Un ejemplo de respuesta poco inteligente, y yo diría que algo delirante, al fenómeno de los indignados por parte de la derecha católica:

Indignados al servicio del Nuevo Orden Mundial | Tradición Digital

Indignados al servicio del Nuevo Orden Mundial

Los hemos visto en Madrid, Barcelona, Atenas o Nueva York, su estética y sus símbolos los delatan, se hacen llamar “Indignados” con el sistema y con la situación social que vive Occidente, aunque la mayoría de ellos son producto de ese mismo sistema del que se quejan y son hijos de la crisis de valores que nuestra corrompida clase política ha promovido, su ideología suele ser izquierdista, aunque también los hay de otras tendencias, y en ocasiones forman parte de tribus urbanas violentas como los Okupas, Punkis o SHARP.


Los “indignados” que más bien deberían llamarse “nihilistas” son el resultado más visible de la democracia-masónica que azota España desde hace ya más de tres décadas, Ellos son el producto de un sistema educativo fracasado, de una crisis de valores que ha dejado a las Nuevas Generaciones sin una brújula moral donde orientarse, son el producto de la generación de la heroína y del SIDA, del botellón y de los porros, y de una forma indigna de existencia travestida de libertad y prostituida de libertinaje.


Ellos están llamados a ser los “nuevos revolucionarios” que den el descabello a un sistema creado para fracasar, como ya dijo en su dia el maestro masón Albert Pike, Ellos están llamados a ser los destructores de una civilización con sus cimientos podridos que ha abominado de sus raíces, que ha renegado de su Identidad, y que se ha entregado al relativismo mas abominable. Los indignados son la generación que mostrará al mundo las consecuencias más horrorosas del nihilismo absoluto, de la falta total de valores y de moral.


El papel de estos nihilistas está claro, y ya fue “profetizado” por el satanista masón Albert Pike en el Siglo XIX, cuando las estructuras del estado y de la sociedad desaparezcan victimas del colapso económico, ellos estarán allí para promover el caos, la violencia, la revolución y la destrucción de cualquier indicio de civilización, Ellos serán los encargados de destruir las viejas estructuras y de preparar el terreno a la implantación del Nuevo Orden Mundial que se presentará como alternativa al caos de esta generación maldita, la gente lo aceptará como un mal menor frente al lumpen indignado, y así Occidente se entregará de manera definitiva en manos de un mal global e institucionalizado, en manos de aquellos que han provocado toda esta situación.
De todas formas, no lo veo claro, aunque el principio fui optimista. Por una parte, comparto con Donoso, ALACRÁN y jasarhez que dentro de este movimiento hay gente sincera y honrada que está harta del sistema, y que a tradicionalistas y católicos más nos valdría intentar participar en la protesta. Por otra parte, soy escéptico por estas razones:
- Tan popular, tan popular, no es la protesta. Digamos que si mi círculo de amigos y conocidos de trato más directo lo forman unas 30 personas, sólo 2 están acudiendo a estas protestas, y quizá son los que menos razones tengan para protestar. El perfil es de personas de izquierdas muy ideologizadas. Quizá otros tengan experiencias distintas.
- No sé si el sistema o el régimen que proponen sería mejor que éste. Todo indica que podría ser incluso peor, aunque también es verdad que de pérdidos al río, como cuando vino la II República.
- No veo de qué manera podrían introducirse allí los patriotas y los tradicionalistas. Si van aislados, los abucheos y las malas palabras les van a obligar a abandonar. Si van en grupos organizados podrían resistir, pero lo más probable es que acabe interviniendo algún grupo de extrema izquierda que plantee una confrontación violenta; al día siguiente serían acusados de "maderos infiltrados" y de querer reventar la protesta.
- Más importante que todo eso, me parece que muy pocos están dispuestos a asumir la parte de culpa que les corresponde, o que nos corresponde (¡no me excluyo!). Se pone mucho énfasis en atacar a "la Casta", pero se olvida que que si ésta ha prosperado es porque gran parte de la población comparte sus mismos vicios y corruptelas, aunque sea a una escala menor. Por ejemplo, el proceso de la burbuja inmobiliaria no sólo es obra de los políticos y los banqueros; mucha gente modesta lo ha alimentado pidiendo créditos para comprar viviendas que no querían para habitar, sino para revenderlas a un precio mayor, es decir, para especular. Poco o nada diferencia a esta gente modesta de Botín o de Urdangarín.