinta, pagada por los enemigos, con su eslogan de sepultar en un pretérito “franquismo” lo que fue y sigue siendo nuestro Movimiento Nacional y el Régimen español? ¡De ninguna manera!... Refiriéndose (el Caudillo) a “los principios básicos incorporados al conjunto institucional de nuestras leyes Fundamentales” afirmó que la existencia de una doctrina es lo que garantiza que la política no se centre en un personalismo ni se convierta en un contraproducente mesianismo. Así fue como el Caudillo defendió el Régimen contra su negación, que es lo que se hace reduciéndolo a “franquismo”.
Las razones y objetivos de la oposición al Régimen
Las dificultades que ahora surgen, y que se agigantan por el aparato publicitario que las airea, se deben a la implacable resistencia (exaltada hasta el paroxismo por los aliados comunistas) de la plutocracia capitalista y liberal o socialdemócrata… se enmascaran astutamente con el disfraz llamativo de “cambios” y “reformas”, ¡y hasta rupturas!; pero solo se ilusionan y ocupan en reformas constitucionales y políticas… para mantener y acrecentar con el juego de las elecciones por sufragio universal, que siempre gana la Banca, como es sabido- el poderío político-social y los negocios de la plutocracia internacional a costa de los españoles y de España.
Además, y esto es muy grave históricamente, pretenden también con eso, los poderes tenebrosos del mundo y de Europa, lograr la inutilización de España para el cumplimiento de su misión universal en que los hombres degradados de la sociedad de consumo están necesitando “razones para vivir y para esperar” (como expresó con bella frase el Concilio), que precisamente nuestro Régimen puede darles.
Pero por las traiciones, cobardías de políticos españoles y por la rendición de la Iglesia a las “corrientes de la Historia” o los “signos de los tiempos”, aparecen invertidos los términos en que es necesario plantear, para bien de España y del mundo, la terrible cuestión actual. Europa, que agoniza irremediablemente tras de su larga apostasía de Dios y de la fe de Cristo, necesita de España…; esa Europa… de hundirnos nosotros, los pueblos europeos, sus buenas gentes…, perderían también para siempre, su más firme esperanza de salvación. Que está en España, con tal que seamos fieles a nuestra misión… ahora otra vez comprometida en una crisis de caracteres universales, por afectar a la subsistencia, o hundimiento, de la civilización cristiana.
Valor y significación universal del Régimen español
Al revés de lo que se imaginaban los enemigos de esta civilización, es a la muerte del Caudillo, y para cumplir su último mensaje, cuando el Régimen español adquiere su máxima significación y muestra su valor universal… Los ideales del Movimiento popular que logró la Victoria, proclamados por Ley como Principios permanentes e inalterables, configuran un orden político y jurídico firme, con instituciones estables, amparadoras del hombre y sus ámbitos existenciales entrañables (familia, municipios…), por fundarse en “principios, ideas y valores reconocidos como superiores y anteriores al mismo Estado” (Franco). Que ha de ser lo que nos salve de, ya cualquier tipo de omnipotente voluntarismo jurídico… -sufragio universal-, ya de los supremos órganos del poder, en los socialismos o comunismos estatales…
Importancia y contenido de los Principios Fundamentales
Frente a la derrota del hombre y sus cosas más propias, por obra del omnipotente voluntarismo jurídico de las democracias inorgánicas, nuestro Régimen asegura la subsistencia del orden cristiano básico.
Primero: España es una comunidad nacional fundada en el hombre como portador de valores eternos y la familia como base de la vida social. Es una unidad de destino en lo universal. El servicio a la unidad, grandeza y libertad de la Patria es deber sagrado y tarea colectiva de todos los españoles.
Ser comunidad es algo repleto de sentido, que es culpable ignorar. El profesor Gambra lo viene enseñando muchos años ha.
Segundo: El bien común se afirma como clave de la sociedad. Por él se justifica, a su logro se dirige, y al mismo debe servir siempre la autoridad. Comprende el conjunto de bienes y condiciones precisos para el desenvolvimiento normal y ordenado de la personalidad del hombre en sus diversas proyecciones: individual, familiar, profesional etc. y de las entidades e instituciones integrantes de la comunidad. Al bien común de la nación, constituida por las generaciones pasadas, presentes y futuras, se subordinan los intereses individuales y colectivos, siempre con miras al mejor logro del último fin del hombre y por el recto ejercicio de su sagrada libertad.
… No ocurre así en las democracias formales inorgánicas, ni en las comunistas, totalitarias, y desconocedoras de la organización social cristiana alrededor del bien común. La vergonzosa alienación de muchos cristianos, caídos en la servidumbre a los sistemas democráticos, socialistas y aun comunistas, se debe a una concepción aberrante del bien común, inventada por Maritain y sus congéneres, base de la mitología democristiana. Su raíz está en groseros errores sobre la “dignidad de la persona” y su “libertad”, empleados para hacer una distinción arbitraria entre persona e individuo, con la consecuencia de entregarse éstos –los ciudadanos- a merced de cualquier sistema (de ahí los diálogos y compromisos cristiano-marxistas…
En esos sistemas, algunos cristianos –los demócrata-cristianos-, creen salvar su dignidad imaginando su “persona” como un yo soberbiamente autónomo para sí, sin participar en un verdadero bien común; pero, eso sí, metiendo de cuando en cuando una papeleta en una urna. La felicidad es completa cuando eso lo hacen a solas y en secreto, detrás de una cortina.
Tercero: El Estado nacional está constituido por el pueblo español unido en un orden de Derecho informado por los postulados de autoridad, libertad y servicio; siendo éste del servicio el máximo valor en el ejercicio de la autoridad y libertad. Su forma política es, dentro de los principios inmutables del Movimiento Nacional y de cuanto determinan la Ley de Sucesión y demás Leyes fundamentales, la Monarquía tradicional, católica, social y representativa.
Aquí resplandece la superioridad de nuestro Estado sobre los organizados sobre los sistemas democráticos y totalitarios, cuyos ordenamientos jurídicos no derivan de un sistema de ideas y valores expresamente reconocidos como superiores y anteriores al mismo Estado. El nuestro sí, porque se basa en la concepción cristiana del hombre, de la vida y de la historia.
Como ha enseñado magistralmente el obispo de Cuenca, mons. Guerra Campos, el Estado español se inspira en juicios de valor objetivados según el magisterio universal de la Iglesia. Es en esa tal doctrina verdadera y católica en la que se inspira nuestra legislación…
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